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La historia de Adam por Fye

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Notas del fanfic:

Este historia forma parte del reto NaNoWriMo de este año  y que estaré actualizando periódicamente durante este mes. Espero leer sus comentarios.

Notas del capitulo:

Este historia forma parte del reto NaNoWriMo de este año  y que estaré actualizando periódicamente durante este mes. Espero leer sus comentarios. Pueden leer lo más reciente en mi blog: http://shirubia.com/fics

Adam tenía todas las pintas de un rockero, pero sin poseer la voz ni el talento. 

Tenía la vida de un rockero, la familia de un rockero, los amigos de un rockero, pero no podía soltar una sola nota en sincronía. Tampoco era muy listo con los versos, ni que decir que tenía un bloqueo psicológico que no le permitía expresar bien sus sentimientos, a menos que fuese a gritos o a golpes. Una pena, pues le hubiese servido de mucho. 

 

Sin embargo, se sentía bien. Tenía semanas que no iba a la preparatoria y no terminaba de decidirse si la abandonaría o no. Tenía un trabajo de medio tiempo en un restaurante familiar en horario nocturno, le iba bien y estaba reuniendo para alquilar una habitación propia. Vivía solo con su madre, pero ella era un caso pues a pesar que decía quererlo, nunca lo cuidó o guio, eran más las veces que él custodiaba de ella. Su madre parecía tener el carácter de una eterna adolescente, por eso iba de hombre en hombre buscando el amor verdadero, asegurándole que lo encontraba en cada patán que recién conocía y cada vez que uno de éstos aparecía en su vida, él quedaba en la calle.

 

Al principio lo cuidaban algunos vecinos o conocidos de su madre, que nunca velaron por su bienestar y mucho menos le dieron amor. Cuando tuvo edad suficiente para cuidarse solo, se quedaba en casa mientras su madre vivía con alguno de sus hombres, o en algunos casos, vivía como prisionero en su propia habitación. 

 

Pero desde su adolescencia vivía en la calle y cada día era más frecuente llegar y encontrar la casa cerrada a cal y canto dejándolo a él fuera de ella. Las primeras veces se había molestado retirándole el habla a su madre las pocas veces que coincidían, hasta que finalmente de acostumbró y encontró un sitio solitario en un importante parque de la ciudad donde podía dormir tranquilamente sin ser molestado. Por eso quería la habitación.

 

Tampoco ayudaba el hecho que él no era humano, aunque si le beneficiaba algunas veces. Se había enterado a los once años que era un licántropo. En esa época se había transformado y había sido horrible. Había destrozado todo y luego no recordaba nada de lo que había pasado; afortunadamente había sucedido estando en su casa, su madre había podido contenerlo y su secreto había quedado guardado de la curiosidad de sus vecinos. 

 

Cuando despertó desnudo rodeado de los escombros de lo que había sido su habitación se asustó, pero no pudo levantarse de inmediato, le dolían todos los huesos incluso aquellos que ni siquiera sabía que existían y tardó un par de horas en poder levantarse.  Cuando por fin lo hizo tuvo que pedir ayuda para que le abrieran la puerta, pues estaba sellada. Una voz masculina lo llamó por su nombre y le preguntó si estaba bien, respondió que si por inercia pues comenzaba a asustarse de ese encierro. 

 

Un muchacho le abrió la puerta y le sonrió con calidez, no supo qué hacer cuando se arrodilló frente a él, lo tomó por los hombros y se quedó mirándolo fijamente sin que la sonrisa abandonara su rostro. Lo guio de nuevo a la habitación, rebuscó entre el desorden de aquel sitio hasta encontrar algunas ropas y lo vistió con mucho cuidado, mientras le explicaba que el dolor pronto pasaría y que él lo ayudaría en ello. Salieron hacia la sala de la vivienda, allí estaba su afligida madre quien al voltear a verlo le sorprendió encontrarla con el rostro rojo e hinchado y con una mirada de terror. Un hombre mayor con rostro severo se encontraba sentado frente a ella en silencio.

 

Ese día descubrió que tenía familia, aparte de su madre. Quien estaba tras él y le había ayudado hasta hace unos momentos, resultó ser su medio hermano mayor, Marcel y aquel hombre sentado junto a su madre era su verdadero padre. Su hermano le explicó lo que le había sucedido, que de ahora en adelante tenía que dominar sus impulsos y que pronto podría transformarse a su antojo, por supuesto nadie debía enterarse de su condición, él mismo lo entrenaría y cuando estuviese apto, entraría a formar parte oficial de la sociedad a la cual ellos pertenecían. La manada, le había llamado Marcel. 

 

Amó a su hermano inmediatamente, se sintió afortunado de poder contar con él. Por el contrario, su padre le inspiraba miedo pues podía sentir su rechazo, hasta el punto que ambos llegaron a detestarse de manera recíproca y así creció conociendo su condición de bastardo despreciado, ratificando lo que ya toda su vida había presentido: él ni había sido planificado, ni había sido deseado.

 

Sin embargo, su padre lo ayudó desde ese entonces económicamente, quizá procurando mantener en el anonimato “su error”. Él era un hombre importante y los genes lupinos venían de esa rama de sus progenitores, por eso, a pesar de no quererlo, debía hacerse responsable de aquel desliz, pues así lo dictaban las leyes de su raza.

