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Senseless por OldBear

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Capítulo 15. La serpiente entre leones.

Después de un rato de estar recostado en su cama, su mente empezó a divagar acerca de la maldición que llevaba y cuánto tiempo le faltaría hasta perder el siguiente sentido. Aquello era inevitable, no podía simplemente olvidar lo que cargaba. Decidió tomar los apuntes que había hecho con sus amigos y por lo menos mantener su mente ocupada en eso.

Mientras leía, una extraña sensación le embargó cuando sintió un ligero cosquilleo bajando por sus brazos y sus piernas. De pronto, unos gritos fuertes y agudos comenzaron a escucharse en toda la habitación. Cubrió sus oídos lo más fuerte que pudo para intentar opacarlos, pero no resultaba, y él ni siquiera sabía de donde provenían. Sabía que estaba solo en aquella habitación y aun así aquellos alaridos parecían provenir de muy cerca. Casi como si estuviesen gritando justo a un lado de él. No entendía que estaba pasando e intentó moverse para salir de la habitación, pero no podía moverse. Sus músculos no reaccionaban y lo único que podía seguir haciendo era cubrirse para intentar escuchar menos.

Pero de nada valía. Un segundo después aquel cosquilleo que recorría sus brazos y piernas se transformó en algo más doloroso, era como si uñas afiladas se deslizaran a través de su piel y la desgarraran a su paso. Había cerrado los ojos por el dolor que los gritos producían en su cabeza pero intentó abrirlos en busca de una forma de escapar de aquello. Pero no vio nada.

— ¡Harry! —en el medio de aquellos gritos y aquella profunda oscuridad en la que estaba envuelto, escuchó su nombre.

El dolor que provocaban aquellas uñas se intensificó junto con el sonido de los gritos. Luego y de repente, todo se quedó en un profundo silencio. No sentía nada, ni dolor, ni gritos. Ni nada.

Entonces, una fría sensación recorrió su espalda y sintió una presencia a su lado.

—¿Ssssabes quien sssoyy? —dijo una voz muy de cerca en un siseo. Era indudablemente la voz de Voldemort. En aquel momento, en aquel instante, Harry estaba a oscuras junto a Voldemort, sin poder mover su cuerpo, sin saber exactamente donde se encontraba, sin escapatoria. Sintió los dedos fríos y largos de su enemigo recorrer su espalda y, casi como si lo visualizara, lo sintió acercarse aún más a su rostro antes de decir: — yo gané.

Despertó de golpe sintiendo como si el aire abandonara todo su cuerpo.

— ¡Harry!

Su pulso estaba acelerado y respiraba con dificultad: estaba hiperventilando. Fue la voz de Remus la que estaba escuchando, después de unos segundos había sido capaz de distinguirla. El licántropo estaba a su lado en la cama, abrazándolo e intentando calmarlo. Escuchaba palabras como "estamos contigo, estarás bien, respira"

—Fue solo una pesadilla—decía su reconfortante voz.

Se controló todo lo que pudo mientras seguía las instrucciones que el licántropo le daba para ayudar a controlar su respiración. Sirius también estaba en la habitación, a su izquierda, haciendo pequeños círculos en la espalda de Harry con su mano, intentando calmarlo.

Fue igual que la vez pasada, pero en esta ocasión su pecho no dolía ni lastimaba.

Solo fue una pesadilla, se dijo a sí mismo. De haber sido el anuncio de otro sentido sentiría el dolor en mi pecho. Fue una de mis tantas pesadillas relacionadas con Voldemort. No voy a perder otro sentido.

El símbolo en su pecho le había molestado antes de perder la capacidad de saborear y de oler, y si en ese momento no le molestaba, probablemente aquello había sido una simple pesadilla, y nada más.

— ¿Estas bien? —preguntó Sirius en cuanto vio que su respiración se había regulado después de unos minutos.

— Ya estoy mejor.

— ¿Fue una pesadilla?

Harry pensó por un momento. ¿Aquello era una simple pesadilla? No sería la primera vez que Voldemort rondaba sus sueños y le aterraba en ellos, había aprendido muy bien a vivir con eso ya. Quizás el estrés acumulado por la maldición que llevaba hizo que uniera en un mismo sueño eso y al Señor Tenebroso. Además, el símbolo en su pecho seguía sin molestarle, así que solo debía tratarse de un mal sueño.

—Sí, fue solo eso. Estaba estudiando y no se en que momento me quede dormido.

— ¿Estudiando en vacaciones? —preguntó Sirius, incrédulo. — ¿acaso esas reuniones con Snape te están haciendo efecto?

Harry lo miró sin saber que contestar a ese respecto. No quería que los otros supieran los estudios que hacía con sus amigos.

—Bueno, yo solo... ¿Qué hacen aquí?

