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Fiesta de Navidad por Sh1m1

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Grimmauld Place, Londres: día de Navidad


 


 


Harry observaba a Draco dormir, parecía una persona distinta, relajada.


 


Nunca había visto a Draco relajado desde que lo conocía.


 


Acarició su mejilla y el rubio se giró dormido hacia él, Harry sonrió.


 


La noche anterior había sido una locura, había estado nervioso todo el día, toda la semana.


 


Se había prometido tener el valor de declararse a Draco, le gustaba muchísimo. No había podido dejar de pensar en él y en aquel beso en la guerra.


 


Lo había analizado de tantas formas distintas que podría hacer una tesis de por qué Draco Malfoy le besó.


 


El problema, además de su humillante cobardía, fue que cuando volvió a verle de nuevo, sin novia, siendo auror y trabajando en el Ministerio, Draco con la mejor de las suertes le evitaba, con la peor, le miraba con profundo malestar.


 


 


Era ácido, prepotente y nunca permanecía el suficiente tiempo cerca de él, lo que le hizo pensar que lo que sucedió frente a la Sala de los Menesteres cuando ambos bajaron de la escoba, solo había sido un error.


 


Un momento en el que Draco, llevado por algún tipo de impulso extraño provocado por la gratitud y haber estado al borde de la muerte, le había llevado a besarle.


 


Esa noche había sido extraña, cuanto menos, había muerto, había vuelto a la vida, y había acabado con Voldemort.


 


Habían ganado la guerra, pero él solo podía pensar en el beso que Draco Malfoy le había dado.


 


Su estadía en San Mungo por una semana, las celebraciones y el arresto de la familia Malfoy no le habían dando la posibilidad de acercársele.


 


Tras el juicio en el que luchó por estar tampoco fue un buen lugar para aproximarse a Draco, el dolor que presenció entre los miembros de la familia le hizo sentirse un completo extraño.


 


¿Qué era un beso cuando vio como a duras penas Draco podía contener las lágrimas cuando abrazó a su padre antes de que a este lo separaran de él y de su madre?


 


 


Luego sucedió la vida, una bastante complicada aunque ya no hubieran señores oscuros en ella.


 


Harry nunca había sido alguien seguro de sí mismo, y sin duda la fama, el reconocimiento y una novia con la que cada vez se veía menos, no ayudaban.


 


Supo que Draco había abandonado Londres para estudiar, y él decidió seguir su sueño de ser auror.


 


Tres años apartado del mundo, en el que al fin tuvo el coraje para hablar con Ginny y terminar su relación.


 


La separación les ayudó a ser los amigos que siempre debieron ser, y a ella, años después fue a la primera que le confesó el beso que Malfoy le había dado.


 


Ella solo había soltado un “ahora lo entiendo todo”.


 


Cuando salió de la academia no se había olvidado de Draco, cuando le vio en el Ministerio no pudo evitar sonreír, habían pasado tres años, y aún era más atractivo que en su memoria.


 


 


Cuando le devolvió la mirada supo que muchas emociones pasaron por su rostro, desde la emoción, la vergüenza hasta la molestia.


 


Y en esas se habían estado moviendo esos dos años.


 


Harry había querido acercársele, lo intentaba pero la sensación de que sería aguijoneado era demasiado intensa.


 


Podía tener un duelo de maldiciones con cualquier criminal, pero ponerse delante de Draco y confesarle que no podía dejar de pensar en él y que si podía devolverle el beso, le hacía sudar cobardía.


 


 


Ron no había ayudado, y siempre encontraba cualquier motivo para meterse con su rubia obsesión.


 


Había llegado a pensar que lo mejor era olvidarse de Malfoy y seguir su vida, buscarse una pareja que no evitara estar junto a él.


 


Cuando se lo comentó a Ginny esta había torcido el pecoso morro, y le había llamado cobarde. A él.


 


Era por eso que habían llegado a aquel absurdo trato, devolverle el beso a Draco en la fiesta de Navidad del Ministerio. 


 


Con lo que ninguno contaba era con que esta sería suspendida. Harry podría no tener valor para enfrentar sus sentimientos y su fuerte posibilidad a ser rechazado, pero también era alguien que cuando se proponía algo llegaba hasta el final.


 


Se alegraba de haberlo hecho, Draco buscaba el calor de su cuerpo y aquel era el mejor regalo de Navidad que había tenido en su vida.


