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Cómo perder a un hombre en diez días por Aranel Poli

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-¿Qué era además de frío?

-Ártico, helado, frígido- respondía Sorrento a la pregunta formulada por Kanon.

Aún no tenían el eslogan para la publicidad de los diamantes y las ideas se acababan así como el tiempo.

-¿El brillo de una estrella?

-Destello, fulgor, centelleo.

-Centelleo no está mal- secundó Eo alzando los hombros mientras Kanon se tomaba el puente de la nariz, nada de eso le convencía.

-Esto es terrible, tomemos un descanso, necesito concentrarme y relajarme, ese hombre me está volviendo loco.

-¿Acaso no era la princesa Anastasia?- sonrió Eo burlándose de su amigo, quien le lanzó una bola de papel a la cabeza.

-¿No habías dicho que era un ángel? Te llevó al juego.

-Y lo era, Sorrento, el buen Milo, el chico divertido, increíble, lindo y sexy. Ahora es el malvado Milo, es igual a un engendro cursi de azúcar y miel- dijo tomándose las sienes.

-Quizá sea bipolar o tenga un desorden de personalidad- decía Eo llevándole un café al peliazul para que se relajara, lucía en verdad algo cansado y estresado.

-Créeme, he pensado lo mismo.

-Sólo tienes que soportarlo cinco días más- el peliazul estaba dudando en verdad de hacerlo, pero los diamantes lo valían.

-¡Pastelito!- o quizá no.

-¡Milo! Estábamos hablando de ti- dijo más asustado de verlo ahí que sorprendido.

-¡Hola!

-Hola, cielo, te ves muy apuesto- el menor lucía una camisa con una pañoleta en el cuello y en su hombro izquierdo descansaba una bolsa enorme que llevaba un lindo regalo para él.

-Gracias, bombón.

-Ellos son Eo y Sorrento- presentó a sus amigos, quienes estrecharon la mano de Milo, del cual debían admitir era una belleza.

-Oh, sí, Kani me ha contado mucho sobre ustedes dos- sonreía tratando de humillar aún más a su amor.

-Sí, Kani también habla maravillas de ti- dijo Eo burlándose de su amigo, quien ahora tenía a Milo colgando de su cuello.

-Gracias, amor, no se ven tan tontos como dijiste- dijo haciendo que Eo y Sorrento lo miraran boqueando -Oye, por cierto mira lo que adopté- sonrió dejando la enorme bolsa que cargaba sobre la mesa de juntas.

Y ahí estaba una linda gata persa color blanco con un lindo collar de brillantes en su cuello, había pensado en un perro, pero estaba seguro que Kanon lo prefería, un gato era la opción.

-¿Le aplastaron la cara?

-Es un gato persa, querido- dijo Milo rodando los ojos ante la ignorancia de su amor.

-¿Persa? Es igual a un cerdo.

-No, este es un gato y su nombre es Kaiser- sonrió dándole ese bello nombre a su gata.

-Claro, lindo- dijo Eo mirando a la extraña gata.

-Y te traje algo, amor- Milo sacó una camisa junto a una pañoleta igual a la suya.

-¿Qué es esto?

-Somos iguales, nos vestiremos como una pareja, póntela- lo animó sonriéndo casi maquiavélicamente.

-Sí, Kani, póntela- soltó Sorrento reteniendo una gran carcajada mientras Kanon lo asesinaba con la mirada colocándose la tonta camisa y la estúpida pañoleta.

-Seremos una familia feliz, sólo nosotros tres- sonreía Milo abotonándole la camisa y mirándolo con devoción.

-Sí, eso parece.

-Sólo nosotros tres, Kani- susurró mirando a su linda y nueva gatita persa mientras el mayor lo miraba casi con miedo.

De pronto, en un segundo Milo comenzó a besarlo de manera demandante y apasionada… frente a sus amigos.

-Cariño… cariño, también estoy feliz de verte- decía Kanon tratando de alejarlo mientras el menor besaba su cuello.

-Sí, nosotros también- decía Eo mirando aquello con cierta incomodidad y Sorrento con una sonrisa burlesca.

-También debes estar feliz de ver a nuestra pequeña princesa- sonreía Milo alejándose yendo por la gata, Kanon casi estallaba al escuchar aquello y recordar la humillación de la anterior noche, mientras Eo y Sorrento casi estallaban, pero de la risa.

-Es una linda princesa, felicidades por su familia, tenemos mucho trabajo, así que debemos irnos- dijo Sorrento sonriéndole a la pareja.

-Mucho gusto, Milo.

-Adiós, despídete Kaiser, diles miau, miau- de verdad no sabía de donde salía tanta estupidez de su cabeza, rogaba porque Kanonn no lo buscara más, estaba harto de parecer un loco idiota, ese hombre era un buen chic y, esperaba que no aguantara por más tiempo.

-Gracias, chicos- se despidió Kanon jurando vengarse de esos tontos.

-Ven aquí, linda, ¿No la adoras?- Milo cargó a la gata cerca del rostro de Kanon, quien sonrió al verla, no era el animal más lindo del universo, pero no la odiaba.

-Pero claro, hasta tiene un lindo collar de brillantes.

-Es sólo un poco de glaseado, amor.

-¿Glaseado?- preguntó Kanon aunque más para sí, había encontrado una idea bastante buena.

-Sí, glaseado, cariño, ahora debo irme, tengo trabajo. Te llamaré después- sonrió Milo dándole un beso en los labios y saliendo de ese lugar.

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-Glasea tu belleza- dijo Kanon entrando a la oficina de Julian, quien hablaba con Marín y Shaina, las cuales le mostraban su proyecto para los diamantes.

-¿Disculpa?

-“Glasea tu belleza”, el eslogan para la campaña- repitió entrando a la oficina haciendo que ambas chicas hicieran una mueca de desagrado.

-Se glasea un pastel, Kanon, ahora mismo estamos en medio de…

-Hablo de diamantes, Marín, son el glasé, como el “Vaya, mira el glaseado de esa mujer”- dijo acercándose para tomar su mano y alabando su anillo.

-¿Glasea tu belleza? ¿Cómo se te ocurrió?- preguntó Julian considerando aquello, agradándole.

-Del hombre que está enamorándose por completo de mí- Shaina y Marín se soltaron a reír incapaces de creer lo que ese tipo decía.

-Tal vez tengas posibilidades, pero hasta que esté completamente enamorado de ti tendrás la campaña, yo lo decidiré en la fiesta.

-Si es que lo lleva- sonreía Shaina mientras Kanon le dedicaba una media sonrisa.

-Sólo piénselo, glaseen su belleza- dijo acercándose a la puerta feliz de ver el agrado de Julian.

-Me agrada, que sea el tema de la fiesta, “Glaseado”, con copas, candelabros y diamantes por doquier.

Sonreía Julian levantándose de su silla, Kanon sonreía mientras Marín y Shaina se miraban la una a la otra sin saber qué más decir, no podían dejar que ese tipo ganara esa estúpida apuesta, tenían que hacer algo.


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