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TE VOLVÍ A VER por gxt

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Mi mama me pidió de favor que valla a entregarle una receta medica a la clínica, me dirijo hacia allá, estoy caminando por la ciudad, alguien me sigue, lo estoy sintiendo, no estoy asustado, es un simple humano, uno muy insistente por cierto, hoy es un día hermoso, el cielo esta despejado, no hay una sola nube, me gustan los días así, tampoco hay viento. hace mucho que no camino por el barrio que crecí, por lo poco que he visto, no ha cambiado nada desde que me fui, no se si siguen viviendo los mismos vecinos, mis antiguos amigos, con los que solía jugar a menudo, Nicolás, mi mejor amigo en ese momento ¿Qué habrá sido de el?, no creo que me recuerde, después de contarle la verdad, le tuvieron que borrar la memoria; los humanos no deben saber de la existencia de los vampiros, tienen que seguir creyendo que somos una simple leyenda. No es que le tengamos miedo a los humanos, ellos tienen mucha mas población que nosotros, y por las malditas historias, que se cuentan de mi especie, si los humanos se enteran de nosotros, intentarían extinguir a nuestra clase, como intentaron hacerlo en el pasado, creen que somos una amenaza, pero no es así.
Hace mas de 200 años que convivimos en paz con ellos, los gobiernos de casi todos los países firmaron un tratado con cada jefe de clan de las naciones, en los lugares donde no se firmaron fueron los del continente africano, muchos vampiros, tuvieron que escapar a Europa, otros a América, hoy en día, creó, que no queda ningún espécimen en ese continente, no tengo idea de por que no pudieron llegar a un acuerdo, pero las cosas se dieron así.
Ya estoy llegando al hospital, el humano, me sigue persiguiendo, entro al estacionamiento, parece que el se queda a fuera, sigo mi camino, hasta llegar, a la parte vieja del hospital, que está clausurado, eso es lo que creen ellos, pero esta funcional, la usamos los vampiros, donde todos lo somos, médicos, enfermeras, enfermeros etc.
Miro hacia los dos lados, asegurándome de que nadie me descubra, una vez que me aseguro, entró, me acercó a una de las secretarias, le entregó la receta, para que el médico la autorice, la mujer me habla: la receta va a estar para el próximo miércoles.
Me despido con una sonrisa y un “hasta luego”. Salgo nuevamente, a la parte nueva, y me voy de este lugar, tengo ganas de seguir caminando, así que lo hago, de nuevo me esta siguiendo.
Camino por una calle desolada, está situación me pone nervioso, ¿Por qué me sigue? Estoy harto, déjame de seguir pibe, humano insoportable, yo siempre fui alguien que le gusta ser libre que nadie me imponga nada.
- Ya me podes dejar de seguir, chico.
- Perdón.
Me dice, se lo nota ansioso y nervioso, me doy vuelta, la persona que me sigue es bastante joven se me hace conocido, pero no se de donde.








