Monólogo del espejo
—Ahora se siente mejor.
Su sonrisa era amplia, sus ojos azures brillaban con intensidad, pese a estar casi a penumbras frente al espejo del lavabo la luz que se escabullía por la puerta abierta era suficiente para que supiese que hacía exactamente.
El aseo era la parte más molesta de todo aquel desastre, quitar el olor a sangre de sus manos y ropa resultaba demasiado tedioso.
Un suspiro pánfilo soltó una vez que el grifo del agua estuvo abierto, pronto llegaría su padre y debía encontrarse por completo pulcro para ello. Sus pensamientos revolotearon al rememorar la expresión angustiada de Sasuke, como el usualmente rostro agrio se contorsionaba en una mueca de lo que podría haber jurado que era horror.
(…)
Aún recuerda la primera vez que vio a Sasuke, fue en su primer año en la universidad. Podía decir sin miedo a equivocarse que aquella persona exudaba un aire de suficiencia que lo irritó, ambos eran alfas y la sensación de competitividad estaba calando en lo profundo de sus huesos.
Quizá era debido a su innato atractivo para cualquier omega o beta que se cruzase en su camino, no debió sorprenderle que las cartas de amor se aglomeraran en los dormitorios, sintió casi una maldición caerle encima cuando supo que compartirían habitación.
Naruto se sabía atractivo, pertenecía al equipo de futbol americano y su cuerpo se hallaba en excelente condición física. Las dulces muchachas que se acercaban con intenciones de una declaración siempre alabaron sus ojos azules y cabellos rubios.
Pero no era suficiente.
Sasuke con su cabello y ojos negros era capaz de encantar a cualquiera. Su blanquísima piel carente de la más mínima imperfección era el complemento ideal en su porte de desdén…
El muy bastardo era la persona más fría que tuvo la desgracia de conocer.
—No tengo tiempo para perderlo con un usuratonkachi.
Había soltado la primera vez que tragándose su coraje se animó a invitarlo a una fiesta en fin de semana, el amargado que más pronto que tarde descubrió se apellidaba Uchiha prefirió quedarse encerrado que acompañarlo a divertirse.
Naruto recuerda haber estado a nada de saltarle a golpes, devolvió el insulto con toda la creatividad que su cerebro pudo; teme, siendo lo mejor en su repertorio.
Lo detestaba.
Porque aunque Naruto pudiese destacarse en aquel deporte no era ni por asomo lo mismo en cuestión de intelecto, sin embargo y para su desdicha la inteligencia de Sasuke superaba al promedio con creces.
Quizá fue debido a ello que hizo un vano intento por pasar más que pudiese de él. Durante el primer año pudo mantener su convivencia en un saludable choque de palabras eventual y la afortunada manera que tenían de evitar cruzarse los mantuvo sin desear agarrarse a golpes.
Sin embargo el año siguiente ya no tuvo la misma suerte, sus notas había descendido tanto que Naruto tuvo más de una llamada de atención, así que se vio obligado a dedicar más horas de estudio lo que repercutió en tener que pasar más tiempo en los dormitorios. Fue por ello que por fin empezó a ser más consiente sin querer de los hábitos de Sasuke.
Y aunque ya lo supiese pudo constatar de su extrema afición al orden y limpieza, como se tomaba el tiempo en las mañanas para dejar su espacio lleno de pulcritud. Debió agradecer que él lo ignorase lo más que pudiese, siguiendo con su rutina como si Naruto no estuviese en la habitación. Sus hiperactivos ojos azules se pasearon de soslayo por la figura ajena cuando salía del baño luego de una ducha y con un nuevo cambio de ropa.
Oh.
Quizá negarlo y maldecirlo pero la perfecta camiseta azul le dejaba apreciar lo suficiente del atractivo del otro…
Tal vez entendía un poco del porque conseguía tantos admiradores sin esfuerzo. Naruto recuerda haber respingado en aquel instante cuando la mirada oscura y afilada se posó en él, obviamente molesto por el repentino escrutinio.
— ¿Se te perdió algo? —Lo interrogó frunciendo el ceño y Naruto estuvo seguro de que contuvo un insulto.
