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Senseless por OldBear

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Capítulo 7. El secreto de Malfoy.

 

Harry bajó de la gárgola sintiendo que no podía respirar del todo bien. Se sentía mareado, con náuseas y con una sensación de desolación que no le dejaba pensar bien. Había salido de la oficina del director ¿pero con qué rumbo? Ni siquiera podía mantenerse de pie de forma correcta, sentía que se caía y tuvo que agarrarse de las paredes para no terminar contra el suelo.

—Harry. 

Escuchó que dijeron su nombre, pero entre la bruma que le nublaba el pensamiento no reconocía quien era. Sintió que le tomaban de ambos brazos y le hacían caminar, no pudo resistirse ni tenía ganas de hacerlo tampoco.

Lo que acaban de decirle giraba en su cabeza de forma veloz y sofocante. Tenía una maldición que le quitaría uno a uno sus sentidos. Estaba perdiendo la capacidad de saborear los alimentos, pero luego seguiría la capacidad de sentir, de oler, de escuchar, de ver…

Sería un muñeco que solo respiraría, podría hablar sí, pero ¿para qué? No habría diferencia entre él y un cascarón. Sus ojos se llenaron de lágrimas que no iba a detener. Ya no sentía que lo sujetaban de los brazos, ni sabía dónde estaba. Tenía una sensación de algo alrededor de su cuerpo que vagamente asociaba con un abrazo. Su llanto silencioso tardó unos diez minutos, y después de ese tiempo fue capaz de salir un poco de la bruma en donde se encontraba, y darse cuenta que estaba en una habitación que no era la suya, y que quien lo abrazaba era Hermione. El perfume de la chica inundó sus fosas nasales, y el conocimiento de que pronto ya no sería capaz de hacer eso provocó que emitiera un quejido doloroso, asustando a la chica.

—Por favor Harry—dijo ella entre lágrimas, ver así a su amigo le había provocado que le acompañara en su silencioso llanto—dinos que sucede.

A su lado estaba Ron, pero Harry aun no le había visto.

Cuando Remus estaba buscando a Harry, había ido hasta el Gran Comedor pensando que estaría cenando con sus amigos. Ron le dijo que estaba en su habitación y Hermione y Ron recordaron que Harry estaba esperando que Remus investigara acerca de lo que tenía, así que se les hizo fácil suponer que lo estaba buscando por ese tema. Decidieron esperar ocultos fuera de la oficina del director y vieron a Harry entrar tras Remus. La espera fue larga, pero en cuanto vieron a Harry salir solo y en el estado en que se encontraba, no tuvieron dudas de que algo muy grave le sucedía a su amigo. Se acercaron a él pero el chico no les contestaba, así que lo tomaron de los brazos y lo llevaron casi arrastrando a la Sala de los Menesteres.

Una vez en la seguridad de la sala, Hermione lo había abrazado y Harry se había puesto a llorar en silencio, la chica no pudo contener sus lágrimas tampoco. Ron intentaba controlarse, pero solo pensar en qué podía poner a su amigo de esa forma le llenaba los ojos de lágrimas que no iba a derramar.

—Harry, por favor—suplicaba Hermione—habla con nosotros…

Poco a poco Harry fue entendiendo en donde se encontraba, y también se fijó en la mano en su espalda que intentaba reconfortarlo y pertenecía a Ron. Se aferró aún más en el abrazo de su amiga intentando darse valor, sintiendo como ella lo sujetaba con más fuerza.

—Yo…el hechizo de Voldemort…

Les explicó todo lo que le habían dicho entre sollozos, de todo lo que trataba el hechizo, de todo lo que perdería, de que no sabían cuál era la forma de detenerlo y ninguno de los Gryffindors frente a él tuvo la valentía para decir nada durante unos minutos.

—La única esperanza que me dan por el momento—decía aun entre los brazos de su amiga—es que hay una especie de hechizo para bloquear el avance.

— ¿Hechizo para desacelerar? —Corrigió Hermione y Harry asintió— ¿Sabes cómo se llama?

Minuer, creo.

