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THE BROTHERS, THE LOVERS & THE OTHERS IN LOVE por LumeWolf

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Notas del capitulo:

Qué puedo decir, que no hice al principio?

 

Espero sea de su agrado. :)

PRÓLOGO

 

 

 [Frag. del Capítulo IV… –B&TOBB-]

 

. . .

 

Abandonando sus sentidos, precaución alguna, sumergido en la memoria de lo que cambió su percepción y su mundo cuando se permitió confiar plenamente en aquel…

 

Chris abría totalmente la puerta -que estaba a medio cerrar tras entrar en la alcoba-; Zebidiah acortó la distancia, notándole abstraído en los que parecían solo gratos recuerdos de amistad sobre aquel y su hermano…

 

Sin tiempo a más nada, rodeó la cintura del hombre con su brazo; tomando con su mano libre la de aquel con la que había tomado el picaporte, para hacerle girar a él; y se inclinó, sin vacilación alguna, a apropiarse de aquellos labios…

 

Que había estado aguardando, paciente y ansiosamente, por probar…

 

 

*     *     *

 

 

La sorpresa de los intempestivos movimientos no se hizo esperar; en los orbes olivas, en las pupilas, por primera vez pudo atisbar qué tan fácil era leer en ellos si se tenía el suficiente tiempo para observarlas sin que el otro los eclipsara o los apartara como lo hacía de manera tan natural

 

Vio la impresión por sus acciones, el que conocimiento en ello, un atisbo de inquietud; quizá algo muy parecido al miedo; y, finalmente, el reconocimiento… Todo en meras fracciones de segundo.

 

Contrario a la propia naturaleza apacible del de cabellos cenizos, hizo un empuje violento desde el pecho ajeno; sorprendiendo ahora al de cabellos oscuros y ojos del color familiar a tormenta; sus nervios crispados, traicionando su característica elocuencia y natural desenfado. Quiso decir algo, pero las palabras eludían su mente o sus labios… Se había quedado inmerso en las memorias del pelinegro que se abrió paso entre sus barreras, en el momento más amargo en su vida en ese entonces; que cuando fue tomado por sorpresa y se vio acorralado por la persona de cabellera negra, conocidos ojos y similares facciones... Estuvo casi a punto de paralizarse… Justo en el segundo en que reconoció que quien le arrinconaba en un asalto inminente no era él.

 

Su corazón estaba en un apretado puño, que le quitaba el aliento por los sucesos; por aquello que, en realidad, no sabía cómo interpretar de sí mismo…

 

Zebidiah lo miraba de frente, aún con sorpresa… No, veía primero la mano que temblaba ligeramente en tanto aún se mantenían arriba como una barrera entre ellos. Luego sus grises ojos, un tono más claro que los que debían ser más familiares a Lundgre, tenían plena oportunidad de ver en los ajenos; mientras aquel también la mantenía fija en él, en tanto parecía tener un terrible debate interno. Sin embargo, no iba a poder desmentir de sí mismo, lo que había pasado a través de aquellos olivas, previo a su inesperada reacción; era algo que, quizá, había sido inadvertido incluso por su propietario.

 

Tenía la experiencia por la que conocía ese tipo de mirada

 

-Chis… Estás… Enamorado de mí hermano…- Zeb… Aturdido él mismo por la gama de emociones que jamás había visto en aquel, en el poco tiempo de conocerse; aquellos que le hacían tan enigmático; pese a la naturalidad con que, incluso, se desenvolvía en compañía del propio Michael. Pero, a la aseveración de esas palabras, apenas tuvo tiempo de ver como algo se rompió dentro del otro hombre; justo en el instante que cerraba su mirada y daba una súbita media vuelta, para salir de la alcoba, de todo el lugar…

 

-Tengo que irme… …- fueron las palabras sin aliento, otras sin formular, de quien inminentemente iba a escapar

 

Aunque tenía el impulso de ir tras el de cabellos castaños; algo dentro de sí supo que no podría detenerlo. No tendría la oportunidad para intentarlo, ni le permitiría la cercanía emocional para hacerlo…

 

Y, como bendita maldición, entró la llamada de cierta persona en ese momento…

 

 

*     *     *                  *     *     *                  *     *     *

 

 

[Frag. del Capítulo IV… –B&TOBB-]

 

. . .

