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Chewing-gum por AlesaBe19

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Notas del capitulo:

¿Quién actualiza a las tres de la mañana? ¡Este tipo! :D 

¡Ahora, a leer!

Marzo de 1985


Los días viernes eran de compras en la pequeña plaza, ubicada en los límites de Berkshire, y aunque era apodada así en realidad eran tres calles llenas de tiendas y locales que solían vender productos de primera necesidad, carne, verduras, pan, etc.; y justo al terminar la tercera cuadra, se encontraba un parque con jardines y un pequeño kiosco que era una novedad para los visitantes.


Benjamín era el nuevo vendedor detrás de la vitrina de vidrio en la farmacia; su tía, que era la dueña, estaba harta de que él permaneciera todo el día dibujando cosas sin sentido, algo que nunca le daría el sustento para comer según toda su familia, no es que él creyera que lo necesitará, después de todo había heredado una gran fortuna cuando sus padres murieron y que fácilmente lo tendrían a flote si decidía nunca trabajar. Mientras tanto su tía era igual de rica por los locales que poseía en varias partes de la ciudad, pero ser comparado con sus primos cuyos trabajos eran remunerados, Benjamín era apenas algo más que una lacra.


Acepto el trabajo luego de una semana entera de presión, solo porque era consciente de que la farmacia era el lugar menos frecuentado de los demás locales. Y Benjamín esperaba que así se mantuviera, después de todo podía continuar con sus dibujos si nadie venía a molestar en las ocho horas que debía de mantener la cortina arriba. Con lo que no contaba era lo irritante que podían ser tres personas en busca de medicamentos, frustración de Benjamín que nunca supieran el nombre y siempre preguntaran por 'algo que ayude con la tos' haciendo que perdiera bastante tiempo buscando algo que se ajustara a lo que el cliente necesitaba.


Ése viernes sin duda no tenía esperanzas de tener tiempo libre para dibujar, sabía que el día era usado por varias familias para surtir la alacena, más que obvio que también el botiquín. La mera idea de tener el local lleno lo hizo estremecer, nunca había sido bueno para hablar, no como sus primos que eran vendedores en grandes tiendas o banqueros, Benjamín siempre había sido la oveja negra, el que no encajaba. Por lo que se le ocurrió la gran idea de abrir tarde, después de todo él tenía las llaves y su tía no pasaría hasta después de las tres a revisar si iba bien el asunto, fácilmente podría comenzar a vender a eso de las doce y se salvaría de tres horas de gente.


Brillante


Ese día no fue testigo del amanecer, tomó un relajante baño, desayuno sin prisas y a eso de las diez comenzó a meter varias cosas en la mochila que siempre llevaba al trabajo, su libreta, colores, lápices, un nuevo sacapuntas porque había roto el anterior en el transcurso de la tarde, el borrador, y con la idea de comenzar un nuevo tema metió su diario, el que había usado para tomar notas y consejos que recaudó a lo largo de sus años en la universidad, probablemente sería relajante dibujar árboles o flores ahora que la primavera estaba regresando a Gran Bretaña. Verificando que todo estuviera en orden salió de su casa cuando el reloj marcaba las 11.


Benjamín vivía a unas cuadras del local, las suficientes para que se cansara caminando pero pocas para justificar el uso del transporte, esa mañana se lo tomó con calma, después de todo solo trabajaría cinco horas, además de que la brisa de la tarde estaba comenzando, volviendo agradable su caminata. Su vista se perdió en los transeúntes, familias cargadas con bolsas de comida, señoras conversando, hombres corriendo al trabajo, pero su atención se concentró en los pequeños jardines de los establecimientos, algunos árboles sembrados en un corto metro de tierra con sus ramas apenas manchadas por hojas verdes, demasiado pequeñas para brindar algo de sombra


Su atención fue capturada por completo cuando llegó al parque, el pasto comenzaba a crecer de manera incontrolable, algunas florecillas violetas estaban por abrir; era seguro, comenzaría a dibujar flores. Tal vez con suficiente práctica, en dos semanas, pudiera pintar un paisaje con pinturas. Ya vería después. Su mente flotando en el tema no capto el alboroto de una esquina lejana.


Un niño era perseguido por dos hombres, sus brazos protegiendo un bulto en su abrigo, aprovechó la esquina para quitarse el abrigo y volverlo una bola protectora que lanzó al costado de una caja que estaba por ahí, de inmediato su cabello cambió junto con su altura, volviéndose más alto, detuvo su carrera y se sentó en la acera, mirando con precaución a sus perseguidores seguir corriendo en busca de un niño que nunca encontraría.


