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Senseless por OldBear

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Capítulo 9. Beso inesperado

Ok, decir que estaba nervioso era quedarse corto.

Estaba verdaderamente hecho un desastre.

Durante todo el camino había intentando reunir todo el valor posible, pero ahora, estando de pie frente a la puerta de las habitaciones privadas de su maestro de pociones ¿Cómo debía sentirse sino era nervioso?

Ni siquiera en todas las veces que había estado con Snape a solas entrenando se había sentido tan ansioso, y era lógico, aquello era una situación muy diferente, algo que jamás se había imaginado. Tocó después de reunir toda su valentía, —ni estando frente a Voldemort sentía miedo como en ese momento— y no esperó ni dos segundos antes de que Snape abriera la puerta.

Severus le miró de arriba abajo, el chico estaba retrasado por unos diez minutos, y estuvo tentado de hacer algún comentario acerca de su acostumbrada impuntualidad, pero se detuvo al analizar que el chico debía estar ya bastante nervioso para decir algo que le avergonzara más.

—Adelante, Potter.

Jamás había entrado a las habitaciones de Snape, eran más diferentes de lo que había imaginado. El lugar se sentía cálido, acogedor incluso, y era extraño puesto que pensaba que toda habitación en el área de las mazmorras seria fría y espeluznante.

—Haremos el ritual en la habitación—dijo Snape rompiendo el silencio que había. No se fijó que no había dicho nada desde que entró, ni si quiera se había disculpado por llegar claramente tarde.

Habitación...

Harry asintió sintiéndose inimaginablemente nervioso. La frase de Ron volvía a su cabeza "conseguiría sexo antes que un beso". Si bien le gustaba Snape, quizás el problema es que estaba consiguiendo algo que quería, pero no de la forma en la que deseaba. Pensándolo fríamente se acostaría con alguien que seguramente no lo deseaba —o por lo menos no sabía si lo hacía—, también estaba el hecho de que paso de un pequeño coqueteo con el mayor, a estar en su cama sin nada de por medio ¿Cómo actuar en esas circunstancias? Suponía que tenía derecho a sentirse así de nervioso.

Severus le hizo señas hacia la puerta de la habitación y Harry entró en ella. Era igual que la sala anterior, acogedora y apacible, pero la cama central con sabanas oscuras le sobrecogió. Vio al maestro entrar con un frasco y una daga en las manos.

—Esta es la poción.

Se la tendió a Harry y este se la bebió de un trago

—Ugh—dijo poniendo cara de asco—La poción huele a mierda

— Por lo menos no la puedes sentir en la boca —dijo Snape recordando que el mismo había tenido que beberla antes de traérsela a Harry y sabia lo desagradable que era.

Aunque quizás su comentario no fue el más acertado debido a la situación de Harry, y se arrepintió de haberlo hecho.

—Paso uno, la poción. —Mencionó Snape— Paso dos...

—La sangre—le interrumpió recordando lo que Hermione había podido decirle.

—Sube a la cama—le dijo señalándola con la mano.

Harry se acostó en la cama y las luces se apagaron. En la oscuridad y de forma diestra, Severus tomó la mano de Harry y con la daga hizo un corte en ambas palmas para luego unirlas.

Con la mano libre, Severus tomó su varita y recitó la primera parte del hechizo. Era largo, y Harry admiró su capacidad para decirlo de memoria. Sabía que debía permanecer quieto y en completo silencio para no provocar que el mayor perdiera la concentración. Mientras esperaba, su vista fue acomodándose a la oscuridad, y pudo distinguir los rasgos del rostro de su maestro. Estando tan cerca de él, con tantas ganas de besarlo...

Sintió el aroma del otro.

Este hombre siempre huele bien. Pensó mientras el otro se acomodaba en la cama. Aun con todos sus nervios, pensó que podría aprovechar la situación. Volvió a tener la determinación de antes, había quedado que sería más directo con Snape, ¿sería un pecado intentarlo?

