Salieron de la junta rumbo a sus cubículos con la jefa por delante mientras Milo rodaba los ojos de sólo imaginar todo lo que tendría que hacer sólo por salvar la vida privada de su amigo.
Justo bajaban las escaleras cuando Marín y Shaina esperaban a Hilda para aquella junta de publicidad.
-El próximo mes deberías hacer algo espiritual, Milo- pidió la platinada y al peliazul sólo le quedó asentir.
-Sí, Hilda, suena genial, Milo sabe de todo eso- y ese era el mordaz sarcasmo de Camus mientras su amigo lo asesinaba con la mirada y el pelilila sonreía burlonamente.
-Bienvenidas- saludó la jefa -Chicos, ellas son Shaina y Marín de publicidad Solo, ellas se encargarán de hacer la publicidad de los diamantes.
-Mucho gusto- dijeron los chicos a las hermosas mujeres que los saludaban.
-Ellos son Camus Aquarium en moda y tendencias, Mu Ariesi en condición y salud, y Milo Scorpio nuestro chico de ¿Cómo hacerlo?
-He leído tu columna, Milo, es increíble ¿En qué trabajas ahora?- preguntó Shaina con una enorme sonrisa.
-Bueno, de hecho…
-En “Cómo perder a un hombre en 10 días”, Milo saldrá con un chico y lo dejará en semana y media, usando todos los errores que cometemos en nuestras relaciones.
-Suena divertido- rio Marín mientras Milo sonreía haciendo una extraña mueca de incomodidad y Camus miraba a esas chicas con una ceja levantada.
-Será interesante, lo único que debe hacer es encontrar al afortunado- decía Hilda bastante emocionada con ello.
-Sí, de hecho, hoy por la noche saldré en su búsqueda.
-Perfecto, nos vemos- se despidió Hilda yéndose con Marín y Shaina, dejando a los tres chicos con una cara de pocos amigos. Ahora Milo estaba en otro gran problema, ¿Por qué siempre tenía que abrir su enorme boca? ¿Dónde encontraría al indicado?
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Por la noche, los tres se arreglaron para ir a algún bar y encontrar al desafortunado chico que Milo haría sufrir, aunque al pensarlo bien, pudieron darse cuenta que sería algo divertido.
-No puedo hacerlo como tú.
-Sólo obsérvame, borrego, ésta noche seduciré a un hombre y mañana pondremos manos a la obra. Antes de los diez días haré que huya para salvar su vida- sonrieía Milo con orgullo.
-Sólo no vayas a quemar su departamento o morderlo- reía Camus mientras el peliazul le sonreía, pensándolo.
-Claro que no, haré todo lo que hacen mal las chicas y chicos en sus relaciones personales destructivas, ya saben, seré posesivo, consentido y empalagoso.
-Me agrada, ¿Sabes qué? lo llamas a media noche y le dices todo lo que comiste en el día- reía Camus mientras Mu lo miraba extrañado.
-¿Qué tiene de malo eso?- sus amigos lo miraron con una mueca, entonces el pelilila sonrió –Es broma- dijo riendo incómodo, aunque sus amigos dudaban de que lo fuese.
Entraron al bar Poseidón, era algo como el bar de moda, buena música, buena comida y sobretodo, buenos chicos. Se acercaron al bar para pedir unos tragos y comenzar la cacería de Milo.
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Marín, Shaina y Julian llegaban al bar, pero al entrar y pedir su reservación les dijeron que alguien más los esperaba dentro.
-Hola, Kanon ¿Qué haces aquí?- saludó Julian en cuanto vio al griego en una mesa para cuatro personas. Marín y Shaina se miraron sabiendo perfectamente que era lo que ese hombre deseaba y no se lo permitirían.
-Vengo a la junta- dijo sonriendo con suficiencia.
-Nadie te invitó- dijo Marín sonriendo falsamente, Kanon le sonrió de igual manera besando su mejilla. Las mujeres se sentaron junto a Julian mientras el peliazul los acompañaba tratando de convencer a su jefe.
-Lo sé, pero debieron hacerlo, sé que Kido está buscando quien se encargue de darle publicidad a su marca.