Benjamín no prestaba atención, porque si lo hubiera visto la escena, habría gritado por una muestra de brujería, pero su mente flotando en nubes de flores de brezno fui incapaz. Cruzó la calle y sacó de uno de sus bolsillos un manojo de llaves, pasó a un costado del niño que hizo brujería, que estaba sentado en la acera frente a la farmacia. Sin preocupación se agacho para quitar el candado izquierdo, sin percatarse de la mirada celeste curiosa en su persona. Benjamin cambio de posición, preparado para quitar el candado derecho pero notó la caja de basura que había sacado la tarde anterior seguir en su lugar, junto con abrigo gastado y sucio que no recordaba haber visto jamás, sacándose la aza izquierda de la mochila recogió el abrigo ajeno a la mirada de pánico del niño cambiante


—¡HEY, tú! ¿¡Dónde está el niño, eh!?— tanto Benjamín como el muchacho saltaron asustados por los gritos furiosos de uno de los hombres que habían estado persiguiendo al segundo, Benjamín negó confuso


—¿Niño, señor? No he visto a ningún niño— alegó, sin percatarse de que había soltado un costado del abrigo que dejó caer al suelo tres panes y un par de manzanas verdes, Benjamín palideció mientras que los hombres gruñeron acercándose —E-eso no es mío, yo, yo lo encontré aquí— trató de explicar, dejando caer el abrigo al suelo


—¡Si! ¡Ya! Te creó muchacho, que tú y tus cómplices me han estado robando desde hace tres días— reclamó el más grande de los hombres, un mandil llenó de tierra amarrado a su cintura


—Ahora mismo nos pagaras todo lo que robaron— siguió el otro, su ropa blanca y el mandil sucio de harina delatando su profesión, el niño se mantuvo en la acera, tratando de pasar desapercibido. Benjamín por otro lado comenzó a temblar, con las palabras para explicarse atoradas en su garganta, y lo único que pudo salir fue un grito ahogado cuando ambos hombres lo tomaron cada uno de un brazo y lo arrastraron a sus respectivos negocios, seguros de que el nerviosismo del chico era prueba de su culpabilidad


Tan aterrado como estaba Benjamín dejó caer su mochila junto con las llaves del local y mudo de nervios desapareció en la esquina. El último atisbo de él la punta de sus tenis.


Solo para regresar diez minutos después, siendo arrastrado esta vez por su tía que, para fortuna o desgracia, había decidió ir a ayudarle temprano, sabiendo que los viernes eran pesados, solo para ver el altercado con el niño ladrón y sorprenderse de que cuando el panadero y el vendedor de frutas regresaron traían a su sobrino arrastrando, seguros de que él era el culpable.


Benjamín nunca olvidaría ese viernes, el día en que fue acusado de ladrón y perdió su mochila de la suerte con todas sus cosas dentro, por lo menos las llaves de local y su casa seguían en el piso cuando regresó.


|| Chewing-gum ||


— ¡Maman! ¡Maman!— Faux detuvo sus movimientos bruscos, soltando el cartón en sus manos, mismo que había usado para desquitar su enojo y hacerlo mermar un poco, sin embargo de nada sirvió cuando vio al chiquillo que caminaba en su dirección, la ira volvió y se esforzó por controlarse, frunciendo el ceño cuando notó lo que su hijo traía con él —No lo vas a creer, maman, ¿recuerdas que iría a revisar en la plaza?— preguntó el menor, mirando distraídamente alrededor, al notar que nadie miraba disminuyó su altura y cambió el cabello negro por uno pelirrojo, semejante al de Faux, sus ojos también cambiaron adquiriendo un fuerte color verde


Faux resopló con fuerza, mandando a volar el control


—¿Revisar, Chewing-gum, no dirás robar?— interrumpió, notando rápidamente como el niño de siete años borró su sonrisa y sus pasos se detuvieron —Estoy loca pero no tonta ¿Creíste que no me daría cuenta? ¡Media ciudad habla de los niños que estaban robando en la plaza!— acusó agitando una mano, y contrario a lo que los faroles le dijeron no se sintió mejor luego de decir lo que sabía, de hecho, empeoró cuando el cabello de su hijo se volvió de un rojo más brillante al igual que los ojos, su altura elevándose unos centímetros


—¡No podemos estar comiendo siempre de la basura, mamá! Siempre que pasa te enfermas y es peor ¿No es más fácil robar comida fresca que los medicamentos?— repuso el menor, sujetando con fuerza uno de los tirantes de la mochila negra que colgaba de sus hombros


—¡No quiero arriesgarte Chewing! Ya lo hablamos, tu habilidad podría hacer que te encuentre ese profesor otra vez ¿Eso es lo quieres? ¿Irte a un colegio a quien sabe donde? ¿Lejos?— Chewing retrocedió, su pelo oscureciendo. Faux misma dio un par de pasos atrás, acariciándose la cabeza que había comenzado a sentir que le daba leves palpitaciones.