Leve vergüenza lo invadió al no saber que responder, así que no le quedó más remedio que girar de nuevo sobre su escritorio para continuar con sus deberes antes de ir a clases. Se fingió concentrado incluso cuando un chasquido de lengua oyó y un “dobe” antes de que la puerta se abriese y cerrase con un sonoro golpe.
Suspiró aliviado al saberse solo, jamás se hubiese perdonado ser pillado admitiendo que el bastardo de Sasuke tenía buen cuerpo—. Ni que tuviese tan buen cuerpo… de todos modos sigue siendo un teme de primera—, suspiró antes de llevarse el lápiz a la boca para mordisquearlo.
—Oh, ¿en serio?
Naruto se congeló en aquel momento al oír la voz de su compañero de cuarto a sus espaldas, la persona que juraba ya se había marchado hace unos minutos. Presionó tanto los dientes que el lápiz tronó al ser roto, de manera mecánica se giró deseando estar oyendo alucinaciones pero se topó con Sasuke observándolo fijamente con los brazos cruzados.
Lo peor fue sin embargo la nimia sonrisa socarrona que sus delgados labios curvaban.
Estaba disfrutando de su vergüenza, evidentemente.
Si la ventana hubiese estado lo suficientemente cerca, indudablemente Naruto habría brincado por ella para huir de la situación, pero al estar acorralado inspiró tan hondo que fue ruidoso al momento de ponerse de pie—. Por supuesto. Lo único destacable en ti es eso.
Estaba seguro de que su provocación no caería en saco roto y menos cuando Sasuke frunció el ceño ligerísimamente.
Los repentinos golpes a la puerta actuaron para regresarlos a su entorno, Naruto maldijo al recién llegado, sus nudillos cosquillearon ante la idea de agarrarse a golpes con el presuntuoso alfa delante de él.
— ¿Sasuke-kun?
La irritante y aguda voz le hizo presionar los dientes. Un nuevo chasquido de lengua escuchó antes de que Sasuke saliera sin siquiera mirarlo, una muchachita de antinatural cabello rosa le sonreía casi idolatrándolo con la mirada.
—Vine porque tardabas demasiado y-
Sasuke no la dejó terminar llevándosela prácticamente a rastras sin dignarse a voltear
Naruto la detestó.
(…)
Una vez limpio y cambiado procedió a recoger toda la ropa y envases de comida tirados por el piso, no quería que su padre tuviese más motivos para reprenderlo. Debía ir por una escoba y un trapeador.
Se detuvo unos instantes en un espejo colgado en la sala, sonriendo ante su reflejo, tal vez debería quitarlo.
(…)
No estuvo seguro de en qué momento pasó a gastar demasiados minutos de su día observando a Sasuke, deteniéndose cuando lograba verlo entre los jardines del campus. Como si con el fugaz contacto visual pudiese descifrar sus pensamientos.
Entonces fue consciente de que hace mucho no salía con nadie.
Recuerda haberse esforzado, haber aceptado la invitación de sus amigos para ir de fiesta y aprovechar la primera confesión que llegase a sus oídos para hallar placer en el cuerpo de alguna jovencita cándida.
Resultó tan desastroso que no estaba seguro de si sus nauseas fueron por el alcohol ingerido o el desagrado de cogerse a una insipiente omega que acababa de conocer.
Sasuke era un alfa, igual que él.
Y aun la fugaz imagen envuelta en sudor y placer en la que pudo imaginárselo le provocó una erección.
Casi no volvieron a hablar después de aquel desafortunado incidente y Naruto sentía cada vez mayor al urgencia de plantarse delante del otro y sugerirle que; debían familiarizarse.
Estallaba en carcajadas al imaginarse la hipotética situación donde los ojos negros caerían prendados de su determinación y accedería a todo lo que le pidiese. Fantaseó con la imposibilidad hasta que su reloj pitó con la molesta alarma que tenía puesta a las tres de la tarde.
También recuerda el preciso momento en el que Sasuke tomó la iniciativa.