—Te traemos una buena noticia—dijo su padrino con una gran sonrisa.

Con pocas palabras, le explicó que ellos dos se quedarían con él y Snape, algo que Harry no creía debido a que jamás pensó escuchar las palabras Snape, Sirius, navidad y juntos en la misma oración sin que alguna maldición no estuviera de por medio.

— ¿En serio van a quedar con nosotros?

Ni en sus sueños más locos, retorcidos, extravagantes o extraños se imaginó que alguien le diría que estaría viviendo en la misma casa que Sirius Black y Severus Snape.

Sirius hizo una mueca, sintiendo una ligera sensación de molestia cuando Harry se mencionó a él y a Snape como un "nosotros", pero no comentó nada por el momento. Le había prometido a Remus que se mordería la lengua antes de saltar con alguna "estupidez", y el licántropo tuvo a bien informarle que Harry y Snape parecían tener una relación de amistad bastante buena, y que tendría que aprender a sobrellevarla.

—Así es, — confirmó Sirius, y fingió molestarse por la respuesta ruda de su ahijado— ¿te molesta eso acaso?

—No, no, por supuesto que no—respondió Harry sentándose más cerca del borde de la cama, su gran sonrisa y la iluminación de sus ojos le confirmó a Sirius que la noticia le había alegrado—es solo que, no lo sé, no pensé que podrían.

Poder... ambos hombres se dieron cuenta que Harry se estaba refiriendo a que nunca se imaginó que los tres mayores podían estar bajo una misma casa, específicamente Sirius y Severus, lo que era una creencia muy válida.

—El director nos habló— Remus tomó la palabra, siendo que ya habían planificado la excusa que iban a decir—está preocupado de que el Señor Tenebroso pueda llamar a Severus en alguna noche, y como el ritual es debilitante para él, prefiere que ustedes no estén solos.

Harry sabía que el Minuere debilitaba a Snape y, aunque en parte Dumbledore veía con agrado que los dos tuviesen la compañía de magos capacitados, no era la verdadera razón para aquello. 

¿Pero podían decirle que la verdadera razón de aquello era porque tenían miedo de que fuera su última navidad?

No, absolutamente no.

Rotundamente, no.

Impensable.

Imposible.

De todas formas Harry no pareció dudar de aquella explicación, el simple hecho de saber que podría pasar navidad con su padrino y Remus también le hacía no querer saber más detalles. Por lo menos la navidad que haba planeado con Hermione y Ron no se había perdido del todo.

Aunque aún quedaba un punto bastante importante en el cual pensar.

—Pero tú y Snape, el profesor Snape, —se corrigió y luego señaló directamente a Black — ¿podrán llevarse bien?

—Ey, yo se comportarme—se quejó Sirius mostrándose indignado—es Snivellus que queda en duda.

Harry los vio mientras Lupin le decía que específicamente eran ese tipo de comentarios los que debía evitar, y se imaginó que tan caótica o hermosa podría ser aquella navidad.

 

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—Me preocupa el hecho de que Voldemort esté tan tranquilo.

Dumbledore se inclinó hacia adelante en su silla, apoyando los codos en su escritorio y descansando su barbilla sobre sus manos cruzadas. Tenía en frente al maestro de pociones quien, sentado, parecía meditar todos los posibles escenarios que pronto se avecinarían sobre ellos.

—Solo ha convocado a dos reuniones y se ve muy concentrado. —recordó que en esas dos reuniones Voldemort parecía hablar consigo mismo, ansioso o esperando por algo—

— ¿Crees que esté planeando algo sin contarle a ninguno de sus seguidores?

Aquello era un hecho innegable para el maestro de pociones. Voldemort los llamaba para que le dieran una especie de informe y, en caso de no conseguir progreso de alguno, maldecirlos hasta el cansancio. Quizás para alguien menos observador su actitud habría pasado desapercibida, pero para Severus, quien había dedicado prácticamente toda su vida a la observación y el espionaje, aquello no pasó desapercibido.

Voldemort, si bien seguía tan despiadado como siempre, parecía estar ligeramente inquieto, quizás a la espera de algo. Además, parecía estar extremadamente silencioso. Convocó a Snape para que este le diera alguna información de Dumbledore, pero en ningún momento hizo ningún comentario que le diera al maestro de pociones algún indicio de lo que planeaba.

—Deberemos estar preparados para lo que venga. —sentencio Dumbledore, sintiendo que el peso de la situación estaba haciendo demasiada mella en sus años— la última vez que mantuvo sus pensamientos para sí mismo terminó lanzando el Corpore Inclusus.

—No tienes que recordármelo—dijo apretando los labios, el hecho de no haber tenido ningún avance con la maldición de Harry le afectaba mucho más que no saber qué esperar del señor oscuro. — ¿sigue sin haber nada?

