Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

PAIN DROP por Ladyloveme

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola queridos lectores, aquí les traigo el quinto capítulo, ayer lo iba a subir pero ya era muy tarde, y como lo prometido es deuda se los traigo hoy. 




Gracias a todos aquellos lectores que dejan sus comentarios, yo en verdad los aprecio <3

Ante el impacto Hiroki callo sentado en el suelo. El sujeto contra el que chocó era duro como piedra y Mas alto que el, por eso no se movió ni un sentimiento con el impacto. 




El Tipo se dio vuelta y Hiroki pudo mirarlo. Su cabello era muy corto y negro, a simple vista parecía que tenía al menos diez años más que él, sus rasgos eran toscos y una cicatriz en forma serpenteante iba desde su ojo izquierdo a hasta la comisura de su labio, y por supuesto lo miró con una expresión poco amigable. 




El castaño enseguida se puso de pie listo para salir corriendo, cuando repentinamente el tipo lo agarro con fuerza de la muñeca. 




-¡¿Ah?! ¡Suéltame imbécil! —Grito Hiroki forcejeando para que lo soltara, pero el sujetó lo empujó contra la pared y con la mano derecha lo agarró del cuello mientras que con el ante brazo izquierdo le presionaba el pecho para mantenerlo bien pegado a le pared. 




-¿Qué hace el nuevo juguete del jefe fuera de su caja?—dijo el hombre con burla. 




-¡Eso no te incumbe idiota!—respondió cortante mientras intentaba empujar al tipo. 




-¡Jajaja!—rio estrepitosamente el hombre—La otra muñeca del jefe era más respetuosa, sabes? Aunque también era muy ingenua...—El hombre volvió a reír—Una vez le ofrecí sacarla de aquí a cambio de que tuviera sexo conmigo ¿Y qué crees que ocurrió? —El castaño lo miró con odio, y hombre continuo hablando entre risas.-La muy tonta acepto enseguida y me la cogí. lo más gracioso fue ver su cara de decepción cuando le dije que todo era un engaño. 




-En verdad eres una persona muy asquerosa. 




-Tal vez, pero estoy seguro de que te hacías el amable con esa niñata solo para cogértela, no me lo niegues. 




-Lo siento, pero jamás me acerque a ella con esa intención, yo no soy un ser tan repulsivo como tú. 




-¡Oh! Ya veo, te crees mejor que yo, ¿no? 




-No lo creo, sé que soy mejor, ustedes son solo la basura de esta sociedad—Afirmo mirando con superioridad al sujeto, esto lo hizo enojar y con fuerza apretó el cuello del chico cortando su respiración. 




-Eres una pequeña sabandija irreverente—Con desesperación Hiroki intentaba hacer que lo soltara y clavaba con fuerza sus uñas en la mano del hombre, pero este no se movía ante nada. El hombre solo río ante los intentos de lucha. -Que débil eres. 




El castaño logro darle un rodillazo en la entrepierna al hombre, este aulló por el dolor y lo soltó, en seguida salió corriendo. El hombre enfurecido dejo de lado el dolor y corrió tras él muchacho, hasta que logró alcanzarlo y se lanzó sobre el derribando contra el suelo. 




-¡Ay!—Hiroki se quejaba por el impacto que había recibido contra el suelo. El hombre sentó sobre su espalda y con una sola mano sostuvo los brazos del chico sobre su cabeza. 




-Vaya, que eres una rata escurridiza—dijo el hombre. 




-Pesas mucho… ¡Quítate! —El castaño intentaba moverse.-¡Ya quítate desgraciado!—El sujeto solo río. 




-¿Sabes? No me gusta coger con hombres, prefiero el coño húmedo de una mujer…-El hombre acercó su boca al oído del chico. -Pero por ti haré una excepción, cariño—Dijo el hombre con diversión. Hiroki palideció con las desagradables palabras del sujeto y comenzó a gritar por ayuda mientras intentaba hacer que el tipo se quitará de encima. No soportaría que lo volvieran a abusar de él. 