Debió haber sido a finales de semestre, luego de la tremenda fiesta que siempre se armaba para celebrar el haber aprobado los exámenes o para llorar la pena de reprobarlos. Había bebido de más, escuchando las penas de Kiba, como se lamentaba haber terminado con su novia y haber perdido una tonta apuesta.
Lo notó sin querer.
Como la oscura mirada lo observaba desde una de las esquinas de la enorme sala. Quizá fue solo su paranoia pero en cuanto cruzaron miradas Sasuke se apartó sin dar la más mínima señal.
Sin embargo Naruto lo siguió, fue descabellado, probablemente solo era parte de una de sus fantasías el que Sasuke no se enfadase por el repentino acoso.
En un instante se vio contra la pared, con el rostro blanco demasiado cerca, con los labios entreabiertos dejando que el aliento alcohólico lo emborrachase más.
— ¿Entonces esto es lo que quieres?
La pregunta fue echa tan cerca de sus comisuras que Naruto se tomó solo un par de segundos antes de asaltar los enrojecidos labios en un frenético beso luego de soltar un fugaz; sí.
Debió haberlo imaginado.
Se retorció de placer anticipado en cuanto llegaron a una cama, mordiscos y jadeos trepanaron sus sentidos mientras volcaba todos sus esfuerzos para conseguir someter a Sasuke, rendirlo a sus caricias avariciosas, desmoronar todas sus defensas hasta el extremo de la desesperación.
Sus esfuerzos fueron recompensados cuando lo consiguió, cuando pudo tenerlo sometido bajo su peso deshaciéndose en jadeos sofocados que solo intensificaron su desesperación, cada gesto, cada vocalización que podía arrancar de aquellos labios barrió con cualquier aversión que pudiese haber albergado hacia esa persona.
Solo deseaba que pudiesen fundirse en aquel avasallador placer.
Naruto estuvo a punto de correrse simplemente al poder llenarlo, la presión fue casi enloquecedora que técnicamente jadeó como si estuviese en pleno celo. Desde ese instante la fricción y la sincronización en ambos cuerpos fue simplemente maravillosa, una ambrosia que nunca había probado.
No recuerda bien cuantas veces yacieron aquella noche pero se aseguró de saciar su deseo inicial antes de ser consciente de que no sería simplemente algo que pudiese abandonar luego de una vez.
(…)
Una vez todos los platos y tazas estuvieron limpios Naruto puso agua en la tetera, no iba a ponerse a cocinar pero podría ofrecerle un poco de café a su padre cuando llegase, siempre aceptaba gustoso una taza luego de su trabajo, demasiadas responsabilidades para un jefe de policía viudo que usaba cualquier excusa para mantenerse ocupado.
Un leve golpeteo hizo que uno de los platillos de porcelana cayera al piso rompiéndose en pedazos. Naruto bufó al tener que arrodillarse para recoger los trozos deteniéndose demasiados segundos con la mirada fija en los filosos restos tratando de hallar su reflejo en ellos, tan inútiles como un corazón roto.
(…)
Estuvo aterrado cuando creyó que Sasuke no desearía concretar una relación y solo dejase las cosas como un revolcón ocasional entre “amigos”. Así que placentera fascinación lo embargó cuando se dio cuenta de que el otro estaba interesado en exclusividad.
—No estoy diciendo que vaya a acostarme con alguien más.
Le había dicho con un sonrisilla irónica en los esplendidos labios, luego de que le preguntase si lo que sucedió entre ambos fue solo por estar demasiado borrachos. Con ello le dieron el derecho de mantenerse cerca de Sasuke tanto como sus horas libres le permitieran, acaparando con orgullo la escasa atención que el otro tenía reservada para contadas personas.
Más salidas, más delirantes noches prosiguieron luego de eso.
Naruto estaba seguro de que todo marchaba a la perfección entre ambos hasta que llegaron las vacaciones y la molesta llamada de su padre llegó.
— ¿No saldrás en vacaciones? —le había preguntado luego de oír la penosa conversación telefónica.
—Nunca lo hago pero esta vez tengo que hacerlo… mi madre… está enferma y mi papá quiere que vaya a verla.
No quiso hablar más del tema.
No es que odiase a su madre, sin embargo ella era todo lo que detestaba.
