-Esta es una excelente oportunidad para reconciliarse-dijo Hannah desde el vestidor. Era el duodécimo disfraz en probarse.
-También lo creo.
No me avergonzaba admitirlo. Quería recuperar a Sam. Ya había desaprovechado una oportunidad con lo del “encuentro al desnudo”, no podía echarlo a perder por tercera vez.
-¿Sabes que?
-¿Qué?
-Llegue a la conclusión que carecen de diálogo…
Deje de examinar los percheros prestándole atención.
-Tú eres extremadamente reservado; en cambio él, por complacerte y no importunarte tiende a serlo por ti. Entonces, los lleva a esta…”especie de laguna” en donde ninguno de los dos da a conocer lo que piensan, sumergiéndolos en una “incógnita” permanente-hizo una pausa, yo recalcule-. ¿Has oído hablar de las charlas de almohada?-respondí con un “Mm”-. Suelen recomendarlo muy a menudo en las terapias de pareja, ¿por qué crees?
-Tu eres la experta.
-Porque es bastante eficaz. Cuanto mayor diálogo, mejor. Ayuda a las parejas a despejar dudas, aclarar ideas, compartir metas, planes futuros, etcétera, etcétera, etcétera… Además, el expresar los aspectos buenos como los malos, lleva a descubrir a tu otra mitad. El diálogo después del sexo fortalece el vinculo en una relación…según mis fuentes.
No recordaba haber tenido una “charla de almohada”. Todas las veces que lo hacíamos terminábamos saturados, y mi vergüenza momentánea me llevaba a ser cortante con las iniciativas de Sam por entablar una conversación.
¡Perfecto!, la había cagado incluso en ese aspecto. Reconocía haber sido un pésimo novio y aún así pretendía recuperar lo nuestro.
“Puto egoísta” me recrimine.
Hannah estiro la mano entre las cortinas, le acerque uno de los tantos trajes seleccionados.
-No. Este no, Ann. El de abejita prostituta pasó de moda.
-Fingiré que no oí eso-dije alcanzándole otro.
-Como iba diciendo, no tuvieron su fuerte en cuanto a hablar respecta, pero…¿Qué hay del sexo?-dijo saliendo un instante del probador.
Me sonroje y desvié la mirada al recordar nuestros encuentros. No habíamos sido “buenos hablando” pero en lo referente al sexo… no podía quejarme. Sam se veía como un dios griego y follaba jodidamente como uno. Tenía esta…capacidad única de tratarme cuando me hacía el amor que me llevaba a considerarme especial incluso en ese aspecto. Sabia donde tocar, cuando tocar y donde tocar; moderando la intensidad según las necesidades de mi cuerpo sin que yo dijese palabra alguna, dedicándome exclusivamente en no perturbar a los vecinos con mis gemidos.
Simplificando, Sam me hacia morder la almohada, literalmente.
-¡Oh Dios!...¿Es tan bueno?. No respondas, tu sonrojo lo hace por ti. Este es tu fuerte, Ann. Exprime la naranja.
No respondí, en su lugar fingí buscar un disfraz para mí.
-¿Puedo serte franca?-dijo a los pocos segundos.
-¿No lo estabas siendo?
-Me conoces.
-Bien, adelante.
-Desde mi punto de vista has estado sobrellevando tu relación similar a la de “amigos con derecho”, es cruel si la otra parte desea algo mas serio. Llevándome a pensar, que tal vez, ese fue el principal problema además de la obvia falta de comunicación.
Silencio.
Nuestra relación no era la de simples “amigos con beneficios”, por supuesto que no. Lo nuestro era algo formal, éramos “novios”, una “pareja” propiamente dicha, rara, pero al fin y al cabo una pareja formal. Que Hannah pensase eso de nosotros revelaba otro defecto en nuestra relación.
-Sabes, la primera vez que los vi juntos no podía creer que alguien como tú fuese amigo de alguien como él. ¡Son jodidos polos apuesto!...Vestías como un Geek y te comportabas como uno; y él todo minimalista, pulcramente vestido y malditamente atractivo, era el sinónimo de chico perfecto. Juntos formaban un dúo disparejo. Para cuando supe que eran novios, confirme que los opuesto se atraen y deje de buscar mi media naranja.
Medite sus palabras. Sam y yo éramos innegablemente como el ying y el yang, totalmente diferentes, pero con algo en común: nuestro afecto, cariño y amor por el otro.
Espera..."Amor", ¿desde cuando mi querer mutó a amor?
Reparando en el nuevo descubrimiento, caí en la cuenta que allí siempre había estado, solo que mi incapacidad por notar lo relevante y mi introvertida personalidad con respecto a las muestras de afecto, lo llevaron a recluirse. Y suponer siquiera que Sam se comportaba distante porque creía que no lo amaba, era hilarantemente enternecedor.
Con mi mente medianamente esclarecida puse como objetivo el demostrarle sin ataduras cuanto lo amaba, si es que aun él quisiese ser el receptor de ese amor. Deprisa intercambie el pensamiento negativo por la auto motivación.
-Rezare cientos de padres nuestros para que ese día no salgas huyendo.