-¡Suéltame por favor! ¡No quiero esto! ¡¡Ayuda!!—Gritaba el castaño entre sollozos. 




-No llores tanto cariño, ya verás que te gustará. —El hombre se acomodó sobre él y puso su mano sobre su cadera agarrando el borde del pantalón.-Cuando el jefe te cogió tus gritos se escuchaban por todos los rincones de la mansión, por ello seré amable contigo para evitar que tus molestos gritos atraigan a alguien.—El hombre comenzó a tirar del pantalón y Hiroki se paralizó. 




-¡¡Quítale tus sucias manos de encima!!—Pronuncio una voz que ya conocida por el castaño. seguidamente el peso que estaba sobre él fue retirado y el giro sobre sus codos para ver lo que estaba pasando. 




Tsumori tenía al hombre en el suelo y lo golpeaba sin piedad en la cara. era increíble ver cómo con tanta facilidad sometía a aquel hombre tan alto. Cuando el hombre estuvo noqueado en el suelo, el rubio se acercó a Hiroki y le extendió el brazo con la palma de la mano abierta, esperando que él la tomara. Con algo de duda, tomo su mano y Tsumori lo ayudo a ponerse de pie. 




-¿Te encuentras bien?—Pregunto el chico rubio. 




-¿eh?...Si—Respondió un tanto aturdido. 




Tsumori se quedó un tanto pensativo y luego lo miro extrañado-Por cierto, ¿Como saliste de la habitación? 




-Umm…yo…—Hiroki Balbuceo con nerviosismo cuando de la nada aparecieron seis hombres muy agitados. 




-Hola Tsumori, que bueno que lo encontraste—dijo uno de los hombres entre jadeos mientras intentaba regular su respiración. 




-¡Oh!...Hola Yuki—Tsumori correspondió al saludo un tanto confundido. 




-El Jefe está muy moles…—Yuki interrumpió sus propias palabras cuando notó al hombre que Tsumori había dejado inconsciente. —¡¿Qué le ocurrió a Yutaka?!—pregunto alarmado mientras otro de los hombres se acercó al hombre inconsciente para tomar sus signos vitales. 




-Está muy golpeado…pero vivo—dijo el hombre que tenía su mano sobre Yutaka. 




-De seguro fuiste tú, ¿no? —Yuki señaló a Hiroki y lo miró con odio. 




-¿Por qué se lo preguntas? Es obvio que fue él, ¿Acaso no viste como dejo al jefe? —Dijo otro hombre. Tsumori regreso a mirar al castaño con una mirada que decía “¿Qué hiciste?” 




-Es cierto. bueno… Ya llévenselo—Hablo Yuki. dos hombres agarraron a Hiroki por los brazos y comenzaron a llevárselo seguidos de cerca por otros dos hombres. 




-¿A dónde lo llevan?—Pregunto Tsumori con preocupación. 




-Al cuarto negro—Respondió Yuki mientras él y otros hombres intentaban levantar a Yutaka. 




-¿Qué le harán? 




-Por ahora solo lo encadenaran y lo dejarán a ahí.-Tsumori soltó un suspiro de alivio y Yuki lo miró confundido.-Mejor deja de hacerme, tantas preguntas y ve a ver al jefe. Él te envío a llamar con Kinyu, quiere verte. Está en su habitación esperando al doctor. 




-Iré a verlo en este instante—El rubio dio vuelta para marcharse cuando Yuki habló. 




-¡Espera!—Tsumori regreso a mirar a Yuki y este le sonrió. 




-Gracias por encontrar a ese chico, no te imaginas cómo nos preocupamos todos al creer que había logrado salir de la mansión. Si eso hubiera pasado nos habría matado a todos; el jefe está que vota rayos por los ojos.—Tsumori le dio una sonrisa falsa  al chico y se fue apresurado. 




