Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Los "HERMANOS" Choi. por AMC

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

:(

Los días pasaron como si todo estuviera realmente tranquilo, el ambiente parecía más alegre que antes, incluso se escuchaban algunas risitas cantarinas por parte de KiBum, deslizando una bonita mueca en los labios corazón, respondía con naturalidad a los saludos y también miraba atentamente a la otra persona cuando era momento de una plática. Sabía que todo eso estaba ocurriendo, pero también sabía que dentro de él seguía el KiBum arisco, sarcástico e inseguro de la gente.

Por otra parte, mi vida universitaria seguía igual de aburrida.

—Oye MinHo, ¿y tú hermano KiBum cómo se encuentra? —preguntó JinKi con esa sonrisa coqueta y amigable.

Pero claro, “amenaza” resonó en mi cabeza por alguna razón.

— ¿Qué tiene él? —Justo cuando el nombre de mi hermano broto de sus labios me puse a la defensiva, incluso sonó mal—. Digo, ¿se te ofrece algo? —intenté arreglar.

Alzó una de sus cejas. —Pues desde hace una semanas ustedes se volvieron casi inseparables reconociendo que antes y apenas podían estar juntos en una sala—musitó confundido y se rio hasta que sus ojos se hicieron medias lunas—.Solo por tu parte, él es muy pacifico

Pasé saliva y medité en mi cabeza una respuesta coherente al cambio.

—Giros de la vida Tofu... —me quedé ido y luego de un minuto volví a tensarme— ¿por qué hablas como si lo conocieras? —Lo acuse al momento.

 

—Casi toda la universidad lo conoce MinHo, es un Choi. Es bueno, bonito, inteligente y… bonito.

 

—No te tomes tantas libertades, JinKi. –Lo fulmine con la mirada por si la amenaza no era suficiente—. Aunque es innegable. Es algo que tiene la familia Choi.

 

—Aunque se nota a leguas que él no es de tu familia, el que no sea un Choi.-Sonrió ahora más lento y precavido con sus palabras—. Digo, por su apariencia, el destaca un poco más por eso. Hubo un tiempo que fue la comidilla de su área.

 

—Sí... -Mire el suelo por unos momentos, sintiéndome molesto por haber sido un imbécil—. Aunque eso no importa mucho, sigue siendo bonito, inteligente y claro, un Choi —Asentí a mis propias palabras y JinKi sonrió.

 

—Eso nadie lo niega —Sonreímos los dos y nos levantamos para ir a nuestra siguiente clase.

 

Hoy era el último día de clases para muchos, y los únicos alumnos que se vislumbraban eran aquellos que corriendo de un lado a otro con proyectos finales sobre sus manos, mientras les faltaba un gran mechón de cabello y un café bien cargado. Yo, como buen alumno, solo podía observarles y compadecerme porque pendiente alguno no tenía, por lo que solo me quedaba disfrutar de la última clase del día. Cuando el profesor pasó a retirarse mire el reloj en mi muñeca y guarde el cuaderno y bolígrafo, bolígrafo que era de KiBum… cabe recalcar. Me di la libertad de tararear en lo que entraba a mi coche y buscaba un buen disco de música a colocar.

Me pareció increíble el cambio de la familia Choi, era gratificante saber que las cosas iban para bien, no solo llegaron nuevos socios a la empresa sino que había planes para expandirnos en China y Filipinas. Era fácil maravillarse con la familia Choi, por su porte e inteligencia, y ahora también por la hermosa familia que eran. Mientras manejaba me era imposible no pensar en mi hermano, sobre si era real lo que sucedía, sobre si era miel sobre hojuelas y a pesar de todo, fue desalentador la respuesta que me di; no todo era realmente bueno.

A pesar de que se abrió más con nosotros y nos presentó a sus amigos, a sus únicos dos amigos, que hablará más con nosotros, no quitaba nada su aura un tanto… extraña. El a pesar de todo seguía luciendo triste y hasta reprimido, ¿por qué?

 

—MinHo…—Me saludo KiBum sentado con su portátil en una mesilla. Una vez más no había acudido a la universidad porque pescó un refriado en el fin de semana—. ¿Qué tal ha ido el día? ¿Está haciendo frío fuera? ¿Calor?

 

Reí— Creo que… parece estar agradable.

 

—Mamá nos ha dicho que nos quiere a todos en el comedor, parece ser que tiene algo planeado—. Dijo con una sonrisa en su bonito rostro.

 

—Está bien. Subiré a cambiarme rápido y bajo al comedor—.Escuche un zumbido como respuesta.

 

Sonreí por mis adentros, no sé cuando comencé a ver más bonito de lo normal a KiBum... buscar un poco más de tiempo a solas junto con él, que me contase los malos chistes que por alguna razón le hacían gracia a él, que me molestase con cualquier cosa u otras cosas más. Supe que a pesar del resentimiento que le tuve todos estos años, también podía quererle… y mucho. Cuando baje ya cambiado con ropas más cómodas no me lo tope nuevamente donde lo había visto la primera, en cambio estaba sentado junto mis padres, platicaban alegremente mientras acomodaban la mesa para poder comer.

 

—Hola, bebé dinosaurio —Hablo mi padre mientras me miraba sonriente—. ¿Qué tal si te sientas y así podemos iniciar a comer?

 

Asentí y me senté al lado del azabache, sonriéndole.

 

—Bueno ahora que estamos reunidos todos, su padre y yo debemos decirles algo —Calló y mis padres se miraron cómplices. — ¡Saldremos de viaje por una semana! ¿No es genial? Ahora que estoy libre de trabajo podremos ir a divertirnos juntos... ¡los cuatro juntos! El plan es salir el domingo y regresarnos el sábado.

 

— ¡Eso es genial! Sería mi primera vez fuera de la ciudad —Los ojos de KiBum brillaban de emoción y sus palabras tropezaban torpes. Mi madre asintió. — ¿A dónde iremos?

 

—Iremos a la playa, así que procuren llevar bloqueador y ropa fresca, ¿no les parece genial?

