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~BuENA vida ~ por Paxito

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Notas del capitulo:

mE FALtan editar algunas cositas....solo queria cerrar el fin sin mis tipicos finales tragicos xD

Capitulo 2:
Una Buena Vida



**************************

Han pasado 30 años.

El mundo ha cambiado mucho en poco tiempo, se ha acelerado. La tecnología marca otra era y por ello, el santuario trata de seguir ese ritmo vertiginoso. Las armaduras evolucionan* se estilizan, se convierten en gemas preciosas, e incluso la forma de invocar el cosmos es diferente. Todo cambia. 

Los periodos de paz nunca duran mucho, pero a decir verdad este se le acerca un poco. Poco a poco los caballeros aceptan que necesitan abrirle el paso a una nueva generación, por lo que paulatinamente heredan las armaduras a sus sucesores, estudiantes de la Palestra.  Algunos otros se convierten en maestros. Algunos otros no soportan los demonios alojados en su corazón.

 Shaina de Oficcuo, sigue al servicio de Athena. A sus 48 años se siente bien, fuerte. La madurez le sienta bien y también la vida de casada. Ahora mismo está de vacaciones en Egipto junto a su familia, turistean en búsqueda de souvenirs diversos y se divierten juntos. Ahí uno se da cuenta que su carácter sigue siendo el de una mujer fuerte, nunca sumisa ni cándida; se nota en su forma de andar y en la forma en que observa alrededor. Por eso Aldebarán le gusta tanto ella y sonríe al verle, tan enamorado como la primera vez. Hace ya quince años.

¿Quién lo hubiera pensado?. Ellos dos casados formando una linda familia.

Caminan por el mercado. Van acompañados de una niña quien toma su mano mientras ve todo con curiosidad infantil.

A pesar de su retiro , eso no quiere decir que han perdido su poder, ni su cosmos. Quizá por ello que reconocen y perciben esa energía tan conocida cerca de ellos.

 La  sorpresa inicial, le acompaña la incredulidad y esta se convierte rápidamente en enojo. Aldebaran nota como su esposa cierra las manos en puños y estos tiemblan por la rabia.

“Oh, óh…” piensa preocupado y no precisamente por su esposa. .

ã…¡Así que todo el tiempo estuviste aquí….

Shaina se cruza de brazos frente a un hombre sentado en la terraza de una cafetería, quien despreocupado fuma una shisha*. Detrás de ella está Aldebaran cargando a la niña en brazos, atento al tan incómodo encuentro de dos amigos que no pudieron nunca despedirse.

Shaina reiterativamente repetía qué cuando lo encontrara, le iba a patear el trasero, le iba a romper la cara, repetía que no se iba a salvar de su ira. Aldebaran pensó que era mejor guardar su distancia y no intervenir.

 El hombre de la shisha se levantó perezosamente para encarar a la mujer que tenía frente. Tenía todo su cuerpo cubierto con la indumentaria típica árabe, blanca, con aquel turbante de cuadros rojos, la kufika, por lo que no se notaba su cabello largo, solo aquel rebelde mechón rubio que cubría parte de su cara. 

Curioso, pensó Shaina. Le conocía desde que ambos llegaron al santuario, siendo niños, pero nunca había podido determinar de qué color eran sus ojos. ¿verdes?¿grises¡?¿azules?. Mirar sus ojos era incómodo, quizá por cómo sus iris cambiaba, quizá por que poseía un brillo apagado de una roca en la sombra.

Shaina descubrió que los ojos de Algol eran verde olivo. Brillantes.

¿ Cálidos.?

Además, sonreía….normal.

ã…¡ Me da gusto verte, Shaina. Sin máscara...aunque es raro verte con un tono diferente de cabello.

Cierto. Shaina no portaba su máscara, y su cabello rebelde de color verde ha cambiado a negro azabache. Todo ella ha cambiado. Sin embargo Algol no parece sorprenderle ese cambio, tampoco encontrarla con un esposo y una hija.

Le reconoce por cómo le habla y principalmente por su siempre salvaje cosmo. También reconoce al toro dorado por su brillante aura.

Shaina chasquea la lengua y , como era de esperarse, lanza un puñetazo con toda su fuerza al rostro del ex caballero de Perseo.

El golpe hace volar su kufica, descubriendo su cabello largo rubio cenizo, tan desastrozo como siempre, solo que ahora tiene varios mechones con trenzas, de las cuales ha colocado caracoles de mar y cascabeles en sus puntas.

El golpe, por supuesto lo manda a volar y a chocar con un muro, el cual se agrieta por su peso.

