Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El amor de un inmortal por minima

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Después de una maratón muy adictiva y satisfactoria de DuckTales, contribuyo un poco con una nueva ship que me tiene obsesionada escribiendo un poco. Ahora no se si hacer una larga historia o solo dejarlo como un oneshot, debería estar durmiendo en lugar de escribir esto jajajaja

Esta serie me fascino, tiene aventura, drama y una verdadera historia y no trata a sus espectadores como unos bobos, pues aunque sigue siendo una caricatura sus personajes presentan un verdadero desarrollo a lo largo de los capítulos así como en conjunto crear una gran historia.

Selene no era la diosa más lista del Olimpo (ese papel lo tenía la sabelotodo de su hermana y quizás favorita de su padre, Athenea, la diosa de la sabiduría y la guerra), pero no necesitaba ser tan brillante para saber que su hermano menor estaba perdidamente enamorado, solo que todavía no se había dado cuenta del todo.

Storkules era el menor de una gran familia de Dioses, semidioses, titanes y algún que otro mortal convertido en divinidad al formar pareja con uno ya existente; si, su familia era amplia y algo complicada, no ayudaba que en sus tiempos de gloria su padre haya engañado a su esposa Hera infinidad de veces procreando hijos a lo largo de su vida inmortal y desatando la ira de la monarca del Olimpo.

Pero regresando a su hermanito de corazón puro y Dios de la fuerza y heroísmo, el chico estaba enamorado y no había dudas de ello, aunque por lo ingenuo que era confundía sus afectos y devoción con una profunda amistad que rayaba en el fanatismo, eso gran parte era debido a su crianza.

Como el menor de los hijos de Hera y Zeus, la reina del Olimpo decidió centrarse en su educación para evitar que fuera un mujeriego como su padre o algunos de sus otros parientes masculinos (raptar a tu amada, engañarla pasándote por su esposo/novio/amante u otra cosa, u obligar a la fuente de tus afectos a estar contigo eran muy malos ejemplos y más de la mitad de sus parientes habían realizado una o más de esas prácticas cuando se habían “enamorado” o sentido atraídos por alguien), por lo que podía recordar al pequeño Storkules como un polluelo casi siempre en compañía de su madre o las ninfas a su servicio educándolo para que fuera un buen hombre de bien, educado y respetuoso, hasta que Zeus llego y decidió que él también tenía derecho a opinar sobre la educación de su hijo menor.

Los Dioses no son perfectos, aun cuando ellos mismos digan que lo son (especialmente Zeus).

Zeus opinaba que su hijo debía ser alguien fuerte y digno, no un niñito de mamá que jugaba en los campos con las ninfas solo aprendiendo filosofía, música y artes y demás tonterías que se le ocurrieran a su madre, por lo que en opinión como rey del Olimpo envío a su hijo al mundo de los mortales a probarse a sí mismo, actualmente estaban inmortalizadas sus hazañas como las 13 proezas heroicas de Storkules, bueno, en realidad 12, quizás ya nadie contaba la proeza de soportar a su padre mandándole a hacer dichas proezas con sus constantes críticas y fanfarronería.

Muchas admiraban la fuerza y valentía de su hermano, ella su bondadoso corazón de oro.

Fue así como el pequeño Storkules creció en una bella y fuerte grulla, canonizado en el panteón del Olimpo como el Dios que simbolizaba la fuerza y heroísmo. Por siglos los héroes lo tuvieron como ejemplo, y aun así no siempre sería suficiente para Zeus, ya que a pesar de seguir sus indicaciones y completar las doce pruebas, no era el típico macho, ya que aún seguía las enseñanzas de su madre en su mayoría.

Tuvo sus enamoradas, pero siempre fue muy respetuoso; podía hablar de sus proezas con orgullo, pero también admiraba sinceramente a los demás héroes; era humilde en comparación a muchos otros dioses, y no rebajaba a los mortales por tan humilde cual fuera su linaje. Gracias a sus bondades rápidamente se volvió en favorito de varios mortales, y a pesar de ser el más joven de los dioses ya tenía algunos templos en su honor en los tiempos en que estos aun adoraban a los Dioses.

En contraparte de Zeus, Hera estaba orgullosa de su hijo que no había heredado todas las características de carácter de su marido y había aprendido bien sus enseñanzas. Era tal su afecto que no se disgustó o enojo cuando ocurrió la gran separación (De eso no hablaban los libros de historia, básicamente era como un divorció o tiempo fuera entre Zeus y Hera, el primero creo una isla y la segunda se quedó en el Olimpo) y Storkules decidió quedarse en Ithacuack en el mundo mortal un tiempo más en lugar del Olimpo, ella estaba orgullosa de este y confiaba que aun sería un buen hombre.