-Sí y debo pensar quién lo hará, quién será el más apropiado de mi compañía- respondió Julian teniendo en mente quienes lo harían.
-Sí, señor y ese soy yo, quiero manejar este proyecto. Soy el indicado- soltó Kanon sin ninguna pizca de humildad.
-Kanon, tú vendes lo corriente mejor que nadie en mi compañía, pero estas chicas venden elegancia mejor que cualquiera en el mercado. Tenemos que poner el mejor elemento en el proyecto, Kido sería nuestra cuenta más grande.
-Lo sé, la publicidad está dentro de los 50 o 60 millones de dólares y soy el hombre que los llevará a casa por ti, Julian.
-Convénceme- Kanon sonrió mientras destapaba una botella de champaña y comenzaba a servirla ante la mirada inquisitoria de las chicas.
-Actualmente el mercado de los diamantes está enfocado a los hombres, enviando el mensaje de que la mujer necesita que el hombre le compre la gema, ellos dicen un diamante es para siempre nosotros decimos “Un diamante es para todos”.
-Eso me gusta- sonrió Julian siendo contrariado por Shaina.
-A nosotras no ¿Un diamante es para todos?- dijo dirigiéndose al peliazul -Das a entender que están por todas partes, lo que significa que no son raros y si no lo son, pierden su estatus, que es la primera razón para comprarlo, lo que sabrías si entendieras a las mujeres.
-No necesito hacerlo, cariño- sonrió Kanon un poco cabreado por ello.
-No te sientas mal por ello, nadie lo hace- decía Julian sonriendo.
-Venderle un diamante a una mujer es como hacer que se enamore- comenzó Marín -O a un hombre en tu caso Kanon, la persona debe sentirse bella y deseada, sólo ve a tu alrededor Julian, la mayoría de las personas busca justo eso- decía mientras acariciaba un diamante que descansaba en su cuello, justo en el escote de su vestido distrayendo con ello a su jefe ante la sonrisa irónica de Kanon, quien negó defendiendo su postura.
-Exacto, la habilidad que se requiere para vender diamantes es la misma que se necesita para que una mujer se enamore.
-No me refiero a lujuria, Kanon, una persona con lujuria quiere chocolates, una persona enamorada… quiere diamantes- continuaba la pelirroja con una sonrisa de suficiencia al ver a Julian asentir, Kanon perdía terreno, pero no todo estaba perdido.
-Tampoco hablo de lujuria, hablo de profundidad, sentido, envejecer juntos, Marín, y como lo han estado recalcando, yo amo a los hombres, tanto como un hombre podría amarlas a ustedes- sonrió orgulloso- Respeto a hombres y mujeres, pero amo a los hombres, me encantan, es por eso que puedo venderme a cualquiera, así como puedo vender diamantes.
Shaina y Marín resoplaron, Kanon comenzaba con cursilerías, la peliverde miró hacia otro lado y en ese instante reconoció una cabellera azulada que acababa de ver esa mañana, llegando a ella una idea que no dudó ni un minuto en expresar.
-¿Hacer que una persona se enamore de los diamantes o de ti?- dijo mirándolo con una ceja levantada.
-De cualquiera de los dos- respondió Kanon sin dudarlo.
-Que engreído.
-No engreído, Julian, autoconfianza.
-Quisiera ver que lo hagas- decía Shaina ante la mirada extrañada de Marín.
-¿En serio?
-La agencia ofrecerá una fiesta para Kido, será en una semana y media ¿Crees que un hombre se enamore para entonces?
-¿Diez días? Claro, cualquier hombre gay disponible, sí, puedo hacerlo- sonrió Kanon con demasiada confianza.
-Perfecto y no es un engaño, pero Marín y yo elegiremos a un chico aquí, justo ahora en este bar y después tú decides- el griego sonrió girándose en su asiento mirando a toda la multitud a su alrededor esperando que esas chicas no fuesen crueles.
-Lo tengo, él- dijo Shaina inmediatmente mirando al peliazul.
-¿Él? ¿Quién?- preguntó mirando a la morena.
-El chico de pelo y ojos azules con linda sonrisa- y lo vió, sonriendo con sus amigos, cabello largo y azul al igual que su feroz mirada.
-Lo haré, es un hecho.