Shaina analiza que Algol aún posee un cuerpo fuerte, musculoso y delgado debajo de esa túnica que lo oculta. Su rostro sin embargo ya posee algunas arrugas y cicatrices. Su piel es más oscura, bronceada y algo descuidada por la resequedad.

Como su mano se entume por el golpe, decide cruzarse de brazos. Era como en los viejos tiempos en que solían entrenar!. Golpear a árabe era como golpear un muro. Sin embargo, y ahí se nota que el saudí no ha vuelto a pelear en mucho tiempo;  el golpe lo rompe el labio y afloja sus dientes.

Algol vuelve a levantarse, escupe un poco de sangre al piso y sacude el polvo de su túnica con toda la calma del universo. Y vuelve a encararla.

Shaina camina con fuerza contra el piso, castigando el suelo con sus tacones de aguja. Camina hasta llegar frente a él. Pero en lugar de seguir golpeándolo violentamente sin piedad y como tanto ha asegurado que iba hacer. En lugar de ello lo abraza, fuerte, necesario.

Es inaudito e inesperado; solo si no eres cercano a Shaina.

Algol devuelve el abrazo.

El la conoce, pudieron pasar 30 años, pero Shaina era de esas mujeres fuertes y ariscas; pero si te ha dado el corazón, no teme ocultar sus sentimientos.

El abrazo dura unos minutos, o una eternidad. Lo suficiente para sanarse.
 
ã…¡ Quédense conmigo a cenar. ã…¡ dijo al término del abrazo, al estrechar las manos con Aldebarán de forma occidental, tras el titubeo de este al no saber cómo tratar al ex caballero de plata.

Luego se hinca frente a la niña, mirándole fijamente, lo cual llenó de escalofríos a la pequeña, incómoda quien se resguarda detrás de su enorme padre.

ã…¡ ¿Tu nombre?

La niña miró a sus padres, buscando apoyo, pero ellos le dedicaron una mirada que significaba que no debía temer, que respondiera sin temor.

 ã…¡ Yoshino. ã…¡ responde tímida.
ã…¡ Suena japonés.
ã…¡ Significa Fortuna Verdadera ã…¡ informa la niña, que no parecía serlo cuando hablaba en ese tono de voz tan solemne de los adultos

Algol arqueó la cejas
 
ã…¡ mmmm, una pequeña sabelotodo. ¿No será hija de Marín?.
ã…¡ Cállate imbécil.

Algol sonrió y aunque Shaina hizo un mohín de molestia, al final también lo acompañó con una risa corta.

Tras recoger unas cuantas cosas en un gran bolso, Algol llevó al matrimonio a su hogar, que por cierto, no estaba en el Cairo, ni en ninguna otra ciudad o poblado circundante. Algol llegó al establo de renta de camellos y tomó los que quiso sin pagarlos. Aldebaran descubrió que trataban a Algol como un señor, alguien importante y que, sin sorprenderse mucho,  aquel negocio de renta le pertenecía. 

Algol seguía siendo el hombre de pocas palabras y taciturno de siempre; así permaneció todo el recorrido por las dunas de arena del Sahara. Sin hablar demasiado más que unas pocas instrucciones.

ã…¡ Pensaba que vivías en el Cairo. ã…¡ comentó Shaina, un poco cansada del viaje, con su pequeña niña en brazos que había caído rendida.

Algol ladeo el rostro y le miró por debajo del hombro.

ã…¡ No, vivo en el desierto. De un lado a otro.
ã…¡ Debe ser aburrido.

Algol se encogió en hombros. Debía serlo, pensó Aldebaran, por ello lo encontró en aquel café, quizá era sus paradas obligatorias.

ã…¡ ¿Eres casado? ã…¡ preguntó Aldebaran, señalando un brazalete de oro de diseño extraño y que tenia algo escrito en arabe.

Algol no contestó. Solo sonrió. Ni alegre ni amenazante, solo sonrió como si guardara un secreto. Se entretuvo mirando un rato a Aldebarán montando al pobre camello , incluso tuvieron que parar por compasión al pobre animal.

Finalmente llegaron a un campamento en medio de la nada. Era bastante amplio a decir verdad, como un pequeña casa. Cuando llegaron, justo el sol empezaba a ocultarse, así que antes de entrar a la morada Algol les enseñó el horizonte.

ã…¡ Los mejores atardeceres del mundo son estos. Disfrutenlos.

