En un autobús de la línea 45 con destino a Tokio, en uno de los asientos traseros iba Misaki Takahashi que regresaba después de dos semanas de haber pasado en el campo visitando a sus padres y ayudándoles en el arduo trabajo de cosechar.
Cuando el autobús comenzó a entrar a la ciudad el celular del chico comenzó a sonar incansablemente mostrando una enorme cantidad de notificaciones de mensajes y llamadas perdidas, Misaki comenzó a revisar de quién eran, la mayoría eran de sus compañeros de universidad pidiendo que les presté algunos apuntes y otros era sobre invitaciones a fiestas, también tenía cinco llamadas pérdidas de suprimo Hiroki y un mensaje que decía que necesitaba su ayuda de urgencia y que cuando pudiera lo llamará para discutirlo.
Misaki enseguida marco el número de su primo pero solo daba tono de apagado, al llegar a su cuarto en la universidad volvió a intentar contactarlo pero nuevamente no tuvo éxito, entonces decidió que mañana al terminar sus clases iría a buscarlo a la cafetería.
Las clases de Misaki terminaron a las 15:28pm, la cafetería de su primo quedaba bastante lejos de su universidad así que tomó el metro y después de varios transbordos y muchas paradas, llegó a su destino luego de hora y media, pero grande fue la sorpresa del chico al ver la cafetería cerrada, raramente su primo cerraba tan temprano entre semana, era algo extraño, pero pensó que tal vez no la abrió porque a lo mejor estaba enfermo.
Como la casa de Hiroki quedaba cerca así que el chico se apresuró a llegar allí; al llegar a casa de su primo se le heló la sangre ante lo que sus ojos veían.
Donde antes hubo una linda y pequeña casa de estilo moderno ahora no había más que unos cuantos escombros y cenizas, el área estaba acordonada por cinta policial y en una esquina había una corona de flores, una que otra ofrenda y velas consumidas.
-N-no puede ser, esto no está pasando… —Se dijo él mismo con las piernas temblando del miedo.-Mi primo debe estar bien… De seguro está en la casa de sus padres.
El chico corrió hasta la esquina y tomo un taxi para ir hasta la casa de sus tíos. Al llegar comenzó a tocar el timbre con desesperación y mucho nerviosismo, tenía una horrible sensación en el estómago, la puerta fue abierta por un hombre mayor con ojos de cansancio y ambos solo se miraron por un rato.
-Misaki… —Dijo su tío rompiendo el silencio.
-Fui a buscar a Hiroki pero… —Sus palabras fueron interrumpidas por el mayor.
-Lo siento, no quise que te enteraras de esta forma, envié una carta a casa de tus padres pero supongo que aún no llego—pronuncio con tristeza.
-Pero… Solo fue un incendio, ¿Verdad? Hi-Hiroki… él está bien ¿cierto? Él está aquí y está bien… D-dime que está bien por favor —Comenzó a decir Misaki mientras sus ojos de llamaban de lágrimas.
-Lo siento tanto Misaki, pero Hiroki ya no está con nosotros —Su Tío dijo y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
-N-no… no puede ser cierto ¡él no puede estar muerto! —Misaki cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar.
El hombre mayor se agachó y abrazo al chico intentando consolarlo, cuando Misaki estuvo un poco más calmado su tío logro hacerlo entrar a su departamento, lo sentó en la sala y luego su tía le trajo una taza de té.
-¿Hace cuánto ocurrió? —Dijo el chico aún con ojos húmedos.
-Hace una semana.
-¿Pero cómo ocurrió? No puedo entenderlo.
-La policía dice que el fuego comenzó en la cocina, que mi hijo dejo encendida la estufa y se quedó dormido.
-Es imposible, Hiroki siempre era muy cuidadoso.
-Lamentablemente los accidentes simplemente ocurren.
-Aun no puedo creer que esto esté ocurriendo, No puedo aceptar que Hiroki… que este… — Misaki se restregó el rostro con las manos y suspiro con frustración.-Ni siquiera soy capaz de decirlo.