Desde unos meses atrás esta misma pelea se repetía, una y otra vez, comenzando con Chewing usando sus habilidades cambiantes para poder robar comida, a pesar de que Faux le había dejado en claro que no debería de hacerlo; se lo había prohibido desde que conocieron a un tal Remus, un supuesto profesor que había advertido de las habilidades de Chewing-gum, anunciando que estos mismos causarían que algún día ambos serían separados para que Chewing-gum pudiera aprender a usarlos al asistir a un colegio, y Faux no estaba dispuesta a dejar ir a su hijo, mucho menos a un lugar que no conocía, así que pensó que si su hijo dejaba de usarlos entonces nadie diría que tenía que irse


Pero Chewing-gum era terco, a pesar de las advertencias seguía usando su poder, y Faux ya estaba asustada, varias veces en la ciudad se enteraba de un grupo de niños que robaban en los negocios, nunca eran atrapados o vueltos a ver, y era evidente que Chewing-gum tenía mano en el asunto cuando era en los sitios donde debería de revisar contenedores donde ocurrieron los robos


—Solo quiero que nos mantengamos juntos, no me interesa enfermarme si así puedo estar segura de que te quedaras conmigo— trató de razonar, usando un tono más bajo, Chewing-gum no contestó, en su lugar fue hasta donde su madre y la abrazó, Faux correspondió, acariciando el cabello pelirrojo que tenía al alcance, su cabeza aun palpitando en leves toques de dolor que quería ignorar


No podía admitir ante Chewing que ella misma estaba preocupada, enfermaba cada vez más constantemente que cuando Chewing era pequeño o estaba sola por su cuenta, y cada vez había más dolor, el suficiente para que tuviera que mantenerse quieta un día, solo por eso Chewing-gum había comenzado a hacerse cargo de recolectar la comida, provocando más preocupaciones a Faux.


El niño mantuvo la mirada baja, sintiendo las caricias en su cabello y relajándose ante el toque. Su mente corriendo en dirección contraria a la de su madre, porque él se negaba a dejar que su madre sufriera cada vez que se enfermaba, puede que ella misma no lo recordará, pero eran días largos en que no se levantaba, acostada mientras soltaba quejidos que asustaban a Chewing, siempre teniendo que vigilar a su madre al día siguiente para estar cerca si llegaba a sentirse mal otra vez y poder servir de apoyo


No importaba que ella misma le dijera que no, porque lo seguiría haciendo, seguirá robando si con eso ayuda a su madre.


No es como si fuera muy difícil, siempre robaba con un disfraz y cambiaba cuando estaba lejos de las miradas quitándose el abrigo para que no pudieran ubicarlo por la ropa, la idea había surgido de un muchacho que observó alguna vez, robando a la gente y quitándose la chamarra para que no pudieran reconocerlo, solo que Chewing contaba con la ventaja de sus poderes


Porque ya no era idiota, no era una habilidad que cualquiera tenía, solo él, solo Chewing-gum, un poder que descubrió luego de un desagradable incidente con unos niños y que había mantenido oculto de su mamá, ella ya tenía suficiente. Después de ese incidente fue más fácil controlar los cambios, porque ahora sabía que no era algo normal, y por lo tanto era algo que asustaba a la gente, y cuando la gente estaba asustada hacía cosas estúpidas. Solo esperaba ser lo suficientemente listo como para que el señor Remus no pudiera encontrarlo y luego intentará llevárselo lejos, al colegio, necesitaba quedarse para poder proteger a madre.


Faux rompió el abrazo cuando sintió un insistente piquete en su cabeza, una mueca que quiso pasar por sonrisa se plantó en sus labios cuando sus ojos se encontraron con los verdes de Chewing-gum, tratando de reflejar una tranquilidad que no sentía.


—Hay que movernos, escuche de los faroles que habrá lluvias en estos días— advirtió sin querer volver al tema anterior, Chewing asintió de acuerdo, también contento de que no regresaran al asunto de los robos.


Entre los dos recogieron las cosas que Faux no había podido recoger debido a sus dolores, cosas que habían acumulado a lo largo de los años y que de alguna manera "mejoran" su vida en la calle, un ejemplo era la ropa que les había sido entregada por gente de "buenas intenciones", claramente la ropa no era más que harapos que les sobraban o no querían por estar rotos, a pesar de que Faux insistia en que era una ayuda Chewing lo veía como si les estuvieran regalando basura, pero servían para hacer una cama y mejorar el sentimiento duro del suelo


Cuando ambos terminaron Faux fue la encargada de liderar el camino, segura de reconocer los lares donde estaba, Chewing no estaba tan seguro, su madre había demostrado varias veces que no era del todo... normal, aunque tal vez por eso el mismo Chewing tampoco lo era. La pareja tan extraña como era caminó por un par de horas ganándose variadas miradas en las diferentes calles que cruzaron, la mayoría de las miradas se debatía entre el odio o la lástima con una minoría a favor de la precaución, Chewing estaba acostumbrado, toda su vida, aunque corta, había sido víctima de ellas, las de odio porque no era de utilidad a la comunidad, las de lastima porque no tenía la mejor vida y las de precaución por los recientes robos. Aun así procuro no encogerse ante cada una de ellas a pesar de merecer las últimas.


Así que se concentró en el contenido de la mochila negra que colgaba de sus hombros y la manera en que le diría a su madre que necesitaba ayuda con la libreta de dibujos, después de todo no sabía leer.