Shaina iba a rodar los ojos por ese tono tan presumida que siempre poseía el árabe, desde siempre. Pero la verdad, es que si. Era un espectáculo que le puso la piel de gallina por lo hermoso que era.  Parecía que la arena se volvía lava, o un mar rojo, efecto del calor y de los mismos rayos del sol. Algol cerró los ojos y al hacerlo alzó el mentón para suspirar. Gesto que no pasó desapercibido por Shaina.

Era extraño ver a Algol así, tan sereno. Tan tranquilo y…¿en paz?. Su fino rostro de la juventud se había endurecido un poco. Pero no en un sentido negativo. Había madurado. ¿Que ha pasado con ese hombre sanguinario que amaba la lucha y con el insano placer de convertir a todo mundo en piedra?

ã…¡ Bueno, gracias por avisar, ya esta lista la cena.

La voz provenía de detrás de ellos, alguien que recién habia salido de la tienda de campaña y que, con las manos recargadas en la cintura caminaba hacía a ellos.

Al principio Shaina no le reconoció. Era un hombre muy delgado y moreno, de nariz respingada, cabello cano y una pequeña barba, vestía a la usanza de los hombres del desierto, pero por el acento de su voz, se daba cuenta que no era originario de aquel lugar.

ã…¡ Shaina, ¿que le paso a tu cabello? ¿negro? ¿en serio?. Tengo que hablar con tu estilista….jaja.

“….¿debería conocerlo?” piensa ella, frunciendo el ceño y buscando la mirada de Aldebarán, quién también parecía concentrado en adivinar quién era aquel misterioso hombre.

“Por eso te dije que te rasuras tu estupida barba” pensó Algol, sonriendo ante la escena.

El hombre se acercó a un más.

ã…¡ Te estarás preguntando de dónde me conoces, lo cual no me ofende, pues nunca fuimos muy íntimos, yo solía juntarme más con tu buena amiga Marín o Moses. ã…¡ informo el hombre moreno ã…¡ Y tu estas pensando que huele delicioso, gracias y disculpen que es poco, pero recién me he enterado que teníamos visitas. Algol odia los móviles y eso de lectura de mente a distancia es un, literal, dolor de cabeza. ã…¡ volteó a ver a la pequeña, poniéndose a su altura ã…¡ Y tu….tu quieres ir al baño, está en la parte trasera. s...habibi.¿por que no le enseñas dónde está el baño?.

Algol rodó los ojos, y ofreció su mano a Yoshino, quien ya empezaba a bailotear por las ganas de ir al baño

“Frente a ellos no me digas así…” pensó claro y fuerte, un tanto sonrojado.

Aldebaran se fijo que aquel hombre tenía un brazalete de plata muy parecido al que usaba Algol en la mano izquierda. ¿Será que ellos eran…?

Shaina, abrió los ojos y la boca, uniendo las pistas y descubriendo la identidad del hombre frente a ella. Solo había un caballero con la capacidad de leer las mentes...y que era amigo del pervertido del caballero de la ballena.

ã…¡ ...Asterion.ã…¡ finalmente dijo Shaina, mirándolo atentamente y ver que si, el joven danés que una vez fue el caballero de los perros de caza mantenía ese rostro lleno de picardía y burla total al saber los secretos de los demás.

ã…¡ Bingo.

Shaina no cabía de su asombro, no fue capaz de decir nada hasta que Asterión llevó a los camellos a su lugar de resguardo y los alimentara, tiempo suficiente para que Algol regresara a su lado y los invitaran a pasar a su morada.

Uno pensaría que, al ser el campamento tan rústico por fuera, por dentro conservará su simpleza. Nada más alejado de la realidad. Dentro de la tienda, todo el piso estaba alfombrado de elegante tapicería de colores vibrantes e intensos,  había lámparas doradas y de vidrio cromado, con la luz tenue de un tímida flamita iluminaban el lugar de manera suave.  A pesar de la tapicería era un espacio muy fresco y agradable para estar; casi era como si no se encontraran en el desierto.  Y ¿Qué decir de los inciensos?. Pero lo que envolvía sus sentidos era el olor a cordero especiado, el olor a comida despertó su apetito y los hacía salivar.

Algol los invitó a sentarse al centro de la habitación, donde habían taburetes bajos alrededor de una mesa achaparrada, muy al estilo oriental. Todo tenía un gusto simple, refinado y elegante.

Mientras se refrescaban con agua y se aseaban a la usanza árabe, Shaina se dió cuenta que todo, desde la llegada a aquel lugar hasta los preparativos de la comida y el recibimiento de esta, era como un gran ritual que ellos, su familia, había sido invitada.