Minuere—dijo ella, Ron la vio sin comprender—el encantamiento se llama Minuere. Es uno de los más famosos hechizos de esa clase, aunque el menos usado, ya que es muy complicado.

—Supongo que es muy potente—dijo Ron mirando a Harry— habrán pensado en el encantamiento más fuerte para frenarlo lo más posible.

—Bastante, —confirmó ella— y muy difícil de hacer. ¿Sabes quién lo hará?

—El profesor Snape.

— ¡Oh Harry! —dijo, y volvió a sentir ganas de llorar por la mala suerte de su amigo— Si no fuera por toda esta situación estarías más que feliz de recibir ese encantamiento. 

— ¿A qué te refieres? —preguntó Ron más que confundido.

Hermione no pudo evitar sonrojarse antes de explicarles.

—Una parte del encantamiento conlleva que duermas con Snape.

— ¿Harry dormirá con el bastardo?

—Que no le digas así, —exclamó ella con bastante furia hacia su novio— no sé exactamente que tanto implica por que casi no había información donde lo leí, y es algo bastante antiguo, pero tienes que pasar una noche con quien haga el ritual. Unidos.

— ¿Unidos es…?—preguntó Harry con duda, sintiendo un ligero calor en sus mejillas.

— ¿Tendrán sexo? —exclamó Ron luciendo horrorizado. 

¿Tendría sexo con Snape? ¿Acaso esa era una cruel jugada del destino? Darle algo tan bueno como esa oportunidad, y a la vez tan malo como la maldición en su pecho al mismo tiempo.

—No estoy muy segura, pero creo que sí.

—Pero si ese es solo un hechizo para desacelerar el progreso, ¿Cómo romperán la maldición?

—Dumbledore dijo que se encargarían de buscar el hechizo, —Harry intentó incorporarse un poco, saliendo del abrazo de su amiga—hay cosas que no entendí muy bien por estar pensando en… ya saben, la maldición en sí. —Harry pensó un poco, no sabía si poner en palabras la duda que tenía—pero tengo una duda ¿saben? Es como si me estuviesen ocultando algo.

— ¿Algo? ¿Quienes? 

—Dumbledore, Remus y el profesor Snape. Los tres estaban presentes. Tengo la sensación de que me ocultan algo.

— ¿Acerca de la maldición? —Preguntó Ron— ¿o de la cura?

—No lo sé—suspiró Harry.

—Bueno, —terminó diciendo Hermione —  si Dumbledore dice que hay una cura debemos creerle, él no te mentiría. Ni Remus tampoco. Solo debemos tener paciencia.

—El tendrá más que paciencia, —exclamó Ron haciendo una mueca—tendrá sexo con Snape, que asco.

— ¡Ron!

—Es gracioso—suspiró Harry llamando la atención de sus amigos—obtendré lo que he estado deseando, estar cerca de Snape. 

—Tomémoslo como algo bueno entonces—dijo ella, y le dio una clara mirada de advertencia a Ron—mientras esperas el contra hechizo, que obviamente llegará, podrás pasar tiempo con Snape.

—Quizás tengas razón Hermione—dijo en un suspiro.

Salieron de la sala cuando Harry se sintió listo, la hora del toque de queda había comenzado así que tuvieron que tener mucho cuidado de que nadie les encontrara.

—Debimos traer la capa de invisibilidad—se quejó Ron en voz baja mientras adelantaban el paso.

— ¿Cómo sabríamos que la necesitaríamos? —dijo Hermione y casi le da un infarto cuando, a punto de llegar al retrato de su sala común, se chocaron con un maestro— Profesora McGonagall... 

Por un momento los tres temieron recibir la reprimenda y el castigo que lógicamente les pondrían, y probablemente la reducción de puntos, pero al final Minerva solo suspiró.

—Está bien señorita Granger, entren y vayan a dormir.

Hermione entendió que Dumbledore ya la habría puesto al tanto en el tiempo que ellos estaban abajo y, aunque estaba feliz de que no les redujeran puntos, la indulgencia de su profesora demostraba lo difícil que era aquella situación para Harry y que ella quería, de alguna forma, ayudarle.