 

— ¿Iremos al hotel de mi tío por la costa? —.Mencione viendo con ternura a KiBum.

—Sí, sí. Bummie no conoce ahí, será muy genial—Se dirigió a KiBum—.Veras hijo, tu tío tiene un gran hotel en la Isla Jeju podrás divertirte junto tu hermano, pasaremos una semana de descanso, ¿no es así cariño?

 

—Así es, podremos ir juntos a muchas partes allí... ¿entonces? ¿Les ha gusto la sorpresa? —.Hablo ronco y feliz mi padre.

 

— ¡Sí! —Se me apresuro KiBum. Todos reímos al ver tan emocionado al integrante menor de la familia.

 

Seguimos un rato platicando esperando pocos minutos en que las criadas hicieran su aparición en la casa, empezando a dejar múltiples platos con comida, todos con algo distinto pero igual de delicioso. Comimos tranquilos y felices, a veces una plática salía a flote sobre que había hecho en la escuela o sobre el disgusto de KiBum hacia los doctores.

 

—Debemos ir a hacerte un pequeño chequeo, cariño —Hablo mi madre mirando reprobatoriamente a KiBum—. Digo que eres mi bebé, pero debes comportarte como un niño grande.

 

—Cuando volvamos del viaje, ¿sí? ¡Por favor! Ya me siento mucho mejor que antes, ya podría empujar a MinHo y no caerme... —.Él se negaba con todo lo que podía, era la segunda vez que mi madre le decía o más bien le reprendía y el solo se encogía pensando en excusas— ¿Sí? Ya estoy mejorando, ¿no lo ven? —.Sonrío levemente.

 

Mi madre le vio con el ceño fruncido y cruzó sus brazos.

—No me sucederá nada, es una simple tos—.Hablaba lento, con la mirada justa en la de mi madre.

 

—Mamá. —Interferí—.Solo dejémoslo, si vuelve a enfermar podríamos llevarlo al doctor—Busque su mirada y cuando la topamos, ambos sonreímos en grande. El asintió.

 

— ¿Ve? Puedo mejorar, a lo mejor solo debo apartarme un tiempo de la gran ciudad— Suspiro—. Me siento enfermo de solo pensar en la universidad… coff coff—tosió exageradamente y se vio un deje de gracia en sus ojos.

 

—Bueno, bueno... ¿y ustedes desde cuándo tan cómplices? —. Sonrió y yo alcé mis hombros por respuesta.

 

En realidad, pensaba ayudarle ante cualquier reprendida de mamá... así como un buen hermano, pero si el enferma más tendré que unirme al lado oscuro de mi madre.

—Ya termine—Hablo suave.

 

Mis padres y yo alzamos la mirada hacía el azabache quien tenía su plato en manos.

 

— ¿Listo? ¿No quieres más? —Ahora resonó la voz de mi padre—.Puedes comer más si no te has llenado.

 

—No, no. Gracias… —Desapareció cuando fue a dejar el traste a la cocina y luego volvió sonriente. —. Subiré a mi habitación a hablar con mis amigos, si necesitan algo me pueden hablar... o algo así. Gracias por la comida.

 

Desapareció nuevamente pero ahora por unos pilares que separaban el comedor del enorme recibidor y cuando sus pasos dejaron de ser audibles el silencio llego. Las respiraciones eran nuestro tema de conversación, siempre que alguno se iba era algo incómodo el aura que se presentaba. Termine de comer y al igual que KiBum tome la vajilla que utilice, la deje sobre una barra y agradecí a mis padres por la comida de hoy. Hice el mismo recorrido que KiBum para dirigirme hacia mi habitación pero me pase de largo y llegue al frente de la de mi hermano. Toque en clave y mis oídos captaron un leve "adelante" del interior de la habitación.

 

—Hola, ¿emocionado? —le sonreí mientras observaba su aseada habitación.

 

—Sí, después de todo como mencione antes, serían mis primeras vacaciones fuera de Seúl —Pensó un poco y luego me miro—.Los viajes de trabajo de nuestros padres no cuentan pues no salimos más que para ir al evento.

 

—Sí, parece ser que tienes la razón—. Asentimos en sintonía.

 

— ¿Tú has salido de viaje? —Pregunto mientras abría las cortinas seguido de la ventana. Oh cierto, era un aficionado a la luz natural—. Solo es curiosidad.

 

—Sí, una vez fuimos a una cabaña en invierno. Era un terreno para esquiar, fue un buen viaje —Me senté en su sillón individual y él se fue al borde de su cama—. ¿Te gusta la nieve?

 

—Ahora sí, antes la detestaba y parecía ser lo más horrible que podía presenciar en la temporada de invierno.-Se recostó y cerró los ojos—. Ahora creo que es muy bonita.

 

Guarde silencio y un sabor amargo recorrió mi boca, la debió pasar muy mal el solo en los inviernos tan fuertes de Seúl. Solo.

 

—Todo mejoro mucho —Hablo el de cabellos tan negros como la noche—. Tú también mejoraste, idiota—Burlón, burlón y siempre burlón.

 

—Jamás podremos hablar sin que me insultes—Reí fuerte.

Amaba mi tiempo con KiBum, quería a mi hermano. Le quería a él como jamás pensé en querer a alguien o bueno, sin ser previsto. Nunca fui una persona demasiado romántica aún recuerdo cuando salí con una chica y se quejaba por ser tan poco expresivo con ella, ni siquiera con mis padres o primos.

 

— ¿En qué piensas tanto? —me aventó con un peluche de pingüino.

 

-—En que soy verdaderamente un idiota…—tome entre mis morenas manos el peluche y bufé.

 

— ¡Te has dado cuenta! —Se levantó rápidamente y se rió de mí, luego se empezó a quejar de que le dolía su espalda pero eso no detuvo sus burlas—. Pero no te preocupes, así te quiero.

 

 

"Así te quiero."

 

 

Respire fuerte y sonreí tratando de disimular el calor en mis mejillas, él me quería. Hasta el momento no me había dicho algo así, en todo este tiempo pensé que el solo hablaba por querer intentar ser bueno conmigo pero parece que el si lo hace con una intención de ser amigable.

