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Tu mano junto a la mía por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Ubicado en el capitulo 147/ tercero de la cuarta temporada
"La leyenda de los dragones"

—No puedes dormir ¿Verdad?

 

La voz inconfundible de Yami sacó a Yugi de su estado pensativo que le estaba provocando insomnio.

 

Se sentó para mirarlo. Estaba a los pies de la cama, sentado con su elegancia característica, y mirándolo, de esa manera en que Yugi empezaba a sentir que el resto del mundo se desdibujaba, y solo eran ellos dos.

 

"Yo también estoy preocupado" esas cuatro palabras viniendo de Yami hicieron que algo mucho más importante reverberara en su pecho.

 

Dejó para otro momento las palabras del Profesor Hawkins. Hizo a un lado la inquietud de no saber qué sucedía con los monstruos de duelo. Incluso la aparición de esa banda de motociclistas.

 

Más importante era "¿Puedo hacer sentir mejor a Yami de alguna manera?" 

 

-o-

 

Yugi había acabado por dormirse. Probablemente en algún momento pasadas las doce de la noche. 

De algún modo, Yami parecía tener la cura para su insomnio. Incluso si no hacía nada en especial más que estar allí, hablar con él, o simplemente ofrecer compañía. 

 

Lo que fuera, Yugi lo recibía con los brazos abiertos. Y a Yami le hacía sentir útil, y que era un buen compañero para su luz. 

 

No había pasado mucho tiempo cuando volvió a abrir los ojos. Se encontró de lleno en el laberinto del rompecabezas, lo cual lo extrañó enormemente. Usualmente él tenía que ir desde su propia habitación del alma y cruzar el pasillo que lo separaba del artículo milenario.

 

Lo siguiente que vio fue a Yami. El faraón solo pareció sorprendido de verlo por un segundo. 

 

No había tiempo para nada más con la voz de una chica pidiendo socorro.

 

—Alguien nos necesita —declaró el mayor.

 

—Sí, pero ¿dónde se encuentra?

 

"Por favor, venga con nosotros ¡Faraón!" 

 

Yugi ignoró fácilmente el hecho de que esa voz estaba llamando sólo a su yami. El rompecabezas lo había traído a su interior para el caso y eso solo se debía a qué también era requerida su presencia… o a que Yami lo necesitaba con él.

 

—Es muy confuso, puede estar en cualquier parte.

 

El pensamiento de "igual que tu propia habitación del alma" quedó flotando en la mente de Yugi — ¿Alguna sugerencia? 

 

—Separémonos para buscarla.

 

—De acuerdo.

 

El voto de confianza era agradable. 

Yugi no temía perderse ni mucho menos caer en alguna trampa de salvaguarda dentro del laberinto. 

Habían pasado incontables noches investigándolo, juntos. Incluso si nunca parecían llegar a ningún lado en la búsqueda de pistas o respuestas sobre el faraón, el lugar nunca había sido un peligro para él.

 

.

 

Demostrando que su confianza tenía validez, volvieron a juntarse en un pasillo, incluso si aún no encontraban a la dueña de esa voz.

 

El sonido de rebotes junto a una voz etérea les dio la pista que necesitaban seguir.

 

¡Kuriboh!

 

El pequeño monstruo los guío a lo largo de escaleras y pasillos hasta una puerta en específico, a través de la cual desapareció.

 

Yugi no pudo evitar pensar en la puerta con la perilla parlante en la película de Alicia, incluso si no se parecían estéticamente —allí debe ser.

 

Yami lo miró un momento, entiendo un sonido contemplativo. Yugi no entendió que podía estar preguntando, pero pareció obtener la respuesta rápidamente porque se adelantó a tomar la manija y abrir la puerta. Aún sin entender cuál fue su momentánea duda, ofreció —Ten cuidado, no sabemos qué hay del otro lado de la puerta

 

Yami hizo caso. Abrió la puerta y la empujó, sin poner un solo pie más allá.

 

El sitio parecía completamente diferente al resto del laberinto. De hecho, ni siquiera era laberíntico. Todo estaba en blanco, negro y escalas de grises, y parecía un pueblo fantasma.

 

—Nunca había visto esta habitación —mencionó Yugi, mirando todo lo que podía. Se sentía como en una película muy antigua, de esas que le gustaban al abuelo.

 

—Yo tampoco Yugi —la voz de Yami parecía haber bajado algunas octavas. Yugi no sabía si se debía a la inquietud, la preocupación o cualquier otro sentimiento —así que quédate a mi lado.

 

El corazón le dió un vuelco al escuchar esa solicitud protectora. 

 

"Prometimos estar siempre juntos. No hace falta que me pidas que no me aparte de tu lado" casi sonrió. Casi dijo algo. Excepto que una silueta, presumiblemente dueña de la voz que pedía ayuda, atrajo su atención en un instante.

 

Kuriboh también los esperaba ahí. Era la única cosa con color en el lugar.

 

-o-

 

— ¿Ves lo mismo que yo?

 

—Sí —afirmó, para tranquilizar la mente inquieta de su hikari —Son unas estatuas hechas de cristal… con forma de dragones.

 

—Son enormes —la estatua principal bien podría triplicar al holograma del dragón blanco de ojos azules de Kaiba. Yugi se sorprendió de no sentirse intimidado, pero bueno, Yami estaba a su lado ¿Por qué habría de temer?  —y por fortuna no son de verdad.

 

Lo que sí sentía era un vuelco en su estómago desde que cayeron por el vacío de aquel lugar en blanco y negro. Miró al dragón principal a medida que bajaban suavemente y no pudo evitar un escalofrío.

