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Lazos de sangre por LORD GRIM

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Notas del capitulo:

Buenas noches o madrugadas... 

Aquí les traigo un nuevo capítulo para su lectura, esperando que sea de su gusto y me regalen algunos comentarios. 

En una húmeda cueva se encontraba el cuerpo de un hombre, este había tenido un final trágico ya que al final estaba pagando sus malas acciones, un ladrón que en una vuelta del destino terminó atrapado en la mansión que deseaba robar mientras esta ardía en llamas. 
 
Su cuerpo entero estaba lleno de quemaduras, al grado de haber desfigurado su rostro hasta no poder ser reconocido nunca más, si estaba vivo era gracias al buen corazón del extraño joven de cabello plateado que lo salvó. 
 
En pleno incendio y perdiendo ya sus últimas fuerzas el ladrón creyó que su fin había llegado, pues aunque hubiese intentado escapar el peso de la viga que cayó sobre el no le permitió moverse y tuvo que soportar como su cuerpo se quemaba lentamente sin poder hacer nada; entonces llegó aquel hermoso angel que lo salvó y ahora era quien se encargaba de cuidarlo, debido a que sus heridas fueron tan graves que perdió toda la movilidad de su cuerpo. 
 
El bandido no perdía oportunidad para admirar a su salvador, al principio creyó que se trataba de una persona tan valiente o tal vez muy tonta que se atrevió a entrar al fuego a socorrerlo, pero una vez que pudo observarlo mejor creyó ver un angel. 
 
Aquel joven tenía al menos 15 años, un largo cabello blanco que le llegaba hasta sus rodillas, sus rasgos aunque aún infantiles eran bien definidos haciéndolo ver muy atractivo y para finalizar pero no menos importante sus ojos dorados como un rayo de sol, en verdad era hermoso, todo eso le hizo no prestar atención en las orejas perrunas sobre su cabeza.
 
Ajeno a los pensamientos del hombre que rescato, Inuyasha estaba sumamente preocupado por la condición del humano ante el, sus heridas eran graves y aunque intentase limpiarlas para evitar que se infectaran, no había mucho que podía hacer ya que la medicina youkai no funcionaba en los mortales y lo peor del caso es que no podía pedir ayuda. 
 
Los humanos le temían por ser un demonio aunque solo fuese un hanyou, los mortales se sentían intimidados ante esos seres de fortaleza superior, no lograría nada yendo a una aldea, al contrario condenarian al hombre por el simple hecho de estar a su lado. Por su parte los demonios lo atacarían por su condición de beta o por el simple hecho de ser la pareja del Lord del Este, la única verdad es que de toparse con algún demonio terminaría enfrascado en una batalla afectando a quien intentaba ayudar.
 
Pero tal vez lo peor del caso es que su hermano estaria furioso al enterarse de que había abandonado la Casa de Luna. Meses antes un conflicto armado estalló en las Tierras del Este, su hermano debió partir a la batalla con varios soldados, fue su deseo acompañarlo en esta campaña no obstante el mayor se lo impidió, argumentando que aún no tenía la experiencia suficiente para luchar, esta vez quiso oponerse pero bastó un poco del yoki de su pareja para que bajara la cabeza en señal de sumisión. 
 
La actitud del mayor había calado hondo en su pareja, Inuyasha entendía el actuar de su hermano, pues sabía que en algo tenía razón no tenía ninguna clase de experiencia real en combate, por más que hubiese practicado hasta desfallecer no era lo mismo una pelea verdadera al entrenamiento con los generales de la Casa de la Luna. 
 
Pero... había contradicciones en las palabras del mayor ya que siempre alegaba que no tenía experiencia alguna, sin embargo como iba a adquirirla si nunca lo dejaba salir del palacio. El era un beta por lo tanto parte de su naturaleza era el ser incontenible, no era como las típicas omegas dociles, abnegadas y sumisas; sus deseos de viajar y conocer el mundo era inmensos pero se veían frustrados por los deseos del mayor. 
 
