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Entre las cuerdas de tu violín por kiba25

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Notas del capitulo:

Bueno aquí esta la contii y veremos un pequeño enfrentamiento padre e hijo para así presentaros la relación entre ambos, por lo demás, salen a la luz uno de los principales problemas que irá evolucionando a lo largo del fic y nada, espero que os guste

 

Nos vemos y disfruten :D

 
 
Durante el resto del día Zoro decidió tomarse un descanso en general, no iba a estudiar y tampoco tenía ganas de hacer algo en particular por lo que se desplomó en el sofá agarro uno de los peluches de la pelirrosa y ambos cogieron un bol lleno de palomitas. Tocaba tarde de pelis. 
 
 
 
-¿Qué tal te fue con tus hermanas?
 
 
 
-Horrible, Kuina decidió barrer el polvo conmigo.- Perona soltó una fuerte carcajada y el Omega gruño algo molesto por lo que la pelirrosa le golpeo el moflete con la pata del pechule.- Estáte quieta.
 
 
 
-No quiero
 
 
 
-Para
 
 
 
-No.- Zoro logró coger la pata del peluche con la boca y Perona le soltó un pequeño puñetazo en la cabeza.- ¿¡Qué crees que estás haciendo!? ¡Deja a Kumashi en paz!
 
 
 
-¡Los pelcuhes no tienen sentimientos!- Perona se llevo la mano al pecho haciéndose la ofendida e ignoró al pelivede girando la cabeza hacia el otro lado.
 
 
 
-Eres un imbécil...- Zoro imitó su gesto y ambos estuvieron asi un tiempo hasta que decidieron poner la maldita película, acabaron viendose la triología de Como entrenar a tu Dragon y al acabar Zoro se secó una lagrimilla.
 
 
 
 
-¿Qué quieres cenar?- Perona meditó y se cruzó de brazos.
 
 
 
 
-Podriamos pedir una pizza.- El Omega asintió con la cabeza pero antes recordó que el violin de madera de Perona seguía en casa de Shanks.
 
 
 
-Espera, ahora vuelvo.- La pelirrosa miró curiosa como Zoro se levantaba del sofá y salía de la casa con unas simples chanclas. El Omega dio unos suaves golpes en la puerta del vecino y fue Mihwal quien abrió ¿Acaso vivía ahora ahí? No lo había visto en los 6 meses que llevaba viviendo con Perona y ahora llevaba cerca de una semana vienolo hasta en la sopa. Frunció el ceño y el Alfa lo miró desde arriba, escrutandolo cuidadosamente.
 
 
 
-Vengo a recoger una cosa.- Mihwak se hizó a un lado cuando el otro entró quitandose los zapatos y los ojos bajaron a su cintura, recordando ligeramente la noche del bar. Apretó la mandibula y habló en voz baja.
 
 
 
-Para ser algo tan importante te lo dejaste sin importarte demasiado.- Zoro se giró a verlo con cara de pocos amigos mientras que Shanks iba a saludarlo pero prefirió esperar al notar el ambiente.
 
 
 
-¿Qué cojones te importa lo que haga o deje de hacer?- El Alfa infló su pecho y cruzó los brazos. Zoró tomo el objeto entre sus manos y antes de llegar a la puerta se detuvo al escuchar la voz de Mihwak.
 
 
 
-Parece ser que los Roronoa no tienen tanta educación como he escuchado por ahí.- Zoro apretó su puño libre y se dio la vuelta. El Alfa lo miraba algo altanero, pasaron varios segundos y Mihwak detuvo con una sola mano el puñetazo que el otro le había mandado.- No seas tan impulsivo, mocoso. Estás muy lejos de mi nivel.- El Omega mostró los dientes gruñendo y soltandose del agarre con fuerza, se calzó y metió un portazo.
 
 
 
-¡Vete a la mierda!- Mihwak se quedó impansible como siempre hasta que recibió un golpe en la cabeza, Shanks lo miraba claramente molesto.
 
 
 
-¿Qué?
 
 
 
-¿Qué narices te pasa? Desde que fuimos al bar estás más enfadado de lo normal, chico, me estás pegando tus malas pulgas.- Mihwak, por primera vez en un rato le mostró los dientes y Shanks sonrió vencedor. Lo sabía.
 
 
 
Zoro abrió la puerta de su casa y Perona, que estaba en la cocina se giró con ambas cejas levantadas,  había escuchado el grito y el portazo. El Omega suspiro y con una sonrisa enseño el violin, Perona se acercó y lo cogió con sus manos, lo observó con cuidado y pasados unos segundos se escuchó un pequeño sollozo.
 