Reí mentalmente ante su ocurrencia y la verdad implícita en ella. Hannah ingreso nuevamente al probador llevándose consigo una nueva tanda.
-Creo que encontré el mío-dije mirando a mi derecha.
-¿El de gallina?
-El de gallina.
*****
-¿Estas seguro?-pregunte inquieto.
-Si.
-Porque si no es así…
-Estoy llegando a pensar que no me quieres aquí-dijo con humor.
-No es eso…solo…
-Tranquilo, seré un buen chico-agregó con un guiño, apretando el botón del timbre.
Mierda. Sudaba de los nervios y mi ropas de polietileno no ayudaban. El disfraz de Drácula fue una pésima elección, eran demasiadas capaz de tela. Adentro la temperatura seria cálida.
La puerta de entrada se abrió descubriendo a una radiante Megan usando un pomposo vestidos y falsa joyería del siglo XVIII.
-¡Estas aquí!-chillo emocionada abrazándome al igual que un oso.
Nos separamos, y un tanto sorprendida, pero sin perder el humor que le embargaba, miró a Logan.
Bien, tiempo de las formalidades.
-Logan, Megan. Megan, logan-dije reparando detenidamente en su actitud o sus gestos.
-Es un placer.
Megan sonrio de oreja a oreja estrechando la mano en saludo, la cual, Logan se apresuró en sostener sonriéndole también con genuino encanto.
-Y bien, ¿Qué tal me veo?-preguntó imitando el giro de las princesas de Disney.
-Preciosa.
-¡Sabía que te gustaría! Ustedes también lucen geniales…-dijo emocionada- Para vuestra información soy María Antonieta, reina consorte de Francia.
-¿Por qué ella?-pregunte conociendo la trágica muerte de su personaje.
-Pronto lo descubrirás, cielo. Espero que no me mates por eso-fruncí el ceño-.¿Qué esperan? Pasen.
Bien, no había sido para nada lo que esperaba. Incluso Logan me lanzo una mirada de comprensión mutua.
Ingresamos a la espaciosa estancia atiborrada de personas, todas luciendo ridículos disfraces al igual que nosotros. La música acondicionada permitía a los invitados conversar sin molestias.
-Me encantaría quedarme con ustedes, pero ya saben: soy la anfitriona, no hay espacio para favoritismo. La desventaja de ser la cumpleañera. Pero no se preocupen, regresare-prometió poniendo en nuestras manos una copa de vino espumante-. ¡Diviértanse!-animó antes de regresar a la entrada principal y seguir con lo suyo.
-¿Qué hago con esto?-Logan levantando la bolsa de regalo.
-No tengo idea-le sonreí tensamente.
-Relájate, hombre-le dio un apretón a mi hombro.
-Lo intentare.
Inspeccione con la mirada a todos los presentes. No veía a Sam por ninguna parte, ni a Ethan, tampoco John, el esposo de Megan, se encontraba. Empecé a preocuparme, ¿y si le habría pasado algo o su lesión…? No, imposible. Megan seria por inercia la primer persona en estar a su lado. Descarte el pensamiento. Aun era temprano, seguramente llegarían entrada la noche.
-¡Boo!
Hannah se colgó de mis hombros en un intento por asustarme.
-Llegas tarde. ¿Tienes idea del esfuerzo que conlleva mantener una conversación inteligente con estos estirados?-dijo haciendo una mueca. Negué con la cabeza divertido.- ¿Quién es tu amigo?- pregunto coqueta al reparar en la presencia de Logan a mi lado.
Imitando a su personaje enredo una de sus colletas en su dedo.
-Policía, eh. Me gusta.
Hannah al acecho presente. Logan sonrió por su comportamiento descarado, ahorrándome las molestias de presentarlos al hacerlo ellos mismos.
Al poco tiempo Carl se nos unió. Entre los tres iniciaron un intercambio de bromas absurdas sobre nuestros disfraces y el de los demás. Era alentador saber que lo integraban sin problema alguno a nuestro circulo. Con todo lo pasado había empezado a estimarlo, considerarlo en toda la extensión de la palabra un amigo; y el que se mostrase amigable con ellos, dando todo de sí por caerles bien, también era agradable.
-¿Por qué nunca me hablaste de él?-mascullo Hannah en mi oído cuando Logan y Carl fueron por un par de tragos.
-No hubo oportunidad.
Le reste importancia y reí internamente. Supuse que sería de su agrado y no me equivoque.
-Si tu mejor amiga esta soltera se crean las oportunidades. Apuntalo-se quejo siguiéndole con la mirada-Esta cosa esta violándome-jalo del tiro de su mini short.
-¿Sigues pensando que es el mas adecuado?-bromee ante su decisión de representar a la grandiosa Harley Quinn.
-Realza mi trasero-contesto totalmente orgullosa de sus atributos, olvidándose del inconveniente.
-Lo hace.
-Por cierto, esto es para ti-dijo guardando discretamente un condón en el bolsillo de mi pantalón. Eleve una ceja-.Ya lo hablamos. Ataca tigre, directo a la yugular.
Reí abiertamente. Era afortunado de tenerla como amiga. La tensión inicial iba disipándose gracias a ella y al alcohol.
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