Mientras tanto Hiroki era arrastrado escaleras abajo hacia un sótano inmenso que se dividía en varios corredores oscuros que tenían a los lados puertas de acero, todo tenía un desagradable olor a humedad. Después de lo que pareció una eternidad se detuvieron delante de una de las puertas que tenía una equis negra pintada en la puerta, al abrir la puerta un horrible olor a humedad y a putrefacción les dio la bienvenida, el castaño sintió náuseas, intento resistirse a entrar, pero no era rival para los hombres que lo jalaban.  




Uno de los sujetos golpeó un interruptor y una tenue luz parpadeante iluminó a medias el lugar. Lo primero en lo que Hiroki se fijo fue que en una esquina de la habitación había un montón de viseras y extremidades en estado de descomposición siendo mordisqueados por ratas, era una escena horrible y el retiro enseguida su mirada, tenía una horrible sensación en el estómago. 




Los hombres lo llevaron hasta el centro de la habitación donde desde el techo colgaban un par de cadenas con grilletes; seguidamente le levantaron los brazos y el tercer hombre que los acompañaba cerró los grilletes sobre sus muñecas. 




-Veremos si logras salir de esta—Dijo en tono de burla uno de los hombres. 




-Ya lo creo, el jefe esta tan molestó que de seguro termina en picadillo junto con el montón de partes que están allí en la esquina—Apoyo el otro sujeto entre risas mientras un escalofrío recorrió a Hiroki al recordar la pila de restos que estaba al otro lado de la habitación. 




-Déjense de tonterías y vámonos—Hablo el tercer hombre mientras tiraba de una palanca que había en la pared, a la par de aquella acción la cadena que sostenía los brazos de Hiroki comenzó a subir y el quedó colgado a centímetros del suelo. 




-¡Ay!—se quejó el castaño de dolor, sus muñecas estaban soportando todo el peso de su cuerpo. 




-No te quejes chico, es mejor así. En este lugar las ratas están muy hambrientas y así se les hará más difíciles alcanzarte—Los tres hombres rieron. -Pero no te confíes, si yo fuera tu no cerraría los ojos porque a lo mejor y las ratas te matan antes que el jefe—Después de aquellas palabras los hombres abandonaron el lugar dejándolo en completa oscuridad.  




En medio de la oscuridad Hiroki grito hasta quedar afónico, sabía que hacer eso no le servirá de nada, pero eso lo desahogo un poco de todos los sentimientos que en eso momento lo invadían. Las muñecas le dolían, así que para aliviarlas de la precisión de tanto peso estiró los dedos y se agarró de las cadenas cerrando las manos alrededor de estás para sostenerse. Y así se quedó en ese horrendo lugar por lo que parecieron horas, hasta que inesperadamente la puerta se abrió con un sonido estrepitoso y la luz se encendió encegueciéndolo por un instante.  




Parpadeo para adaptarse al cambio de luz y en cuanto volvió a abrir los ojos se asustó al ver a Haruhiko parado frente a él; el hombre tenía una venda en la cabeza y la nariz hinchada. Hiroki sonrió para sus adentros, ahora sabía en qué parte de la cara le había llegado la patada. 




-¿Qué te parece este lugar?—Pregunto Haruhiko con las manos detrás de su espalda. 




-No está mal… Al menos no huele tan mal como te ves.—Respondió Hiroki con sarcasmo, sabía que al estar en esta situación no debería hablar de más pero le era imposible hacer eso. 




El hombre son río de medio lado-Me alegra ver aún no has perdido ese sentido del humor tan agradable...—Haruhiko movió las manos de su espalda. Hiroki no pudo evitar sorprenderse al notar el gran cuchillo que lleva en su mano derecha. el hombre se acercó a él comenzando a rodearlo-Me pregunto cuanto tiempo me tomara romperte. 




Haruhiko se quedó parado tras él, un escalofrío recorrió todo su ser, estaba seguro de que en cualquier momento sentiría la punta de aquel cuchillo atravesándolo. 