 

Y, aún y cuando siguió al taxi con Michael en su interior y vio entrar a éste último a su propia pieza…. Se tomó su tiempo antes de agarrar valor y arriesgarse al momento…

 

Al riesgo de ganar o perder…

 

-¿Insinúas que…?- Michael, procesando la información tan bien como podía; apretando la mano de aquel en el sopor de sus miembros, sobre el qué debería hacer

 

-Que vengo dispuesto a todo, para recuperarte…- interrumpió Tyler; abalanzándose hacia el hombre… Aferrado a la prenda como aquella amplia mano se aferraba a la suya, surcando su libre a la nuca del otro para conseguir acercar sus rostros…

 

Encontrar sus labios…

 

El alto pelinegro perdiendo un poco el equilibrio ante el inesperado… Asaltado por imágenes difusas de viejos recuerdos con la acción del momento…

 

Y también…

 

-Aún te amo, Mikey…- el susurro apasionadamente desesperado, en el inminente contacto

 

 

*     *     *

 

Si tan solo conseguía alcanzar sus labios… Sentía que la victoria sería suya para comenzar de nuevo…

 

Pero el alto pelinegro recuperó el precario equilibrio en que su arrebato lo había puesto, las amplias manos lo afianzaron de los costados de su torso, mientras el anguloso rostro se desvió de su propio tan próximo a él…

 

-No te hagas esto, Tyler…- Michael le hizo retroceder, antes de encararle propiamente al de ojos color capuchino –Tienes más dignidad que esto… La tuviste para irte antes… Tú decidiste terminar la relación. Me costó su tiempo tratar de entender qué pude haber hecho mal o qué te disgustó de mí para alejarte… Pero, si tenía errores entonces, también tenías los tuyos; yo sí quería avanzar a través de nuestras virtudes y defectos… Sólo que tú mismo no quisiste intentarlo… No habría estado en contra de tus estudios y me habría encantado que hubiésemos tenido una discusión sobre ellos para encontrarle una solución. Te fuiste. 5 años… Hiciste tu vida de alguna forma, todo ese tiempo; yo recuperé la mía. Me enamoré de una persona maravillosa, que antepondrá la felicidad de cualquiera antes que la suya propia; y tú no tienen nada que decir sobre él o lo que creas conocer de él a través de terceros.- quizá el alcohol dejó salir el único resquicio estancado que tenía de aquella relación… de aquella ruptura… -Vete de aquí, Tyler. A como están las cosas y lo que estás haciendo, nosotros no podemos seguir en contacto. No como pareja, no como amigos... Incluso no deberíamos volver a cruzarnos en cuestiones de trabajo. No te tengo rencor ni nada parecido; pero eso es lo más sano para ambos, sobre todo para ti…- fue apartando al otro de su proximidad; estableciendo un límite, una barrera invisible entre ambos –Ignoro el por qué…regresaste con esa idea en mente de retomar una relación que terminaste hace tiempo, como si solo hubiese sido una pausa de fin de semana… Yo no me quedé en pausa, dejé de pensar en ti cuando por fin terminé de asimilar la ruptura y perdiste todo contacto conmigo. Amo a Christopher, con sus buenos y malos momentos, quiero tener mi vida con él… Tú sólo eres ya el recuerdo de una relación que no era más transcendente de lo que duró, Tyler. Nada más.- aunque en el aliento se percibía el alcohol, las palabras denotaban la mente lúcida.

 

El de cabellos cobrizos sintiendo el dolor al rechazo que venían de ellas…

 

-Pero él solo te ve como amigo…- para ser un abogado, en ésos momentos, estaba desprovisto de cualquier ingenioso argumento contra aquellas verdades expuestas por el contrario… Hubo una ligera apretada mueca, en la angulosa mandíbula ante lo escuchado.

 

-Hace 5 años, dejó de ser de tu incumbencia a lo que se refiere a mi vida, Tyler. Si me disculpas…- hubo una resolución férrea, en los ojos que se oscurecieron como tormenta; mientras firme, pero sin brusquedad o violencia alguna, usó su mano para hacer retroceder al de rostro afilado –Es momento que te vayas.- al apartar el contacto, hubo una inclinación de despedida condescendiente por parte del de cabellera negra…

 

-Mikey…- Tyler, una musitada, desarmada súplica…

 

Mientras aquel, negando apenas, le cerró la puerta.

 

Llamó nuevamente, golpeó en la madera y suplicó por que le viera… Se humilló a sí mismo, pese a que aquel había intentado ahorrarle esa vergüenzaPero aquel no atendió otra vez a la puerta.