—Por aquí— Faux llamó su atención, entrando en un angosto callejón que a Chewing le dio un aire conocido —Hace tanto que no veníamos, te puedo asegurar que estaremos a salvo aquí — Chewing no quería ser pesimista pero incluso sintió que esta parte de la ciudad era más... peligrosa que los lugares donde habían estado en los últimos años. Las nubes grises del cielo se habían vuelto otro tono más cercano al negro arrebatando los rayos solares de la tarde


—¿Muy segura, maman?— preguntó precavido cuando un olor extraño llegó a su nariz y lo mareo, descubrió el origen al final del callejón, dos jóvenes mayores tenían palitos blancos encendidos como si fueran cigarros pero el niño estuvo seguro de que no lo eran


—¿Faux?— llamó uno de ellos, sus ojos de un color castaño común, su cabeza rapada, Chewing se acercó de inmediato a su madre y se arrepintió de no haber cambiado antes de entrar al callejón. Sin embargo su preocupación fue hecha de lado cuando su maman se acercó al chico sin dudas


—¡Ian! Cambiaste tanto— Faux palmeó uno de los hombros del muchacho, Chewing se encogió en su lugar cuando el llamado Ian sonrió de una forma cruel —No nos habíamos visto desde lo de Gloria— el niño apretó sus manitas cuando el hombre dejó de sonreír y en su lugar frunció el ceño


—¿Gloria? ¿Esta mujer lo conoció?— preguntó el otro muchacho, mucho más joven que el otro, sus ojos eran azules y su cabello estaba peinado en rastas castañas que llamaron la atención de Chewing, tal vez si llegaba a concentrarse lo suficiente podría copiarlas. Faux miró al chico que habló con interés su cara siendo un poco conocida, Ian intervino


—mhj, Faux creo alguna vez escuchaste de él, Cake, llegó antes con Walter, ¿recuerdas?— la mujer entrecerró los ojos unos momentos antes de asentir


—Los hombres de la ley te llevaron cuando mataste a un hombre que atacó a Walter— Chewing entonces despertó de su concentración, mirando a su madre con miedo y precaución a los desconocidos, sin embargo el de rastas soltó una carcajada


—Bien, señora. Me habían dicho que Faux no era más que una loca, algunos pensaban que ya habías muerto— la mano donde sostenía la réplica de cigarro se acercó a su boca donde inhalo de la punta con fuerza, una nube de humo blanca salió y Chewing se cubrió la nariz cuando volvió el horrible olor, el gesto pareció llamar la atención de todos sobre él porque los desconocidos le miraron con sorpresa


—Tengo un hijo por el cual es imposible que muera, Cake— contestó su madre moviéndose inmediatamente frente a él para cubrirlo de las miradas indeseadas, Chewing se sintió mal de que ella estuviera protegiéndolo cuando era el deber de él cuidarla.


—Oh, el niño de esa vez ¿No era una niña acaso?— preguntó despreocupado el de cabeza rapada, Chewing parpadeó en dirección a su madre


—Chewing-gum es un niño, siempre lo ha sido— declaró firme, el muchacho sacudió sin cuidado la mano, no parecía especialmente interesado cuando una nube blanca salió de su nariz, Chewing tuvo el cuidado de cubrir su nariz


—Mhj, me imagino que viniste aquí por refugio— comentó cambiando el tema con rudeza, Faux asintió mientras una de sus manos palpaba la figura de Chewing detrás de ella, el niño extendió su mano y tomó la extremidad. La acción fue seguida por la mirada del apodado Cake, una sonrisa perversa en sus labios —Tendrás que buscar, la mayoría vino aquí cuando culparon a todos de los robos que los niños ejecutaron— Chewing se estremeció por la mirada que ahora ambos le dedicaban, trató de mantenerse serio apretando la mano de su madre


—Aunque es gracioso, no he visto a ningún niño entre los nuestros en los últimos años— comentó Cake, su intento de cigarro siendo inhalado con fuerza antes de dejarlo en sus labios y dejar caer su mano, Chewing siguió los gestos con cuidado y más precaución llegó a él cuando el contrario metió su mano en uno de los bolsillos


—Si, gracioso— afirmó Faux con tono cantarín, pero Chewing sabía que estaba nerviosa por la presión en su pequeña mano. Repentinamente Cake se alejó de la pared y se acercó a Chewing directamente, el niño retrocedió mientras que su madre acercaba su mano libre al intruso


Chewing no pudo ver el objeto, pero bastó para que el joven detuviera su acercamiento, su sonrisa perversa demasiado cerca de Chewing que pudo ver unos horribles dientes amarillentos con algunas manchas oscuras que no quiso identificar, el aliento de Cake llegó con el mismo olor de lo que fuera que estaban fumando él e Ian


—Eres un niño muy bonito a pesar de ser de la calle— Chewing se hundió más en la pared mientras que el tipo hizo una mueca cuando su madre acercó más su mano al área del cuello, el menor abrió los ojos asustado cuando un pequeño hilo de sangre salió de donde Faux tenía su mano. Cake se alejó y bajo la tenue luz de la tarde el niño pudo ver un corte en su cuello cerca de la mandíbula —Me voy a casa, Ian. Espero que volvamos a hablar, señora Faux, Chewing-gum— se despidió mientras llevaba una mano al área afectada