Entonces, quizá si la odiase…
Cuando la invitación de Sasuke lo llevó a visitar a los padres de este, repentinos nervios lo detuvieron en el recibidor demasiado tiempo. Su cerebro le advertía de lo desastroso de aquella visita, que debía irse antes de que la alarma en su celular comenzara a sonar.
Ambos eran alfas, sin duda eso no agradaría a los padres de nadie.
Contrario a sus deseos se mantuvo allí esperando a que su “novio” lo presentase con su familia que consistía en una encantadora mujer, Mikoto Uchiha era hermosa y elegante, ella era sin duda la responsable de haberle heredado su belleza a Sasuke. Su amabilidad, su maternal sonrisa aliviaron su preocupación solo por un instante.
Hasta que conoció a su hermano.
Itachi Uchiha.
Sonrió a regañadientes cuando aquel Uchiha lo analizó en cuestión de segundos desaprobándolo en el acto. Con falsa cortesía estrechó su mano, Naruto no pudo estar seguro de si se trataba de un alfa, un beta o un omega.
Aquella persona era aún más indescifrable que el propio Sasuke.
Así que hizo todo lo posible para no toparse con él a solas en lo que duró su estadía en esa casa, saliendo victorioso esperó vanamente que nada de lo que le dijeran a Sasuke afectase su relación.
Oh, como se había equivocado.
Eran novios, no podían esperar que viviesen en una constante luna de miel y más con el carácter de ambos. Peleaban repetidamente pero en compensación las reconciliaciones dejaban a Sasuke pidiendo más.
Un espejo roto, un par de palabras mordaces fue el peor recuento de sus peleas.
Y Naruto estuvo seguro de que Itachi con esa desesperante lengua empapada en modales estaba coaccionando a Sasuke para que lo abandonase.
—Es mejor dejar esto hasta aquí.
La burda frase que usó para apartarlo cuando ya estuvo cansado de su presencia.
Quiso gritar y rogar para no ser abandonado, tal vez lo hizo y aun así Sasuke se alejó como si todo lo que habían vivido juntos no importase.
Esa noche nada salió bien para Naruto.
Las próximas vacaciones asistió al funeral de su madre y con la muerte de ella se sintió en verdad liberado.
(…)
Algo de música era sin duda buena compañía para cuando su padre llegase, fue hacia el equipo de sonido para buscar algo relajante que no destrozase los tímpanos de su progenitor. Mientras su dedo presionaba el botón repetidamente cambiando de una pista a otra volvió a pensar en Itachi.
Ahora que lo meditaba bien nunca pudo cobrarle una revancha al hermano mayor de Sasuke por haber sido el principal responsable de su ruptura, porque no importaba las veces que Sasuke lo negase, Naruto estaba por completo seguro de que ese Uchiha le llenó la cabeza de sórdidas mentiras hasta lograr su cometido.
Seguramente en los próximos días recibiría una llamada de él.
(…)
Lo estaba siguiendo, Naruto pudo haber terminado su noviazgo con un entusiasta; bien, si es lo que quieres por mi está bien, pero mentía.
Estaba mintiendo.
Ahora lo seguía llenándose de rabia cuando se acercaba demasiado a alguien, cuando una boba muchachita le sonreía pretendiendo enamorarlo con su fingida inocencia. Como si con algo así fuese capaz de captar la atención de Sasuke.
Satisfecho contempló como en más de una ocasión cada pretendiente perdía el tiempo con su ex, seguramente que con el tiempo podrían regresar y continuar su romance sin que ningún tercero estuviese estropeándoles nada.
O eso creyó.
En día en que Sasuke se cambió de dormitorio Naruto se enfureció como hace mucho no lo hacía, sus puños se estrellaron contra la pared y destrozaron el espejo sobre el lavabo dejando algunas cortadas. No aceptaba que aquello hubiese terminado, su reflejo se multiplicó en los pedazos tirados.
Y su celular volvió a pitar, aquella alarma terminaría por enloquecerlo así que la apagó.