—Unos viejos amigos del ministerio continúan ayudándome con sus influencias buscando a la persona que Remus conoció. Pero es como si se hubiese desvanecido. Por otra parte, he contactado con los magos más viejos que creo hayan podido escuchar la maldición.

Dumbledore hizo silencio, y Severus no necesitó que dijera nada más para saber que nada de lo que estaban haciendo estaba dando resultados.

Necesitaban más tiempo, y era justo lo que no tenían.

 

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Después de darle la noticia de que los cuatro estarían juntos en esas vacaciones, Remus tuvo que irse alegando que aun debía terminar de hablar unos detalles con Minerva. Sirius se quedó con Harry y, sin tocar el tema de la maldición —cosa que Harry agradeció — estuvieron hablando un rato acerca de lo que podrían hacer esa navidad y de que Sirius estaba planeando una broma junto con los gemelos para hacerla en nochebuena en la madriguera.

Cuando llegó la hora de irse y Remus se les unió, fueron a la oficina del director donde el maestro de pociones los estaba esperando. Dumbledore les había preparado un traslador hacia la casa de Severus ya que después de haber realizado el Minuere tantas veces, Snape intentaba realizar las apariciones lo menos posible y solo hacerlas cuando Voldemort le llamaba. Como en aquella ocasión también iba a llevar a Harry, había decidido que un traslador era su mejor opción.

Ahora eran cuatro, y se alegraba de haber pensado de esa forma.

Cuando los tres Gryffindors entraron a la oficina, Dumbledore no pudo evitar ofrecerles unos cuantos caramelos de limón para el viaje, aunque fuese un viaje de unos pocos segundos. Consiguió el traslador de uno de sus cajones y se lo tendió a Snape, quien lo miró con desagrado.

Al llegar el momento de partir, Snape tuvo el fugaz pensamiento de si habría forma de retirar un poco el traslador de la mano de Sirius y provocar que este se quedara en el castillo, habría sido divertido ver su reacción.

— ¿Un muñeco? —preguntó Sirius con sarcasmo cuando vio el traslador en la mano de Severus.

—Albus lo hizo—respondió el maestro como justificación.

—Debo decir que es una reliquia bastante antigua. —afirmó el director.

A Harry le pareció un simple muñeco de trapo, pero no comentó nada.

Ignorando los comentarios del director de saber distinguir un muñeco de una reliquia antigua, en el segundo justo indicado todos tocaron el muñeco.

 

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Snape había destruido su casa de la Hilandera mucho tiempo atrás, demasiados recuerdos de un padre abusivo y una madre despreocupada que no deseaba volver a revivir una y otra vez. En cambio optó por algo que quedaba mejor con sus deseos de tranquilidad y soledad: una cabaña en medio del bosque.

Ninguna persona aparte de él y el director conocía su casa, aunque ahora aquello no era un secreto para tres Gryffindors que miraban el lugar donde habían llegado con curiosidad. El mismo Dumbledore le había ayudado a colocar las protecciones incluyendo el escudo alrededor de la propiedad que provocaba que fuera completamente invisible e indetectable de los ojos curiosos.

El bosque era bastante espeso, cosa que siempre le había agradado y fue la principal razón de ubicarse en esa zona. En aquel momento el frio del lugar era bastante fuerte, pero aún no nevaba y Harry se preguntó cómo luciría aquel lugar con un manto de nieve sobre él.

La cabaña de dos pisos que se elevaba frente a ellos, no era demasiado grande. Aquello jamás le importó a Severus debido a que siempre había vivido solo, pero ahora, al imaginarse pasar aquellos días con Sirius Black pensaba que su casa era demasiado pequeña para poder aguantar aquello.

Snape les hizo una seña para que le siguieran y en algún punto se sintió intimidado al entender del todo que tres leones estaban ingresando en los dominios de una única serpiente. Remus consideró que Severus podría sentirse incomodo con aquello y le había ofrecido pasar esas navidades en Grimmauld Place y de esa forma no sentiría que invadirían su hogar, y podría mantener su casa en privado. Estuvo a punto de aceptar aquella oferta, pero después de pensarlo bien supo que sería peor pues estaría entrando en el dominio propio de los leones, y eso era mucho peor.

Sintiendo de inmediato un hechizo de calefacción dentro de la cabaña, Harry se fijó que el interior estaba bastante mejor equipado que la habitación del maestro en Hogwarts y se veía mucho más acogedor todavía.

En el piso inferior estaba la sala de estar, la cocina y una puerta que luego descubriría daba hacia una biblioteca personal. En el segundo piso estaban las dos habitaciones que —y Severus agradeció mentalmente por ese detalle— por lo menos cada una tenía un pequeño cuarto de baño propio. De haber tenido que compartir un baño con el animago estaba seguro de que se matarían antes de la cena de nochebuena.

 


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