Tras la partida del mayor algo en su interior no lo dejaba en paz, por lo cual tomó una desicion, conocía las consecuencias de lo que estaba a punto de hacer, pero no importaba cuando el conflicto bélico terminase aceptaría el castigo correspondiente a su falta. Unas noches después, comenzó su plan para alcanzar a su hermano, burlar a los pocos guardias que quedaron fue fácil, seguir el rastro de su pareja aún más sencillo pero lo que no estaba en sus planes fue salvar a un humano de un incendio, provocado por un grupo de youkai rezagados de las batallas, ahora no podía dejarlo a su suerte, sin cuidados constantes moriría y su parte mortal no le permitía abandonarle. 
 
Lo peor del caso es que una terrible tormenta cayó sobre la tierra, lo cual habría borrado cualquier rastro de ellos, por lo que tardarían más en encontrarlo permitiéndole buscar una solución para con el humano. Sabia de sobra que Sesshomaru no había regresado al palacio, pues de hacerlo lo hubiese encontrado de inmediato por la conexión que compartían, aunque no estuviese culminaba le permitía encontrarle en donde sea que estuviera. 
 
Los lamentos del humano lo trajeron a la realidad, se adentro en la cueva olvidando la fuerte lluvia que azotaba la region, se acerco hasta el mortal para revisarlo nuevamente era seguro que sufría por las quemaduras, ya que no habían sanado ni un poco.
 
- No se esfuerce- pidio el medio demonio hincandose en el suelo y acomodando al hombre entre sus piernas para poder darle agua - Sus heridas son de gravedad. 
 
- ¿Por qué me salvaste? - pregunto con dificultad el humano que bebía poco a poco en agua, tosiendo casi hasta el final - A mi un ladrón que solo ha causando dolor en el mundo. 
 
El medio demonio lo acomodó nuevamente sobre el improvisado futón de ramas y hierva que construyo, la confesión de aquel bandido lo dejo pensativo, no conocía ni un poco al hombre que salvó del fuego, solo actuo por instinto nadie merecía morir de aquella manera tan horrible. 
 
- Es lo correcto - le contestó al humano - Además... - comenzó levantarse para mirar el exterior - No soy el más indicado para juzgar tus acciones - miró el cielo cuestionandose sin en aquel mundo existía alguna deidad que regía todo ante sus ojos.
 
- ¿Cual es tu nombre? - pregunto el humano usando sus últimas fuerzas antes de caer dormido.
 
- Mi nombre es Inuyasha - alcanzó a oír el humano antes de caer dormido. 
 
Afuera la tormenta se estaba intensificando, ahora los relampagos cruzaban el cielo, aquello no le daba buena espina tenía que encontrar una solución para ayudar al hombre y regresar a la Casa de la Luna antes que su hermano. De lo contrario el mayor podría creer que había huido para alejarse de su lado. 
 
Lo que el hanyou no sabía era que ese mismo dia el amo de las Tierras del Este había retornado a su hogar, apenas entró descubrió que su compañero había desobedecido sus órdenes y salido de la seguridad del palacio desde hacía unas semanas antes y que por la tormenta los guardias no lograron ubicar su rastro. 
 
Los relámpagos no eran más que la ira del Lord de saber a su pareja lejos de su hogar, esto era inconcebible como había osado a desobedecerlo. Inuyasha siempre había sido indomable, al llegar a los 50 años de edad sus intentos de escape para conocer el mundo exterior era audaces y militarmente bien desarrollados y tuvieron que pasar 10 años más para que se detuviera y eso solo porque el mayor accedió a llevarlo a la tierra. 
 
Cuando el medio demonio piso la tierra bajo la Casa de la Luna, algo en su interior surgió se había enamorado de aquel lugar tan distinto al palacio, aquello fue percibido por su hermano que inmediato percibió muchas señales de alerta, la visita fue corta aún ante la renuencia del más joven que deseaba quedarse más tiempo. Solo bastó con que el Lord liberase su yoki para someterlo y llevarlo nuevamente a su hogar.
 