Y con una mirada que Chewing no pudo interpretar lamió la punta de sus dedos llenos de sangre. —Ya vete, Cake— Ian también dejó su lugar para empujarlo, el muchacho gruñó pero siguió caminando. Su madre había estado tan nerviosa que cuando el chico de rastas desapareció de la vista soltó todo el aire en un suspiro, su postura relajándose al instante


—Muchas gracias, Ian—Chewing dudó cuando el chico restante se acercó, pero contrario a su compañero, palmeó suavemente la espalda de su madre en un gesto seco pero amable antes de tomar rumbo por el callejón por donde Cake se alejó primero


—Ten cuidado, Faux, los niños están siendo enviados a los centros y unidos al sistema de acogida— advirtió mirando a Chewing-gum, el niño instintivamente se puso a la defensiva avanzando un paso que Faux permitió


Ian le mostró una sonrisa burlesca, muy seguro de que el niño no tenía idea de lo que hacía, era algo obvio suponiendo que Faux se había mantenido todos estos años lejos del foco donde todos estaban y pocos le había visto desde abandonó la zona. Era de esperar que el niño no supiera el sistema que tenía entre los mendigos


—Lo tendré, gracias Ian— volvió agradecer Faux, contenta de encontrarse con alguien conocido, el niño que alguna vez llego a ellos llorando, clamando que su madre le había dicho que vendría por él pero no regresó, ese niño que se negó a terminar en un orfanato y que decidió ganarse solo la vida en la calle había crecido y ahora era un hombre, y Faux no estaba segura de si eso era malo o bueno


Ian asintió y siguió su camino dejando a madre e hijo solos en el callejón, cuando un repentino trueno fue escuchado, advertencia de que los faros había tenido razón y pronto comenzara a llover, Faux tomo una de las manos de Chewing-gum y con seguridad camino más adentro de la zona, sabiendo en dónde buscar


—¿Sistemas de acogida?— preguntó Chewing de repente, mirando las casas que pasaban con curiosidad, la mayoría de ellas estaban invadidas, se podía notar por las tablas y hules que cubrían las ventanas. Faux hizo una mueca


—Una manera de repartición, entregan los niños a familias que se ofrecen por dinero, como si lo rentaran— explico brevemente, concentrada en ver alguna casa que estuviera desocupada


—¿Rentar? ¿A los niños?— preguntó Chewing asustado ¿para qué quieren rentar a un niño? ¿para que trabajara? ¿Hiciera la limpieza? Su mano fue liberada y se quedó a mitad de la calle, mirando a su madre a espera de una respuesta.


Faux se acercó precavidamente a una de las casas, las ventanas rotas estaban libres de marcas, el patio lleno de maleza no le mosto tanto como un molesto olor a putrefacción, se alejó decidiendo ir a buscar a otro lugar


—Eso es lo que escuche, si un niño no tiene padres lo envían a un casa con padres falsos, ellos reciben dinero por cuidar del niño hasta que es grande y decente— siguió caminando, identificó la casa que alguna vez ocupó y se sintió decepcionada de verla ocupada, seguramente Chewing-gum hubiera querido copiar el púrpura de las paredes otra vez


—¿Y si esos padres falsos no quieren al niño?— preguntó curioso, el aire que había tenido de reconocer el lugar terminando repentinamente, aunque era irónico porque todas las casas eran iguales, las diferencias radicadas en que tan destrozada estaba una casa de la otra solo variaban en lo alto de la hierba y cuantas tablas bloqueaban las ventanas


Si Chewing tuviera que asegurar, diría que esto era un suburbio, habían estado en uno antes, solo que con casas más completas y sin un basurero en el patio frontal, ciertamente la zona se veía muy descuidada


—Eso es lo malo del sistema de acogida, si ellos no te quieren tendrás que aguantarlo porque el sistema los asignó como tu familia. Y suponiendo que les pagan, no te dejarán ir tan libremente— Faux miró otra casa, las ventanas rotas libres de tablas, con cuidado se acercó y su nariz no detectó ningún aroma anormal incluso cuando alcanzó la ventana y se asomó dentro, además de algunas basuras no había nada realmente malo —Esta está bien. Vamos Chewing, tenemos que acomodarnos para la noche— esperó a que el niño se acercara antes de ayudarlo a entrar


El menor dio un par de vueltas a la casa antes de decidir que el cuarto sería la única habitación que iba a pisar mientras permanecieran en la construcción. Recogió algunas basuras del cuarto que tiró en el patio trasero donde un curioso matorral le recordó la segunda libreta que había en la mochila. Le había dado una ojeada antes de llegar con su madre, ciertamente ver el proceso de un dibujo le dio la vaga idea de lo que era, pero no podía estar seguro hasta que su madre le ayudará a leerlo. Y aunque estaba emocionado por ver que la otra libreta estaba mayormente limpia y dispuesta para él no ganó tanto su atención como los colores y el lápiz.