 

Al por fin volver a su auto, estaba deshecho emocionalmente. Cuando se relacionó con el alto hombre “las chispas volaron”, él hacía fáciles las cosas entre ambos, vivían la euforia del noviazgo… Que fue más por impulso que por verdadera meditación –de su parte- el momento que decidieron vivir juntos… Y luego de los primeros meses se dio plena cuenta de qué tan comprometido estaba el pelinegro en esa relación. El propio cobrizo no se sintió estar tan inmerso para hacer de aquello algo “tan perdurable”; sumado al trabajo, y también a que había hecho solicitud para una maestría fuera del país… Sin decirle al otro de ante mano

 

Era cierto, él mismo lo echó a perder, se marchó con muy malas excusas y ninguna verdadera disculpa para seguir las ambiciones de su profesión y porque, en realidad, no quería un compromiso tan férreo como aquel le mostraba con su dedicación, comprensión, afecto…

Intentó nuevos romances ardientes y breves, aunque inadvertidamente –entonces- buscando la estabilidad que había probado solo con aquel que dejó atrás. Cuando hubo terminado sus estudios, se dispuso a más ambiciosos puestos de trabajo; viviendo una relación casual y más sexual que afectiva. Que cuando se presentó la ocasión de regresar al lugar del que se había marchado, tener contacto con quien había terminado… Se dio cuenta que, seguía enamorado de la misma persona. Lo que sabía por las amistades comunes le habían hecho parecer que aquel no había estado inmerso en relacionarse tan profundamente como se había dispuesto con él; desestimó lo que le pareció un “brote de afecto” unilateral sobre un más reciente mencionado…

 

Se sintió confiado de que, si le decía sus tontas y mil excusas, sería perdonado y nuevamente aceptado…

 

De repente vio movimiento en la casa que había dejado; aquel se había arreglado de a como lo había pillado antes; alcanzando un taxi que, al parecer, había llamado de antemano. Tuvo un momento de loca esperanza, mientras se dispuso a ir tras el vehículo de servicio. Ya había hecho ese seguimiento antes, no importaba menos hacerlo ahora…

 

Casi lo pierde por dos semáforos adversos para su avance; pero la dirección que habían tomado, lentamente desarmaba su esperanza. Lo vio bajar frente al edificio que había tenido ocasión de conocer a uno de sus ocupantes ahí; el alto hombre pagando el servicio y subiendo en largas zancadas los peldaños… Llamando a unas de las puertas en la primera planta.

 

Al de cabellos cobrizos se le hizo un nudo en el estómago por la espalda firme, que exaltaba la convicción de aguardar con paciencia frente a la puerta, y sintió estrangularse su corazón cuando ésta se abrió y el propietario lo encaró. Pero su mundo se desmoronó, cuando el pelinegro…

 

Sujetando firme, al hombre que se estremeció entre sus brazos, se internó en el apartamento; haciendo eco el sonido de la puerta al cerrarse tras de sí…

 

Solo hasta ése instante, fue plenamente consciente de que lo había perdido… Que no había tenido una segunda oportunidad.

 

Siguió su camino, aunque en su mente se repetía la forma en cómo aquel fue esquivo en su avance; sin violencia, pero sin atisbo de duda, pese a la embriagues ajena. Estaba tan aturdido, tan emocionalmente afectado del rechazo por parte del alto hombre… Y su mayor mal, fue haber tenido que presenciar cómo no sólo aquel sí llevó acabo el asalto que quiso efectuar; la estocada final: el que no recibiese el rechazo a quien había ido a abordar con tal intensidad.

 

Dio un brusco giro del volante, frenando al golpear la acera vacía, como una minúscula fortuna en ésta fatídica noche, para él; casi chocó con otro vehículo, de no ser por el claxon y los faros con luces altas deslumbrándole repentinamente… Golpeó el volante con violencia, se maldijo a sí mismo, su tristeza y frustración, la forzada resignación, bajaron por su faz en forma de lágrimas saladas…

 

Se bajó, demasiado pronto, del tren correcto en su vida… Que solo tenía un asiento para el viaje, y ya había recogido a otro pasajero para llevar.

 

Y quizá era la retribución del destino, por todas las decisiones  mal tomadas y sin pensar en nadie más que en sí mismo; porque tal vez no estaba tan capacitado –como lo era para el trabajo- para vivir como una persona comprometida. Lo que elegía en su vida más íntima, era quizá lo que lo había determinado en realidad todo lo ocurrido…

 

Como, justo ahora, mientras alzó su móvil y desplegó la bandeja de contactos. Ante hacerse real la pérdida de Mikey, sólo le quedaba llamar…

 

A Blake…

 

 

*     *     *                  *     *     *                  *     *     *

[Frag. del Capítulo V… –B&TOBB-]

 

. . .