Por otro lado en los años venideros dejó de escuchar a sus maestros y a cuestionar todo lo que lo rodeaba, desde la etiqueta de la familia real y las costumbres youkai, su entrenamiento en el que desafiaba a sus instructores, hasta había puesto en duda la unión con su hermano, cada vez era más necesario que Sesshomaru lo controlara por medio de su yoki, incluso abandonó la habitación que compartían para ocultarse en la biblioteca. El Lord estaba harto de esta rebeldía sin control, actualmente el medio demonio tenía cerca de 80 años, pero su cuerpo era el de un joven de 15 años, ya venía siendo hora de que la unión se consumase por completo. 
 
- Estamos listos amo Sesshomaru - indicó uno de los guardias. 
 
Por las puertas de la Casa de la Luna una legión de demonios avanzaba liderada por el Señor del Este, quien iba en busca de su compañero, lo que se presagiaba no era algo bueno.
 
La noche había caído, el hanyou alimentaba al humano, era algo lento debido a las heridas que nuevamente se infectaban y le generaban mucho dolor. 
 
- En verdad lo siento - se disculpo el peliplata - No tengo conocimientos de la medicina humana, así que no tengo idea de como atender estas quemaduras. 
 
El hanyou no tenía la menos idea que las heridas mal tratadas comenzaban a pudrirse y que en algunas partes larvas comenzaban a formarse, pero a pesar de todo el hombre se sentía tranquilo ya que no estaría solo al momento de su muerte, sino que alguien desde el cielo le mandó a aquel hermoso angel para acompañarlo. 
 
- O...ni...gumo - susurro con mucha dificultad, ya que casi no le quedaban fuerzas para hablar - Me... lla... mo... O... O...ni...gu...mo 
 
- Onigumo - repitió el de ojos dorados, tras eso comprendió que al humano le quedaba poco tiempo de vida, ya no había nada que hacer así que solo pudo regalarle una dulce sonrisa una que quedaría grabada en la memoria del bandido para siempre. 
 
De improviso un escalofrío recorrió la espalda del medio demonio, conocía la presencia tras de sí mejor que nadie, giró un poco su cuerpo y entonces lo vio, ahí parado imponente como siempre se hallaba su hermano el cual estaba furioso. 
 
Sesshomaru había detectado rápidamente a su hermano, este se encontraba triste por lo que aumentó su marcha pensando que algo malo pudiese estar ocurriendo, su instinto lo llevó hasta una cueva, ahí dentro se hallaba su compañero el cual sonreía a un casi cadáver con una dulzura que ni el mismo había disfrutado, eso fue suficiente para que su ira se desbordaba. 
 
El Lord avanzó con odio hacia el humano tendido en el suelo dispuesto a terminar con su miserable existencia, pero no contó con que el menor se interpusiera en su camino. 
 
- Por favor hermano espera - pidió asustado del estado del mayor.
 
- Quítate - rugio con furia haciendo que los soldados que lo acompañaban salieran huyendo de la cueva. 
 
- No lo lastimes - pidió colocándose frente al humano protegiéndolo de la ira del mayor, dicha acción generó más celos en Sesshomaru quien no toleraba la idea de que su pareja se preocupara por alguien que no fuera el. 
 
- Hazte a un lado - grito liberando su yoki con el fin de someter al más joven, pero algo sin increíble sucedió. 
 
- No - grito el menor desafiando a su hermano, al mismo que se mantenía de pie ante el, por lo visto el yoki de su hermano no parecía afectarle.
 
- Inuyasha - dijo elevando mucho más su energía demoníaca para someter a su pareja - Obedece - declaró con los ojos rojos inyectados en ira. 
 
- No dejaré que dañes a alguien que ya está muerto solo por tus absurdas ideas - grito encarando a su hermano a pesar de sentir su energía menguar por la fuerza del mayor - Entiendo cual es mi posición dentro de nuestra familia, soy tu pareja eso lo sé - lo miro con la cabeza baja y respirando con dificultad por todo el yoki que lo abrumaba - Escape del palacio y aceptaré el castigo que decidas darme como mi compañero, pero no estoy de acuerdo en que actúes de esta forma. 
 
Un silencio abismal reinó en aquella cueva, los ojos de ambos hermanos se mantenían de frente, ninguno parecía dar el brazo a torcer ante aquella guerra de miradas. Sesshimaru percibió como el menor estaba agitado por tratar de soportar su energía demoniaca, pero aún así lo desafiaba. 
 
