CAPÍTULO III
Estaba sentado en un espacio pequeño, la luz era tenue, su cabeza daba vueltas, tras la puerta se escuchaba el sonido de música estruendosa. Jioh Miraba ahora sus manos temblando, lucían húmedas y pálidas, al enfocar su mirada al piso notó agua bajo sus pies, agua que entre pestañeos comenzaba subir, intentó levantarse pero un dolor en sus costillas lo hizo trastabillar quedando en la misma posición, con una de sus manos aún mojada tocó su costado y al mirar su dedo notó tinta negra, un color negro como parte una escena que había visto antes pero que ya no recordaba.
Volvió a mirar al piso y ahora el agua cubría el lugar hasta sus rodillas, el dolor en su costilla izquierda no se iba y el constante dolor sobre su entrecejo ya comenzaba a doler más, apoyó sus manos en sus rodillas y moviendo sus pies entre el agua que mojaba su ropa. Puso sus manos sobre el lavamanos, miró su reflejo en el espejo frente a él, vio sus cabellos castaños más cobrizos y desaliñados, vió sus ojos avellana adquirir una tonalidad más verdosa por el rojo que los rodeaba y ahí desde sus lagrimales hilos de agua cristalina que no cesaban.
Tocó y frotó sus ojos con sus manos para quitar la humedad pero esta no dejaba de salir y cuando miró hacia abajo el agua ya llegaba hasta su pecho, dio un segundo pestañeo para ver como la tinta negro que había manchado su camiseta blanca ahora manchaba el agua, al tercer pestañeo sus pies ya no tocaban el piso y comenzaba a flotar en ese mar de lo que era sus lágrima y la tinta negra, al cuarto parpadeo su cabeza ya estaba cubierta por las lágrimas y se suspendía dentro de ellas, era pacífico, calmo, pero a la vez una densa masa de tristeza, al quinto pestañeo ya no veía nada más que el negro de la tinta.
El sexto pestañeo nunca llegó.
La alarma sonaba estrepitosamente contra su oído, con pereza tomó su celular y la pospuso para que volviera a sonar en cinco minutos más, no se volvió a dormir o al menos no deseaba hacerlo sólo quería permanecer con sus ojos cerrados por unos minutos más antes de afrontar la horrible realidad que ese día tendría clases, mitad de semana, el peor día de la semana a su juicio, lejos del inicio y aún lejos del fin de semana, Jioh más de una vez había entrado a debatir porqué el día miércoles era el peor día de la semana con sus amigos.
Cuando se cumplieron los cinco minutos sus ojos se abrieron para apagar la alarma una vez más pero ahora ya algo más despierto había notado lo nublado que estaban sus ojos y al frotarlos notó la humedad que había en ellos, había llorado en sueños, pero el sueño no lo recordaba… al menos no del todo, tenía leves imágenes de agua y tinta pero nada más.
Jioh bostezó y buscando las pocas y nada de ganas de levantarse que tenía ese momento quitó las sabanas y cobijas de encima de él y caminó arrastrando sus pies hasta el cuarto de baño.
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“Jioh no estoy seguro”
“Tim, vamos, Lisa y Fá nos invitaron a ir a su facultad a la hora de almuerzo, además según lo que recuerdo una de las actividades de bienvenida serán allá, vamos” Jioh sabía de sobra que sus ojos estaban vidriosos y suplicantes frente a Tim, porque sentía que lo único que podría ayudar a arreglar un miércoles era alguna actividad fuera de lo común y esa actividad no sería lo mismo si no estaba su grupo de amigos.
“Además…si está Lisa, estará Alice”
“Es eso lo que me preocupa, la última vez apenas la saludé, creo que hasta soné algo rudo, pero me tomó por sorpresa y no supe que contestar” Tim desvió su mirada y apoyó su frente contra la mesa mientras comenzaba a sentir unas caricias de consuelo en su espalda.
“De seguro la asustaste con esa cara de querer regañar a todo lo que se mueva”
“Jioh, no me estás ayudando”
“Lo siento, lo siento es broma, es una chica amable de seguro no le tomó mucha importancia, además no puso ninguna cara extraña ese día en la asamblea” el castaño aún reía mientras consolaba a su derrotado amigo que seguía en la misma posición.
“Pero enserio vamos, piensa que es una oportunidad para acercarte más a ella”
“Quizás tienes algo de razón” Jioh lo había logrado, el pelinegro ahora lo miraba a los ojos de nuevo y ese quizás para el más bajo era una rotunda afirmación.