ã…¡ Primero comamos, están cansados y hambrientos, luego les contaremos todo lo que quieran saber ã…¡ anunció Algol, trayendo en una sola charola todos los alimentos que se iban a consumir.

ã…¡ Mamá...no hay cubiertos, ¿cómo vamos a comer? ã…¡ protestó la niña, el ver todo tan delicioso y no poder comer. Shaina iba a preguntar eso mismo.

Asterión rió un poco. Leyendo la confusión en la mente de sus invitados.

ã…¡ En estos países se comen sin cubiertos, los alimentos se toman con la mano, pequeña, creeme, es extraño al principio pero hasta sabe mejor la comida, mira, copiame. Usa solo la mano derecha, pequeñas porciones, ayúdate del pan como si fuera un cucharón. ¡Muy bien!. Eres ya una experta.

Sus frases eran dirigidas a la pequeña niña, pero también lo hacía para los demás. Alegre y cordial, como un maestro paciente resultaba ser Asterión. Algol comía en silencio y veía con cariño al danés. Mirada que no pasó desapercibida por Shaina, pero no dijo nada de inmediato, pues al parecer, en esta cultura, se habla después de comer y no durante.

ã…¡ Es por qué se debe disfrutar este momento sin distracciones, o eso se dice. La verdad es agradable~ ã…¡ informó Asterión, haciendo sonrojar a Shaina al ser descubierta ã…¡ No, Algol tampoco se acostumbra. Y estoy muy viejo para cambiar.

Obviamente se refería a leer las mentes.

Fueron unos momentos de silencio bastante disfrutables, no incómodos, apenas unas cordiales frases amables. No como en otra reuniones con los caballeros de plata, donde todos se arrebatan la palabra, hablaban con la boca llena y terminaban tan borrachos que ni siquiera acaban las frases bien.  Cuando terminaron y retiraron la charola, ya era la hora del café acompañado de dátiles y otros postres que Algol había adquirido en el Cairo. Los favoritos del can.

ã…¡ Entonces….Asterión. ¿Tu también reviviste? ¿por qué no te reportaste al santuario?.

Asterión dió un sorbito a la pequeña tacita que contenía el café. Era fuerte, algo picoso, por el cardamomo y el clavo. Pero tantos años tomandolo ya le había acostumbrado a este.

ã…¡ Verás…¿cómo empezar? ã…¡ se rascó la cabeza distraídamente, un gesto que tenía desde que eran más jóvenes, era como una forma de organizar sus propias ideas. ã…¡ Yo “morí” y ala vez no. Sobreviví por qué Marín me dejo vivir para dar un mensaje al patriarca. Pero tras mi fracaso en Japón, mandaron a ejecutarse, ya sabes, el santuario odia el fracaso.

Shaina miró fijamente a Asterión, con los brazos cruzados. Había pensado que Marín realmente había asesinado al perro danés, y ahora se enteraba que había “muerto” en el santuario por órdenes del patriarca. Shaina miró a Algol.

ã…¡ ¿Tú sabías eso? ã…¡ preguntó.
 ã…¡ Por supuesto, yo fui quien lo ejecutó.
ã…¡ ¿Qué?.
ã…¡ Siempre fue tan romántico~  ã…¡ bromeó Asterión con una sonrisita, dejando de ver algunos dientes de plata. ã…¡ aún lo recuerdo. Me dió de comer a Medusa. No hubo dolor. Fue la mejor manera de irse.

Aldebaran meditó eso. No pudo más que darle la razón. Asterión continuó con su relato.

ã…¡ Pero entonces Algol murió, ¿se fijaron que pasó con todas las estatuas en el santuario?. ã…¡ sonrió ã…¡ Por supuesto que no, ya había iniciado la guerra, la batalla de las doce casas…¿que tiempo tendrían para darse cuenta como fuimos despertando?. Lo bueno es que mi cuerpo estaba completo, no quiero contarles lo que les pasó a quienes se les había caído un brazo o el rostro se les había erosionado. 

Shaina y Aldebarán estaban bastante impresionados. Pero tenía sentido. Después de que el escudo fuera destruído, Seiya y Shun habían vuelto a la normalidad. ¿ Que los hacía pensar que sería diferente con todas las víctimas del escudo de Medusa?.

ã…¡ Cuando quise volver al servicio, Saga había sido desenmascarado y ya saben. No me gusto enterarme de toda esa mierda, así que deserté. Varios años después, me encontré con Algol.

Ahora si hubo un silencio incomodo, pues esa pausa era el indicativo de que continuara la historia, y Algol no se le daba bien eso.