Cuando terminó, Snape le dijo en voz baja que se recostara, sin necesidad de verlo, podía notar que Harry se había tensado aún más con solo decir eso, así que cuando él también se acostó colocó su mano en el hombro del menor.

Harry se estremeció ligeramente bajo ese toque ¿Snape daría el primer paso? Colocó una mano en el pecho de su maestro, sintiendo aquel toque tan esperado para él, teniéndolo tan cerca.

—Intenta relajarte, —escuchar la voz grave de Severus tan cerca no lo dejaba relajarse en lo absoluto, todo lo contrario— este ritual es sencillo.

¿Sencillo? No sabía cómo sentirse ante el hecho de que se refiriera a que tendrían sexo como algo sencillo.

—Supongo que es una forma de decirlo... ya sabes, con eso de que involucra sexo...

Snape lo miro detenidamente, y carraspeó su garganta sintiéndose ligeramente incómodo.

—Solo será dormir abrazados.

¿Había escuchado mal? Por Merlín esperaba que sí.

— ¿Solo es dormir abrazados? —la vergüenza que estaba sintiendo era indescriptible. En su cabeza había rondando demasiadas ideas, y ahora quedaba mal frente a Snape.

—El Minuere fue creado por un gran mago para ayudar a su esposa, ella estaba muy enferma y—parecía no querer continuar por el bienestar de su alumno que ya de por si estaba más que avergonzado—digamos que ella estaba demasiado enferma para algo más que solo dormir abrazados.

—Oh—fue lo único que pudo emitir. Retiró la mano del pecho de Snape como si quemara, al menos la oscuridad evitaría que el otro pudiera ver su sonrojó incrementando.

—Pensé que Dumbledore te había explicado, —se disculpó Snape, debía haberle preguntado desde un inicio si conocía todo del hechizo—parecías conocer los pasos.

—No—dijo intentando hacer su voz parecer normal—Hermione había leído algo acerca de esto, pero no mucho, por eso pensamos que...

No continuó, no tenía que mencionar lo que habían pensado, lo había dejado bien en claro ¿Podía morirse en aquel momento? Toda su confianza se fue a la mierda, aquel deseo de aprovechar la situación ya no le llamaba nada la atención.

Por lo menos e mayor no hizo intento de aumentar su vergüenza con otro comentario.

Sintió que Severus besó su cabeza ¿aquello era parte del hechizo? Seguramente si, y no preguntaría puesto que ya no quería verse como un estúpido. Luego se sintió envuelto en un firme abrazo por esos fuertes brazos y Severus volvió a recitar unas palabras que no pudo comprender del todo.

No supo en que momento cayó dormido.

Y no sintió cuando delicadamente Severus le retiró los lentes para que no le estorbaran al dormir.

En algún punto en todo el día, tuvo miedo de tener una pesadilla y molestar a Snape en medio de la noche. Pero no tuvo ninguna. Su sueño fue apacible, como hacía mucho no dormía. Nada de Voldemort, nada de muertes, nada de sentir el miedo o el terror de perder a un ser querido.

Despertó temprano, o mejor dicho, lo despertaron temprano. Sintió que alguien le removía el hombro y le llamaba, pero él no quería hacerle caso, hacia demasiado tiempo que no dormía tan bien, era injusto que le arrancaran su paz tan rápido.

—Potter—reconoció aun en la bruma del sueño la voz de Snape.

A Severus le estaba costando despertarle, incluso le daba pena. El chico se veía tan tranquilo y relajado que le habría gustado poder verlo dormir un poco más. Incluso él mismo se sentía agotado, cosa normal después de haber realizado el hechizo.

Pero él necesitaba despertar para darle un informe al director, y Potter necesitaba despertar para poder revisar si había funcionado el Minuere. Cuando vio que el chico parecía abrir los ojos e intentaba enfocarlos en él, aclaró su garganta y habló:

—Quítate la camiseta—dijo

A Harry se le fue todo el sueño de repente ante esa frase. Veía a Severus bastante cerca de él, aunque algo borroso. ¿En qué momento se había quitado los lentes?