-Te has comportado muy mal y serás castigado por ello—El castaño cerró los ojos esperando la puñalada, pero grande fue su sorpresa cuando eso nunca paso. El pelinegro comenzó a rasgarle la ropa y Hiroki tirito cuando el ambiente frío del lugar le dio la bienvenida a su piel. 




Cuando no quedo ni un solo trozo de tela sobre el cuerpo del castaño, Haruhiko lo rodeó con sus brazos y mordió suavemente el lóbulo de su oreja, luego lo soltó como si nada hubiera pasado y se paró frente a él. 




-Ya que mi hospitalidad no ha sido de tu agrado y te has comportado de una forma tan desagradable te quedarás aquí hasta que comprendas cuál es tu lugar y me pidas perdón por todo lo que has hecho. 




-¿Hablas en serio?-Pregunto Hiroki con el ceño fruncido. 




-Claro que es en serio, te quedarás aquí hasta que aprendas cuál es tu lugar. 




-Entonces eso jamás ocurrirá. 




-Ya veremos…—Haruhiko se alejó con una sonrisa y el castaño se quedó solo. 




Nuevamente en la oscuridad se encontraba sin saber que hacer o pensar, en este momento las lágrimas eran inútiles y lo único que le queda era pedir que Dios no lo haya abandonado. Para él era como si los minutos se volvieran horas y las horas días, en algunos momentos sus ojos se cerraron por cansancio, pero enseguida volvió a abrirlos al sentir como su cuerpo se relaja y sus manos comenzaban a soltar la cadena, otras veces solo escuchaba con preocupación el roer y caminar de los roedores, en algunas ocasiones el sentido de la realidad lo abandonaba y se perdía en la ilusión de estar en otro lugar. Pero al menos podía decir que no lo mataría el hambre ya que al menos lo alimentaban una vez al día con pan duro y un vaso de agua. Al transcurrir tres días  Haruhiko volvió a venir. 




-¿Listo para pedir perdón cariño?—Pregunto el hombre mirándolo con arrogancia. Aunque Hiroki estaba tan cansado y adolorido no estaba dispuesto a ceder, así que lo único que lo único que hubo de su parte fue silencio. 




El pelinegro chasqueó la lengua—Bien, si así es como quieres jugar… —se volvió para dirigirse a uno de sus hombres—Asegúrate de que no vuelva a recibir alimento alguno. 




-Como ordene jefe—Respondió el hombre. 




-El hambre nunca ha sido buena compañía, sede ahora y evita más dolor—Musito Haruhiko con la mirada fría. 




-El hambre no puede ser peor que tu…—El pelinegro ignoro sus palabras y se fue. 




Hiroki ya había perdido la noción del tiempo, antes sabía cuánto tiempo había pasado cuando le traían algo de comer, pero ahora era imposible saberlo. Ciertamente pronto el hambre lo golpeó con fuerza, el dolor en su estómago, las náuseas y la garganta seca lo tenían desfalleciendo. Sus fuerzas lo habían abandonado y ya no era capaz de sostenerse de cadena, sus muñecas y hombros le mataban por el dolor, su mente y cuerpo suplicaban por piedad. 




Entre uno de los momentos de seminconsciencia que tenía Hiroki, la puerta se abrió con un estrepitoso rechinido y el diablo volvió a estar cerca de él. 




-¿Cómo amanecimos hoy?-Dijo Haruhiko con una enorme sonrisa al ver el deplorable estado del castaño. 




-Maldito cabron… —Logro murmurar con vos rota. 




El hombre río-¡Vaya!  Que temperamento que te cargas—El sujeto rodeó a Hiroki—Creo que te hace falta un baño… ¡Chicos! —dos hombres entraron. 




-¿Si, Jefe?—dijo uno de los hombres. 




