Día 7: Oscuridad
Abrió los ojos con cansancio. No había conciliado el sueño en toda la noche, pero los cerró por simple comodidad. Con el pasar de las horas se dio cuenta de lo mala idea que había sido no dormir. Hacerlo hubiera ahorrado muchos pensamientos innecesarios. Preguntas sobre el futuro y la búsqueda de soluciones a problemas que parecían nunca acabar. Charasuke estaba dispuesto a permanecer a su lado, pero sería egoísta ponerlo contra la aldea y su familia. En cuanto se supiera acerca de la pérdida de control sobre el bijuu, lo encerrarían. No había que ser muy listo para entenderlo. Aunque quizás pedía mucho a las pocas neuronas funcionales del Uchiha, quien ingenuamente soñaba con convencerlos de “curarlo”. Eso no era una enfermedad. Era un deseo nacido desde los abismos de su alma. Charasuke sólo estaba negándose a reconocerlo como lo que realmente era y eso podría hacerlo caer en el abismo junto a él.
―Deja de estresarte ―murmuró Uchiha con su cabeza apoyada en el pecho desnudo del otro.
―¿Cómo sabes que lo estoy? ―preguntó Menma fijando sus rojizos y afilados ojos en el otro. Se había mantenido inmutable y estático, procurando no poner en alerta al otro.
―Tu corazón late demasiado deprisa ―respondió el moreno mientras la palma de su mano se apoyaba en la zona del corazón―. Dime, ¿en qué estás pensando? ―pidió con sus ojos negros observándolo sin miedo mientras compartían aquella cama.
―Ya debes saberlo, o al menos intuirlo ―replicó Uzumaki apoyando la mano en la pálida mejilla, notando como en un pequeño descuido, una de sus uñas afiladas cortó esa piel. Una gota de sangre se deslizó por su dedo y asustado quiso retirarlo.
―Tranquilo ―pidió el joven de ojos negros mientras sujetaba su mano y la mantenía apoyada en su mejilla―. No voy a morir por un pequeño corte tuyo ―bromeó besándole la mano.
―Esto que sucedió… ―habló el jinchuriki con pesar sabiendo que luego de haber hecho el amor sería difícil lo siguiente.
No fue un simple acto carnal lo compartido. Charasuke a pesar de su aterradora apariencia había aceptado compartir su lecho con él. Permitió un acceso no sólo a su cuerpo, sino también a su alma. Le dio paso a su corazón y la facilidad de destruirlo desde adentro. Amarlo, era darle las herramientas al demonio para disponer de él cuando se le diera la gana. Uzumaki temía de sí mismo, de las posibilidades y sus propios deseos. Se mordió los labios buscando causarse un daño semejante al que su uña provocó en el otro. Esos ojos negros se fijaron en los suyos con seriedad antes de sujetarlo por las mejillas.
―No fue un error y no voy a olvidarlo sólo porque tienes miedo ―aclaró Charasuke mientras le robaba un beso.
Lo había dejado mudo procesando sus palabras. Desde el día en que habló con Itachi él mismo tomó distancia de Charasuke. Evitaba ser participe de actividades en conjunto si no era estrictamente necesario. A las misiones debía asistir para no levantar sospechas, pero a salidas al Ichiraku o similares dejó de asistir. Era parte de su estrategia para mantener oculta su condición con aquel chakra del zorro. Siempre estaba alerta evitando ser visto por algún Uchiha o Hyuga y debía mantener una distancia precisa de los ninjas sensoriales o llamaría su atención. Era agotador todo ese trabajo, por ello la mayor parte del tiempo se la pasaba en el bosque completamente en solitario.
No obstante, la persistencia de aquel Uchiha era superior a las de sus antiguas enamoradas. Siempre le llevaba el almuerzo para compartirlo entre ambos. Al principio mantenía el jutsu de transformación para evitar ser descubierto, pero Charasuke terminaba activando su sharingan involuntariamente. Contrario a su actuar habitual, huyó. Intentó escapar de Uchiha siendo alcanzado con molesta facilidad. Le dijo que lo ayudaría, prometió encontrar una solución. Menma sonrió con tristeza sabiéndose un caso perdido, pero lo dejó soñar. O quizás se permitió a sí mismo soñar con un futuro mejor. Se dejó endulzar el oído por aquellas promesas y terminó siguiendo a Charasuke al barrio Uchiha, específicamente a su casa para revisar los pergaminos allí. El azabache no tenía mucho tiempo para revisarlos sin despertar sospechas de sus padres. A causa de eso, aprovechó que aquella noche estaría completamente solo en casa para que Menma le ayudara a buscar respuestas, pero…
En algún momento que no les importaba recordar, terminaron juntos en la cama arrancándose la ropa mutuamente. No era lo que planearon y ahora no sabían qué sería de ambos.
―Tu hermano sabe de mi condición ―relató Menma tomando aire queriendo hacerle entender―. No sé cuando me reportara o si ya lo hizo.
―Si lo hacen escaparemos juntos ―afirmó Uchiha mirándolo con seriedad―. No permitiré que te encierren o asesinen.
―¿Y tu vida? ¿Tu familia, amigos y sueños? ―interrogó Uzumaki con la misma expresión de seriedad y dureza.
―Ellos estarán bien ―respondió con una sonrisa triste―. No es como si fueran a morir por mi ausencia, pero si yo te dejo ir ¿quién evitara que la soledad te consuma?
―¡No necesitas tenerme lástima! ―exclamó Uzumaki gruñendo con los colmillos asomándose de su boca.
―¡No es lástima! ―gritó Charasuke abrazándolo con fuerza―. Es miedo ―confesó haciendo que la oreja de Menma estuviera donde pudiera oír los latidos de su corazón―. Tengo miedo de esa parte de ti que cada día avanza más, pero temo mucho más saber que podrías tener una muerte trágica sin nadie que te recuerde ―explicó de forma torpe sin saber si se estaba dando a entender.
Menma sabía de sus sentimientos desde hacía tiempo. Los negó claramente. No quiso darles cabida en su vida para no causar esa situación tan complicada. Fue débil ante su propio corazón y su voluntad de apartarse de todo se vio quebrada por aquellos cálidos labios. Era tarde para arrepentirse. Era una batalla perdida y Uchiha reclamaba su premio sin siquiera pedirlo. Como vencido sólo le quedaba acatar su petición y entregarle su botín justamente ganado. Mas pondría una pequeña condición para asegurar su bienestar.
―¿Siempre tienes que salirte con la tuya? ―preguntó con un tono entre broma y seriedad, mas en el fondo había algo de tristeza.
―Soy un Uchiha después de todo ―comentó con una sonrisa traviesa sintiéndose vencedor.
―Si vamos a seguir con esto… ―habló Uzumaki sujetando la mano contraria―. Promete que vas a asesinarme antes de que dañe a alguien.
Sus ojos negros no intentaron ocultar su impresión. Aquellas eran palabras mayores. Menma estaba confiándole su vida y la de los demás. Por un momento titubeó sin saber cuál debía ser su respuesta. Uzumaki lo sujetó contra su pecho siendo ahora él quien intentaba hacerle saber que también tenía miedo. En la oscuridad de aquella noche de luna llena, el moreno tomó una decisión a lo propuesto por su amado. Al oírlo, los ojos, usualmente azules, brillaron de emoción por aquellas palabras de su pareja.
“Charasuke se enamoró de él a pesar del demonio en su interior y él no pudo hacer más que entregarse a la oscuridad de aquellos hermosos ojos negros tornándose rojizos”
OWARI