 

Los cuerpos se separaron, exhaustos, húmedos y palpitantes todavía; y mientras las respiraciones se regularizaban así como el palpitar se volvía solo la constante vital habitual… Las luces enviaban reflejos por la ventana a través de la noche; contrastando la menguada luz de la lámpara en el interior de la habitación…

 

La realidad hizo su entrada implacable, como imposible que dejara ir su oportunidad que –muchas veces- se antojaba inoportuna

 

Viéndose, lado alado, directo a los ojos ajenos, la cordura terminó de poner fin al deseo consumado…

 

-Maldición…- fue el mascullo desganado, de quien se llevó la mano a la frente y apartó lo cabellos adheridos por el sudor a ésta… En tanto, una mano ajena, deslizó una caricia al pecho expuesto, con intención confortante…

 

 

 

*     *     *

 

 

-Aunque no soy tu terapeuta… Ambos sabemos que solo porque soy físicamente parecido, para ti soy el reemplazo de mi hermano. No tengo nada en contra del sexo, por las razones que sean, siempre que no se trate de mis pacientes.- el pelinegro, antes de apartar su contacto con el otro e incorporarse a sentar en el lecho; observando la gran vista fuera del apartamento, por el panorámico ventanal –Conozco a Michael y acabo de conocer el lado más insospechado de la persona que le interesa; tu oportunidad, como la que pensé que podría atisbar, se marcharon para reunirse la una con la otra.- reflexivo, tranquilo; un poco licencioso y meditativo pero sin abandonar el aire de teatralidad –Si estoy disponible y me buscas, no me negaré pasar un buen rato; pero nosotros no tenemos demasiado en común salvo lo obvio. Yo puedo vivir tranquilo con eso, entiendo y acepto las cosas a como son; pero no creo que puedas soportar por mucho seguir haciendo esto conmigo, Tyler. No sería saludable para tu propia mente y autoestima.- giró el rostro para ver al mencionado, acotando lo último con la ligera preocupación profesional sobre las raíces de las acciones del otro para con él; el de cabellos rojizos devolviendo la mirada, una amalgama de emociones en sus facciones por lo escuchado, por lo que repercuten para sí mismo.

 

El de cabellos cobrizos se incorporó con premura, habría sido una acción violenta, de no ser por el desgaste y un resquicio de física incomodidad por los momentos –también físicos- compartidos antes.

 

-¿Por qué ustedes piensan que saben lo que es sano o no para mí?- un pequeño arrebato de enojo, los ojos color capuchino chispeando esto y el recuerdo no tan lejano de las similares palabras dichas por el pelinegro que, efectivamente, había intentado suplantar para sus sentidos con aquel que comparte muchas características en apariencia y son de una misma sangre…

 

Al conocerse esa tarde de Navidad, no habría pensado que las cosas escalarían de la forma en que lo hicieron… Cuando Mike le abandonó para ir tras el de cabellos cenizos, dejándolo con la compañía del que, técnicamente, fue su desconocido cuñado –ya que solo había escuchado de él, y esa era la primera vez en conocerse en persona-; lo dejó aturdido. Zebidiah no fue un mal anfitrión, con su aire teatral y leguaje fluido, le hizo compañía… Y también le sonsacó las razones y motivos de su presencia ahí… Tras un largo tiempo, en que fue notable que Michael no iba a volver a casa; Tyler se marchó entonces. Sin considerar, siquiera, si volvería a tener alguna interacción con el menor de los Blake.

 

Sus caminos se cruzaron de nuevo en las calles mientras éste estaba en sus asuntos y él acababa de salir de una reunión con sus colegas; intercambiaron número de contacto entonces, sostuvieron una relativa comunicación. Creyó, quizá tan absurda como ingenuamente, que podría hacer de él un aliado para conseguir acercarse de nuevo al hermano de éste…

La primera vez, fue cuando tuvo algunos asuntos complicados en su trabajo, sumado a la creciente frustración por cómo Michael se negaba a conectar sus llamadas o que concertaran una reunión personal. Se puso en contacto con Zeb, tomar unas copas, tener una charla

 

Y las cosas superaron el momento, hasta terminar enredados en una cama… Algo que se repitió no sólo esa vez.