Shaina intervino, acariciando el cabello de Yoshino quien ya en ese momento dormía a su lado.
 
ã…¡ Y ustedes son…?
ã…¡ Pareja, sí
ã…¡ En Dinamarca ya nos casamos, aquí solo somos “socios empresariales”. ã…¡ dijo con emoción Asterión, y su rostro mostró más arrugas que antes, se notaba que se moría de ganas por contar eso ã…¡ Ahora ven muy tranquilo a Algol, pero si llegan a molestarnos mucho con sus asuntos religiosos, entonces vuelve a ser el gorgón de siempre. ¿no? Habibi~~

Algol se limitó a asentir y a tomar la mano del moreno. Ya no pensó en protestar por ese “habibi”. “Mi amor” “mi amado”. Todo lo cursi en una sola palabra. Solo suspiró, resignado y beso la mano de su perrito.

Shaina esperaba una actitud así de todos, menos de el.

ã…¡ En mi última misión fui enviado a contrarrestar unos terroristas, hace ya unos 30 años. Fue ahí donde lo encontré, timando a la gente en los casinos.

Asterión se daba por enterado.

ã…¡ Yo no timaba a nadie, me ganaba la vida honradamente. .

Algol soltó un JA, muy fuerte.

ã…¡ Es decir que ustedes...desde cuando…?ã…¡ se atrevió a preguntar Aldebaran, sentado en posición de loto, muy grande y con una sonrisa sumamente dulce. A diferencia de Shaina, el era un romántico de primera, y le gustaban las historias dulces con final feliz. Como su propia historia.

Algol y Asterión se miraron unos segundos, haciendo cuentas mentales.

ã…¡ Desde los 16 años somos pareja. Es decir 35 años, algo así ¿no? ã…¡ se veían los dedos, contando el tiempo que han perdido noción.
ã…¡ Comenzamos a besarnos desde los 13 años, ah, la pubertad, que molesta es.
ã…¡ Éramos tan jóvenes.
ã…¡ Tan torpes
ã…¡Tan calientes.

Hubo una pausa para reir entre ellos, habían olvidado a sus invitados y se habían perdido en su avalancha de recuerdos.

ã…¡ Nos veíamos todo el tiempo a escondidas para coger como conejos. Uf. También nos peleabamos mucho. Nos dejabamos de hablar meses enteros y luego de nuevo estabamos juntos.

“Mucha información, Aste” le dió un codazo mental. Pero Asterión continuó hablando.

ã…¡ Perderte fue horrible...ã…¡ confesó Asterión, pues al revivir de la maldición de Medusa, fue para darse cuenta que Algol había muerto espantosamente, con el pecho destrozado.

“Mi vida perdió el norte cuando no estabas conmigo” confesó mentalmente Algol, cosa que agradeció su esposo, quien ya tenía los ojos húmedos.

Le pasó una caja de pañuelos a Aldebarán, que a esta parte de la historia ya lo hacía lagrimear.

ã…¡ Cuando nos reencontramos simplemente ya no pude volver al santuario, ya no quería con esa vida de asesinatos que sí, yo elegí. ã…¡ hablo Algol, contagiado por la pasión con la que hablaba Asterión, el también se emocionó ã…¡ Pero también lo elegí a él. Quería eso que tanto repetían y repetían….

ã…¡ Una buena vida...ã…¡ terminó la frase Shaina, también conmovida por aquella historia de amor.

Aldebaran sonó su nariz.

ã…¡ Si, la hemos tenido… ¿verdad? ã…¡ miró intensamente a Asterión y aunque ALgol no leía la mente, sabía lo que su pareja pensaba : la mejor vida.

Los dos hombres se miraron amorosamente. Ya rondaban por los 50 años, pero aún tenían el vigor y la pasión de antaño. Solo la tensión electrificante se rompió con un incómodo carraspeo de Shaina.

La plática se reinició.

ã…¡ Ahora es su turno, se nota que han tenido una buena vida también.

Total, que la noche era joven y tenían demasiado para platicar.

Notas finales:

AY ya SE….
Hace tiempo quería contar una historia de amores maduros..jeje. He querido imaginarme a mi otp, amandose por muchos años y sendo felices V_v por eso lo escribi
Tambien queria un fic de Shaina y Alde como papas ;_; son tan lindos.
Y si Shaina en EP.G assasins se pinta el cabello de negro (bueno no se si se lo pintan...o con el cosmos se vuelve de colores XD, son dudas que no me dejan dormir)

Para que vean que si puedo escribir cosas bien cursis  

gracias!


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