 
 
-¿Cómo lo has...?
 
 
 
-Al parecer Dracule Mihwak es amigo de Shanks...Ahora mismo está en su casa.- Perona levantó la cabeza mientras con un pañuelo se sonaba los mocos, estaba emocionada. Su padre había muerto hace unos años y aquel violin era uno de sus recuerdos favoritos, sin olvidar, que Mihwak era su músico preferido y tener su firma en aquel violin era algo con lo que llevaba un tiempo soñando.
 
 
 
-Gracias.- Le dio un abrazo al Omega y Zoró sonrió mientras respiraba el aroma de su amiga, era nóstalgico, pero al mismo tiempo le daba nuevas fuerzas.
 
 
 
-¿No te gustaría verle algún día?
 
 
 
-Estoy segura que ha sido a él a quien has mandado a la mierda.- Zoró sonrió victorioso y Perona negó con la cabeza.- Quizá en otro momento.
 
 
 
-Mejor.
 
 
 
En la casa de al lado Shanks miraba con curiosidad a su amigo.
 
 
 
-Mihi...Si sigues mirando así a la pared le vas a hacer un boquete...- Mihwak separó la vista de la pared y la clavó en el pelirrojo.- Tampoco quiero un agujero en mi frente ¿sabes?.- El Alfa chasqueo la lengua y Shanks suspiro.- ¿Qué ocurre?
 
 
 
-Nada
 
 
 
-Bueno, entonces te contaré que estoy pensando divertirme un rato ligoteando con Zoro.- Mihwak rompió la copa que sujetaba de la presión que hizó y Shanks sintió un aura de peligro. Mihwak lo miraba más serio de lo normal, pero las venas de su cuello empezaban a marcarse ligeramente.- Lo siento...Era una broma...Lo juro
 
 
 
Mihwak se levantó del sillón, fue al pasillo y se puso los zapatos, Shanks lo siguió algo arrepentido pero el Alfa salió por la puerta dando un portazo que hizó que uno de los cuadros de Zoro se moviesen y el Omega mirase extraño a la puerta. Menudo golpe. 
 
 
 
La semana siguiente fue tranquila, Zoro se la paso estudiando con Tashigi, después de todo faltaban varios días para que los examenes diesen inicio y Perona estaba también bastante ocupada. Vio un par de días a Shanks pero no volvió a tener noticias del Alfa, andaba algo molesto, la verdad. Era Sábado, eso significaba que tenía comida familiar. Se levantó de la cama y se dio una larga ducha, al salir fue a su habitación y la pelirrosa andaba por ahí sacando ropa de su armario.
 
 
 
-¿Qué haces?
 
 
 
-Ayudarte.- Zoro levantó una ceja.- Nunca sabes como combinar la ropa.
 
 
 
-Eso es mentira.- Perona hizo un gesto tonto con la cara y Zoro rodó los ojos.- Lo que pasa es que nuestros gustos chocan
 
 
 
-Claro, señor básico que solo usa ropa de un color.- Zoro abrió la boca algo indignado pero en el fondo, muy a su pesar, la chica llevaba algo de razón...Bueno, más bien toda la razón.- Creo que con esto estarás bien, tampoco es una comida muy elegante pero sabiendo como es tu padre...- El Omega sintió un escalofrio y Perona sonrió con dulzura.- Todo irá bien, creeme...
 
 
 
-Si...- Zoro suspiró al ver el reloj, faltaba poco para que Kuina llegase, se ofreció para ir a buscarle y en parte lo agradecía, coger la moto para ir a una comida familiar le daba pereza. Perona le tendió la ropa y se sentó en la cama.- ¿Qué haces?
 
 
 
-Quedarme a ver el espectáculo
 
 
 
-El otro día me gritaste por salir en calzoncillos al salón...
 
 
 
-Esto es diferente.- Zoro se encogió de hombros y dio la espalda al Alfa, se miró en el espejo y tragó saliva.Necesitaba fuerza. Cogió la camisa que perona había escogido y abrochó los botones uno por uno dejando los dos de arriba sueltos, si te fijabas bien se podía admirar su clavícula. Perona silbó de broma y el Omega solo pudo soltar una risa.
 
 
 
-Mira que eres tonta, haces lo mismo que Ace
 
 
 
-No entiendo como es que nunca te acostaste con él.- Zoro rodó los ojos y negó con la cabeza.
 