Sin darse cuenta comenzó a seguirlo en todo momento, la urgencia de no saberlo con nadie más comenzaba a rebasarlo. Aquella noche desafortunadamente lo encontró con ella, dando un paseo por aquel parque lleno de flores de primavera, un nudo sintió en su garganta conteniéndose para no ir a donde el par de amantes se hallaba para matarlos a ambos…
No…
Claro que no.
No podría lastimar a Sasuke.
Solo tendría que deshacerse de ella.
No recuerda del todo sus encuentros luego de eso, ya casi no coincidían en clases ni en el campus, pero las pocas ocasiones en las que quiso hablar con él terminó tratándolo mal. Los negros ojos no tardaron en repelerlo y devolverle la provocación, Sasuke jamás permitiría recibir un insulto sin cobrar una satisfacción de alguna manera, era demasiado orgulloso para eso.
Pero Naruto tampoco era un buen perdedor.
Sus hábitos fueron haciéndose más taciturnos, ahora debía espiarla a ella para tener un registro completo de cada lugar al que frecuentase y el momento exacto en que pudiese llegar a ella y apartarla definitivamente de Sasuke.
Gritó, sin duda su primer gritó de pánico irritó sus oídos, Naruto fue hábil para silenciarla antes de arrastrarla al lugar perfecto, sus aterrados ojos no dejaron de observarlo ni por un segundo, quizá debido a que era su primera vez, hubo más sangre de lo planeado.
Lo más difícil fue deshacerse de los restos.
Lo había hecho.
Se deshizo del obstáculo que lo separaba de Sasuke, solo debería llegar a su lado para consolarlo en su perdida para tenerlo con el otra vez, para no dejarlo ir en esta ocasión, para que al verlo no pensase con quien más compartiría sus noches y su afecto. Sin embargo Sasuke no aceptó su compañía, ni aunque se presentase en el entierro de ella para darle sus condolencias.
Sasuke le señaló con el dedo casi echándolo del lugar.
—No te quiero aquí, lárgate.
(…)
— Yo solo quería ser amable, ¿sabes? —Cuando la tetera silbó anunciando que el agua estaba hervida Naruto se levantó del sofá en el que estaba para volver a la cocina—. No tienes que creerme, pero solo quería estar a tu lado ese día, Sasuke. Pero tú querías jugar al señor desdén de nuevo, ya estaba cansado de ese juego.
Tomó un par de tazas buscando las diminutas bolsas de té de la alacena, luego el agua hirviente se vertió en los pequeños recipientes dejando que el vapor se elevase calentándolo un poco.
Quizá necesitara encender la chimenea, el invierno ya estaba presente y su padre agradecería el gesto.
(…)
La imagen de Sasuke apuntándole con el dedo lo persiguió por semanas, como su mirada acusadora diciéndole sin palabras que él era el responsable de todo. Sasuke era tan egoísta, solo pensaba en su perdida y ni siquiera se dio cuenta de todo lo que Naruto estaba sacrificando por él.
Pero le daría otra oportunidad.
No obstante los pretendientes no desaparecieron, un detestable omega pareció captar su interés casi restregándosele con descaro, tratando de su usar su detestable aroma para seducirlo.
La próxima vez que vio al indeseable estaba a sus pies, con los huesos quebrados y la expresión perdida, había sucumbido al shock hace mucho. Había sido demasiado obvio en esta ocasión, no debió sorprenderle que llegasen buscándolo; sospechoso de asesinato. Despotricando como si alguno tuviese la más mínima idea de lo que Naruto estaba haciendo.
Solamente estaba defendiendo sus propias decisiones.
No duró mucho tiempo delante de aquellos policías cuando su padre se enteró de todo.
Él le creyó.
Jamás había visto a esas personas, ni mucho menos se cruzó con ellos el día de sus lamentables decesos, su padre le creyó y eso fue suficiente.
Su oportunidad real llegó tiempo después.
Sasuke estaba muy nervioso cuando lo buscó, la policía no dejaba de hacerle preguntas y eso estaba llevándolo a un episodio de estrés, como buen “amigo” le ofreció su hombro para que desahogase su pena pero Sasuke se negó.