— ¿Que? —preguntó sin saber si había escuchado bien.

—Necesito revisar el símbolo en tu pecho.

—Ah, el símbolo—repitió. A veces se sentía tan estúpido cerca del hombre ¿para que si no era eso?

Obedeció y Severus repasó el símbolo que tenía. Colocó su mano encima de esta y sintió el ligero cosquilleo característico. Harry tragó saliva bajo ese toque.

—Creo una conexión—explicó el mayor—solo nos resta ver que tan bien funciona.

Harry se levantó y se acomodó un poco la ropa que se había arrugado mientras dormía. Severus anotó mentalmente que para la próxima, le conseguiría una pijama.

Aunque a Harry le encantaba estar con su maestro, la vergüenza que había pasado en la noche aun le seguía carcomiendo, y tenía la imperiosa necesidad de retirarse donde el otro no pudiese verlo, así que sin mediar más palabra se dirigió a la pequeña salita para ir directamente hacia la puerta.

Pero antes de salir, pensó que debía disculparse por lo que había sucedido.

—Antes de irme, perdone por la confusión de anoche—dijo verdaderamente avergonzado, pero esperando que el otro no se lo tomara a mal.

—Supongo que podrá decirle a sus amigos que su odiado profesor no dañó su virtud. —Severus estaba a unos pasos de él, intentó sonar sarcástico, aunque a sus oídos sonaba ligeramente dolido—De esa forma el señor Weasly no estará enojado o celoso.

Harry se detuvo en seco antes de abrir la puerta.

¿Snape también creía en esas idioteces de chismes? Pensó con decepción.

—Nunca pensé que usted fuera de los que escuchan las tonterías que dicen los estudiantes por los pasillos.

Snape entendió rápidamente ¿acaso le decía que no estaba con el Weasly?

—Entonces no...

—No me entrometería entre mis amigos, de todas formas Ron no es mi tipo.

— ¿Y su tipo es? —no pudo evitarlo, esas palabras habían salido de su boca sin siquiera pensarlo. ¿Para qué? O ¿Por qué quería saber eso?

No era de su incumbencia y aun así la curiosidad le ganó.

—Más serpiente—dijo Harry, y lo dejo solo saliendo de la habitación tras un portazo.

 

 

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Más serpiente.

¿Qué mierda significaba aquello? Severus a veces pensaba que Harry quería volverle loco, debía de ser eso. Por qué no podía creer de nueva cuenta que aquello eran indirectas para él ¿o sí? No, definitivamente no. Estaba confundiendo la amistad que tenía con el chico con un deliberado coqueteo, y su mente le estaba jugando una mala broma.

En cuanto Harry salió, se preparó y fue a la oficina de Dumbledore quien ya lo debía de estar esperando. No se equivocó cuando vio a Albus con mirada expectante.

— ¿Funcionó como esperábamos? —preguntó Dumbledore con los brazos cruzados. En el escritorio unas tazas de té que no habían sido tocadas a la expectativa de buenas noticias.

—Así parece. Sentí la señal de la unión —dijo recordando cuando había colocado la mano sobre la marca del pecho de Harry, sintiendo la conexión — pero sabes que solo nos tocara esperar y ver como evoluciona.

Dumbledore asintió, lo malo del Minuere es que realmente no había una forma de saber cómo estaba funcionando más que ver cuánto se retrasaba la evolución. Pero confiaba en que había salido bien, Severus era un mago muy capaz.

—Perdió el primer sentido en menos de tres días luego del hechizo, —analizó recordando los sucesos del ataque del domingo— solo nos restara esperar ver cuánto logramos retrasar hasta el segundo sentido.

Severus tomó de su té y, al tiempo que colocaba la taza nuevamente en su lugar, recordó algo importante.