 

………………………………………………………………..

 

A Draco le fue inmensamente difícil no ser descubierto. Cuando iba a dirigirse al Gran Comedor para cenar, vio a los lejos cuando Hermione Granger y Ron Weasly salían luciendo preocupados por algo. Tuvo una fuerte corazonada de que se trataba de algo relacionado con Potter y decidió seguirlos. 

Tenía suerte de que los Gryffindors sabían atacar, pero no tenían fama de ser los más cuidadosos o de vigilar su alrededor tanto como lo hacía un Slytherin. Eso provocaba que ninguno de los dos se diera cuenta de su presencia. Ambos leones se quedaron escondidos cerca de la oficina de Dumbledore, y Draco hizo lo mismo, solo que un poco más retirado.

Unos pocos minutos después junto a su escondite vio pasar al profesor Remus Lupin seguido de Potter, ambos se notaban tan preocupados en algo—y eran Gryffindors— que no se percataron ni de su presencia ni de los dos amigos de Harry escondidos tras unas columnas.

Draco aguardó, siendo cauteloso de no descubrir su posición. Podía vigilar perfectamente si Granger o Weasly salían de donde estaban, pero no podía ver con claridad la entrada de la oficina del director, así que solo contaba con lo que los otros dos pudieran hacer.

Después de un largo rato vio que los otros dos se movieron de su lugar, y Malfoy decidió moverse un poco, siendo cuidadoso, para observar mejor. Hermione parecía acercarse a Potter, no podía verle la cara a Harry porque Ron le tapaba la vista, pero los dos amigos parecían estar sosteniendo a Potter. 

— ¿Qué le está pasando? —susurró Draco para sí mismo.

Vio como ambos sostenían a Harry de los brazos y lo llevaban lejos. Con cuidado los siguió, tenía suerte de que ambos estaban demasiado concentrados en no dejar caer a su amigo.

Por poco y los pierde, pero tuvo la suerte de verlos entrar a la sala de los menesteres. Draco ya conocía esa sala, así que decidió volver a esperar. Se escondió tras una columna cuando el toque de queda inició, no queriendo ser encontrado por ningún maestro. Si bien él era un prefecto, no podía dar una explicación para quedarse en ese pasillo hasta que los otros salieran.

Salieron bastante tarde, revisando que nadie les viera. Draco vio que Hermione terminaba de limpiarse el rostro, se notaba que había estado llorando.

— ¿Qué mierda le sucede a Potter?

Decidió dar media vuelta y dirigirse de inmediato hacia su sala común. Caminando a través de las mazmorras no podía sacarse el pensamiento de que esas acciones no indicaban nada bueno. Un profesor había llevado a Potter hasta la oficina del director, y luego este había salido—visiblemente afectado por algo—y tuvo que ser llevado por sus dos amigos casi a rastras. En la sala de los menesteres los dos lacayos de Potter lógicamente se habían enterado, y era algo grave, puesto que Granger había salido llorando, y el rostro de Potter tampoco se veía muy bien.

Draco se acomodó un mechón de pelo tras la oreja y  le dio la contraseña al retrato de su sala.

— ¿Dónde te habías metido? —le preguntó Pansy Parkinson tan pronto le vio entrar a través del retrato al tiempo que se le acercaba.

— ¿Es problema tuyo?— respondió Draco con una mueca. —Yo creo que no.

—Te estuvimos esperando en el Gran Comedor—dijo Zabini acercándose, previniendo una posible pelea—solo estábamos preocupados.

—No es necesario que se preocupen, —ignoró la mirada asesina de Pansy y se dirigió hacia Blaise— yo se cuidarme solo, y más entre los pasillos del colegio.

— ¿Recuerdas que soy tu novia? —preguntó Pansy apretando los dientes. —eso me da el derecho y la obligación de saber dónde andas.

Draco por poco y dice “eres mi novia por conveniencia”, pero se detuvo no queriendo seguir enojando a la Bruja Parkinson.  

