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White T-Shirt por Na Na

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Notas del fanfic:

Oneshot del proyecto Jong's Month

JongHyun revisó el lente de la cámara y enfocó a SooYoung, tan solo para revisar que el zoom estuviera bien. La modelo notó que la estaba viendo a ella, por lo que se giró y le sonrió, una pose bastante relajada y simple. El fotógrafo tomó la foto y cuando bajó la cámara y la vio con detenimiento, supo que estaba bien el enfoque. Le hizo un pequeño asentimiento de la cabeza a la chica, y ella se lo regresó para luego continuar su conversación con YoonAh, otra de las modelos.

La marca Taem había sacado una nueva colección, en esa ocasión una de pantalones de colores, y él había sido contratado para las fotos publicitarias. Lee JinKi, jefe de publicidad de la empresa, fue quien lo hizo, al igual que con los seis modelos que estaban en su estudio, alistándose o esperando a los otros. Era bien sabido por todos en la industria que JinKi era de aquellos que supervisaban por sí mismos que el trabajo se estuviera haciendo, y que se estuviera haciendo de la forma adecuada; por eso iba a cada evento que tenía que ver con publicidad, ya fuera un comercial o una sesión fotográfica. Por eso estaba allí.

Además, claro, para saludar a JongHyun.

JinKi caminó hacia él y se paró a su lado, sus manos guardadas en su pantalón de vestir. JongHyun le dio un sorbo a su botella de agua, mirando hacia el frente, hacia la cortina azul índigo que funcionaba de fondo en ese momento. Cuatro de los seis modelos ya estaban en ella, solo faltaban dos hombres, porque el tercero, el pelirrojo, ya estaba ahí, conversando con una de las modelos. Estaban por terminar la primera tanda de fotografías, solo necesitaba una grupal.

—¿Cómo lo llevas? —quiso saber el mayor, mirando a su amigo.

El fotógrafo se hundió de hombros, cerrando la botella y dejándola en el piso. Si la dejaba en la mesa junto con su computadora y su cámara temía dañarlas.

—Son bastante profesionales, no tengo quejas.

Lo eran, o al menos a sus ojos. No había escuchado a ninguno quejarse, o tener aires de diva. El fotógrafo había trabajado con gente así antes y habían sido un dolor de cabeza y estaba agradecido que los seis modelos, ya frente a él, no fueran insufribles.

—No lo decía por eso. —JongHyun lo miró de reojo, mas no comentó nada—. He visto cómo lo miras.

Parpadeó y trató de controlar su respiración.

—¿A quién? —preguntó, esperando sonar indiferente.

JinKi sonrió de lado, socarrón.

—Al modelo pelirrojo.

JongHyun se tensó enseguida, carraspeando y estirando el cuello de la camiseta que vestía.

—No sé de qué...

—Tranquilo, no es muy notorio —interrumpió el mayor, poniendo una mano en su hombro y dándole un suave apretón—, pero te conozco y sé interpretarte.

JongHyun lo miró con una expresión entre divertida e incrédula, sabiendo que ahí tenía una oportunidad para cambiar el tema de conversación.

—¿Cómo te llamo ahora? ¿JinKi, “el intérprete”?

El mayor rio divertido, y se encogió de hombros, mirando de nuevo hacia los modelos. El fotógrafo chasqueó la lengua, divertido, y se acercó hacia el set, indicándoles a los modelos cómo los quería para la fotografía, la pose y el lugar en donde debían estar. Les indicó, incluso, la mirada que quería de cada uno de ellos para esa fotografía, y hasta pidió que les arreglaran un poco el cabello a algunos de ellos.

Para esa parte de la sesión, las mujeres llevaban colores cálidos, y los hombres, colores fríos. La sección de fotografías individuales ya había pasado, y necesitaba un par de la grupal para que pudieran cambiarse de atuendo y continuar con la sesión.

Cuando regresó al lado de JinKi, el mayor le sonreía sugerente y él sólo rodó los ojos.

—No vayas a empezar, hyung -advirtió.

—¿Empezar con qué? -preguntó fingiendo inocencia.

JongHyun lo miró con una ceja levantada, no creyéndole.

—Tú sabes.

JinKi rio, levantando las manos en señal de rendición, provocando que el otro rodara los ojos de nuevo y se apresurara a tomar su cámara.

Era cierto cuando decía que todos eran profesionales, y que estaban hechos para la cámara, porque bastaba con que les diera una indicación y ellos la acataban de manera correcta, haciendo más llevadero el trabajo. Estaba satisfecho con cómo se desarrollaba la sesión, y tras unas fotos más, de cambio de poses y de miradas, dio por concluida esa sección y les indicó que podían ir a cambiarse de atuendo.