 


Cuando le besó, junto a las chimeneas del atrio, se dio cuenta de que había esta perdiendo el tiempo, el suyo y el de Draco.


 


Se alegraba de haberlo retomado, cuando Draco no solo buscó el calor de su piel, sino que frotó su cuerpo y su erección mañanera contra la suya, se prometió recuperar lo que en cinco años no habían tenido.


 


Harry no era alguien inexperto en aquel terreno, sin duda, pero la noche, la madrugada y lo que esperaba fuera toda la mañana con Draco le había abierto un nueva visión de lo que podía llegar a ser el sexo con algo más que deseo.


 


En respuesta llevó las manos al trasero de Draco, pero este que no estaba ya dormido le agarró las manos llevándolas hasta la altura de su cabeza, colocándose sobre él y aprisionándolo.


 


—Es Navidad, y quiero mi regalo—le dijo Draco con una sonrisa sensual y maliciosa mientras con sus propias piernas abría las de Harry.


 


No era la primera vez que Harry adoptaba ese rol, pero sin duda sí era la más excitante. Después de horas dentro de Draco, estaba deseando que fuera este quien se clavara en él, por lo que levantó las caderas y llevando sus rodillas hacia los lados, ofreciéndole su más que excitado regalo de navidad. 


 


 


 


 


o0o


 


 


Draco era incapaz de separarse de Harry, no ahora que lo tenía, que era suyo, y que no iba a soltarlo.


 


 


Una ducha pegada, y un desayuno igualmente apretado que les devolvió la energía que habían gastado en la cama se lo dejaron en claro a Harry.


 


—Me gusta esta versión pegadiza de ti—le sonrió mientras Draco tomaba su taza de té—, mucho más que la que le faltaba tiempo a desaparecer cuando yo estaba cerca.


 


 


—Es tu culpa, Potter, es el efecto de cinco años esperando.—Pero aunque sonó serio y amonestador, la caricia de Harry sobre su cintura y el beso en su cuello le hicieron sonreír de nuevo.


 


 


Cuando terminaron de desayunar, y Draco fue consciente de la hora, se dio cuenta de que no había avisado a su madre y de que la mujer estaría sola junto al árbol de Navidad.


 


 


¡Qué hijo tan deplorable!


—Tengo que irme—dijo descolocando a Harry, por si Draco fuera, pasaría todo el día con él pero tenía que irse.


 


Harry le acompañó hasta la chimenea, y ambos se miraron.


 


El encuentro de la noche antes, en el Ministerio, en su casa, en su cama, fue insospechado. Al menos para Draco, ahora, a punto de separarse de nuevo, las dudas le asaltaron.


 


 


Draco miró las llamas, y luego miró a Harry.


 


—Me preguntaba si…


 


—Yo…


 


Ambos hablaron a la vez, haciéndoles sonreír, pero fue Harry el que se retiró y le dejó continuar.


 


—Me preguntaba si … —miró a Harry—podría venir más tarde a darte un regalo de Navidad tardio.


 


 


Harry le besó, ¿podría tener alguna vez suficiente de sus besos? 


 


 


 


Antes de entrar a las llamas, sus manos sudaban, sus piernas temblaban y  la respiración se le entrecortó cuando Harry le sonrió.


 


 


—Te estaré esperando—dijo sonriendo, si pensaba que el famoso efecto Potter se iba a ir, estaba muy equivocado.


 


 


Y Draco sonrió cuando dijo el nombre de la mansión, porque sin duda era la mejor Navidad que había pasado hasta la fecha, y parecía que esta no había hecho más que empezar.


 


 


Feliz Navidad.


 


 

Notas finales:

Pues hasta aquí hemos llegado, siete días donde Draco y Harry iban a acabar juntos, sí o sí, o sino ¿¡¡a qué hemos venido aquí!!?

 

Me gustaría agradecer a las personas que siempre habéis estado leyendo mis historias, estas y todas las demás, las amantes del Drarry, del Harco, el culposo Snarry, el suculento Snack y el poco común Lupius.

 

Que habéis leído mis historias cortas y los oneshot que os han sabido a poco; las parejas raras de verdad, desbloquenado nuevas shipps.

 

A las que habéis aguantado mis pervesiones, y las que las habéis disfrutado conmigo.

 

Gracias, gracias y más gracias.

 

Os deseo una muy Feliz Navidad, y un magnífico año nuevo.

 

 

Miles de besos.

 Shimi.

 

 

 

 


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