—Supongo que andaremos a ciegas— exclamó su madre entrando al cuarto dando su aprobación a la limpieza de Chewing, el niño también había bloqueado la ventana que tenía la habitación con cartón, a tiempo para escuchar la lluvia que comenzaba a caer, pero provocando que la poca luz del día que quedaba no pudiera entrar


—Tengo una vela en la mochila— exclamó sacando el palo de cera junto con una caja de cerillos que ya se estaba quedando vacía.


Unos minutos más tarde la habitación estaba siendo iluminada por una tenue luz amarillenta mientras que Faux se acomodaba en una esquina, dispuesta a descansar luego del largo día, pero la mirada verde de Chewing le daba la vaga idea de que el niño necesitaba algo. Era una pequeña corazonada que había aprendido en los últimos tiempos desde que su salud comenzó a decaer, su hijo se sentaba a observar y considerar si de verdad necesitaba su ayuda o podía continuar sin ella con tal de no molestarla


—¿Tengo algo en la cara, Chewing?— preguntó suavemente por lo que soltó una risa cuando el niño saltó en su lugar como si le hubiera gritado, el cabello tomó un tono más brillante de rojo antes de oscurecerse


—No...—respondió avergonzado el niño mirando la vela arder, una gota de cera se resbaló hasta el suelo cuando se decidió —Quiero aprender a leer, quiero que enseñes— Faux borró el último rastro de sonrisa que había mantenido


—¿Y por qué quieres leer?— preguntó enderezándose en su lugar quedando sentada y apoyada en la pared. El pequeño juego en los dedos no pudo ser pasado por alto hasta que Chewing decidió levantarse y acercarse a la mochila negra con la que Faux lo había visto aparecer en la mañana


Chewing-gum pareció dudar por un momento antes de sacar una libreta gastada, en muy buenas condiciones como para haber sido sacada de la basura. Faux sintió un hundimiento en el estómago cuando el objeto fue tendido en dirección, con precaución la tomó “Notas de Benjamín” estaba puesto con marcador en la portada, las letras brillaron en evidencia de diamantina —Necesito leer esto— declaró Chewing arreglándose el saco roto y sucio que vestía


—¿De dónde la sacaste?— preguntó mirando a su hijo, la mirada verde se perdió en el suelo —Chewing-gum— pronunció con advertencia 


—Estaba en la mochila— contestó de mala gana, Faux no estuvo satisfecha con la respuesta


—¿Y de donde sacaste la mochila?— cuestionó mirando el objeto mencionado, que aunque vieja, también parecía estar demasiado limpia para pertenecer a la basura. Chewing-gum vio más obstinadamente el suelo sin responder por lo que Faux tuvo una idea muy clara donde pudieron salir ambas cosas —¡La robaste!— acusó con alarma, un par de ojos grises la enfrentaron


—No lo hice, estaba en el suelo— Faux soltó una tos que parecía más bien una risa, una amarga


—Nadie deja mochilas tiradas en el suelo porque si, Chewing-gum— declaró desde su lugar agitando la libreta de sus manos, de repente sintió que el contacto con ella le quemaba por lo que la soltó en el suelo, su hijo de inmediato quiso alcanzarla pero lo evitó, no quería que él también se quemara


—¡Él sí!— gritó el pequeño tratando de defenderse de las acusaciones, Faux respiro con más fuerza


—¿Él? ¿Entonces sabes de quién es y no quisiste regresarlo?— preguntó de verdad incrédula, demasiado inquieta se levantó de su lugar, un mareo la sacudió por unos instantes pero la cólera de que su hijo no negó la acusación le sostuvo de pie —¡Chewing-gum!—


—¡No sabia a donde se lo llevaron y si me quedaba me iban a atrapar!— justificó, sus cabellos comenzando a erizarse y tomar un color cobrizo. Faux negó y por primera vez dejó que la decepción la llenará


—¡Es por eso que no deberías de robar! Solo te expones a que te acusen de algo—su voz se elevó unos tonos y de inmediato se obligó calmarse, gritando no iba a conseguir nada, pero la mezcla de sentimientos en su pecho era algo muy difícil de ignorar y mucho menos suprimir. 


Chewing-gum. Chewing le había robado a alguien directamente, no a tiendas, no a farmacias o locales, a alguien. Estaba muy… irritada.


—¡Por el presidente, Chewing-gum, robaste a una persona! A alguien a quien no sabes si le hacen falta estas cosas— apuntó a la mochila que reposaba inocentemente en el suelo. Con decisión se acercó a ella, Chewing advertido se atravesó en su camino —¡Dámela! Quiero ver que vale tanto la pena como para que te arriesgues en una tonta aventura— con esfuerzo trato de apartar al pequeño pero las pequeñas manos de su hijo se aferraron a su abrigo y evitaron su avance


—¡No fue una tonta aventura!— gritó Chewing-gum soltando su abrigo para tomar la mochila, Faux aprovechó la liberación para tomar un pequeño trozo de la bolsa y se aseguró de jalearla con fuerza —¡Suéltala es mía!— el cabello cobrizo tomó un tono pelirrojo, el que siempre tomaba cuando Chewing estaba furioso, pero Faux solo concentró en quitarle el objeto a su hijo ¿Es que él no sentía el ardor, el fuego, en sus manos?