 
 
-Tiene pareja y no me gusta, ya lo sabes
 
 
 
-Si si, lo sé...Sigue vistiendote.- Perona le tendió los pantalones y el Omega se los puso, estaba guapo, debía reconocerlo, teniendo en cuenta que él de las camisetas de tirantes no salía pues aparte de cuando iba a trabajar se sentía bien.
 
 
 
-¿Qué calzado debería usar? Mis botas andan algo viejas...
 
 
 
-Ponte unas convers, siempre funciona.- Zoro meditó varios segundos y asinitó con la cabeza, las cogió del armario y las llevo a la entrada. Su hermana llegaría en unos 20 minutos más o menos.- Ponte colonia
 
 
-Si
 
 
 
-Quitate los pendientes
 
 
 
-Nunca.- Perona suspiro. Le gustaba como le quedaban pero al padre le molestaban, motivo principal por el cual Zoro se los hizó en un principio. Zoro se miró al espejo en el baño y frunció el ceño, no es que estuviese muy preparado para ver a su padre, nunca lo estaba pero por alguna razón esta vez parecía ser diferente y Perona lo sabía, el olor de su amigo llevaba un par de días algo distinto, fue al baño y esperó unos segundos. Zoro abrió los ojos y miro a Perona.
 
 
 
-Procura calmarte, tu padre no puede oler que tengas miedo
 
 
 
-Lo sé, pero...Es dificil.- La pelirrosa asintió y le acarició la mejilla.
 
 
 
-Venga, anda.- Se escuchó el telefonillo, Zoró se calzó en medio segundo y tras darle un beso en la mejilla a la pelirrosa salió de lasa. Bajó las escaleras con algo de prisa lo que hacía que sus pendientes sonasen entre ellos, no solo se los había hecho para molestar a su padre, después de todo también fue un regalo de su madre y en realidad, cada uno de ellos pertenecía a las chicas, es decir, a su madre y a sus hermanas. Vio el coche de Kuina y tras saludar con la mano se subió en el asiento delantero.
 
 
 
-Que guapo te has puesto.- Zoro sonrió algo nervioso y Kuina sonrió graciosamente, arrancó el coche y se marcharon. El camino no fue silencioso pero tampoco una fiesta y cuanto más cerca estaban más nervioso estaba el Omega que había pasado de morderse el labio a restregar una y otra vez las manos por el pantalón. Kuina giró el coche a la izquierda y entraron en la comunidad.
 
 
 
-Me pregunto donde habrá aparcado Tashigi...
 
 
 
-Creo que me dijo algo de que iba a coger la plaza de Padre.- Kuina chasqueo la lengua, si era cierto, la tocaba aparcar fuera. Suspiró algo gruñona y al divisar la puerta se preparó para aparcar.
 
 
 
-Personalmente me gusta más este sitio
 
 
 
-¿Por qué se tarda más en entrar?- El Omega soltó una risa y su hermana le siguió el juego. Después de aparcar ambos se bajaron del coche y Zoro dió una corta mirada a la casa, grande, hacía unos minutos habían pasado por lo que, antiguamente había sido la casa de Perona pero desde la muerte de su padre, la madre decidió salirse del lugar por claros motivos y se notaba algo abandonada, de alguna forma, eso le daba pena, después de todo allí paso grandes momentos. Kuina se acercó al Omega y le dio un leve empujón por la espalda.- Muévete burro, mamá se muere de ganas por verte.- Zoro sonrió algo más entusiasmado.
 
 
 
Deseaba con fuerzas ver a su madre, la amaba, era la única mujer de su vida y segundos después de timbrar estaba preparado para casi saltar sobre ella, sueño roto al darse cuenta de que quien abría la puerta era su padre por lo que se quedo estático al ver la impotente figura del Alfa.
 
 
 
-Padre...- Kuina saludo con la cabeza, los había visto el día anterior por lo que no iba a mostrar mucha emoción. El Alfa miró a ambos y con la señal hizo un gesto para que pasasen. Dentro se descalzaron y el Omega observó que sus zapatillas no estaban por ninguna parte por lo juntando las cejas miro por todos lados.
 
 
 
-Si buscas no están, tu madre las puso a lavar.- El Omega asintió con la cabeza y un segundo después Tashigi apareció con un par de respuesto.
 
