Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Fiesta de Navidad por Sh1m1

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ministerio de Magia, Londres: día de la fiesta de Navidad.


 


 


Draco estaba molesto, no era la primera donación que hacía Potter. Oh, no. El caritativo héroe había realizado una buena donación en el pasado, pero la reciente no tenía sentido.


 


¿Era más importante una estúpida fiesta que poder contratar a un medimago más en el ala de San Mungo para cruciados durante la guerra?


 


Quizás con la suma que había donado Potter tampoco pudiera mantenerse el puesto, pero había prioridades, y él había descartado la fiesta por no ser realmente necesaria.


 


¿Era una más de las humillaciones a la que le iba a someter Potter?


 


No iba a ir a la dichosa fiesta, ahora entendía porque todo el mundo se mostraba tan feliz, algunos ese día no habían mantenido las formas y ya lucían las ropas chillonas que llevarían a la fiesta.


 


Ese día, tradicionalmente, era el menos productivo de todo el año.


 


Nadie parecía estar dispuesto a trabajar, pero Draco no iba a descuidar sus obligaciones.


 


Con el cierre del año ya tenía entretenimiento suficiente como para varios días seguidos. Para algunos era la época del año donde menos trabajo tenían, en su departamento era todo lo contrario.


 


Cierres, cierres y más cierres.


 


El problema era que sufría una gran incapacidad para cerrar su mente al efecto que le producía Potter.


 


 


Seguro que le pediría matrimonio en la fiesta, ¿se podía ser más hortera?


 


Cuando un avión de pergamino cayó entre sus manos, le sacó de sus obsesivos pensamientos pero no arregló su humor.


 


Buenas tardes, Draco.


 


Me preguntaba si seguía en pie ir juntos a la fiesta.


 


Puedo ir a recogerte a tu despacho, me haría muy feliz ir contigo.


 


Un afectuoso abrazo, Eric.


 


 


Con la sorpresa de la reanudación de la fiesta había olvidado completamente a Eric. Y estaba por contestarle que no, y que no volviera a escribirle nunca más.


 


Pero lo cierto era que aquello no le iba a ayudar a “rehacer” su no vida sentimental.


 


 


Quizás fuera eso lo que necesitara, y además Blaise le dejaría tranquilo por una temporada.


 


Agarró la pluma y escribió una escueta contestación.


 


A las cinco


 


 


No iba a hacer el más mínimo esfuerzo, él iba lo suficientemente elegante todos los días como para tener que ir a su casa a cambiarse.


 


Así que a las cinco en punto estaba preparado, y en su puerta no había nadie.


 


Impuntual.


 


Un par de minutos más tarde llegó el tal Eric, al menos tenía que agradecerle a Blaise que solía tener buen gusto con los hombres, con mujeres era más que cuestionable.


 


—Llegas tarde.—Le reprochó, al menos tuvo el detalle de mostrarse avergonzado.


 


—Lo siento, los ascensores no hacen más que subir, y me ha costado encontrar uno para bajar.


 


Draco solo asintió, y salieron de su departamento.


 


Veía a lo que se refería Eric, tuvieron que esperar una buena fila para coger uno de los ascensores que les llevara al atrio principal.


 


—Qué bien que no se haya cancelado al final la fiesta, ¿verdad?—Draco rodó los ojos, en aquel comprimido ascensor, notando como Eric le tomaba por la cintura.


 


No le gustaron sus confianzas, ni su cara, ni su color de ojos, le salvaba que al menos era moreno. Mirándolo de lejos y a oscuras podría valer.


 


“Corta con eso, Draco” se amonestó a sí mismo. No, no era Potter, y nunca lo sería.


 


Cuando salieron del ascensor casi escupidos por este, muchos de los empleados del Ministerio ya estaban allí armando alboroto.


 


Se podía tocar la felicidad con las manos, por eso Draco las guardó profundamente en sus pantalones.


 


La dichosa mano de Eric seguía en su espalda, ¿desde cuándo se creía su guardaespaldas?


 


 


Al menos tuvo la decencia de acercarle una copa de ponche.


 


Quizás no había sido tan buena idea cuando vio a Potter aparecer con otros aurores. Se miraron, porque parecía que si estaban en el mismo lugar era imposible no hacerlo.


 


Eric le estaba hablando, y por primera vez Potter no tenía aquella sonrisilla. A lo mejor, sí había sido buena idea, y Draco se acercó un poco más a Eric, y no es que no hubiera sonrisa es que su cara era una mueca de rabia realmente curiosa.


 


“¿Enfadado, Potter?” pensó Draco realmente contento, cuando se dio cuenta que estaba hablando solo con su no relación con Potter, decidió prestar más atención a su cita. 


 


Pero aunque Draco lo intentó aquello no estaba saliendo bien, realmente no tenía nada en contra de Eric, parecía alguien medianamente aceptable, pero no había ningún tipo de química entre ellos.