El castaño tomó su celular y escribió en su grupo que si irían a la hora de almuerzo a su facultad, luego de eso aprovechó lo concentrado que se veía Tim en su celular para comenzar a beber té de su termo y comer las galletas que había comprado; miró a su al redor sin buscar nada especifico a su costado un grupo de chicas hablaban sobre una de sus clases, más allá podía ver a chicos con sus computadores jugando algo en línea, veía a otros riendo animadamente, un par tirados sobre la mesa con las mochilas bajo su cabeza a modo de almohada, nada que le fuese interesante, menos para un día como el miércoles en el que todo era más aburrido de lo normal.
Jioh bajó la mirada a su pecho y como si algo hubiese conectado en su cabeza recordó otra parte del sueño de esa mañana, como el lavamanos, el agua hasta su pecho, la tinta manchando todo, sus ojos con lágrimas desbordando, un extraño sueño si lo analizaba con detenimiento.
“¿Tim, crees en los sueños premonitorios?”
“No realmente, no soy un chico de supersticiones, horóscopos y cosas místicas ¿Por qué preguntas? ¿Qué soñaste?”
“Bueno no lo recuerdo del todo, pero fue extraño porque desperté con mis ojos húmedos” dio un pequeña pausa antes de continuar.
“No lo recuerdo todo, pero sí que estaba en un cuarto pequeño, el agua llegaba hasta mi pecho, pero no era agua, eran mis lágrimas había llenado todo con ellas, después veía que de mi costado salía tinta negra y bueno eso es más o menos lo que recuerdo”
“Debes dejar de ver tus series de fantasía antes de dormir” Tim miraba al chico frente a él, serio, con sus manos entre cruzadas frente a su rostro cuando lo dijo.
“Hablo enserio, Tim” rodó los ojos Jioh.
“Yo igual, mira no te voy a decir, que vas a sufrir mucho este año, que vas a llorar lo suficiente para llenar un cuarto y que lo negro significa muerte, no, sólo son sueños… es más probable que sea un reflejo de tu subconsciente al temor que le tienes a los cambios por los que estamos pasando y tu reiterada mala suerte en el amor” concluyó.
“Tim, eres una mala madre por recordarme lo estúpido que fui todo este verano, yo hasta empezaba olvidarlo.”
“Por eso te lo recuerdo, si lo olvidas volverás a caer en los mismos errores y eso significaría los rituales de sanación de Lisa que afectan a mi billetera y a mi hígado.”
Jioh comenzó a reír mientras negaba con su cabeza, por eso adoraba a Tim; por eso ese chico a su costado era tan importante para él, la madre postiza, el cable a tierra que todos necesitaban en ese grupo cuando sus cabezas comenzaban a divagar o elevarse por sobre las nubes tormentosas, lo hacía con Lisa y sus ideas impulsivas, con Phrae y su falta de tino y empatía y con él, cuando comenzaba a olvidar las enseñanzas de sus malas decisiones.
“Está bien, vamos, diles a Phrae y Lisa que iremos”
“Yo lo hice” Tim lo miró serio a lo que el castaño sólo contestó con una sonrisa inocente.
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Jioh miraba todo a su alrededor, la facultad de sus otros dos amigos ese día lucía más animada, en la entrada se habían encontrado con un par de chicos entregando un folleto con las actividades del día, en una de las canchas se veían globos coloridos, la primera actividad según el folleto era la bienvenida al calor, una actividad donde se formaban grupos de alumnos superiores contra los recién llegados ambos con pistolas de agua luchaban en la cancha por mojar a los otros y sí, Jioh moría por participar aunque tuviese que ir con todo su cuerpo mojado devuelta a su hogar.
“Mirá por allá será la primera actividad, me inscribiré con Fá”
“Jioh…”
“Espérame, vuelo enseguida” y sin que el pelinegro pudiese reclamar el otro comenzó a caminar hasta el puesto de inscripciones.
Al llegar vió a un par de chicos que escribían con pintura sobre un lienzo pero sus ojos no se detuvieron a leer que decía por que se fijaron en el chico encargado de las inscripciones, debía ser una señal pensó, o al menos eso esperaba que fuera, ese chico se le volvía aparecer, con su sonrisa serena, con esa actitud calmada y algo llamativa, su cabello inmune a la brisa y la camisa blanca que llevaba ese día dejaba ver lo firme de sus brazos, tuvo que usar todo su concentración/dignidad para evitar seguir viéndolo. Estaba a dos chicas de él cuando pensó que quizás y sólo quizás los miércoles ya no le parecían tan horribles.
“Hola” eso había salido algo más bajo a su tono normal y se recriminó en silencio.
“Hola, que bueno verte por acá ¿Te inscribirás para la actividad?”
“Si a mí y aún amigo”
“Está bien escribe sus nombres y carrera en esta lista”
Jioh tomó la lista y comenzó a escribir los nombres, de Phrae, Tim, Lisa y él para luego entregarle la lista al pelinegro.