 

Yami había dicho estatuas de cristal, pero a Yugi le daban más la impresión de estar congelados.

 

Los dragones y el frío no se mezclaban ¿No?

 

El escalofrío fue reemplazado por un sentimiento que Yugi no podría poner en palabras ni en su mejor ataque de inspiración. 

Una tibieza tenue y suave se extendió por su cuerpo desde su mano izquierda.

 

Yami había tomado su mano.

 

En algún momento del descenso suave, los dedos de la mano derecha de Yami se habían cerrado sobre los suyos. Yugi tuvo que luchar contra el impulso de mirar directamente a sus manos, solo por si Yami no se había percatado de su propia acción.

 

Yugi sintió su pecho muchísimo más ligero de lo que había estado en días. Incluso las preocupaciones que había hecho a un lado para analizarlas después parecieron desvanecerse por completo.

 

Solo por el sentimiento de plenitud y protección que el toque de Yami le daba. 

 

Yugi nunca se cansaría de descubrir todas las formas en que su alma y la de Yami estaban enlazadas. O todos los sentimientos que eso provocaba en él.

 

¿En ambos?

 

Esa voz de nuevo, tomando forma justo detrás de ellos los sobresaltó un poco. Se miraron un segundo a los ojos mientras sus dedos se deslizaban lejos una de la otra para poder darse la vuelta y confrontar aquella voz.*

 

La Maga Oscura.

 

-o-

 

La noche fue una locura. 

 

¡Un tornado abalanzándose directamente sobre él! Yugi se sorprendió a sí mismo por no moverse ni un centímetro hasta que Timaeus apareció en el tope de su baraja. Pero, de nuevo, tendía cada vez más a tener esos arranques de coraje o valentía cuando más estrechamente conectado con Yami se sentía.

 

Yami le daba valor.

Yami le daba confianza.

 

... Incluso si el propio Yami estaba inseguro y preocupado por la situación. Siempre estaba determinado a enfrentar los retos que se le presentaran.

 

Yugi no podía hacer menos que esforzarse por estar a la altura.

 

No era simplemente la nave de Yami. Era su compañero. Ellos luchaban juntos y se apoyaban el uno al otro.

 

Me alivia que todo haya resultado bien esta noche.

 

Está vez, Yugi no tuvo que sentarse para mirar a su espíritu. Yami se había sentado más cerca, aún en el borde de la cama, pero a un lado del pecho de Yugi.

El menor solo se giró hacia él. Los ojos que reflejaban los suyos en color, más no en forma, no lo miraban.

 

La mirada de Yami parecía perdida en algún lugar del suelo de la habitación, y al mismo tiempo, muy lejos de allí.

 

—Sí, Timaeus lo hizo muy bien contra la bestia allá atrás —contestó suavemente.

 

Tú también lo hiciste bien —resaltó el faraón, finalmente volviendo la mirada a su hikari.

 

Yugi, esta vez, no contuvo la pequeña sonrisa que se deslizó por sus labios —Gracias, Yami.

 

La mirada afilada del mayor se dulcificó sobre el pequeño cuerpo de su otra mitad, tendido bajo las sábanas hasta el pecho. Correspondió su sonrisa —es mejor que intentes dormir. Necesitas descansar, aibou. 

 

La expresión de Yugi vaciló un poco —me gustaría también, pero me está resultando muy difícil conciliar el sueño.

 

Conscientemente o no, Yami se inclinó un poco más hacia él —despeja tu mente, mañana habrá tiempo para pensar en todo —le indicó, con voz suave.

 

Yugi casi quería cerrar los ojos y pedirle que siguiera hablando, de cualquier cosa. Sentía que solo escuchar su voz sería suficiente para ser arrullado.

 

—Yami…

 

¿Sí, Yugi? 

 

Una de las manos de Yugi se deslizó por su cama, hasta alcanzar la de Yami, tomándose un micro-segundo para agradecer que no estuviera cruzado de brazos, como era su costumbre.

 

Incluso si no había una sensación tan sólida como cuando estaban en el laberinto del rompecabezas, Yugi aún podía sentir a Yami bajo su mano. Sabía que sostenía algo, y sabía que Yami sentía su tacto.

 

—Escucha tu propio consejo —la mirada de Yugi era suave y cariñosa —Tu y yo, podemos afrontar cualquier cosa que venga —un pequeño bostezo se abrió paso entre sus labios, incluso si intentó evitarlo —y estaremos bien, siempre que permanezcamos juntos.

 

Yami apretó suavemente la mano de Yugi de vuelta —Sí, aibou —llevó su otra mano al rostro del menor y cubrió sus ojos con delicadeza, consiguiendo que este cerrara los párpados —dulces sueños… duerme bien. 

 

Y se quedó allí, sentado a su lado, disfrutando del apoyo, el consuelo y la esperanza que Yugi le daba a través de ese pequeño y dulce gesto de sostener su mano.

 

.

 

La luz del día se deslizó por la habitación, y Yami aún no había soltado la mano de su luz 

 

Y no lo haría hasta que él fuera a despertar.



Notas finales:

 

*Sin exagerar. Ví este momento como diez veces a velocidad 0.25 xD

Incluso si me duele ver cómo se sueltan, intentaba decifrar si alguno de los dos se soltaba primero, pero no, me parece que lo hacen al mismo tiempo, sin embargo, sí notó que cruzan miradas un instante antes de volverse hacia la maga oscura.

 


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