 
 
-Gracias.- Ambos hermanos se dieron un abrazo y Zoro pudo al fin entrar completamente en la casa yendo directamente a la cocina para dar con su madre que cuando notó el olor de su cacharro dejo de hacer lo que estaba haciendo y se fundieron en un abrazo. Zoro la levantó un poco del suelo y con fuerza inhalo su olor, siempre le calmaba.- Mamá...- La madre lo separó con una sonrisa y dedicándole rapidamente una mirada de arriba abajo le dio un toque en la nariz.
 
 
 
-Perona escogió la ropa ¿verdad?- Zoro asintió avergonzado.- Esa chica si que sabe sacar tu lado bueno.- El Omega infló las mejillas  y se hizó para tras cuando su madre empezó a olisquearlo, aquel mal hábito que tenían sus hermanas venía por culpa de ella.
 
 
 
-Mamá...Para...No hagas eso, me haces cosquillas.- La madre se alejo y con los brazos cruzados sonrió con picardía.
 
 
 
-Creo que me tienes que decir algo
 
 
 
-¿Prometes no decírselo a Padre?
 
 
 
-Si
 
 
 
-¿Ni gritar ni armar una guerra mundial?
 
 
 
-Eso ya si que no puedo asegurarlo.- Zoro suspiro y su madre se giró para terminar de preparar los platos de comida.
 
 
 
-He conocido a alguien...
 
 
 
-Alguien importante por lo que huelo...-Zoro se rió algo incomodo y su madre lo miro enternecida.- ¿Quién es el Don Juan que se atreve a marear de esta forma a mi cachorro?
 
 
 
-Dracule MIhwak.- A la madre se le fue al suelo lo que tenía en la mano, abrió los ojos con mesura y empezó a balbucear cosas sin sentido que claramente Zoro no llegaba a entender. Segundos después su madre lo tomó por los hombros y empezó a zarandearlo levemente.
 
 
 
-¿¡Lo dices en serio!? ¿¡No es una broma!?- El Omega negó con la cabeza y cuando a la madre se le paso la sorpresa respiró profundamente y se acarició la nariz, gesto que también hacía el peliverde y que significaba que estaba pensando, pensando demasiado.
 
 
 
-Mamá para, no es lo que estás pensando, le conozco de esta última semana, Shanks mi vecino ¿te acuerdas? Son amigos y le ví de casualidad pero no hay nada...Ni lo va a haber...- El Omega bajo la cabeza tristón y su madre hizó un mohín y se acercó a su pequeño para abrazarlo.
 
 
 
-Yo creo que si, me lo dice mi intuición femenina maternal alfa potencial
 
 
 
-¿Qué?
 
 
 
-Nada, una tontería que Bellmere me dijo el otro día.- Zoro parpadeo un par de veces y no le quedo otra más que reir un poco.
 
 
 
-Si tú lo dices....
 
 
 
-Por supuesto. Anda, hazme el favor de llamar a tus hermanas para colocar la mesa.- El peliverde asintió y fue al salón para volver acompañado y entre los tres colocaron la mesa. Una vez todos sentados empezaba lo dificíl, su padre se encontraba presidiendo la mesa, a la derecha su madre, en frente de ella Tashigi y después Kuina, él se sentó al lado de su madre quien de vez en cuando le acariciaba la rodilla. Lo único que le daba algo de molestar de su madre era ver como ya no llevaba el pelo largo, hacía mucho que se lo había cortado, la verdad, es que fue poco después de hacerlo él y de vez en cuando se sentía culpable cuando la veía acariciarse el cabello y terminar acariciando el aire sin darse cuenta ya que no había más cabello pero ella decía que daba igual, que por su cahorro cualquier cosa.El inicio de la comida fue tranquilo, Zoro algo incomodo procuraba no hablar demasiado pero alguna de las dos hermanas lograban sacar a flote algún tema donde el Omega estuviese comodo. Tashigi dejó la servilleta en la mesa y pidió atención.
 
 
 
-Smoker y yo hemos decidido casarnos.- Kuina abrió la mandíbula de forma exagerada, Zoro casi se atraganta y la mujer se llevo las manos a la boca emocionada por la noticia. Por otra parte el padre asentía silenciosamente con la cabeza mientras terminaba de tragar la comida.
 
 
 
-Me parece estupendo, Smoker no solo es uno de los mejores Coroneles del país sino que también sin duda hace buen honor a su apellido.- Dedicó una corta mirada a su hijo que la captó en seguida bajando un poco la cabeza.- Me alegra esta noticia ¿Teneís fecha?
 