 


Draco lanzaba miradas furtivas a la dirección en la que creía que estaba Potter, cuando le vio junto a la pequeña comadreja supo que ya había tenido suficiente.


 


Se iba.


 


—¿Quieres ir a otro lado?—le preguntó Eric esperanzado, ¿cómo decírselo de un modo educado?


 


—No, solo quiero irme a casa—confesó Draco—. No ha sido buena idea, Eric, no creo que volvamos a vernos.


 


Directo sí, educado, puede que no.


 


—Lo siento.—Intentó suavizar el momento, pero quizás lo mejor era marcharse cuanto antes.


 


Estaba andando hacia las chimeneas mientras veía como comenzaban los primeros excesos, varios magos y brujas ya estaban burbujeando por el aire, y esperaba que aquello que había visto volar no fuera ningún calzón morado.


 


 


—¿Te vas, Malfoy?—escuchó a su espalda.


 


¿Es que no iba a poder huir dignamente?


 


 


Potter estaba junto a la chimenea a su izquierda, solo.


 


—Sí.—Le miró, jodidamente atractivo, como siempre—Estarás contento con tu fiestecita, ¿no?


 


 


—El anonimato no ha llegado a ti.


 


—Tengo acceso a cualquier donación, era obvio que me iba a enterar.


 


 


Potter sonrió, mierda, otra vez con lo mismo.


 


—Debo confesar que mis motivos no han sido del todo altruistas, necesitaba que se celebrara esta fiesta para poder hacer algo que llevo tiempo queriendo hacer.


 


 


—¿Dónde está tu novia? ¿O debería decir prometida?


 


Ahora sí que le había borrado la sonrisa.


 


—¿Quién?


 


—Weasley.


 


—¿Ginny?


 


Odiaba ese nombre, era ridículo.


 


—No es mi novia desde hace tres años.—Aquello sí que le hizo abrir la boca, nada digno de él—Además creo que anda algo ocupada con tu amigo.


 


Siguió la mirada y si su boca ya estaba abierta tuvo que cerrarla para no emitir un desagradable “¡aj!” al ver a Blaise besar a la pequeña comadreja.


 


La muy desvergonzada estaba sobándole el culo a su amigo, sus ojos picaban por la agresión visual.


 


—Y tu ¿novio?—Por primera vez Potter sonaba algo inseguro.


 


—¿Eric?—se rió Draco—No seas ridículo, él jamás sería mi novio. Es impuntual, insulso…—Y no eres tú, gracias a Merlín no lo dijo en voz alta.


 


 


—¿Y quién podría serlo?


 


¿Qué pregunta era esa? Y porque ya no estaba junto a la chimenea sino a su lado.


 


Como siempre cuando estaba cerca, Draco experimentaba los dichosos efectos Potter: pupilas dilatadas, palpitación, sudoración en las manos y temblor en las piernas.


 


Ajenos a los que pasaba a sus espaldas ambos se miraban, la pregunta seguía en el aire, pero Draco solo tenía una respuesta y esa no iba a salir de sus labios.


 


 


Bajó la vista incapaz de soportar por un minuto más la mirada de Potter, ¿qué esperaba, una confesión?


 


—Llevo años queriendo devolverte algo, pero debo admitir que me ha faltado el valor.—Draco alzó la vista, ¿qué era? Pero Potter no llevó sus manos hacia su túnica sino que las acercó al rostro de Draco.


 


 


Sus mejillas ardían, completamente expuesto y transparente a lo que Potter le hacía sentir.


 


 


Cuando juntó sus labios a los de Draco, este perdió la respiración. Sus labios eran cálidos, y el toque suave. Cuando los movió sobre los suyos Draco aceptó el beso, un beso suspendido durante cinco años, pero que le supo a vida, a todo lo que siempre había querido.


 


Porque el efecto Potter no era más que la expresión física de los sentimientos almacenados por el moreno año tras año.


 


La lengua de Potter acarició sus labios haciendo que Draco los abriera para él, y tuvo que agarrarse de los hombros del auror para no caerse.


 


 


Aceptaba la devolución, por supuesto que la aceptaba.


 


 


—Siento haber tardado tanto—se disculpó Potter cuando abandonó momentáneamente la boca de Draco.


 


—Odio que me hagan esperar, pero por esta vez no te lo tendré en cuenta.


 


La sonrisa de Potter tan de cerca era abrumadora, pero esta vez no le molestó, para nada. Esta vez la besó, y fue de nuevo correspondido.


 


Por primera vez se alegró de la dichosa fiesta de Navidad.

Notas finales:

 


Beso, beso, beso.


 


Casi llevamos una semana, mañana último capítulo.


 


Espero que esta noche estéis rodeados de vuestros seres queridos y disfrutéis mucho.


 


Hasta mañana.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).