- Así que - comenzó a hablar el mayor - Aceptaras... cualquier castigo que te imponga - río con satisfacción aquello era muy interesante. 
 
- Si - contesto el medio demonio sin duda alguna en sus palabras, sintiéndose más cansado. 
 
- Mmmph... - fue el gesto del Lord - ¿Por qué debería creerte? - pregunto comenzando a rodear a su hermano - Has tomado una actitud de rebeldía ante tus maestros, instructores, las costumbres youkai y también ante mi - se detuvo para mirar a la criatura que tanto deseaba proteger el menor. 
 
- ¿Que propones? - pregunto el hanyou consiente de lo que buscaba su hermano con eso. 
 
- Soy el Lord del Este para que negociar lo que es mío por derecho - respondio el mayor cruzando los brazos - Mejor dicho ¿qué es lo que me ofreces Inuyasha? 
 
- Aquello que tanto deseas - fue todo lo que dijo acercándose a su hermano - Yo... 
 
Con eso Sesshomaru mostró una enorme sonrisa burlándose, esto era una tontería porque iba a negociar por algo que le pertenecía desde que su hermano nació. 
 
- Sabia que te reiras - contesto el menor sonriendo aún más que su hermano, para comenzar a caminar por la cueva - Me convertí en tu destinado en el momento que abrí los ojos. 
 
A pesar de que aquello sucedió era solo un bebé, Inuyasha tenía un leve recuerdo del rostro de su hermano, cuando la imprimacion se dio, en ese momento se creó un lazo irrompible. Aunque cuestionara las reglas del mundo youkai, no quería decir que rompería su union, eso era totalmente imposible y la verdad solo lo hacía para molestar a su pareja por todas las restricciones que le tenía. 
 
- Pero... dicha unión no se ha consumado - explicó mirando a su hermano - Y sabemos la razón... Aún eres demasiado joven - repitió las mismas palabras que había escuchado toda su vida. 
 
- Sigue hablando - pidió el mayor analizando las palabras del más joven. 
 
- Responde esta pregunta Sesshomaru - lo miro con toda la fortaleza que tenia - ¿Que es lo que deseas de mí? - pregunto con suavidad - Pide y lo tendrás... 
 
Sesshomaru se acercó lentamente hasta el menor lo contemplo por unos segundos para después apagarlo a su cuerpo, comenzó a liberar su yoki con el fin de envolver a su pareja, lo que no espero fue sentir la energía de Inuyasha haciendo lo mismo con el, dicha sensación fue muy gratificante. 
 
Sesshomaru estaba sorprendido por lo que ocurría, se hermano jamás había dado señales de ser capaz de controlar su energía demoníaca, al menos hasta ahora. Siempre era el mayor quien debía impregnar su escencia a traves por medio de su yoki pero ahora, ambos se estaban reclamando; aquello significaba que las palabras de su compañero eran ciertas. 
 
- Todo lo que desee - fue una afirmación más que una pregunta lo que expreso el demonio, separándose después de envolverse en el olor del hanyou. 
 
- Todo lo que desees - contesto al instante el medio demonio, que podia sentir la escencia de su pareja por todo su cuerpo.
 
- Vamonos - fueron las palabras que recibió de parte del mayor que comenzaba a encaminarse a la salida de la cueva. 
 
- Adiós Onigumo - repitió el hanyou mirando por última vez al humano que cuidó durante un corto periodo, sabía que no le quedaba mucho tiempo de vida. 
 
Fuera de la cueva la lluvia caía con intensidad, cuando ambos hermanos salieron de la cueva los guerreros que esperaban fuera se inclinaron en señal de respeto, Sesshomaru extendió su mano al menor quien la tomó, lo envolvió en un abrazo consciente que de que el medio demonio no podía volar. 
 
- Amo Sesshomaru - llamó el capitán de aquel grupo de soldados - ¿Que hacemos con el humano de la cueva? 
 
- Esta agonizando - contestó mirando a su hermano que permanecía cobijado bajo su abrazo, pero con el cabello y las ropas mojadas - No hay porque molestarse. 
 