 

-Bueno, soy el Psicólogo. Tengo licencia para decir eso en base a mis observaciones y análisis.- fue bromista, intentando distraer el mal humor de aquel hombre que cubrió con sus largos dedos su rostro; en gesto de frustración por otros motivos –Mike siempre fue intuitivo y asertivo; es parte de la personalidad responsable que tiene también; así que su evaluación no está errando de mi propia lógica.- Zeb; apoyando sus manos en sus propias piernas, encorvándose un poco, en busca de que aquel le devolviera la mirada –Si dos personas razonables coinciden. Quizás debas reevaluar tu propia opinión…- con un tinte dramático, para aligerar su afirmación ante aquel; quien, con disgusto, le miró por entre sus esbeltos dedos…

 

 

*     *     *                  *     *     *                  *     *     *

 

 

[Frag. del Capítulo V… –B&TOBB-]

 

. . .

 

Muy dentro de sí, existía el conocimiento que siempre que al observar a aquel, éste indudablemente le devolvería la mirada…

 

Hubo un arrebatado y apasionado beso, después del breve contacto en sus miradas; un suspiro y un ‘te amo’, contra los labios; mientras el momento se fundió en uno más que entrañable e arrobado…

 

 

*     *     *

 

 

Cuando los labios se apartaron, no dejó de hacer que el instante fuese algo encantado; mientras la respiración de pesada agitación hacía contraste con la arrítmica superflua.

 

Los brazos fueron cayendo laxos, en la conjunción del desgaste compartido, la asimilación a la revelación de lo reciente vivido…

 

La mirada olivácea se inclinó suavemente, con el aliento alterado en su ligera respiración, a la muda contemplación de la cercanía de física entre ellos, el desmadejo de piel y prendas entre ambos… Del lío en el cuerpo ajeno, en el de sí mismo… La mano trémula, dudosa, fue lentamente en búsqueda de la más amplia y curtida, en un roce inquieto a falta de mayor atrevimiento. Aquella ajena siendo gentil y confiada al ayudarle a concertar el tacto, darle valor para llevar a cabo el contacto; al reducir la distancia entre ambas con suavidad, para ayudar al otro a tener más convicción en su forma de actuar.

 

El profundo suspiro, del de ojos color grisáceo, fue ahogado dentro de su pecho, no queriendo perturbar aquel momento; no distender la medida de calma del hombre ante sí, cuya imagen y ligeros gestos, cautivaban su total atención. Sobre todo aquellos labios que temblaron en la indecisión…

 

-Puedes… Podemos…- la voz apenas audible, un ligero remordimiento del inferior labio; mientras se encendía nuevamente el rubor en las mejillas, en cuanto los verde oliva se entornaron debajo de las pestañas castañas cenizas, en la búsqueda de la expresión en el rostro de aquel otro… Encontrando en ello la medida de fortaleza para hacer más conciso su agarre a la mano de quien le estaba dejando hacer, con toda esa infinita paciencia para con él –Podemos… ocupar el cuarto de baño, en mi habitación…- la mirada se eclipsó, son la súbita nueva oleada de calor en el rostro.

 

La mirada que podía parecer una intensa tormenta se suavizó, mientras sonrió con significativa tenuidad; asintiendo tranquilamente, aunque el otro no le viera, pese a la emotividad que le embargó por aquellas acciones y la implicación que había, en que aquel otro, en que hiciera aquella proposición… Tomó cada onza de voluntad en el pelinegro, con profundas respiraciones que trató de mantener sutiles lo mejor posible, para sostener la calma que permitía Christopher aventurarse a avanzar

 

-Está bien…- Michael, suave, gravemente –Solo ten presente, que iremos a tu ritmo, Chris…- le reiteró que no le iba a apresurar el tiempo, en el profundo tono de su voz.

 

El nombrado alzó la mirada, ésta vez directamente, ante las palabras; entre sus miedos y sus dudas, no podía negarse lo afortunado que era al recibir tanta comprensión y paciencia por parte de este gigante noble que se adentró en su vida. Ésta vez afianzó su agarre a la mano ajena, tirando suavemente cerca de su muñeca…

 

Insinuando, con ello, que sostenía la invitación; mientras lo condujo pausadamente a la conocida habitación…

 

 

 

*     *     *

Notas finales:

Saludos y les deseo mucha salud en éstos tiempos que corren.

Hasta el próximo cap. :)


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