Y si, a pesar de los años, los siglos, Storkules seguía siendo el buen hombre que Hera crio, muy respetuoso y algo ingenuo en algunas ocasiones, por lo que tal vez no se daba cuenta aun que estaba enamorado.

Tal vez en lo único que en ese aspecto de carácter se parecía a Zeus era de quien se había enamorado era un mortal, no era secreto que algunos Dioses tenían debilidad por algunos mortales.

-¿Pintando otra vasija hermanito?-

-Así es, esta vez estoy inmortalizando la última visita de mi querido amigo Donald y su familia. Sus tres pequeños sobrinos son tan heroicos como su tío-

Selene miro las vasijas ya pintadas y secándose mientras que su hermano seguía trabajando en la más reciente, el talento en las artes de su hermano a pesar de ser un hombre muy fornido y a veces brusco seguía sorprendiéndole a pesar de los siglos, especialmente cuando encontraba algo que le gustaba demasiado y lograba demostrar todo su talento en todo su esplendor, como ese freso que hiso de Donald y mantenía celosamente guardado en sus habitaciones para evitar la cólera de su padre y lo destruyera como la mayoría de sus obras que representaban al clan McDuck.

Soltó una pequeña risa cuando vio la pintura que representaba parte de la competición de Storkules con los hijos de su querida amiga Della, la pare de competencia de escultura, solo su hermano lograría retratar al simpático Donald de esa manera.

Para seres como ellos con una existencia tan longeva un año o dos pueden ser como un parpadeo o simplemente un par de días, pero ya habían pasado diez años, y eso era mucho tiempo para los mortales, el tiempo no esperaba a nadie, ni siquiera a los Dioses del Olimpo. Quizás para ellos la penúltima visita de los McDuck no había pasado hacía mucho tiempo como bajo la perspectiva de unos mortales, pero en esos diez años habían pasado muchas cosas.

Della no estaba ya, sus tres polluelos era jóvenes valientes aventureros, y aunque no convivio tanto con toda la familia, más concentrados en apaciguar o huir de la ira de Zeus, noto el cambio de carácter de los adultos de la familia. Ya no había ese brillo en sus miradas tan despreocupados o temerarios como en sus primeros encuentros, especialmente en Donald, la pérdida de su hermana había dejado una profunda herida.

Ella podía estar separada de la mayoría de sus familiares al vivir en Ithacuack, pero al menos sabía dónde estaban. No conocía los detalles de su desaparición, pero conociendo a la valiente y fuerte mujer que era ella tenía la certeza que no sería lo último que sabrían de ella, solo el tiempo lo diría.

Pero el tiempo no es un lujo que puede tener cualquiera. Miro a su hermano concentrado en su última pintura, un abrazo entre él y Donald.

Parecía un poco injusto que la persona que por fin despertaba esos sentimientos en su hermano con tal intensidad no tuviera la ventaja de tener una vida tan larga como ellos, pues en su ingenuidad el hombre podría tardarse bien otros diez años más para descifrar lo que sentía en verdad por Donald McDuck, y es aquí cuando enfrenta una encrucijada ella misma, podría decírselo ella misma, pero era más divertido que este mismo lo resolviera además que si su padre Zeus descubría que ella misma ayudo a descubrir lo que sentía su hermano por el mortal miembro de la familia a quien más odiaba, seguramente su cuello correría peligro, tal vez incluso tendría que mudarse al Olimpo con sus demás familiares pero no lo quería hacer antes de ver a su amiga de nuevo.

Pero si se quedaba callada, su hermanito seguramente perdería una de sus oportunidades de ser realmente feliz. Storkules podría ser todo sonrisas y optimista todo el tiempo, pero crecer bajo la presión de sus padres y tratar de complacerlos en lo que pudiera ciertamente le había quitado muchas oportunidades de encontrar su propia felicidad, era fabuloso que fuera tan buen chico, pero incluso el merecía ser egoísta a veces.

-Hace mucho que no te escucho cantar, seguramente como estas tan inspirado podrías componer una nueva y maravillosa canción-

-¡Excelente idea querida hermana! ¡Esta aventura debería ser inmortalizada también en la más hermosa de las trovas épicas jamás cantada! Ire inmediatamente por mi laud-

Selene quizás no era la más lista del Olimpo, pero sin lugar a dudas era astuta.

En efecto su hermano dedicaría el resto de la tarde a componer canciones donde los protagonistas serian la familia McDuck, su cantarina voz llegaría a oídos de Zeus y no le alegraría para nada la letra de dicha canción, y entonces en la cólera que tanto caracterizaba a su padre, él mismo le daría el empujón que Storkules tanto necesitaba para salir de la isla en busca de la fuente de sus afectos (con algunas arpías involucradas, pero nada que su hermano no pudiera manejar, o los propios McDuck).

Ya era tiempo para que ese par fuera feliz.

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).