Casi de inmediato el Lord del Este emprendió el vuelo en dirección a su palacio, todos los guerreros olvidaron al humano en la cueva sin saber que aquello sería un error muy grande. 
 
Unas horas después la tormenta continuaba azotando la tierra mientras que en la Casa de la Luna se observaba una noche llena de estrellas, bajo la luz del astro regente. 
 
Inuyasha se encontraba en las termas de la habitación que compartía con su hermano, tras su llegada fue enviado de inmediato a bañarse para retirarse sus ropas mojadas y cualquier olor a humano que pudiese haber permanecido en su cuerpo. 
 
El hanyou limpiaba su cuerpo con distintos brebajes para automatizar su cuerpo, estar en aquella agua caliente lo relajó demasiado, al mismo que le daba tiempo de pensar en cómo su vida cambiaría drásticamente. 
 
Había aceptado someterse a los deseos de su hermano, sabía que su instrucción como futura pareja del mayor había culminado hacia poco y que pronto tomaría dicho lugar cumpliendo todas y cada una de las funciones que aquello conllevaba. 
 
Suspiro profundamente para levantarse de aquellas aguas termales, debía tratar de calmarse y no pensar mucho en eso, al menos no por ahora. Con calma se vistió con una yukata blanca, con algunos detalles en tonos naranjas, seco suavemente su cabello y salio de los baños hacia su habitacion, tan perdido estaba en sus pensamientos hasta que... 
 
- Inuyasha- llamó el otro ocupante de la habitación. 
 
- Hermano - respondió el menor haciendo una reverencia como le habían indicado, es decir, hincandose en el suelo y despues inclinándose ante su compañero. 
 
El movimiento que realizó el medio demonio fue rápido y elegante, al estar parado flexiona un pie para poder sentarse en posición de loto y despues inclinarse ligeramente sin que su cabeza tocara el suelo. 
 
Al ser el príncipe de la Casa de la Luna no era necesario que su cabeza tocara el suelo al momento de reverenciar a su señor, pero siempre que este entrara a una sala debía saludarlo de aquella forma, al menos cuando estuviesen solos pues en presencia de terceros debía realizar otra reverencia.
 
- Levántate - ordeno el mayor acercándose a su hermano - Tomare un baño - informó con aquella voz sin emociones, aunque en su interior un mar de sentimientos surgían lentamente. 
 
De inmediato Inuyasha se levantó y comenzó a ayudarlo a retirarse la parte superior de su atuendo incluida su armadura, quedando al descubierto su bien formado pecho. 
 
En el pasado fueron contadas las ocasiones en las que logró ver a su hermano mayor entrenando y más aún aquellas en las que tenía su dorso descubierto; si algo tenia que reconocer era que el mayor tenía un porte increíble, gracias a las miles de práctica que realizaba en cada oportunidad. 
 
- Prepara todo para servirme - pidió al más joven - Deseo sake y opio, asegúrate que la habitación quede bien bañada en opio - tras eso ingreso al baño dejando solo al medio demonio que solo alcanzó a inclinarse en la dirección que tomó el mayor.
 
Inuyasha por su parte comenzó a preparar todo para atender al mayor, tiró de una cuerda para indicar a la servidumbre que trajeran lo necesario para servir a su señor, busco entre los armarios la ropa que usaría su hermano tras su baño. A los pocos minutos un grupo de doncellas entraron para colocar cojines, una pequeña mesa con vasos y sake, además de una especie de recipiente con el opio listo para ser consumido.
 
Al tener todo listo en la habitación ingreso al baño, para esperar a su hermano ya que ahora debía servirlo como si ya hubiesen consumado la unión, lo que significaba tener que ayudarlo a vestirse, avanzó en las termas hasta encontrar al mayor que disfrutaba del agua caliente sentado en una de las orillas, se mantuvo de pie esperando. 
 
- Estas muy callado Inuyasha - admitio el Lord mostrando una mirada serena al nombrado, sin recibir respuesta alguna - Acercate con mi ropa voy a salir. 
 
El medio demonio obedeció y espero de pie a un lado del borde de la termas a que su hermano se levantara, al hacerlo este le dio la espalda permitiendo que el menor le colocara la yukata blanca, tras realizar dicha acción desvío la mirada para no hacer contacto alguno con el mayor o al menos con una parte de su anatomía. 
 