-Jamás pensé que perdería a mi querido hijo de esta forma, siempre creí que sería el que él me sepultaría y no al revés, esto en verdad duele tanto.
Ambos guardaron silencio hasta que la esposa del mayor apareció con más té y unas cuantas galletas.
-Esta semana realizaremos una misa para honrar a mi pequeño, ¿Crees que puedas asistir? — Pregunto con voz triste su tía mientras dejaba la bandeja con alimentos sobre la mesa.
-Asistiré, mi horario está muy ocupado pero dejaré algunas cosas de lado y estaré ahí sin falta —Respondió muy serio Misaki.
Después de eso el chico se despidió de la pareja y regreso a su cuarto en la universidad. Recostado ahora en su cama no podía dejar de pensar en su primo, él había sido como un hermano mayor para él, siempre se llevaron muy bien, siempre haciendo travesuras juntos, siempre compartían secretos y problemas que con ayuda del otro terminaban por solucionar. Misaki no podía dejar de pensar que sería aquello que su primo habría querido contarle, pero él se hizo a la idea de que esa duda siempre se quedaría con el junto con el dolor de haberlo perdido tan de repente.
Pasaron tres meses, y el recuerdo de la muerte de Hiroki aún era doloroso para sus familiares, pero la vida continuaba así que poco a poco se adaptaban a su ausencia, por eso, después de pasar el duelo, el padre de Hiroki volvió a reabrir la cafetería y contrato un empleado para que lo ayudara con la cafetería. Misaki por su parte, continuaba con sus estudios en la universidad y cuando tenía tiempo pasaba a dejar lirios blancos a la tumba de su primo ya que siempre fueron sus favoritos.
Quién diría que la supuesta resignación que tenían ante la muerte de Hiroki Kamijou se derrumbaría ante lo que Misaki Takahashi presenciaría en este instante.
Está mañana Misaki y algunos de sus compañeros de la universidad se encontraban haciendo un recorrido en el museo de arte contemporáneo para poder realizar una tarea que les habían dejado, algunos de sus compañeros hacían comentarios graciosos hacia algunas pinturas y Misaki no paraba de alentarlos con su risa, fue una visita amena.
Terminar el recorrido, subieron a la furgoneta que los llevaría de regreso a la universidad, y mientras el vehículo avanzaba hacia su destino los chicos solo conversaban sobre cualquier cosa y se ponían de acuerdo para al llegar ir a comer a algún restaurante de comida rápida. Cuando el vehículo se detuvo por un semáforo en rojo en una avenida, Misaki miraba por la ventana y un vehículo grande y de color negro que se detuvo gusto al lado de furgoneta por alguna extraña razón llamo su atención, repentinamente miro quien iba de pasajero en el asiento trasero y se quedó en shock, no podía creer lo que sus ojos están viendo.
El juro que quien iba en ese vehículo era su primo Hiroki, aún que ahora llevaba el de cabello más largo y peinado de diferente forma, Misaki podía jurar que era él pero… ¿Acaso no había muerto?, ¿En este mundo puede haber dos personas completamente idénticas sin ser de la misma familia? Imposible.
Misaki perdió la razón y comenzó a golpear con desesperación la venta para llamar la atención del chico y que lo mirase, y cuando empezó a perder la esperanza de que eso ocurriera, el chico regreso a verlo y entonces sus miradas se encontraron. El reconocimiento en sus ojos era algo evidente y en ese instante él supo que ese chico era su primo Hiroki, pero el momento repentinamente termino en cuanto el semáforo cambio de color y el auto negro desapareció al instante.
-¿Te encuentras bien Misaki? ¿Por qué estabas actuando así? —Pregunto la chica que iba sentada junto a él y lo miraba con preocupación.
-¿Eh? Si… Siento mucho mi comportamiento —Dijo el chico algo distraído. Su mente seguía aún en el repentino encuentro, miles de preguntas y dudas se cernían sobre él.