—¿Tuya? ¡La robaste! ¡Tenemos que regresarla!— Faux tiró de su agarre con fuerza logrando que Chewing perdiera terreno


—¡No! Ya es mía— los ojos grises también comenzaron a ser rojos


—¡Chewing-gum!— grito Faux de regreso segura de que con un esfuerzo más podría tener el control de la mochila


—¡NO!—


Entonces una fuerza salida de la nada hizo que Faux fuera empujada y su agarre sobre la mochila se soltara, demasiado rápido entró en contacto con la pared en un golpe seco


—¡Ah!— quejo por la punzada en su cabeza y de inmediato cayó al suelo, incapaz de sostener su propio peso, su vista se volvió borrosa y algo golpeaba dentro de su cabeza con fuerza.


Tal vez cerró los ojos unos segundos, o tal vez se desmayó horas, pero perdió el conocimiento de donde estaba y quién era el tiempo suficiente para que cuando su mente se aclaro y pudo ver a su alrededor, fue testigo de que Chewing-gum ya no estaba en la habitación con ella.


|| Chewing-gum ||


Todo estaba demasiado frío. El aire, la lluvia. Todo.


Sentía que sus dedos se entumecieron y sus pies pesaban al caminar, pero no sabía a dónde ir. La anterior ira que había sentido cuando su madre trató de quitarle la mochila había sido enfriada a medida que corría por las calles del suburbio y para cuando despertó de su trance después de chocar con un bote de basura  se dio cuenta de que no sabía dónde estaba.


Y no tenía idea de por donde había venido.


En el lugar donde estaba ya no había casas, sino edificios, seguramente departamentos, y tenían peor aspecto que las casas. Estaba asustado y temblando de frío, la lluvia que aún caía no estaba ayudando a calmarlo.


Al menos tengo la mochila, se consoló inútilmente mientras aseguraba el par de correas que mantienen la bolsa en su espalda con ambas manos, el abrigo que vestía no poseía bolsas en los costados para proteger sus manos como el que había dejado en la farmacia de la plaza. Pero no te está sirviendo de mucho la mochila ahora, ¿verdad?, pensó triste antes de acercarse a la pared de uno de los edificios en busca de protección contra la lluvia


Su cabello había perdido el vivo rojo para pasar a un gris azulado. Sus ojos ahora azul celeste miraron con temor el cielo que poco a poco estaba tomando un color más oscuro a medida que la noche empujaba fuera a la tarde ¿Cómo podía regresar?


No sabía a donde había corrido para llegar a ese lugar y desconocía por completo como regresar o en donde exactamente estaba la casa donde iban a dormir esa noche. El repentino recuerdo de Cake sonriéndole lo hizo sacudirse en un escalofrío ¿Y si se encontraba con él? Seguramente no vivía muy lejos de donde estaba con Ian fumando la cosa rara


Por el presidente, estoy perdido… y asustado


El primer sollozo salió seguido de cerca del segundo y el tercero. Tenía más frío que antes y el recuerdo de hacer la cosa para empujar a su mamá le estaba provocando más llanto. ¿Qué clase de hijo era atacando así a su maman? Porque no tenía dudas que él había empujado a su mamá, en ese momento el enojo lo superó y aún más cuando su madre le dijo que devolvería la mochila, simplemente… había deseado que ella se apartara, que soltara la mochila y no se acercara.


—… ¿un niño? ¿segura?— escuchó que preguntaba una voz a la lejanía, repentinamente se le cortó la respiración y se encogió más en su lugar procurando no hacer ruido. Miro alrededor alarmado en busca de un escondite que no encontró, solo era una callejuela que había quedado entre los dos edificios, no era como los callejones de la ciudad donde existían dos salidas y eran más anchas. Ya no podía salir porque entonces le verían directamente, respirando con dificultad asumió la apariencia que había adoptado como propia, su cabello pelirrojo similar al de su madre con los ojos verdes como la luz de su sueño frecuente


—Lo vi, estoy seguro oficial— intervino otra voz, era una mujer, estaba seguro a pesar de que el sonido de la lluvia ahogaba un poco los sonidos —Llegó de ahí, ya sabe, de la zona. Tiró la basura y caminó por allá. Lo ví por mi ventana— Chewing estaba seguro de que la gente venía de calle arriba, se encogió más en su lugar temeroso de lo que podría pasar, nunca había enfrentado a un hombre de la ley solo. Siempre estaba con su maman


—Esta bien, ya puede irse a su casa, gracias por la ayuda— la luz de una linterna iluminó la calle, Chewing retrocedió en el pequeño callejón, una de sus manos recorriendo la pared para asegurarse de no caer por el resbaloso suelo —¡Niño! Sabemos que estás por aquí. Nos han llamado para reportar que estas solo— la luz se acercaba más y el sonido de pisadas llegó a sus oídos