El Lord camino para abandonar el baño seguido por su compañero, al ingresar a la habitación esta ya se encontraba cubierta por el aroma del opio, cuestión que agradó al dueño del lugar. Al contemplar el lugar percibió que los cojines estaban puestos en su sitio, avanzó hasta ello y se sentó descansando todo su cuerpo en aquellos mullidos cojines complacido de que el más joven realizara sus tareas apropiadamente. 
 
- Acércate- habló el mayor extendiendo su mano a la espera de algo - Sirveme - indicó para así estar pendiente de los movimientos del más joven.
 
El medio demonio se hinco en posición de loto al lado de su hermano en completo silencio, al mismo que colocaba una taza en la palma del mayor, posteriormente virtio en la taza el licor de arroz con ayuda de una tetera, a la espera de que le pidiese más. 
 
- Deseas más- pregunto el más joven que mantenía la tetera en sus manos, ya que había visto como aquel licor era bebido por el mayor de forma rápido.
 
- Si - fue todo lo que dijo el Lord acercando la taza para que se llenara nuevamente - Me fascina que hayas comenzado a ejercer tus tareas - observo con atencion la posición que el menor tomaba y el resto de sus acciones - Te han enseñado adecuadamente. 
 
- Cumplo con mi palabra - declaró el más joven, cerrando lo ojos no deseaba hablar mas de lo necesario.
 
Sesshomaru sonrió un poco al escuchar dichas palabras algo en su interior le decía que las cosas no podían ser así de fáciles, dejó la taza sobre la pequeña mesa ante el y retiró de las manos de su hermano la tetera para mirarlo directo a los ojos. 
 
En un movimiento rápido el mayor jalo al más joven para que quedara sobre su pecho, una vez así comenzó a liberar su yoki para envolver al menor con su escencia, acto imitado por el hanyou que solo mantenía su mirada en aquellos orbes dorados. 
 
Sesshomaru comenzó a enredar sus dedos con el cabello del más joven con una mano, mientras que con la otra sujetaba el cuerpo de su hermano impidiendo que se alejara, a pesar de que el hanyou se mostrara serio, no cabía duda que aquel bebé que conoció en aquella noche se había convertido en un digno príncipe de la Casa de la luna, con aquel porte de elegancia y su sublime belleza que creció con los años. 
 
- Luces magnífico- fueron las palabras del Lord que dejó de lado el cabello plateado para así tocar el rostro del menor, situación que no duró mucho. 
 
El hanyou al escuchar tales palabras se alejó del mayor poniendose de pie y dándole la espalda, la situación lo ponía nervioso, su hermano nunca le había hecho un cumplido tan directo. Sin embargo, debía controlarse su palabra estaba empeñada y no iba a permitir que unas palabras lo alteraban. 
 
- Me disculpo por mi reacción - se disculpó el menor acercándose a su hermano e hincharse a su lado, para tomar nuevamente la tetera y continuar sirviendo.
 
De improviso la risa de su hermano lo sorprendió, giró su rostro con velocidad para poder contemplar al mayor que permanecía cómodamente en los cojines y lo observaba con una sonrisa que jamás había visto en toda su vida. 
 
- Inuyasha - llamó el mayor levantándose de los cojines y extendiendo su mano al menor para ayudarlo a incorporarse - Debo hacerte una pregunta - dijo teniendo a su hermano de frente. 
 
- ¿Una pregunta? - repitió las palabras del mayor confundido, por más que estudiaba el comportamiento de su compañero no encontraba nada. 
 
- Inuyasha... no solo eres mi compañero destinado - comenzó a explicar el Lord con toda la calma del mundo - También eres el Principe de la Casa de la Luna, sobre tus hombros caen altas expectativas. 
 
Con lentitud el Lord soltó las manos de su compañero para así comenzar a caminar por la habitación con los brazos cruzados, al mismo que continuaba hablando, ignorando el aroma a opio, siendo demonios eso solo los relajaba sin generar ninguna otra reacción. 
 