 

—Yo también... —No terminé de hablar cuando un tono de llamada me interrumpió.

 

—Oh, disculpa. Debo atender... —Tomo rápidamente el aparato y descolgó para poder hablar con la otra persona al lado de la línea—. ¿Hola? JongHyun... tú, ¿eh? No lo sé. ¿Ahora mismo? Pues sí puedes pero no quiero. Voy a colgar, no, no, no te pongas pesado. Saldré de la ciudad unos días, no creo poder. Ajá, ajá... sí, me cuidare mucho. Adiós.

 

Durante su plática, su voz parecía alejarse de la habitación pero no era que se haya alejado o salido de la habitación, el simple hecho de que no me dirigiese mucho la mirada o su aún chillante voz me hacía sentir un poco apartado de él. ¿Soy muy egoísta?

 

—Lo siento, es un terco sin remedio —Hablo mientras su dedo acariciaba la pantalla de su celular.

 

— ¿JongHyun, no? —Hable con el ceño levemente fruncido, él no me agradaba. Taemin, ese niño si era un poco agradable pero ese chico con complejo de alíen no me agradaba mucho. Asintió—. ¿Quería invitarte a salir?

 

—Quería ver si podíamos ver algunas películas aquí en mi habitación pero no tenía muchas ganas de recibir a alguien.

 

— ¿Y a mí sí? —Alcé una ceja y lo mire expectante.

 

—Bueno, eres mi hermano, me gusta hablar contigo—Me sonrió y yo solté un suspiro algo frustrado, ¿pero por qué? Me quedé ido pensando en lo estúpido que estaba actuando—. ¿Sucede algo malo?

 

—Nada, no sucede nada —Me levante y camine hacia la puerta—. Prepara tus valijas para el viaje —Me detuve y mi voltee para mirarlo— ¡Ropa fresca! Ropa adecuada. Recuerdo que cuando fuimos a Japón en noviembre llevaste pura ropa de verano y tuvimos que comprarte algunos sacos y pantalones cálidos, no hagas inversa ahora llevando ropa de invierno.

 

—Sí, sí—Rodo los ojos—. No soy tan distraído… creo— rió.

 

—Está bien, deberías dormir un rato para poder estar más activo en unas horas. Luces algo pálido.

 

—MinHo, luzco “algo” pálido desde que llegué a esta casa. Igual, gracias por preocuparte—Siempre tan seco para las "despedidas”.

 Salí y empecé a correr, pero me detuve al ver a mi madre con ceja alzada y cabeza ladeada.

 

— ¿Qué te pasa MinHo? Casi me atropellas... —Me miro y después de un momento me tomo el rostro con ambas manos, sacudiéndome levemente— ¡Oh! Tienes la cara roja, ¿no tendrás calentura? Deja te pido cita con el médico familiar, mi bebé dinosaurio no se siente bien.

 

—Mamá... no, para—negué varias veces—. Estoy bien.

 

—Seguramente has cogido algún resfriado silencioso... —Hablaba ahora un tanto fuerte, alterada.

 

—No, mamá... —Negué nuevamente

 

— ¿Te sientes mal? —Su típico cuestionamiento. No hay familiar que no pase por esto, ahora entendía a KiBum.

 

—Mamá, estoy bien —Me solté suavemente de su agarre y le sonreí—. No te preocupes, ¿bien? Solo estoy un tanto sonrojado… —pensé en lo dicho y maldecí a todos.

 

— ¿Sonrojarte?... un momento. ¡¿LE GUSTA ALGUIEN A MI HIJO?! —Soltó el aire tan rápido que me preocupe por un momento—. ¡Oh, oh Dios! ¿Es muy bonita? ¿Va contigo en la Universidad? ¿Es alta o quizá muy baja de estatura, castaña, rubia o...?

 

—N-No, no es porque alguien me guste—Murmure lento, con precaución. Mi madre es demasiado suspicaz y un paso equivocado que vaya a dar será mi pase de ida y vuelta a un interrogatorio—. Solo fue un momento vergonzoso que me hizo pasar JinKi...

 

—Oh... —Me miro con ojos entrecerrados—. Entonces supongo que está bien. ¿Hablaste con KiBum? Veo que vas saliendo de su habitación.

 

—Sí, hace unos momentos estaba con él.

 

— ¿Y cómo estaba?... —Hablo pronto, en voz baja pero aun audible para mí.

 

—Bien, todo normal charlamos un poco y reímos también, nada fuera de lo normal—Alcé mis cejas con un sentimiento extraño en mi pecho—. ¿Por qué?

 

—Me tiene preocupada, ya sabes cómo es tu hermano de cabezota. Sabes que en estas fechas se enferma con facilidad —Se froto la sien—.Iré a acostarme un rato y después me alistare, debo salir con una compañera que necesita ayuda con unos papeles. Tu padre vendrá conmigo, el señor quiere comprarse un chaleco nuevo—Rodo los ojos y me sonrió, finalmente siguió caminando hacia la habitación que compartía con mi padre.

 

—Sí, está bien —Asentí y di unos pasos rápidos para entrar con apuro a mi habitación—. De lo que me salve... —Me recosté y mirando mi celular sobre la cajonera caía en sueño—. Que bueno que no vendrá el idiota de JongHyun.

 

Siempre me ha generado conflicto; tan altanero y feo. Se le nota a leguas que quiere salir con mi hermanito pero yo jamás he visto a KiBum interesado en ese alíen enano, claro, aun con ese chico pisándole los talones siempre le defendía de cuando yo le trataba mal o lo ignoraba pero, ¿qué se le va hacer? El me cae mal y por cierto, yo le caigo mal de igual forma. El antes era mi amigo, pero se volvió tan... no sé, no aguantaba estar a su lado. Taemin, el otro amigo de mi hermano, era un poco diferente. Demasiado bonito y "frágil" pero no, era un diablo y de débil no tenía nada. Posiblemente él era la mente perversa y maligna del grupo de tres. Siempre conspirando contra aquellos que alguna vez se burlaron de él por ser tan flacucho o alguna persona en general. En fin, no me cae bien pero tampoco es tan malo.