Conversó un poco con JinKi en lo que esperaba que, al menos, uno de los modelos apareciera primero para empezar. En esa sección, las mujeres usarían colores fríos, y los hombres, cálidos. Además de que las camisetas serían reemplazadas por camisas, también blancas. Se preguntaba qué color usaría el modelo pelirrojo, porque sin duda esperaba que fuera uno que le quedara perfecto.

SooYoung fue la primera en estar lista, por lo que fue la primera en ser fotografiada. Los demás modelos continuaron una vez estuvieron preparados, y JongHyun disfrutó al saber que el último a ser fotografiado sería el pelirrojo.

JongHyun sintió la garganta seca cuando vio al hombre, con sus pantalones rojos ajustados, y una camisa de vestir blanca hecha de seda, pararse delante de la cortina azul índigo. Tragó saliva antes de decirle que se parara derecho, mirando a la cámara con seriedad, pero no frialdad. El hombre lo hizo. Luego, que posara casual y que sonriera, y JongHyun sintió cómo el corazón le latía más a prisa, agitando su respiración y poniendo en blanco su cerebro cuando vio su sonrisa.

Le gustaba, sin duda, desde que lo había visto en la revista Elle Korea. Y le gustó aún más cuando lo vio entrar en su estudio.

—Posa natural —pidió, como a todos, y supo que era su momento de aprovechar un poco. Otro beneficio de su trabajo.

Tomó una foto de cuerpo entero, viéndolo despeinar un poco su cabello, cómo su camisa era justo de su talla y permitía ver su cuerpo, como esos pantalones marcaban a la perfección sus muslos, y casi se muerde el labio cuando el otro se dio la vuelta y fue capaz de ver su redondo trasero. Le pidió sonreír y sacó una de su rostro, curioso por la peculiaridad en su ceja, encantado con el rasgo felino que poseían sus ojos y deseoso por lo saludablemente rosas y suaves que se veían sus labios.

—¡Es todo! —gritó, no solo para el staff, sino para él mismo. Si continuaba mirándolo sería muy notorio su interés.

Todos aplaudieron y se hicieron reverencias, agradeciéndose entre todos por el buen trabajo. JongHyun hizo lo mismo, mirando a cada uno y, al finalizar con los agradecimientos, se acercó hacia su computador; los modelos se apresuraron a sus camerinos, listos para cambiarse y salir a cumplir con sus agendas. Pero hubo uno, cierto pelirrojo, que se acercó a JinKi y lo saludó con familiaridad. JongHyun había visto de reojo como el modelo no se dirigía hacia los camerinos, sino al otro lado del set, con el resto del staff. Giró hacia esa dirección con disimulo, queriendo saber a dónde iba y se sorprendió de ver lo cercanos que parecían que, por un segundo, se sintió celoso de lo bien que se llevaban.

Prefirió enfocarse en guardar las fotos en su computadora, sentándose para poder verlas con más cuidado.

—Jong —escuchó cómo JinKi canturreaba y lo miró.

Se acercaba junto con el modelo rubio y el fotógrafo no sabía dónde meterse. Sentía su corazón latir tan deprisa que era bastante notorio el cambio su respiración, e inhaló profundo, lo más disimulado que pudo.

—Hyung.

Se puso de pie y al verlos ya cerca hizo una reverencia hacia el pelirrojo, y fue correspondido.

—Este es Kim KiBum. Bummie, este es Kim JongHyun.

—Un placer conocerlo, Kim JongHyun ssi. —El modelo hizo otra reverencia—. He seguido su trabajo desde hace algunos meses y debo decir que me gusta mucho. —Le sonrió tan brillante y honesto, que el fotógrafo solo pudo asentir—. Trabajar con usted ha supuesto para mí un gran placer y honor.

JinKi empezó a reír y dio un manotazo al brazo del modelo, quién le frunció el ceño.

—No tienes por qué ser tan formal con él. Es un amigo. ¡Ya sé! ¿Por qué no salimos por un par de copas esta noche? O por un café, cómo quieran —sugirió JinKi, encogiéndose de hombros.

—Me parece buena idea —comentó el modelo, mirando al fotógrafo con una sonrisa brillante—. ¿Se nos unirá?

Tenía una voz encantadora, una sonrisa que sin duda lo dejaría ciego, y un brillo en los ojos que le gustaba demasiado. JongHyun le correspondió la sonrisa y asintió, perdido en los orbes contrarios.

—Me uniré.

La sonrisa de dientes que KiBum le regaló fue suficiente para tenerlo en las nubes hasta la noche, cuando lo vio de nuevo, y se juró que esa sonrisa sería solo para él.