—Pansy, déjalo tranquilo—Theodore se acercó a la chica y colocó sus manos en los hombros de ella—todos sabemos que es tu novio ¿contenta?

Pansy pareció relajarse ante la presencia de su amigo Nott y dio media vuelta disgustada para alejarse arrastrándolo. Draco solo pudo suspirar y subió hasta su habitación seguido de Blaise. 

— ¿Me dirás en dónde estabas? —solo estaban ellos dos en la habitación y Blaise tuvo la confianza para hablar.

—Seguía a Potter—dijo mientras se sentaba en su cama, se sentía cansado.

— ¿A Potter? —Blaise hizo una mueca— Un día de estos te van a descubrir.

—No lo puedo evitar.

—Draco, tienes que olvidarte de Potter en ese sentido. Si alguien lo descubre…

—Solo tú lo sabes—casi gritó poniéndose a la defensiva.

Blaise elevó las manos y juró que de su parte nadie se enteraría.

—Crabbe y Goyle me dijeron lo que hiciste en la tarde, y que el mismo Snape te quitó puntos. 

—No me recuerdes esa mierda.

Estaba frustrado, no solamente se había enojado al ver a los tres Gryffindors tan juntos—y los rumores le martilleaban la cabeza— sino que además perdió puntos para su casa y por parte del propio jefe de las serpientes.

—Vamos, yo sé que fuiste a molestarlo solo para estar un poco cerca de él.

Draco se acostó en su cama, dándole la espalda al otro. Aunque lo que Blaise decía era cierto, era humillante escucharlo en voz alta.

— ¿Crees que en verdad sea pareja de la comadreja? —soltó al fin luego de unos minutos en silencio con voz derrotada.

Blaise se sentó a un lado de su amigo para darle una palmada. Sabía que aquella noticia había provocado que Draco se deprimiera, y quizás fue por eso que se armó con sus dos tontos guardaespaldas para ir a molestarlo. 

Lucius Malfoy le había dado un ultimátum a Draco, debía buscar novia. Por los círculos de  los Malfoy empezó a correr el rumor de que el único heredero de estos era gay, y eso era algo más que inaceptable para Lucius.

Su padre le había dicho que para mantener limpio el apellido, él mismo le  conseguiría una novia sangre pura. Los Malfoy y los Parkinson aprovecharon el momento para afianzar su alianza por medio del noviazgo y futuro compromiso de sus hijos. Pansy estaba más que contenta, ella había estado tras Draco desde años atrás, pero el chico jamás le hizo caso.

El problema era que Draco sí era gay —cosa que solo sabía Blaise a ciencia cierta— y lo que era peor, estaba enamorado de Potter desde la mitad del quinto año y la única forma que había encontrado de estar cerca de él, era molestarlo tanto como tuviese oportunidad. Zabini no supo que responder a la pregunta de su amigo. Por una parte sonaba un poco descabellado todos los rumores que había sobre los leones, por otra parte ellos siempre parecían estar en algo raro…

—De todas formas, creo que algo le sucede a Potter—exclamó Draco sacando a Blaise de sus pensamientos.

— ¿A qué te refieres?

—No sé exactamente, seguí a sus amigos y estos lo esperaron mucho tiempo fuera de la oficina del director, luego se encerraron en una habitación mucho rato.

—Draco…—dijo, quizás los rumores si eran ciertos.

—Nada de eso—exclamó rápidamente—se notaba que Potter y Granger habían estado llorando.

—No sé qué decirte…

—Ayúdame a averiguarlo por favor

Blaise le miró de forma suspicaz. 

— ¿De qué te servirá?

—Estoy preocupado. —dijo, y se veía que le costaba admitirlo. —solo quiero saber que le sucede.

—Draco… que hayas descubierto que es gay no significa que tú le gustes o algo así.

—Lo se Blaise, solo quiero saberlo.

Zabini suspiró y colocó una mano en el hombro de su amigo. ¿Podía decirle que no a algo que le pidiera Draco?

Que cosas de la vida, él enamorado de Draco, y Draco enamorado de Harry.

—Te ayudaré—terminó diciendo. ¿Qué más podía hacer?

 


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