 

Intentaba dormir mientras daba vueltas sobre mí mismo, desacomodando cada vez más el cobertor que cubría mi gran cama, pero al final el sueño pareció llegar a mí, depositándome en una nube llena de tranquilidad y silencio.

 

*

 

— ¿Eh? —Ladee mi cabeza un poco confundido. Un grito resonó por el pasillo y yo me levante rápidamente. Chillante, escandaloso y recio, ¿Quién era? KiBum. Llegue a su puerta y la abrí rápidamente—. ¿Qué sucede?

 

— ¡MinHo! —Grito nuevamente. KiBum llevaba una bata verde pistache y su fleco estaba amarrado hacia arriba con una liga de estrellitas —. ¿Qué haces aquí? —Hablo ahora enojado.

 

—Tú eres el que ha gritado, pensé que ocurría algo—. Fruncí el ceño y me cruce de brazos.

 

—Ah, no sucede nada—Calló y luego suspiro—. Sí, sí sucede algo.

 

Bueno, ahora no tuve que insistir tanto.

 

— ¿Entonces? —Le cuestione tallándome los ojos, vaya manera de despertarme.

 

— ¡No sé qué ropa llevar para el viaje! —lloriqueo y dio un manotazo pequeño a su closet—. No tengo ropa.

 

— ¿Eh?... ¿Qué? —suspiré cansado.

 

—No eres sordo Choi. No… sé… qué… ropa… llevar—Recalco cada palabra—.Es frustrante.

 

— ¿Ahora te interesa eso? —Alcé una de mis cejas divertido, jamás había visto tan histérico a mi hermanito—. ¿Desde?

 

—Desde hoy… —Dijo seco y sin gracia—. ¿Me vas a ayudar?

 

—Siempre he pensado que te ves bien con todo —Dije sinceramente caminando hacia su armario—. No tienes que preocuparte mucho por esto, no es Milán a dónde vamos.

 

—Bueno, quería despertarte —Hablo ahora de la nada.

 

—Oye... no seas pesado.

 

— ¿Qué? Ya iban a ser las doce y tú estabas tirado aun como oso, inclusive te toque y no despertabas. Mamá y papá se fueron, y yo no sé cocinar—Sus brazos sobre sus caderas como una jarra y su mirada filosa posándose sobre mis pies— En cambio tú, chico con calcetas de ranas rosas, eres toda una persona que maneja una cocina con nervios de acero—Me señalo y empezó a caminar hacia fuera—. Sígueme.

 

Antes de hacerlo mire mis pies que ciertamente llevaban las calcetas de ranas de un rosa fucsia, seguido del armario a medio abrir de KiBum y finalmente miré la puerta. Torpemente empecé a caminar hacia fuera, siguiendo los pasos lentos de Bum. Un anciano camina más rápido que él.

 

—Bien MinHo, ¿sabes que haremos? —Dijo llegando a la barra de la cocina. Negué—. ¡Panqueques! Haremos panqueques, siempre he querido hacerlo y jamás lo he hecho.

 

—Porque no quieres, ¿no será? —Murmure divertido, amaba cuando KiBum se mostraba tan poco divertido. ¿Para cuándo vendría el peor chiste de la vida? Los cuales por alguna razón él amaba y se carcajeaba, ya lo había comentado en alguna ocasión—. Bueno, son simples panqueques.

 

— ¿Tu que sabes MinHo? Una vez lo intente, y fallé. Por eso tú presencia el día de hoy —Sonrió mostrando sus blancos dientes—. ¡Lo haremos bien!

 

— ¿Quieres desayunar a las doce de la noche?

 

—Nunca viene mal—Se encogió de hombros y me tomo de la muñeca, forzándome a caminar tras de él. Aunque bien me podía quedar parado aquí mismo y no moverme. Me soltó y camino hacia la nevera— Mantequilla, huevos, harina… —Ahora asaltara los diversos gabinetes—. Aceite, más harina, sal, ¿pimienta? Podría servirnos, sal de ajo y chocolate también, levadura, azúcar y leche.

 

— ¿Por qué sacas todo esto? ¿Pimienta? ¿Sal de ajo? —Me tape mis labios tratando de ocultar mi sonrisa pero una carcajada se escapó, KiBum pareció dejarlo pasar.

 

— ¿Qué dices? Es para los panqueques. Puede servir —Dijo ahora retándome con la mirada a la cual solo alce mis manos rindiéndome—Espera iré al baño de abajo, puedes sacar los sartenes—. Me empujo levemente, una sonrisa le acompañaba y sus pasos rápidos y resbaladizos podían escucharse.

 

Camine con rapidez donde todos los "ingredientes" de los panqueques, guarde cada uno de los que no eran necesarios y acomode solamente los necesarios, saque una especie de mini sartén y me recargue sobre la barra esperando a KiBum.

 

— ¡Hora de cocinar! —Grito emocionado—. Bueno, ¿qué esperas? —se dirigió hacia mí, esperándome.

 

Se inició con la preparación de él desayuno-comida, primero con un KiBum sumamente interesado en cada cosa, luego con un KiBum pasándome los ingredientes y finalmente con un KiBum como espectador esperando a que la comida estuviese hecha.

 

— ¿No eras tú el que quería cocinar?

 

—Sí pero, tú eres mucho mejor. Creí que no debía estorbarte mientras cocinabas —Creo medias lunas con sus ojos por la sonrisa y sus pies balanceándose en la barra—. ¡Se ven deliciosos! –dijo relamiéndose los labios.

 

—Claro, los prepare yo —.Hable fuerte y orgulloso del reconocimiento.

 

— ¡Sin embargo…!—me vio y agrego un silencio dramático—. Deben saber igual a como se ven.

 

—Sabrán aún mejor de cómo se ven —La seguridad en mi tono de voz hizo a KiBum fulminarme retándome, ya lo vera.