- No solo se espera que seas capaz de procrear herederos dignos para la Casa de la Luna - observó a su hermano que se mantenía atento escuchando cada una de sus palabras - También se espera que te conviertas en un pilar político y militar para el imperio que pretendo construir.
 
Tras dichas palabras el menor se mostró muy sorprendido, ya que nunca se hubiese imaginado dichas palabras en boca de su hermano. 
 
- Inuyasha - lo llamo nuevamente buscando tener toda la atención de su pareja - Si deseara por compañero a un sumiso sin voz propia hubiese tomado a una omega común y corriente - se acercó para sujetarlo del brazo sin delicadeza encajando sus garras - Pero... tu... tienes mucho más que dar que ser un simple consorte en jaula de oro y lo he comprobado esta noche. 
 
El mayor ejercio más fuerza en el agarre, perforando la piel de su compañero con la clara intención de doblegarlo, situación que no funcionó ya que el medio demonio se mantenía firme a pesar de sentir su veneno penetrando en su cuerpo, dicha reacción fue un regocijo para Sesshomaru el cual abrió su mano liberando así al menor, quien a pesar del dolor que la herida le generó, no mostró signos de debilidad alguna. 
 
- Inuyasha... - llamo nuevamente el Lord - Mi pregunta es simple - cruzó los brazos mostrando una mirada dura la misma que le daba a sus hombres - ¿Tienes lo necesario para ser más que un simple consorte u omega? 
 
La habitación quedo completamente en silencio tras aquella última pregunta lanzada por el mayor, quien esperaba una respuesta de parte de su hermano quien ante tal situación por primera vez se sintió abrumado, pero jamás lo demostraría pues se le había educado para manejar sus emociones en cualquier circunstancia. 
 
El hanyou simplemente suspiro para poder dar una respuesta, cerró un momento los ojos y posteriormente los abrió para acercarse a su compañero mostrando todo su valor, ya que en su interior algo le decía que sus próxima instrucción no se compararia con nada anterior. 
 
- Si... - dijo con firmeza sin titubear logrando que su hermano se mostrara satisfecho. 
 
- Si esa es tu respuesta así será- dijo el mayor para después tomar el brazo de su hermano, aquel que hirió momentos antes. 
 
Sesshomaru elevó un poco el brazo de si compañero, con cuidado lo descubrió para observar la herida que provocó, no era de cuidado pero si no se atendía iba a generar molestia por unos días. Con cuidado acercó la boca hasta donde se encontraba el corte, para comenzar a lamer la con cuidado, aprovechando las propiedades curativas de su saliva.
 
Por su parte el medio demonio sintió como su piel se erizada al sentir la lengua de su hermano, pero no hizo nada para retirarla ya que dicho contacto le resulto por extraño que sonara agradable. Cuando el mayor termino, se incorporó lentamente sin soltar el brazo del medio demonio para así mirarlo y comprobar que se mantuvo callado ante su acción. 
 
- Es tiempo de que descanses- informó comenzando a caminar hasta la cama en la habitación, se recostó y guió al más joven para que quedara entre sus brazos. 
 
Estando ambos hermanos descansando en aquella cama, el mayor se dedicó a acariciar el cabello de su hermano mientras liberaba su yoki, acción imitada por el medio demonio que parecia más tranquilo que de costumbre. El aroma a opio estaba desapareciendo de la habitación, pero lo poco que habían aspirado fue suficiente para relajar a ambos. 
 
- Inuyasha - llamó el mayor colocando su mano en el mentón del medio demonio y girarlo para quedar de frente - A partir de mañana... yo me encargaré personalmente de tu entrenamiento - aquello fue un aviso más que una sugerencia. 
 
- Si hermano - fue lo único que el menor alcanzó a decir para después acomodarse en el pecho del mayor y continuar disfrutando de su compañía. 
 
La noche siguió su avance al mismo que ambos hermano caían rendidos por el sueño, siendo esa noche la primera que dormían juntos, ya no como hermano sino como compañeros.
 
Notas finales:

Bien que les pareció... espero que les haya gustado...

 

Espero sus comentarios y demás... 

Deseándoles un feliz inicio de semana me despido 

 

AMOR Y COHETES 

 

LORD GRIM


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