—No te preocupes, no estas en problemas. Debes de tener frío ¡Anda, sal!— la luz se dividió y estuvo seguro de que eran dos oficiales, suspiro dejando ir una nube blanca de su aliento caliente, sintió su espalda chocando con la pared mientras que la luz le iluminaba directamente su rostro, cerró los ojos por la molesta luz


—Ahí estás— perdió el aliento cuando el primero oficial se acercó a él, sus rodillas temblaron y un frustrado plan de escape fue desechado cuando el segundo oficial se quedó de pie en la entrada —Mhj, eres mayor para ser Potter, pero estoy seguro de que eres uno de los robos— las palabras del oficial lo hicieron concentrar su atención y temblar


—¿En serio? Nunca oí de que alguno fuera castaño— preguntó despreocupadamente el oficial que esperaba en la entrada y aún mantenía encendida su linterna. El oficial que tenía más cerca le tomó del hombro y lo empujó para salir, su agarre demasiado fuerte y Chewing demasiado asustado para protestar


—Es pelirrojo idiota, solo está mojado— corrigió con voz ronca —Anda niño, camina— ordenó empujándolo fuera donde fue alcanzado por una corriente de aire helada que hizo sus dientes castañear.


El oficial lo obligó a caminar calle arriba por donde Chewing tenía la noción de haber tirado el bote de basura, la oscuridad de la noche rota por las luces frontales de una patrulla. Perdóname, maman, pensó aterrado, se lo iban a llevar y nunca volvería a ver a su madre como todos aquellos que eran llevados por los hombres de la ley


—¡Dejen en paz a mi hijo!— Chewing giró de inmediato solo para ver a su madre golpear al oficial de la linterna con un palo en la cabeza


—¡Maman!— gritó pasmado, el oficial que le empujaba recibió un golpe también en las piernas que lo hizo caer, Faux aprovecho para darle otro golpe en los brazos


—¡Señora, detén-gase!— quejó el hombre cubriéndose, Faux lanzó el palo al otro oficial antes de empujar a Chewing por el hombro alentando a correr, no necesito de otra señal para empezar a mover sus pies en una apresurada huida—¡No los dejes escapar!— escucho que exigía el hombre de la ley cuando estaban un poco lejos


—¡Maman, perdón, perdóname, perdóname!— pidió siguiendo el paso de su madre, alcanzando una de las manos pálidas de ella y apretándole, recibió apenas una mirada de los ojos castaños de ella


—¡Hablamos de eso luego, Chewing!— respondió con voz pesada pero apretando el agarre de su mano, para Chewing eso fue como un consuelo, uno que duró poco cuando fue iluminado por una agita luz de linterna


—¡Alto!— ordenó uno de los hombres de la ley, Faux corrió jalando a Chewing con ella para que apresurara el paso, doblaron en una esquina y el niño creyó reconocer el lugar de la tarde cuando llegaron a aquel lugar


El eco de los pasos salpicando agua inundó sus oídos junto con la caída más agresiva de la lluvia. No escuchaba a los oficiales pero por la luz de la linterna estaba seguro de que los seguían de cerca, repentinamente Faux se detuvo frente al callejón y el pequeño niño dudó cuando fue empujado por el


—Corre por ahí, Chewing, rápido, regresaras a la zona ¡Ve!— alentó Faux sin moverse, Chewing-gum dudo tomando su mano pero de inmediato fue apartado, su madre le dio una mirada muy diferente a la que tenía cuando ambos estaban discutiendo —Ya vete. Iré detrás de ti—Chewing sabía que era mentira, así que trato de jalar de nuevo a su madre pero esta se negó y lo empujó con fuerza otra vez


—Maman— quejo pero no pudo decir más cuando se percató de que podía escuchar los pasos de los oficiales, giró la cabeza a tiempo para ver a uno de ellos golpear a Faux justo en el cuello, ella de inmediato se desvaneció en el suelo —¡Maman!— trató de acercarse peor un par de manos le detuvo


—¡No te muevas, niño!—advirtió el que antes le había empujado, le sostuvo con fuerza de los hombros y sin esfuerzo alguno lo alzó en el aire, Chewing grito cuando fue cargado en en el hombro del hombre de la ley, tuvo una vista fija del pavimento mojado y de algunos de sus mechones que se habían mantenido pelirrojos todavía —Ponle las esposas, Flores, tenemos que llevar a ambos a la comisaría—


Chewing comenzó a respirar con dificultad y la posición en la que estaba no lo ayudó, repentinamente todo se volvió borroso solo para dar paso a la negrura de la inconsciencia.

Notas finales:

¡Y aquí está! ¡El cuarto capítulo! ¿Qué les ha parecido?

Debo decir que lo edite tantas veces para que quedara como yo quería y no más no me siento a gusto pero ya me había tardado bastante en actualizar ¡Y ahora las preguntas! ¿Qué creen que le pase al duo? ¿Seran arrestados? Bueno ya lo fueron ¿Separados? Quien sabe ¿descubriran que Chewing no es un niño normal? Esperemos que no 

El proximo capítulo estara bajo el titulo: LAS FALLAS DEL SISTEMA

Hasta entonces nos leemos

-Alexis (la vibora de Ravenclaw)


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