 

KiBum estaba sentándose derecho y tomando los cubiertos con su elegancia por más actuada, exagerada y chistosa. Se llevó un bocado grande para comenzar a degustar y cuando sus labios se curvaron un poco y estuvo a punto de chillar me vio y su rostro se tornó serio nuevamente.

 

—Presentación... —Puso su mano en la barbilla pensativo— 7, necesita ser más creativo y en cuanto a sabor 8, no puedo darte más. Suerte para lo próxima—.Dijo mientras intentaba obtener otro trozo del panqueque, el cual no obtuvo al verse retirado el plato de la barra.

 

—Entonces supongo que no sirve esta comida. Lamento fallarte —. Dije mientras me dirigía al tacho de basura con su plato en manos.

 

— ¡No! Para ahí, sí, justo ahí — Se levantó y camino hacia mí—. Esto es mío. Y esta delicioso.

 

Sonreí orgulloso y me senté a comer junto con él. Amaba cuando KiBum era así, no sucedía muchas veces así que aprovechaba mucho cuando él se encontraba tan sonriente, burlón y tranquilo. Ambos dos terminamos de comer los panqueques y KiBum rápidamente tomo los trastes sucios y los comenzó a lavar. Nuestras criadas tenían descanso desde el día de hoy puesto que nos iríamos el día de mañana a Jeju.

 

—Listo…—Se secó las manos con un trapo verde militar y me sonrió—. ¿Ya tienes listo todo lo que te llevaras?

 

—Sí, solo me hace falta ponerla en la bolsa de equipaje —.Me estire fuerte y un leve crujido resonó, mi espalda pareció quejarse por ser tan brusco— ¿y tú?

 

—Ya estoy por acabar—.Dijo mientras cubría su boca con su palma tratando de no toser—. ¡Ah! Debo volver a mi habitación a seguir empacando.

 

—KiB... —le llame intentando detenerlo.

 

— ¡Gracias por el desayuno! —.Escuche su grito desde arriba y negué lentamente. No va a aprender nunca.

 

Me pasee un rato por la casa, viendo todo y procesándolo a la vez. Desde que KiBum "mejoro" su actitud cambio y por igual la casa, no importa que tan pequeño sea, quizá un adorno, color de habitación, tapete o siquiera un reloj que adornaba la pared eran participe del cambio de él pálido chico de ojos tremendamente filosos. Y eso me gustaba, mucho. Al final pase a estar nuevamente en mi habitación con la diferencia de que un aparato de música llenaba hasta ahogar el cuarto. Sleeping With Sirens rebotaba contra las paredes con su electrizante y pegajosa canción Heroine. Esta madrugada era maravillosa aunque faltasen mis padres quienes seguían fuera y el que KiBum me estuviera sonriéndome solo parecía mejorar. Leía con rapidez los mensajes de mi entrada en la red social, ya a medio hartarme de solo pasar por inicio. Aun con la música tomando el control de mis oídos, fui y me senté en medio de la cama de manera india.

 

— ¿Qué puede entretener a Choi MinHo? —.Miraba repetidamente una de mis pasiones sobre la repisa, un balón de futbol. Negué. Pase la mirada a la TV y negué de nueva cuenta. Siempre sucedía esto cuando al día siguiente salía de viaje, sin nada divertido que hacer. La maleta ya la tenía hecha, mi celular se encontraba cargando e ir a ver que hacía KiBum no era lo más razonable.

 

 

Como idiota, me puse a contar.

 

*

 

 

Domingo. 08:58am; Mansión de la familia Choi.

 

— ¡No piensas apurarte! Perderemos el avión—unos toques acompañados de la voz chillona de mi hermano parecía reventarme la cabeza. ¿Qué sucedió?

 

— ¿Por qué tanto relajo? —Le abrí la puerta agachando un poco la mirada para encontrarme con KiBum.

 

— ¿Eres idiota?... Sí, claro—Se rio irónicamente—. Lo que está pasando hermano es que a las 10:00am, es decir, en una hora; nuestro vuelo sale y todos, a excepción de un oso dormilón, estamos listos.

 

—Joder... —Me frote con fuerza los ojos—.Ya voy, ¿sí? Bajo enseguida.

 

—Está bien, te esperamos abajo—. Asintió y se fue caminando hacia su habitación.

 

Cerré la puerta rápido y comencé a cambiarme, después de todo me di un baño largo el día de ayer no muy temprano, ¿Cuánto dormí? Sentía los ojos pegados del cansancio. Tome mi celular y el cargador y los eche a la bolsa donde iban todos mis cambios y unas cosas extra como mi cepillo, cremas hidratantes y comida chatarra. Abrí la puerta de mi cuarto y apague la iluminación de mi cuarto al apretar el interruptor de la luz, corrí hacia abajo y vi las maletas enseguida de la puerta.

 

—Hasta que te apareces hijo —Hablo mi padre con el ceño fruncido—.Pensé que tendríamos que cambiar el vuelo nomas porque el señor no se levantaba—Suspiro—. ¿Ya tienes todo listo?

 

—Sí, sí—Conteste agitado—.No me falta nada, ¿nos vamos?

 

Mis padres asintieron y subieron las maletas a un coche negro de la familia que nos llevaría al aeropuerto. Tan pronto como subimos a la camioneta arranco a su destino. El camino iba acompañado entre risas y platicas fluidas, la felicidad se podía acariciar en el aire y la sonrisa del conductor se veía a través del retrovisor, posiblemente se encontraba pensando: "Esta familia es tan amorosa y unida". Los chillidos de emoción del menor de la familia al ver el aeropuerto solo hicieron que la familia sonriera aún más grande.

 

—Bueno, disfruten mucho su viaje en familia. Diviértanse mucho familia Choi—.Nos despidió el conductor mientras bajaba la última maleta.

 

—Cuídate mucho—.Le estrecho la mano mi padre y sonriente se despidieron.

 

—Bueno, vayamos a registrar nuestros boletos y esperemos el vuelo hasta entonces—Recito mi carismática madre—.Vamos KiBummie, Minnie.