— ¿Qué sucedió con la pista que Remus mencionó?

—Sirius se está preparando para partir en la tarde. —dijo Albus tomando un caramelo de limón, la noticia de que al parecer el Minuere podría estar funcionando bien y de que no tuvieron ningún contratiempo al lanzarlo le estaba devolviendo el buen humor— Al parecer es alguien que conocía a quien sufrió de esta terrible maldición.

— ¿Le dejaran a ese perro un trabajo tan importante? —Severus frunció el entrecejo, no pensaba que Black era la persona más idónea para realizar un trabajo de ese tipo. No lo consideraba apto para ningún trabajo en realidad.

—Vamos Severus, —sonrió el director, en cierta forma le divertía que en ningún momento esos dos perdieran su rivalidad— sabes que si se trata de Harry, Sirius se lo tomará enserio. —Hizo una pausa para tomar de su olvidado té, tan dulce como siempre—Además, en dos días es luna llena, —recordó—Remus no podrá ir. Es solo una pista para llegar al paradero de quien Remus recuerda tuvo esta misma maldición, así que estoy seguro que lo hará bien.

Aquello aún seguía sin convencer al maestro de pociones, pero no podía ser de otra forma. Se perdió en sus pensamientos hasta que el director le volvió a hablar.

— ¿Cómo tomó Harry lo del ritual?

—Pensé que tú o el lobo le habían indicado como seria, —su expresión era claramente acusatorio, no entendía como pudieron pasar por alto algo tan importante—tuvo la increíble idea de que el ritual involucraba un acto sexual.

Los ojos de Albus se abrieron enormemente, incluso pareció que la comisura de sus labios se curvaba hacia arriba.

—Oh, me imagino que tu...

— ¿Por quién me tomas, Albus? — Interrumpió al director con una ceja alzada, ¿acaso estaba insinuando que se aprovecharía del desconocimiento de Potter? — Sabes que jamás abusaría de un estudiante.

La expresión del director fue algo indescifrable para el maestro de pociones, de esas expresiones que ponía cuando sabía algo que los demás no

¿Qué está ocultando este viejo metiche ahora? pensó Severus, esperando que esta vez no fuera algo que lo involucrara a él.

—Bueno, teniendo en cuenta que ese estudiante no lo vería como un abuso...

— ¿De qué hablas?

—Piénsalo tú mismo, quizás yo me he dado cuenta por mis años de experiencia, pero tú no lo has hecho por tu terquedad.

Severus detestaba cuando no le decía las cosas directamente ¿tanto le costaba no hablar con indirectas?

—Albus, estas alucinando.

El director volvió a beber un sorbo de su té, sin comentar nada más. Se había dado cuenta de los sentimientos de Harry hacia el maestro de pociones. Era bastante perspicaz, y quizás Severus no lo notaba por que las atenciones eran hacia él, y bien que había escuchado una vez que todo el mundo podía darse cuenta de algo, menos el afectado.

No le preocupaba aquello, aunque sería una relación entre un maestro y un alumno, había que aceptar que Harry nunca había sido un alumno normal. El muchacho había pasado por tanto que ¿Quién podría oponerse si encontraba a alguien que quisiera? E inclusive, le alegraba que fuera Severus. El maestro de pociones podía ser difícil de tratar pero sabía muy bien que era una persona excelente, de un gran corazón dispuesto a sacrificarse por las personas que amaba.

Solo esperaba que no durara mucho en darse cuenta.

 

 

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Era bastante temprano, pero aun así ya muchos se estaban dirigiendo al Gran Comedor para desayunar. No se sorprendió cuando al entrar en la sala común, Harry se encontró con Hermione y Ron, aun en pijamas, esperándole.