Estoy sentado en el sillón mirando por la ventana, como los niños juegan. Recuerdo cuando era chico, y jugaba igual que ellos, a la pelota, las escondidas o a mi juego favorito, que éramos los personajes de dragon ball, era muy divertido, al principio lo jugábamos todos mis amigos, pero poco a poco, ellos dejaron de jugar, alegando que ya eran grandes para jugar a eso. Como dije ellos dejaron de jugar, menos yo y mi mejor amigo Matías, hace mucho que desapareció, no lo volví a ver, pero aún lo considero mi mejor amigo, tengo vagos recuerdos, del a última vez que lo vi, recuerdo que me dijo algo, pero no recuerdo que fue, era importante, pero no logro hacerlo, no me acuerdo de nada, lo único que mi mente recuerda que el estaba llorando, al otro día fui a buscarlo, para ir a jugar, golpeé la puerta, pero nadie abría, insistía un par de veces más pero no había caso, entonces decidí esperar detrás de un árbol, para ver si salía, estuve mas o menos una hora, hasta que vina mi amigo y a su hermanito salir con unas valijas, un auto estacionó, subieron todo al auto, yo no me podía mover, estaba nervioso, luego, ellos también. El auto se puso en marcha y desapareció, esa fue la última vez que lo vi, lo que me pareció raro en ese momento y aún me lo sigue pareciendo, es que sus padres no fueron con sus hijos, hasta el día de hoy ellos siguen viviendo allí.
Tantos recuerdos me dan un poco de sed, mejor voy a tomar un poco de agua, ya he vuelto, sigo mirando por la ventana, lo veo pasar a el, a Matías, sigue igual a como era antes, solo un poco más alto, es la primera vez en años que mis ojos lo pueden volver a observar.
Me está empezando a doler la cabeza, los recuerdos se vienen a mi mente, golpeándome como mil apuñaladas en el cerebro; veo al yo de 11 años y a el con sus 13, llorando.
- Nico, mis padres se enteraron que te dije que soy un vampiro.
- ¿qué? Pero ¿cómo?
- No se como hicieron, pero se enteraron, mañana me voy a ir del barrio.
- ¿Qué va a pasar conmigo? ¿me van a matar?
- No, solo te van a borrar ese recuerdo.
- ¿me voy a olvidar de vos para siempre?
- No amigo, solo que soy un vampiro, solo eso.
- Entonces ¿para qué te vas a ir?, no hay problema y podemos seguir jugando como siempre.
- No Nico, si yo sigo aquí, es probable que lo vuelvas a recordar, y ahí nuestras vidas pueden correr peligro, a vos te pueden matar por saberlo, y a mi por revelar el secreto, estamos a salvo, solo porque mis padres se enteraron, si un vampiro más poderoso se entera, ahí si que estamos en mas peligro, mis padres se acercan amigo.
- Mati ¿nos vamos a volver a ver?
- No se Nico, adiós.
- Chau.
Después de ese recuerdo tengo que hablar con el, si o si.
Me levanto del sillón, abro la puerta, lo voy a seguir, va a una cuadra de distancia, perfecto, 30 minutos hace que lo persigo, no me animo a pararlo, lo veo entrar a un hospital, mejor me quedo acá afuera por las dudas, 10 minutos hace que esta allí dentro, me siento nervioso, estoy temblando de miedo, por fin sale, lo vuelvo a seguir un par de cuadras más, lo escucho suspirar, lo que dice me pone mas nervioso todavía.
- Me podes dejar de seguir, chico.
- Perdón.
Le contesto, Matías se da la vuelta y me mira, de arriba abajo, hace una mueca extraña, lo miro a los ojos, tiene la pupila color rojo, me da un poco de miedo, eso me hace desviar la mirada por un rato, luego lo vuelvo a ver, sus ojos están del color, que yo recuerdo, verdes.
- Vas a hablar ¿o no?
Me dice con voz dura, me estremezco.
- No te acordas de mi ¿Mati?, soy tu amigo de la infancia.
- Nicolás ¿sos vos?
- Si soy yo.
- Cambiaste mucho, no te reconocí.
- Vos no cambiaste nada Mati.
- Jajajajaja algo tendré que haber cambiado.
- Bueno, estás mas alto.
- Nico.
- ¿si?
- ¿Por qué me seguías?
- Bueno yo, te vi pasar, y como hace mucho que no dabas señales de vida, decidí seguirte para poder hablar con vos, no me animaba a pararte, ¿tenes tiempo para ponernos al día?
- Si tengo algo de tiempo.
- entonces, vamos a tomar café en algún bar.
- Dale vayamos.
Caminamos en un silencio incómodo, tengo algo de tiempo, tengo que decirle, pero temo hacerlo aun más incómodo, sin querer las palabras salieron solas.
- Matías recordé que sos un vampiro.
El chico se paro en seco, me miro sorprendido.
- Shhhh cállate, no digas nada.
Me dijo enojado.
- Tranquilo soy una tumba.
- Mas te vale, seguro que también recordaste que va a pasar si alguien se entera.
- Si ya se; ¿me podes contar tú historia?, tengo muchas dudas, como por ejemplo, porque nunca vi a tu madre embarazada de tu hermano, entre muchas cosas más.
Matías suspiró pesadamente.
- Está bien cuando lleguemos al bar te cuento.
Seguimos caminando, llegamos, nos sentamos en la mesa mas apartada, un mozo se nos acercó.
- ¿Qué van a ordenar?
- Yo quiero un café cortado con una porción de torta de chocolate.
Le dije al chico mi pedido.
- ¿y usted?
- Yo quiero un chocolate caliente, con unos tostados de jamón y queso.
- Muy bien, ya se los traigo.
- Gracias.
En la televisión estaban pasando un partido repetido, Matías lo miraba tranquilo, yo observaba a el, esperando a que hablara, el camarero llego con nuestro pedido, nos sirvió todo y se fue, Matías tomó un sorbo de Chocolate, le dio una mordida a su tostado, me miro. Todo comenzó…

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