 

Caminamos tras mi madre y esperamos una media hora en lo que pesaban y ordenaban las maletas con etiqueta, cuando el proceso termino KiBum y yo platicábamos alegremente sentados en unas butacas acolchonadas, mientras que mis padres fueron por algo de comer para el camino. Ambos dos nos encontrábamos viendo a la gente llegar al aeropuerto con una actitud tan fresca y feliz.

 

—Me siento tan feliz—Me dijo viendo a una familia con dos niños tan pálidos y con el pelo negro como la noche justo como el de la señora que suponiendo, era su madre. Justo como era el de KiBum—. De tener una familia como ustedes y aunque al principio fue difícil, creo que ha valido la pena. Hoy, finalmente me siento cómodo con ustedes y también contigo MinHo... me siento finalmente un integrante de la familia Choi—. No parecía apartar la mirada de esa madre de rasgos tan parecidos como los de KiBum a excepción que los ojos de esa mujer no eran afilados.

 

-—Hijos... —Llego mi madre a pasos lentos, pasando saliva y con ojos cristalinos— Es hora de irnos, ya han llamado para que entremos al cuarto de despegue—.Me miro a mi seguido de KiBum, supuse que le escucho y toco su fibra sensible.

 

—Está bien—Hable y mire a KiBum con una sonrisa ahora viendo como esa familia que parecía ser tan llamativa para KiBum pasaba frente nosotros—. ¿Vamos? —Acaricie su hombro y el asintió simplemente como respuesta, se levantó a mi lado y empezó a caminar a mi lado.

 

"Pasajeros a bordo del avión a continuación les daremos instrucciones que si en caso de emergencia, deberán ser ejecutadas al pie de la letra durante la situación [...]"

 

 

KiBum se encontraba mascando un chicle mientras miraba por la ventanilla para evitar que se le tapasen los oídos durante el proceso de despegue. El avión parecía simular correr veloz por su vía para así poder tomar un impulso e iniciar con nuestro viaje oficialmente. Después de unos minutos sentí algo chocar sobre mi hombro y por inercia voltee a ver que sucedía o más bien que era. La visión con la que me encontré hizo que me enterneciera y mi corazón empezara a golpear con más intensidad mi caja torácica y todo por la felicidad que parecía ir ligera por mis venas. Sentí un leve calor sobre mis mejillas o más bien sobre toda mi cabeza y las sonrisas reprimidas solo me querían hacer suspirar. Soy un tonto, un tonto que no puede parar de mirar a su "hermano" con un cariño tan grande que causa ser inexplicable. Tome de la mesilla pegada al asiento una botella de agua tratando de enfriar mis pensamientos, ¿por qué hace tanto calor? Revise las rejillas de ventilación por si estas expulsaban aire frío correcto, todo parecía estar en orden. Menos yo. Media hora había pasado ya para cuando finalmente íbamos a aterrizar en nuestro destino y después de todo este tiempo KiBum seguía sin despertar, sin quitarse de mi hombro; no me molesta en realidad. Sonreí.

 

—KiBummie…—Le llame. Debía acomodarse correctamente para que no se hiciese daño cuando aterrizáramos—. Al fin pareces despertar... y yo soy el oso. Acomódate que ya hemos llegado a Jeju y debes sentarte bien para que no te hagas daño.

 

—Que considerado—.Me gruño. Su voz se encontraba ronca y algo fastidiada seguramente después de despertarle—. No dormí bien en la noche y tuve que arreglármelas aquí.

 

— ¿Por qué?—Le mire con cejas alzadas.

 

—Seguramente por la emoción—Volteo hacia la ventana dando por finalizada nuestra conversación.

 

—Claro, lo que tú digas—.Dije acompañándolo con un zumbido. Sacudí mi hombro que ahora se encontraba sin una cabecilla para calentarlo, rayos.

 

Ninguno de los dos hablo desde que bajamos del avión, caminamos hacia dentro del aeropuerto por nuestras maletas. KiBum compartía conversaciones con mi padre mientras yo hablaba sobre cosas triviales junto con mi madre, nada demasiado importante. Tan pronto como salimos del aeropuerto de la ciudad costera, el sol nos abrazó con fuerza y los aires frescos nos envolvieron. Un auto de un color blanco perla nos esperaba junto a un chico de traje gris y camisola a botones negros, demasiado formal para ese peinado copetudo de un castaño claro; sus ojos rasgados, piel tostada y labios finos daban varios puntos a su aspecto, ese tal Park era guapo, pero no más que yo.

 

Mis padres lo saludaron con una sonrisa y KiBum y yo solamente lo saludamos con un apretón de manos, el chico ya me conocía desde niños y fue grande su sorpresa al ver al azabache.

 

— ¿Y ese joven? —Hablo para todos y luego me miro a mí—. ¿Es tu amigo MinHo? Nunca pensé que traerías un amigo tan bonito contigo —.Coqueteo con descaro. Miré a KiBum quien llevaba esa mirada tan frívola y seria, su rostro tan perfecto sin expresión alguna... parecía ser tan arrogante.

 

—Él es mi hermano—.Dije rápido sin pensarlo antes, palabras programadas. Supongo que mis padres sabrían que algún día pasaría algo así—. Park, él es KiBum Choi, KiBum él es Park.

 

—Un honor... —Hablo precavido el de piel tostada, ganándose una mirada seca de KiBum.

 

—El honor es mío —Le estrecho su mano nuevamente con delicadeza—. Park.

 

El chico asintió con una sonrisa abochornada y nos dirigió al auto. Las vistas de la ciudad eran hermosas, tan verdes y citadinas a la vez. Gente de compras, familias, jóvenes dando un paseo en bicicletas, parejas de enamorados y... más parejas de enamorados.

 

Creo que inicia una cuenta regresiva, para todos; de todos los sentidos posibles.

