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En la antigüedad, existían seres que podían usar magia. De ahí muchas libros tocan las supersticiones míticas como una fuente a la cuál estudiar.
Cuando clint era muy pequeño, si acaso de una edad alrededor de los 7 años, sus padres. Férreos idealistas paganos, le infundaron a sus hijos sus ideales, aquellos tan cerrados. Que para la corta imaginación de un niño como el, era algo simplemente inaceptable. Creció, tratando de alejarse de aquel ambiente cargado de hostilidad hacia la creencia en cosas sobrenaturales. Pero ahora mismo, siendo arrastrado accidentalmente por uno de sus amigos, una fuerte emoción creció en su interior. Viéndose así rodeado de las maravillas que asgard dejaba lucir a su alrededor, cosas nuevas divisaron sus ojos, sorprendiéndose por la maravilla de la naturaleza que de allí manaba.
—Thor, estás seguro de esto. — pregunto casi en un susurro para desenvainar con cuidado la cuerda de su ahora arco de madera refinada.
Y este asintió, con una sonrisa de lado a lado para tratar de tranquilizarlo. Pero la verdad, ni toda la emoción del mundo podía compararse a ayudarlo a derrotar la amenaza que, curiosamente en ese momento comenzaba a desenvolverse.
"Mi madre a sido asesinada" aquellas efímeras palabras del rubio, se quedaron plasmadas a cada momento en que ambos avanzaban rumbo a su ahora travesía. «El es fandral» le habían señalado a un hombre de amplios rasgos atractivos, el cuál. Portador de una espada, le dirigió una mirada lleno de recelo.
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Sin lugar a dudas era guapo, la impresión le fue sensacional. Sin importar el singular porte de respetado (y quizás también borracho) caballero y protector de thor odison. Clint no lo podía creer.
Perplejo por la dulce cortesía con la que le trató. Vocifero cuidadoso.
—Fandral. Un gusto, yo solo soy amigo de thor. — No sabía que más decir. Si se atrevía a hondar en una conversación más específica. Estaba casi seguro que no llegarían demasiado lejos. El era de asgard, fiel protector de la realeza. Y el un simplon arquero. Sin una verdadera historia que contar más que.
«¡Hey! Soy barton. Si, el tipo que loki usó cuando mando una horda de chitauris a New York. —no, en definitiva lo clasificaría como alguien irrelevante. »
Quizás sin importancia, pero bueno. No queria pasar a ser tan desgraciado por pasados acontecimientos, sí. El habia sido controlado, pero no tenía nada de malo. Siempre se decía internamente. "¡Si no hubieras sido tú¡ Otro agente hubiera estado en el mismo lugar." Y siendo sincero, a nadie. Ni siendo el peor enemigo de todos los tiempos se le deseaba tanta desgracia.
—Sí. El mismo me contó un poco no hace mucho. Pero, asgard siempre tendrá un lugar en mi mente primero.
La indirecta iba contundente, el siendo el sable real, estaba de acuerdo con el febril padre. No podía ser posible que thor dejara el tan apreciado trono por una chica de midgard.
—Fandral nunca habla tan en serio. — Thor intervino airado, que mala impresión tenían todos sobre el. ¿Que acaso no habia pasado ya mucho desde que su padre habia aclarado todo? Por qué. ¿Porque insistían en persistir en el mismo tema? Quizás sif ejercía suficientes fuerza sobre los otros dos desdichados. «¡Pobres! — Se dijo a si mismo lastimosamente. »
—De hecho. Mi estimado thor, he de aclarar que nunca en mi vida he hablado tan en serio. — intervino, pero sin dejos déspota. Estaba tranquilo, tanto así que el invitado hasta le parecía guapo. Colmado de El típico porte de los plebeyos, pero tan lleno de humildad. Que ahora mismo se le antojaba un gran tarro de hidromiel.
«Maldición— Thor suspiro, apartando a barton. »
Y fandral no logró apartar la mirada, caragando cosigo su ya bien acomodada porta-espada.
—Deberias dejarme charlar con el invitado. — Le ofreció a thor. No sin antes extender una mano al agente. Parecería extraño. Pero habia algo agradable en el otro tipo de caballero. Y a frandral le gustaba aquella sensación, quería en verdad conocerle. Ahondar en su cultura, y que mejor con alguien tan sobrante de humildad.
"Para ¿que?" thor titubeó, pero dejo de arengar al halcon. Si el queria, lo permitía. Pero, ¿Barton era desconfiado? O bien, eso siempre suponía.
—Quieres ir con el. — elevó una ceja dudoso, confiaba en lo que si instinto decía. Y este le aseguró que el arquero era la bastante desconfiado de todos los asgardiano. Que no se dejaría arrastrar por insignificancia.
Pero el otro asintió, dejándole súbito y angustiado. El necesitaba compañía, de un ser inflexivo y bondadoso. Necesitaba cuidados y atención, y entre los demás. Conocía por otras bocas, que barton era imparcial. Sereno, buen consejero.
Pero su palabra no se quedaría solo en el aire. En otro momento tendría su tiempo a solas con el halcón para charlar. Necesitaba calma, pero no era tan impaciente como para no dejarlo salir a visitar el demás mundo que hasta ahora desconocía.
—Bien. Pero no tardes fandral. —
—Cuidare a su amigo mi futuro rey
— fandral era pícaro. Seguro de si mismo y a veces alardeaba. Pero jamás fallaba a su palabra. Si, lo llevaría un rato consigo. Quizás hallaría la razón por la que thor se hallaba tab hipnotizado por aquel mundo entre tantos.
—Nos vemos en un rato thor —
El otro se despidió formal, agitando la mano al aire con suavidad. Con tanta amabilidad que thor se enojo de verdad, no sería que. Su mismísimo caballero quiera hacer algo con su amigo. ¿Y si? Era tan despiadado como para ahondaron en preguntas sobre su estancia en midgard. Esperaba por el bien de su caballero, que cualquiera que fuese esa razón. No fuera tan mala para.... Mejor ni se diga.
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