-Lávenlo—dijo simplemente. 




 los hombres rápidamente se movieron por el lugar y pronto Hiroki fue golpeado a presión por la helada agua de dos mangueras. En cuanto los hombres consideraron que habían terminado de limpiarlo cerraron el paso del agua y pusieron las mangueras al puesto, Haruhiko hizo un ademán con su mano y los hombres se retiraron. 




-Mejor, no? Estabas realmente asqueroso—Hiroki tiritaba y castañeaba los dientes, tenía tantas ganas de llorar y gritar, pero estaba tan débil para hacerlo, Haruhiko lo miró a los ojos—¿Por qué sigues lastimándote así? Sabes que no puedes contar lo que está pasando, con tu actitud solo multiplicas las heridas.  




El castaño se perdió entre las palabras, después de todo era cierto que era imposible luchar, el hombre lo tenía en la palma de su mano, el único que sufría era él. 




-L-lo siento...—Susurro inconscientemente. 




-¿Qué acabas de decir?—Pregunto sorprendido el hombre. 




-Lo s-siento, l-lo siento… Yo en verdad lo siento—Repitió una y otra vez mientras sus ojos se llenaban de lágrimas. Aún que la disculpa parecía dirigía a Haruhiko la realidad era que inconscientemente Hiroki se disculpaba con si mismo por ser tan débil. 




-Sabía que no eras tan tonto, as hecho lo mejor para ti—La sínica sonrisa de Haruhiko no se hizo esperar. Se acercó al chico y lo tomo del rostro. -¿Prometes ser un buen chico?—Hiroki asintió sintiéndose miserable. El pelinegro metió una de sus manos en su bolsillo y saco una diminuta pastilla blanca. -Entonces de muéstramelo, toma está pastilla. 




Con la mente confundida, pero sin duda, el chico abrió la boca, la pastilla fue introducida delicadamente en su boca y el simple la trago.  




-Bien hecho cariño—Haruhiko lo miró con satisfacción, le acarició el rostro y se dirigió a la pared que tenía el sistema que bajaba la cadena. El pelinegro tiro de la palanca y Hiroki cayó estrepitosamente al suelo. 




-Ups, olvide que estás bastante débil. 




Haruhiko lo ayudo a ponerse de rodillas y le retiró los grilletes, sus muñecas estaban hinchadas y tenían horribles tonos verdosos y moráceos.  




Hiroki tenía la mirada baja, Haruhiko se agachó frente a él y sostuvo su rostro para luego pasar su pulgar delicadamente por sus labios, repentinamente sintió como si una corriente eléctrica lo atravesará e inesperadamente gimió vergonzosamente. El hombre sonrió de manera siniestra, el solo no entendía porque había hecho algo como eso. En cuestión de segundos el castaño comenzó a sentirse muy caliente, su piel estaba demasiado sensible y su corazón comenzó a latir frenéticamente, y solo comienzo a jadear asustado. 




-¿Qué ocurre cariño?—Pregunta el hombre con falsa preocupación. 




-Y-yo n-no lo sé… —responde con miedo, su cuerpo se sentía extraño. 




El hombre le puso la mano en la frente y él volvió a gemir ruidosamente. -Estas caliente, que extraño—Su horrorosa son risa creció. 




El sujeto se levantó, se puso tras él y comenzó a tocar su cuerpo sin descaro, Hiroki se sobresaltó y comenzó a temblar ante los toques. -Tranquilo, solo me aseguro de que no tengas fiebre—Le susurro en la oreja para luego bajar las manos hasta sus pectorales y comenzar a retorcerle los pezones, el castaño gimió y con en los ojos desenfocados pudo notar con vergüenza como su miembro comenzaba a erguirse.  




Sorpresivamente Haruhiko dejo de tocarlo y él se sintió desolado. Su mente estaba tan perdida. 




 -P-por fa-favor…—Hiroki comenzó a murmurar sin sentido. Lo único que disminuía el calor que abrazaba su cuerpo eran los toques de Haruhiko, era tan repulsivo pero su cuerpo gritaba por él. 