 
 
-Aún no, me pilló un poco por sopresa, la verdad...- Riendo algo avergonzada su madre sonrió mostrando todos los dientes.
 
 
 
-Me alegro un montón pequeña, habrá muchas cosas que hacer después de encontrar un fecha
 
 
 
-Tashigi.- La chica miró a su padre y la madre rodó los ojos.- Sabes que tú serás quien lleve la empresa, casarte no implicará dejarlo ¿verdad?
 
 
 
-No Padre pero...- Tashigi no quería hacerse cargo de la empresa familiar y Kuina no lo iba a hacer ni en broma, ella estaba destinada a la espada pero la chica de gafas tenía un plan secreto. Lucharía despacio hasta poder dejar a Zoro al mandó aunque su padre estuviese en contra, pero ella sabía que era la mejor opción, su hermano podía con todo eso y más, lo habían hablado.
 
 
 
-Es importante encontrar a tu pareja, formar una familia y que el apellido Roronoa prospere.- Volvió a mirar al Omega quien ya ni levantaba la cabeza de plato y movía su comida con incomodidad.- Lástima que algunos no sirvan ni para esto.- Tashigi y Kuina se giraron molestas hacia su padre mientras la madre procuraba tener cerca a su cachorro. El padre fue el primero en acabar y se levantó de la mesa.- Tashigi, luego quiero que vengas a mi despacho para hablar de unas cosas, ahora ayudar a vuestra madre...- Ambas chicas asintieron con la cabeza y antes de hacer nada vieron como su padre se detenía en la entrada del salón y se giraba a verlas.
 
 
 
-Zoro ven conmigo, quiero hablar contigo.- La madre se levantó queriendo protestar pero el Omega la detuvo negando la cabeza.
 
 
 
-Ayudo a recoger y voy ¿Estarás en tu despacho, no?- El Alfa asintió y se marchó en silencio, Zoro suspiró y aunque no había ni terminado de recoger empezó a recoger, las otras le siguieron. En la cocina estaba todo un poco silencioso y la madre se acercó para tocarle el hombro.
 
 
 
-Hazme caso y no vayas.- Kuina miró en silencio, sabía algo de tema pues esta última semana había visto a sus padres discutir, lo cual, no era muy normal.
 
 
 
-Tengo que hacerlo...O no me dejára en paz...
 
 
 
-Ese es el problema Zoro...No lo va hacer y si vas será peor...- El Omega apretó los dientes y se preguntó mentalmente ¿Qué podría ser peor que el mal trato que le daba?
 
 
 
-Un matrimonio de conveniencia.- Zoró se quedó estático, los platos que llevaba en la mano se hicieron añicos al caer al suelo y su madre se mordió los labios, Kuina lovhabía dicho. El Omega sintió su cuerpo arder y las ganas de vomitar le vinieron de golpe por lo que salió corriendo hasta llegar al baño de los invitados, irse al suelo de rodillas y soltar probablemente la cena y el desayuno mientras comenzaba a llorar.
 
 
 
Kuina lo siguió rapidamente y su madre llegó un segundo después claramente dolida, era su cachorro después de todo.
 
 
 
-Zoro...Por favor...- El Omega negó con la cabeza y cuando terminó de soltarlo todo volvió a llorar, no era justo, el no había pedido eso y todo por una maldita letra y un estatus social. Kuina estaba enfadada, apretó sus puños y frunció el ceño, cada día odiaba más a su padre por tratar así a su hermano pequeño.
 
 
 
-Burro, cuando estés mejor nos vamos, te llevo a casa.
 
 
 
-No, tengo que hablar con él...
 
 
 
-No, no tienes ni lo vas a hacer ¿me oyes? Tú y yo nos vamos.- La madre asintió con la cabeza y el Omega no se levantaba del suelo, no quería hacerlo.
 
 
 
-Deja que hable con él, puedo evitar que lleve acabo toda esta locura, pero haz caso a tu hermana, por favor...- Zoro asintió sin ganas y la madre suspiró aliviada aunque la quedase una importante lucha por delante. Se acercó a su cachorro y le dejó un fuerte beso en la nuca.- Te quiero un montón mi pequeño, ahora idos.
 
 
 
Kuina salió con su hermano y se metieron en el coche, el viaje fue bastante fúnebre.
Notas finales:

¿Qué tal? ¿alguien más con ganas de atizar al señor padre? Yo si duh

Como ya es habitual jejej volveré dentro de poco y con una sopresa muajaja

chaooo


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