 

Los primeros días, domingo, lunes y martes estuvimos recorriendo algunas zonas turísticas de la ciudad, no era mucha la gente que se encontraba en la isla (sin contar a sus habitantes) paseando por aquí. Mujeres y hombres se veía a las orillas del mar con redes para pescar, si bien escuche a mi padre, si pescaban en mucha abundancia podrían venderlo a pescaderías locales y ganar mucho dinero. Estos días caminábamos mucho y tomábamos varias fotografías, comíamos por la tarde noche y volvíamos al hotel a ducharnos y a descansar por un día siguiente. KiBum y yo compartíamos habitación mientras que mis padres tenían la suya. Caminaba rumbo a la habitación con dos botellas de agua en mano y en la otra la llave de la habitación, la cual era una tarjeta azul. Cuando entre Bum salía del cuarto de baño frotándose con un poco de brusquedad sus ojos, caminaba perezoso hasta su cama individual de sábanas blancas para poder echarse y no moverse hasta el día de mañana.

 

— ¿Todo bien? —Le llame dejando su botella de agua en la cajonera entre las dos camas—. Pareces muy cansado.

 

—Estoy muy cansado... —murmuro apenas—. Me duele hasta el alma.

 

—Te hace falta algo de condición —me burle de él mientras sobaba su pequeña espalda. Un sonido que pareció ser un gemido lleno de más mis oídos y quite mi mano rápido e hice amago de levantarme.

 

—Sigue... —Suspiro acomodándose para darme más espacio a mí.

 

¿Qué puedo hacer yo contra él? Me senté cerca de él empezando a sobar su espalda con decisión, suavidad y cariño. Mi corazón parecía dar brincos de felicidad al tocar así a mi hermano menor, cosa que parecía no querer cuestionar. Mi hermano menor. Seguí brindándole caricias a KiBum cuando algo en mi bajo vientre ardió, mi vista viajo hasta el punto caliente y al instante mi garganta se secó y mis ojos parecieron desorbitarse, ¿qué me sucede? ¿Estoy loco, perdí la razón? Estúpido MinHo. Un bulto se asomaba sobre mis pantalones de mezclilla y parecía empezar a doler, me removí bruscamente ocasionando que KiBum me mirase confundido, no le miraría de frente, no cuando había cierto bulto asomándose en mi pantalón.

 

— ¿MinHo? —me nombro lento, tan lindo. ¡No, joder!

—Iré a tomar una ducha, son $20 dólares por el masaje—.Le dije lo más rápido posible caminando hacia el cuarto de baño y cerrando la puerta tras mío—. ¿Qué estoy pensando? Tonto MinHo… –Empecé a quitarme la ropa mientras abría la regadera.

 

El agua fría empezaba a correr veloz sobre mi abdomen desnudo hasta mis fuertes, morenas y largas piernas. El problemilla de mi entrepierna parecía empezar a desaparecer y podía respirar con más tranquilidad, KiBum de seguro no vio nada pues estaba boca abajo... otra cosa es que no haya sentido nada. Salí y me seque al instante para no tirar demasiada agua sobre las baldosas. Una molesta tos apareció en KiBum, por lo que abrí una bolsa y saque un pequeño jarabe.

—KiBum... —Le toque el hombro, mientras el extendía el potecito y él se removió violento—Oye...

 

—Apártate debo ir al baño—su rostro bañado en un rubor fuerte, me empujo y camino hacia el cuarto de baño a rastras, con su mano tapando su boca y sus ojos lagrimosos por la tos. No le deje caminar y le tendí el jarabe con sabor horrible frente el— Deja de estorbar mi camino MinHo—. Me pasó de largo y se introdujo agitado al baño.

 

¿Qué puedo hacer yo? Me sentía preocupado y mal, tal vez le hizo daño no reposar lo suficiente pues fue demasiado lo que "turisteamos". Levante mi mirada cuando la puerta se abrió y KiBum llego a tirarse a su cama.

 

—Ah... ya paso—. Dormito—. No te preocupes, ¿sí? —.Su voz se iba apagando mientras descendía contra su almohada, seguramente tenía sueño.

 

— ¿Qué no me preocupe? Parece ser que el idiota eres tú. Por un momento pensé que se te saldrían los huesos de tanto toser—Hable molesto y el zumbo como respuesta. Cosa que me hizo molestar un poco más—. KiBum. Nuestra madre se está preocupando mucho por ti, ¿qué tal si solo van al médico pronto? Seguro si la dejas llevarte deje de insistirte. Está preocupada… bueno, estamos. Tu estado de salud no parece

 

— ¿Estado de salud? ¿El mío? Es solo una molesta tos que no se va. No hay nada de qué preocuparse, saben que desde que era un mocoso tengo alergias. Estoy cansado MinHo, déjame dormir—. Sus palabras arrastradas y mal procesadas me hicieron soltarle un gruñido. Es un terco de mierda.

 

Me recosté aun con el pelo húmedo y mi pijama un tanto mojada razón por la cual corrían un par de escalofríos, era eso o mi molestia con KiBum. ¿Cuándo entenderá que somos así por su bien? Programe la alarma a las 8:30am para despertar temprano y me esforcé por conseguir el sueño.

.

.

.

.

.

.

 

"Sentía que flotaba sobre una niebla densa y caliente, mi alrededor era negro todo sin sonido alguno, hasta el momento. De momento parecía que caía con fuerza sobre un tumulto de rosas carmesí. Extrañado por un escenario tan poco alegre o tan poco terrorífico para ser un sueño me levante sobre los pétalos de las rosas y camine con trabajo hasta un suelo invisible, ¿Qué estaba ocurriendo dentro de esa puerta blanca? ¿Por qué había una puerta de repente? Camine vacilante hacía esta y tome entre mi mano grande el picaporte dorado. Este accedió al momento en que la gire y el escenario que me tope fue una gran sorpresa, era el recibidor. Era como revivir el día cuando llego KiBum a nuestras vidas.

 

La familia Choi celebraba con tragos pequeños de whisky, el aura era alegre y solidaria.

 

—KiBum, ¿vamos a jugar a mi habitación? Hay una consola y tiene juegos muy buenos —.El asintió y empezó a seguirme alegre mientras me platicaba cosas triviales. Él era muy alegre y platicaba hasta por los codos.