“¿Se pronuncia como Ji o Yi?”
“Como Yi”
“Ya veo Yi-oh, bonito nombre, mi nombre es Pete por cierto”
“Sí lo recuerdo, el chico del otro día te nombró así… gracias por ayudarme” Jioh le sonrió y como respuesta tuvo una sonrisa, ese chico comenzaba a ser cegadoramente apuesto hasta el punto de ponerlo nervioso.
“Vaya también me recordabas, me alegra”
“Si, bueno… creo que estoy obstaculizando la fila, gracias Pete espero verte en la actividad también”
“Nos vemos, Jioh”
El castaño giró su cuerpo y comenzó a caminar fuera de la fila más lento de lo normal mientras en su mente asimilaba lo bien que había estado esa conversación. No, fue la primera palabra que pensó pasado unos segundos, como si quisiera convencerse así mismo que no se estaba haciendo ilusiones, pero si debía aceptar que Pete era de su tipo y que lo recordara le causaba cierta sensación de satisfacción, pero la sonrisa que llevaba en ese momento se borró al notar a quien tenía en frente.
“Tienes agallas de aparecerte por acá” su cabello rubio amarillo por decoloración era inconfundible, era el hermano de Nat una vez más frene a él con la misma cara de odio de la vez anterior.
“Ya te lo dije, no tengo nada que ver con tu hermano, sólo déjame en paz” la gente a su alrededor comenzó a mirarlos mientras hablaban.
“¡Oigan todos, este chico de acá es gay y trató de confundir a mi hermano, hasta hizo que terminara con su novia!” Jioh era el foco de atención en ese momento, las miradas lo apuntaban a él y a la rencilla que se estaba formando.
“Déjame pasar” cuando trató de avanzar su cuerpo fue empujado un paso hacia atrás bloqueando su camino.
“Sabes… estoy algo indeciso, la gente como tú prefiere...”el castaño vió como el mayor se agachaba apuntar los tarros con pintura su costado.
“¿El rosa o el azul?”
Jioh no respondió, se quedó callado mientras parecía que más gente había aparecido rodeándolos.
“Lo elegiré por ti de seguro el rosa es la respuesta correcta” el castaño se quedó inmóvil cuando vió al otro tomar el cubo de pintura de color rosa, sintió la planta de los pies enraizadas al suelo, sus manos temblaron esperando que alguna otra parte de su cuerpo reaccionara para salir de ahí.
Pero su cuerpo solo se movió cuando la pintura le caía encima del pelo y comenzaba escurrir por su cuerpo, sintió impotencia, tristeza, vergüenza y temor mientras sentía que hasta la última gota de pintura era vertido sobre él junto al sonido de sorpresa de la multitud.
Jioh sintió todo eso pero algo más nació desde su interior, la ira, esa ira que lo llevó a sacar algo de pintura de sus cabellos y lanzarse contra el sujeto frente a él. Su cuerpo lo empujó contra el suelo, con sus manos cubiertas en pintura comenzó a manchar cada parte del rostro del otro sujeto que intentaba inútilmente quitárselo de encima, sus manos arrastraban el rosa de su cabello para luego ser depositado sobre el cabello del otro, Jioh era un pintor, la rabia su inspiración y el mayor su lienzo.
El espectáculo terminó cuando el cuerpo de Jioh era quitado de encima del abusador por Tim, mientras que las intenciones de golpear de vuelta como venganza al menor eran detenidas por Pete.
Jioh en ese momento sintió unas terribles ganas de llorar, pero no le daría el lujo a esa bestia frente a él de sentir ese placer, se zafó del cuerpo de su amigo y comenzó su carrera hasta algún lugar en el edificio de la facultad donde las miradas curiosas de la multitud no estuviesen frente a él cuando se derrumbaran.
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“Jioh no me contesta, Phrae. Se supone que nos juntaríamos a esta hora en la cafetería” La rubia volvía a marcar una vez más el número de su amigo, pero sólo el tono de espera se escuchaba desde el otro lado.
“Me está llamando, Tim”
“¡Qué! ¿Quién? ¿Dónde está Ji ahora?” la voz de Phrae sonó exaltada asustando a las dos chicas que caminaban con él.
“Lisa, llama a Tim, debo buscar a Ji” el chico comenzó a correr dejando sus acompañantes con demasiadas dudas que no podía responder.
Phrae estaba furioso, demasiado, quería encontrar al idiota que se había atrevido a lastimar a uno de sus amigos y que rogara perdón bajo sus pies, pero más de lo furioso que iba, necesitaba encontrar a Jioh, necesitaba saber dónde estaba, la preocupación por el castaño era lo principal en su mente y así tuviese que recorrer cada rincón de la universidad y preguntarle a todos lo haría.