-¿Por favor qué, cariño? Dime lo que necesitas con claridad o no seré capaz de ayudarte. 




-T-to…T-tócame p-por favor—dijo entre lágrimas con dificultad. 




-Por su puesto cariño—Haruhiko estaba más que complacido. 




Las manos volvieron a su cuerpo y él suspiro con alivio, no debería pero para su mente revuelta se sentía como el paraíso. El pelinegro bajo su mano hasta el miembro de Hiroki y comenzó a masturbarlo sin piedad, gemidos ruidosos y obscenos escapaban de su boca sin vacilación. 




-Eres un buen chico—Alabo Haruhiko sin parar de tocar su miembro.-Abre la boca dulzura, quiero intentar algo—Hiroki abrió la boca con sumisión y el le metió tres dedos en la boca.-Mójalos. 




Con obediencia  comenzó a chuparle los dedos y estos pronto estuvieron completamente cubiertos saliva. 




-Lo hiciste muy bien encantó—Retiro los dedos de la boca del chico y los guio directamente a su entrada. 




El chico jadeo al sentir al primer dedo penetrándolo, al poco tiempo sintió un segundo dedo entrando, entonces grito, no sabía si era por placer o dolor ya que en ese momento todo se sentía igual, cuando el tercer dedo estuvo adentro el mayor comenzó a retorcer los dedos en el interior del menor, quien comenzó a gemir a todo pulmón con la mirada perdida. 




-¿Se siente bien muñeca? —La voz de Haruhiko sonaba áspera y excitada. 




-Siii—Respondió entre gemidos lastimeros. 




-¿Me dejaras entrar en ti? 




-S-siii—Murmuro sin estar seguro de lo que le habían preguntado, su mente estaba más adormecida con el pasar del tiempo. 




-Buen chico—Haruhiko dejo de acariciar su miembro, saco los dedos de su interior y el chico se quejó ante la falta de contacto.-Shhh… pronto te sentirás bien de nuevo. 




El pelinegro lo hizo recostar con el pecho en el suelo y levantar el trasero en el aire, se bajó el pantalón junto con la ropa interior y comenzó a penetrarlo, las embestidas eran rápidas y Hiroki gemía sin parar. 




Entre fuertes embestidas Haruhiko tomo su miembro y comenzó a bombearlo rápidamente. El castaño se sentía mareado, pero también sentía que pronto se desmayaría.  




-Yo… nghh-yo…yo ya no puedo…p-para—Hiroki pedía entre jadeos. 




 Las rápidas envestidas no pararon. El peligro masturbo un poco más a Hiroki y finalmente su semen salió salpicando el suelo, haciendo que un cosquilleo se paseara por su estómago y que sus piernas temblaran. Bastaron unos segundos para que Haruhiko también alcanzará el clímax y terminará dentro de él. 




Entre jadeos y con el calor desvaneciéndose, se sintió completamente débil entre pestañeo y pestañeo sus ojos amenazaban con cerrarse para hacerlo caer finalmente dormido, pero repentinamente, entre un abrir y cerrar de ojos sin querer, Hiroki pudo captar una figura parada en la entrada de aquel lugar, al principio no noto bien de quien se trataba ya que su visión se había vuelto un poco borrosa, pero en cuanto entrecerró un poco los ojos, pudo distinguir que aquella persona era Tsumori. Al instante sus miradas se encontraron y lo último que logró captar de él antes de que el cansancio lo derrumbara fue una triste mirada de decepción. 




 




 




 




 




 




 

Notas finales:

Gracias por leerlo, este capítulo creo que fue el más largo. 




Sé que en este capítulo sigue sin aparecer Nowaki, pero les aseguro que pronto hará su gran aparición ;) (Paciencia muchachas) 




Nos vemos en el siguiente capítulo, les prometo mucho drama :3 




 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).