 

— ¡¿ESTA ES TU HABITACIÓN?! —Grito sorprendido y yo de engreído asentí con una gran sonrisa en mi rostro— ¡Es muy grande y bonita! ¡Mira, mira, mira! No sabía que te gustaban las figuras de acción— Camino ligero hacia una estantería no muy alta y de puntillas se paró para poder conseguir una de una chica con capa—Esta es la mejor—Me señalo con una sonrisa, parecía no querer despegarse.

 

—Si tanto te gusta te la podría regalar... —dije jugando con mis pulgares. El me gustaba, era tan alegre y divertido.

 

— ¿L-Lo dices enserio? Pero... —Tartamudeo mirando la muñeca de acción.

 

— ¡Tómala! Ahora es toda tuya, lo digo enserio— Le sonreí en grande. El sonrojo era notorio en las mejillas del chico pálido, era también muy tierno.

 

—MinHo, ¡eres genial! —Aun con la muñeca en mano se acercó a abrazarme con supuesta fuerza, abrazo que yo correspondí al instante.

 

Estaba encantado con este chico de 14 años de edad. No quería separarme de él, con esta ilusión de un KiBum diferente. Pero parecía ser que mi mente tenía otros planes.

 

Caía ahora con aun más velocidad que la vez pasada en este pozo negro tan infinito pero mi caída se vio finalizada cuando sentí nuevamente pétalos, pero ahora son pétalos blancos tan bonitos y suaves. Sin ninguna parte marchita. Me libere de los pétalos de las rosas deshechas y camine ahora hacia el suelo invisible, de nueva cuenta. En esta ocasión la puerta era totalmente negra, un negro mate quizá. Sin esperar más abrí esta ahora encontrándome con una escena distinta, los mismo dos chicos pero ahora más grandes, estaban jugando en un jardín colorido.

 

— ¡KiBum! —Grite entre risas. Le empuje suavemente sobre el pasto cayendo encima de él pero recargándome en el suelo para no aplastarlo.

 

—MinHo... —Susurro contra mis labios—. MinHo —. Cerró los ojos lentamente y choco sus labios contra los míos, ¿qué estaba sucediendo? Nuestros labios se fundían convirtiéndose en uno.

 

Una pelea de besos llegó mientras “nos” encontrábamos acostados sobre el pasto verde y fresco. Los besos tan voraces y excitantes lograban sacar de quicio a los dos. El azabache rio entre nuestros labios lográndome unas cosquillas, su aliento tan fresco.

 

—Eres tan precioso.

 

—Y tú tan guapo, el más guapo de los Choi—.Me beso mi mejilla, mi nariz y finalmente un beso de pico en los labios. Un beso sonoro y delicioso, con el único propósito de que yo muriese lentamente de amor—. Te amo MinHo, realmente te amo.

 

—Créeme que yo también lo hago KiBum—. Comencé a besar su cuello haciendo pequeños ruidos al despegarme de su piel—. Mucho.

 

Las risas del azabache resonaron y se hicieron aún más fuertes y hermosas en lo que la imagen se nublaba, ¿qué sucedía? Pero aun así la voz de ese chico de nombre KiBum seguía sonaba.

 

—MinHo, por favor, bésame más —Suspiro—. MinHo, MinHo... MinHo—su voz se dejó de escuchar dentro de mi cabeza y dio paso a una vista nublosa y cansada."

 

 

—MinHo... —Se escuchó suave, trayéndome a la realidad. Despertando de mí sueño.

 

— ¿Eh? Qué. ¿Qué sucede KiBum? —Miré el reloj de mi celular y abrí los ojos sorprendido. Seguía siendo de madrugada.

 

—Yo... ¿puedo dormir contigo? —Calló de momento.

 

—...—Miraba sorprendido su silueta delgada. ¿Tendría fiebre? —Si... eso es lo que quieres, no me molesta—Hice un espacio a mi lado y removí el cobertor un poco. Bum se movió rápido hacia mi lado y se introdujo sobre las cobijas, pegándose a mí. 

 

—Perdón por despertarte—Susurro contra mi clavícula—. Tuve una pesadilla.

 

—No te preocupes, ¿sí? —Dude un poco pero al final lo estreche entre mis brazos—. ¿Puedo saber que soñaste?

 

—Que se iban. Mis padres, mis tíos, mis primos y… tu—. Se escondió aún más en mi pecho y me estremecí—. Se arrepentían de haberme dado hogar en la familia Choi.

—Oye... eso no pasara—Lo abrace con más fuerza—.Te amamos demasiado como para hacer esa atrocidad. No te dejaría, ni mis padres ni yo.

 

El sollozaba levemente contra mi pecho y yo le acunaba. Recordé mi sueño y abrace con más fuerza a KiBum, ¿cómo puede llegar y hacerme esto a mí? Era cierto que ese KiBum era una ilusión, cuando Bum llego a la casa en su primer día apenas y hablamos, y la segunda puerta... la del beso, eso jamás ha ocurrido, ni siquiera he conocido un KiBum tan meloso como el de mi sueño.

 

—Gracias MinHo—murmuro ahora adormilado—.Te quiero y necesito tanto… tanto.

 

Como respuesta comencé a sobarle la espalda y le susurre a su oído un "Créeme que yo también lo hago KiBum, mucho", una sonrisa nació de mí y mis ojos se cristalizaron un poco. Esa fue mi misma respuesta al chico de ojos filosos en mi sueño, y no dudaría que esa sería la misma en una realidad porque después de todo yo le quería y amaba, al igual que al chico de mi ilusión y sueño. El mismo que estaba acostado a mi lado.

 

 

Tengo miedo a decirte adiós cuando es lo menos que quiero imaginar contigo, una despedida.

Notas finales:

Lamento la tardanza, pero aquí está. Lamento los errores de ortografía o si hay algunos gramaticales, soy babosa. 

Si les gusta, ¿podrían dejar un pequeño review? No estoy segura.

 

XOXO


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).