JongHyun revisó el lente de la cámara y enfocó a SooYoung, tan solo para revisar que el zoom estuviera bien. La modelo notó que la estaba viendo a ella, por lo que se giró y le sonrió, una pose bastante relajada y simple. El fotógrafo tomó la foto y cuando bajó la cámara y la vio con detenimiento, supo que estaba bien el enfoque. Le hizo un pequeño asentimiento de la cabeza a la chica, y ella se lo regresó para luego continuar su conversación con YoonAh, otra de las modelos. 

La marca Taem había sacado una nueva colección, en esa ocasión una de pantalones de colores, y él había sido contratado para las fotos publicitarias. Lee JinKi, jefe de publicidad de la empresa, fue quien lo hizo, al igual que con los seis modelos que estaban en su estudio, alistándose o esperando a los otros. Era bien sabido por todos en la industria que JinKi era de aquellos que supervisaban por sí mismos que el trabajo se estuviera haciendo, y que se estuviera haciendo de la forma adecuada; por eso iba a cada evento que tenía que ver con publicidad, ya fuera un comercial o una sesión fotográfica. Por eso estaba allí. 

Además, claro, para saludar a JongHyun. 

JinKi caminó hacia él y se paró a su lado, sus manos guardadas en su pantalón de vestir. JongHyun le dio un sorbo a su botella de agua, mirando hacia el frente, hacia la cortina azul índigo que funcionaba de fondo en ese momento. Cuatro de los seis modelos ya estaban en ella, solo faltaban dos hombres, porque el tercero, el pelirrojo, ya estaba ahí, conversando con una de las modelos. Estaban por terminar la primera tanda de fotografías, solo necesitaba una grupal. 

—¿Cómo lo llevas? —quiso saber el mayor, mirando a su amigo.  

El fotógrafo se hundió de hombros, cerrando la botella y dejándola en el piso. Si la dejaba en la mesa junto con su computadora y su cámara temía dañarlas. 

—Son bastante profesionales, no tengo quejas.  

Lo eran, o al menos a sus ojos. No había escuchado a ninguno quejarse, o tener aires de diva. El fotógrafo había trabajado con gente así antes y habían sido un dolor de cabeza y estaba agradecido que los seis modelos, ya frente a él, no fueran insufribles. 

—No lo decía por eso. —JongHyun lo miró de reojo, mas no comentó nada—. He visto cómo lo miras. 

Parpadeó y trató de controlar su respiración.  

—¿A quién? —preguntó, esperando sonar indiferente. 

JinKi sonrió de lado, socarrón. 

—Al modelo pelirrojo.  

JongHyun se tensó enseguida, carraspeando y estirando el cuello de la camiseta que vestía. 

—No sé de qué...  

—Tranquilo, no es muy notorio —interrumpió el mayor, poniendo una mano en su hombro y dándole un suave apretón—, pero te conozco y sé interpretarte.  

JongHyun lo miró con una expresión entre divertida e incrédula, sabiendo que ahí tenía una oportunidad para cambiar el tema de conversación. 

—¿Cómo te llamo ahora? ¿JinKi, “el intérprete”?  

El mayor rio divertido, y se encogió de hombros, mirando de nuevo hacia los modelos. El fotógrafo chasqueó la lengua, divertido, y se acercó hacia el set, indicándoles a los modelos cómo los quería para la fotografía, la pose y el lugar en donde debían estar. Les indicó, incluso, la mirada que quería de cada uno de ellos para esa fotografía, y hasta pidió que les arreglaran un poco el cabello a algunos de ellos. 

Para esa parte de la sesión, las mujeres llevaban colores cálidos, y los hombres, colores fríos. La sección de fotografías individuales ya había pasado, y necesitaba un par de la grupal para que pudieran cambiarse de atuendo y continuar con la sesión. 

Cuando regresó al lado de JinKi, el mayor le sonreía sugerente y él sólo rodó los ojos.  

—No vayas a empezar, hyung -advirtió. 

—¿Empezar con qué? -preguntó fingiendo inocencia. 

JongHyun lo miró con una ceja levantada, no creyéndole. 

—Tú sabes. 

JinKi rio, levantando las manos en señal de rendición, provocando que el otro rodara los ojos de nuevo y se apresurara a tomar su cámara. 

Era cierto cuando decía que todos eran profesionales, y que estaban hechos para la cámara, porque bastaba con que les diera una indicación y ellos la acataban de manera correcta, haciendo más llevadero el trabajo. Estaba satisfecho con cómo se desarrollaba la sesión, y tras unas fotos más, de cambio de poses y de miradas, dio por concluida esa sección y les indicó que podían ir a cambiarse de atuendo. 