Los dos parecían haber estado preocupados por verlo llegar, y suspiraron de alivio cuando lo vieron cruzar el retrato. Tenían curiosidad por lo que había sucedido, pero debían esperar. En la sala común no podría hablar por la cantidad de alumnos que había y en la habitación de Harry y Ron aún seguían Longbottom y Seamus. Decidieron cambiarse y bajar al Gran Comedor y buscar un lugar aislado, pero allí fueron abordados por Ginny que pedía ayuda a Hermione sobre una tarea y por Dean. Como en las primeras clases de ese día Harry y Ron tenían horario diferente a Hermione, tuvieron que esperar hasta la hora de la comida, y esta vez fueron a la biblioteca para que no volver a ser interrumpidos. Ron se quejó de no poder comer pero hasta él estaba harto de que se entrometieran. Además los tres tenían pociones en la tarde, y en cierta forma querían saber que había sucedido antes de ver a Snape.

— ¿Qué sucedió? —preguntó Hermione en cuanto se sentaron en la mesa.

—Te guardas los detalles—dijo Ron sin querer escuchar ciertas cosas.

—No sucedió nada.

— ¿Cómo que nada?

—Nada de lo que están pensando — explicó haciendo una seña con una mano—El hechizo no llevaba...eso. Solo era dormir abrazados.

—Oh—exclamaron sus dos amigos al unísono. Incluso ellos estaban sorprendidos.

—Pase la mayor vergüenza de mi vida—descansó su cabeza encima de la mesa, rememorando el momento justo en que quedó como un tarado—pero él se lo tomo... bien. No se burló de mí ni nada, y era obvio que se había dado cuenta de lo que yo estaba pensando.

— ¿Y si le gustas? —Preguntó la chica —a lo mejor por eso no se burló.

—No quiero romper su burbuja—dijo Ron sin querer lastimar a su amigo—pero lo tuvo en su cama y no intentó nada, aun después de ver que Harry estaría dispuesto a eso. Quizás en verdad no le gusta.

—Tal vez notó que en verdad Harry no sabía y no quiso aprovecharse—dijo encogiéndose de hombros, en verdad quería creer que su amigo tenia oportunidad. De todas formas, decidió cambiar el tema a algo más importante — ¿Cómo te sientes? ¿Funcionó?

—Supongo que sí. Snape me dijo que lamentablemente no crea un retroceso, así que no podré volver a sentir los sabores hasta que encuentren una cura, —su expresión se volvió inevitablemente sombría, saber que estaría así hasta que encontraran el contra hechizo no sería fácil de sobrellevar—pero por lo menos no perderé nada más, por ahora.

Ron levantó la vista un segundo, y puso una mueca de asco al ver quien se estaba acercando a ellos.

—Malfoy a la vista. —dijo en tono bajo, captando la atención de Harry y Hermione.

Draco terminó de acercarse a la mesa donde estaban los Gryffindors, y miró directamente a su objetivo principal.

— ¿Qué quieres Malfoy? —Ron seguía enojado por los puntos que había perdido debido al hurón, y pensaba que seguramente estaba ahí para molestarlos de nuevo, lo raro es que esta vez venia solo, sin sus guardaespaldas.

—Quiero hablar contigo Potter, —dijo, y al ver que los otros dos no se movían, agregó— a solas.

—Eso ni soñarlo Malfoy—Ron no dejaría a Harry a solas con Draco para que lo metería en problemas. Ni siquiera a Hermione le gustaba esa idea, y apoyó a su novio en no dejar a su amigo solo con el rubio.

Harry lo miró por un segundo, el rubio tenía una mirada que jamás había visto y era extraña.

— ¿Para qué? —preguntó, no podía negar que tenía curiosidad.

—No puedo decírtelo aquí—dijo con mala cara, como si fuera lógico que frente a Granger y Weasly no hablaría.

— ¿O no puedes hechizarlo aquí? —preguntó Ron, creía que claramente aquello era una manera de hacerle algo a Harry, y debido a la maldición que su amigo tenia, él y Hermione lo estaban cuidando aún más.