 

Su medio hermano era un licántropo puro, su madre había muerto hace mucho y él estaba destinado a ser el heredero de todo el clan de su padre. Adam no entendía casi nada de esa familia que desconocía, pero su hermano se convirtió desde entonces en una figura paternal, que lo guio en el difícil camino del licántropo, veló y cuidó de él hasta hacía un par de años, cuando se casó y tuvo que mudarse lejos, al menos hasta que terminase de asentar algunos negocios de su padre en el país de origen de su esposa. 

 

Los fondos para su manutención siguieron llegando sin falta desde entonces, pero a medida que fue avanzando en la adolescencia, eran menos dedicados a él. Como era menor de edad, el dinero lo recibía su madre y ésta cada día lo despilfarraba más es sus cosas y sus hombres, hasta el punto que ahora a sus 17 años, ya no veía un centavo de ese dinero, razón por la cual había tenido que buscarse un trabajo.

 

Para colmo de males, hacía dos años había aceptado el hecho de que le gustaban los hombres. No había sido nada tan traumático como descubrir su oculta condición, pero tampoco era algo de lo que alardear, por eso algunas veces sentía el peso de sus cargas sin poder compartirlas con nadie. Este descubrimiento no había podido contárselo a su hermano, al menos no por correo, como últimamente se comunicaba con él y tampoco estaba muy seguro de cómo lo tomaría, aunque sí estaba seguro que su padre lo terminaría de aborrecer, si no lo hacía ya.

 

Había tenido un par de parejas y había experimentado todo lo que debía con uno de ellos. No era tímido y sus hormonas lo hacían muy saludable y en estos momentos, aunque no tenía pareja estable, si tenía un amor que consideraba imposible por creerlo muy fuera de su liga: ya que no estaba seguro si le gustaban los hombres, era mayor que él, era muy sexy y sabía que estaba perdidamente enamorado de alguien más. 

 

Su nombre era Iiel, era un hombre que le parecía muy reservado, con esa aura de misterio e incluso peligro le atraía, aunque algo muy dentro de él le decía que no era un hombre común. Lo había conocido gracias a uno de sus amigos de la preparatoria, Seere; aunque no tenía muy claro como ellos se conocían pues no tenían la misma edad, ni eran familia y este parecía tenerle un respeto excesivo al hombre mayor. Una vez intentó preguntarle a Seere, pero este solo le dijo que eran amigos, aunque había tardado mucho en decirlo.

 

Seere era un gran amigo y a pesar de tener su misma edad, vivía solo. Lo había ayudado mucho, no solo a copiar algunos deberes de la preparatoria mientras decidía su futuro, también a encontrar su actual trabajo, de igual modo le había permitido quedarse en su casa en varias oportunidades cuando no tenía a donde ir y en una de esas ocasiones, fue cuando conoció a Iiel, el día que ambos habían solicitado asilo, simultáneamente en casa de Seere.  

 

Iiel le había robado el habla: tenía un cuerpo que quita el aliento y una mirada impactante, además era muy fácil hablar con él, por lo menos lo poco que había podido articular durante esa noche, los tres se la pasaron en vela bebiendo cerveza pues según había entendido, Iiel estaba deprimido ya que había sido rechazado por su pareja o algo así y a partir de ese momento había comenzado a desearlo.

 

Estando junto a él, todas sus aventuras pasadas se le antojaban infantiles, llegó a soñar y a quererlo tanto que se convirtió en su primer amor. Buscaba excusas para ir a dormir a donde su amigo Seere y poder encontrarse con él, incluso había ayudado a Iiel a conseguir trabajo de ayudante de cocina en el mismo restaurante que él.

 

Un día de esos, trabajando hasta tarde, siguió a Iiel hasta el fondo del local pensando que había olvidado una de las bolsas de basura que le correspondía sacar, pero se escondió al ver como discutía con otro hombre. No podía oír nada, pero veía claramente los intentos del mayor por acercársele, quizá abrazarlo y la duda sembrada por aquella escena lo hizo quedarse hasta el final hasta observar cómo le robaba un beso al otro hombre y éste lo rechazaba.

 

Así descubrió que ambos compartían preferencias, pero le perturbaba lo devoto que se veía Iiel, “sea como sea” pensó “él fue rechazado, quizá si lo intento puedo hacer que se fije en mí” Y así inició su campaña de conseguir el cariño de aquel quien tanto le gustaba. 

 

Iiel no le prestó atención al principio y lo subestimaba considerándolo un niño, pero de tanta insistencia un día lo consiguió con las hormonas exaltadas y sucedió lo que tanto había imaginado. La primera vez de ambos no fue nada romántica, lo hicieron con premura sobre el suelo de la cocina de la pizzería donde trabajaban, improvisando con lo que tenían a mano y ni siquiera habían llegado a desnudarse por completo. Las siguientes veces fueron un poco más de lo mismo. El baño, el mostrador, los alrededores, por el parque, todos estos fueron los escenarios de sus encuentros, desprovistos de sentimiento y marcados con una pasión casi violenta.

Notas finales:

Mañana la continuación en mi blog, la proxima semana estará disponible por aquí

 


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