Conversó un poco con JinKi en lo que esperaba que, al menos, uno de los modelos apareciera primero para empezar. En esa sección, las mujeres usarían colores fríos, y los hombres, cálidos. Además de que las camisetas serían reemplazadas por camisas, también blancas. Se preguntaba qué color usaría el modelo pelirrojo, porque sin duda esperaba que fuera uno que le quedara perfecto. 

SooYoung fue la primera en estar lista, por lo que fue la primera en ser fotografiada. Los demás modelos continuaron una vez estuvieron preparados, y JongHyun disfrutó al saber que el último a ser fotografiado sería el pelirrojo. 

JongHyun sintió la garganta seca cuando vio al hombre, con sus pantalones rojos ajustados, y una camisa de vestir blanca hecha de seda, pararse delante de la cortina azul índigo. Tragó saliva antes de decirle que se parara derecho, mirando a la cámara con seriedad, pero no frialdad. El hombre lo hizo. Luego, que posara casual y que sonriera, y JongHyun sintió cómo el corazón le latía más a prisa, agitando su respiración y poniendo en blanco su cerebro cuando vio su sonrisa.  

Le gustaba, sin duda, desde que lo había visto en la revista Elle Korea. Y le gustó aún más cuando lo vio entrar en su estudio.  

—Posa natural —pidió, como a todos, y supo que era su momento de aprovechar un poco. Otro beneficio de su trabajo.  

Tomó una foto de cuerpo entero, viéndolo despeinar un poco su cabello, cómo su camisa era justo de su talla y permitía ver su cuerpo, como esos pantalones marcaban a la perfección sus muslos, y casi se muerde el labio cuando el otro se dio la vuelta y fue capaz de ver su redondo trasero. Le pidió sonreír y sacó una de su rostro, curioso por la peculiaridad en su ceja, encantado con el rasgo felino que poseían sus ojos y deseoso por lo saludablemente rosas y suaves que se veían sus labios.  

—¡Es todo! —gritó, no solo para el staff, sino para él mismo. Si continuaba mirándolo sería muy notorio su interés. 

Todos aplaudieron y se hicieron reverencias, agradeciéndose entre todos por el buen trabajo. JongHyun hizo lo mismo, mirando a cada uno y, al finalizar con los agradecimientos, se acercó hacia su computador; los modelos se apresuraron a sus camerinos, listos para cambiarse y salir a cumplir con sus agendas. Pero hubo uno, cierto pelirrojo, que se acercó a JinKi y lo saludó con familiaridad. JongHyun había visto de reojo como el modelo no se dirigía hacia los camerinos, sino al otro lado del set, con el resto del staff. Giró hacia esa dirección con disimulo, queriendo saber a dónde iba y se sorprendió de ver lo cercanos que parecían que, por un segundo, se sintió celoso de lo bien que se llevaban. 

Prefirió enfocarse en guardar las fotos en su computadora, sentándose para poder verlas con más cuidado.  

—Jong —escuchó cómo JinKi canturreaba y lo miró.  

Se acercaba junto con el modelo rubio y el fotógrafo no sabía dónde meterse. Sentía su corazón latir tan deprisa que era bastante notorio el cambio su respiración, e inhaló profundo, lo más disimulado que pudo. 

—Hyung.  

Se puso de pie y al verlos ya cerca hizo una reverencia hacia el pelirrojo, y fue correspondido.  

—Este es Kim KiBum. Bummie, este es Kim JongHyun.  

—Un placer conocerlo, Kim JongHyun ssi. —El modelo hizo otra reverencia—. He seguido su trabajo desde hace algunos meses y debo decir que me gusta mucho. —Le sonrió tan brillante y honesto, que el fotógrafo solo pudo asentir—. Trabajar con usted ha supuesto para mí un gran placer y honor.  

JinKi empezó a reír y dio un manotazo al brazo del modelo, quién le frunció el ceño.  

—No tienes por qué ser tan formal con él. Es un amigo. ¡Ya sé! ¿Por qué no salimos por un par de copas esta noche? O por un café, cómo quieran —sugirió JinKi, encogiéndose de hombros. 

—Me parece buena idea —comentó el modelo, mirando al fotógrafo con una sonrisa brillante—. ¿Se nos unirá?  

Tenía una voz encantadora, una sonrisa que sin duda lo dejaría ciego, y un brillo en los ojos que le gustaba demasiado. JongHyun le correspondió la sonrisa y asintió, perdido en los orbes contrarios. 

—Me uniré.  

La sonrisa de dientes que KiBum le regaló fue suficiente para tenerlo en las nubes hasta la noche, cuando lo vio de nuevo, y se juró que esa sonrisa sería solo para él.  


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