Harry estaba atento a Draco, se notaba que el rubio estaba haciendo un gran esfuerzo para no explotar por las acusaciones de Ron, y eso de por si era algo extraño. Malfoy jamás se había contenido nada, por lo que parecía que sea lo que sea que tuviese que decirle, era algo importante. Con un suspiro de resignación se levantó de la silla bajo la atenta mirada de los otros tres.

—Está bien Draco, vayamos a hablar a otro lado.

— ¡Harry!—exclamaron Ron y Hermione al unísono. Aquello no les parecía para nada una idea prudente.

—Estaré bien, —intentó tranquilizarlos mientras sonreía— no se preocupen.

Cuando se colocó a un lado de Draco, este le hizo una seña para que le siguiera fuera de la biblioteca y luego, en completo silencio, caminaron a través de unos pasillos. Harry comenzó a preguntarse si en verdad sería una trampa para hacerle alguna broma pesada cuando notó lo solitario de los pasillos, pero no dijo nada y entró en el aula en desuso que Draco le señaló.

Cuando Draco cerró la puerta tras de sí, Harry por fin habló.

— Ahora dime de que se trata esto, Malfoy.

Draco había decidido ser directo, así que se cruzó de brazos y preguntó: — ¿De que estas enfermo?

— ¿De qué mierda hablas? —entrecerró los ojos, ¿Acaso Draco sabia...?

—Estás enfermo, lo sé. —afirmó el rubio con voz firme, pero luego suavizó un poco el gesto antes de agregar: — Quiero ayudarte.

— ¿Te has vuelto loco? —Ahora se estaba sintiendo arrepentido de haber aceptado hablar con él—No tengo idea de lo que estás hablando.

—Te seguí antes de ayer. —Confesó, colocándose un mechón de pelo tras la oreja en un gesto nervioso — sé que tienes algo malo, no sé qué es, pero estoy seguro que es algo grave.

Harry se quedó paralizado, se suponía que nadie debía enterarse. La furia comenzó a aumentar en él cuando comenzó a ver al rubio frente a él como un verdadero enemigo.

— ¿Qué me detiene de hechizarte ahora? —preguntó con los puños apretados. Arrepentido enormemente de haber accedido hablar con él.

—Estoy preocupado por ti. —el orgullo característico Malfoy parecía haberse esfumado, pero tan furioso como estaba, Harry no podía darse cuenta de aquello. Draco dio un paso hacia el Gryffindor, pero eso empeoró todo.

— ¿Esa es la nueva táctica del señor Oscuro? —Explotó intentando alejarse del rubio— ¿Se cansó de atacarme y ahora le dice a sus lacayos que intenten ser mis amigos?

— ¡Claro que no! —Se levantó la manga del brazo izquierdo, dejándolo al descubierto— ¡Yo no soy un mortifago!

— No todavía, —espetó con furia—pero es obvio que lo serás. ¿Fue el quien te dijo que verificaras si ya estaba funcionando su maldición?

Aquello golpeó al Slytherin como un balde de agua helada.

—Entonces si tienes algo...

— ¿Te sorprende? —Harry solo podía creer que Draco se estaba burlando de él ¿Qué más si no era así?

— ¡¿Puedes callarte y escucharme?! —gritó, por suerte no podían escucharlos desde donde estaban.

Draco se estaba desesperando, nunca había tenido demasiada paciencia, y menos para aguantar a Potter gritándole sin dejarle explicarse.

—Ve y dile al maldito Voldemort que lo logró, ¿No es eso lo que ustedes querían desde un...?

¿Cómo hacer que Potter dejara de hablar?

Fácil, besándolo.

Draco se había adelantado y sin que el otro lo esperara, unió sus labios en un beso que había deseado desde hacía mucho tiempo. Por un momento, el desconcierto de Harry ante esa acción no le dejó moverse, pero luego apretó el puño y le estampó un puñetazo a Draco en la cara.

Salió de la habitación dejando a Draco Malfoy con una mejilla roja.

 


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