—Estas cambiando…
Le soltó sin meditarlo y Naruto sonrió apenas—. Estaré haciéndome más viejo solamente.
Sasuke negó, oh, eso no tenía sentido a oídos de Naruto pero muy a pesar de todas sus ideas ese día lo dejó marchar.
Y el siguiente, y el siguiente.
Fue cuando pudo llevarlo a la pequeña casa de campo en la que su padre le dejaba pasar los veranos en su infancia que le pareció el momento ideal, Sasuke lucía demasiado molesto ese día, sin pedir permiso fue hacia la cocina para preparar café. Colocando ambas tazas sobre la mesa de la sala antes de acusarlo de nuevo sin palabras.
— ¿No sales con nadie? —le preguntó casi escupiendo sus palabras.
Naruto negó formando una sonrisa—, solo citas eventuales, nada serio. ¿Es esto algún tipo de proposición?
Lo vio rodar los ojos fastidiado por su suposición y tomar su celular en medio de un gesto de preocupación—, la señal aquí es pésima.
—Puedes usar el teléfono que está en el recibidor, la mala cobertura es compensada con los lagos congelados en invierno, son perfectos para patinar—. Sasuke no le respondió y fue directamente hacia al teléfono, tan solo un par de minutos antes de regresar con semblante derrotado—. ¿Lo pudiste usar?
Negó sentándose delante de él tomando el café para relajarse, como si un ataque de nervios los fuese a asaltar en cualquier momento.
— ¿Hay algo que quieres decirme, no es así? —bebiendo su propio café se sintió irremediablemente triste, Sasuke no dejaba de verlo con el ceño fruncido.
—Tu…
Comenzó pero no pudo terminar su frase, el perfecto cuerpo cayó sobre la mesa inconsciente. Naruto se tomó demasiado tiempo para ponerse de pie.
—Ya no tenemos más oportunidades, Sasuke. Esta es la única manera.
(…)
El sótano siempre tenía un olor a humedad que le provocaba un picor en la nariz, desde que era un niño Naruto terminaba estornudando cuando su madre lo obligaba a bajar allí. Pero ahora tenía motivos de sobra para visitar el oscuro lugar.
Tiró del pequeño cable para encender la luz, la bombilla amarilla iluminó de inmediato ocasionando que los jadeos ahogados se reactivaran.
— ¿Te molesta la oscuridad? Descuida, puse trampas para las ratas pero te recomiendo no moverte mucho.
Sin esperar respuesta llegó hasta el centro, donde Sasuke se hallaba amarrado a una silla, amordazado había gritado hasta casi tener las mejillas rojas por el esfuerzo, con pequeños cortes manchados de sangre por el rostro y cuello. De nuevo trató de forzar los amarres dejando ver las marcas moradas en sus muñecas y brazos.
—No te preocupes sé que tienes calor, tu celo debería estar cerca, pero quizá el estrés lo adelante.
Sonrió para verlo de cerca para contemplar los negros ojos enfurecidos fijos en él.
—Quita esa cara, no planeo lastimarte como a tus pequeñas conquistas, aunque quizá deba darte algún tipo de correctivo, podría tomarlo como un engaño.
Naruto rio antes su propio comentario tratando de aligerar el ambiente. Un nuevo inútil intento hizo Sasuke por liberarse antes de terminar más cansado de lo que ya se sentía—. Sería tan fácil si fueses un omega—, sus dedos se pasearon por el pálido cuello llegando hasta la parte justo debajo de su cerviz, un escalofrió evidente lo recompenso—. Podría morderte y nada de esto hubiese sido necesario, pero ahora tendrá que ser de la manera difícil, Sasuke. Pero el resultado valdrá la pena.
Una última sonrisa le dedicó a su prisionero antes de salir cerrando la pesada puerta de madera y apagando la pequeña luz ante las ahogadas protestas.
Con algunos maderos bajo el brazo volvió dentro de la casa pasando por el espejo deteniéndose para sonreírse a sí mismo, celebrando su humanidad en decadencia—, voy a mantenerte en esto Sasuke, tendrás que agradecerme por nuestro final feliz.
Siempre era un alivio que su molesta alarma no fuese a sonar.
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