No soporta más… Los años en donde siempre creyó que nadie lo querría, que estaría solo de por vida, se ven derrumbados como él en estos momentos…
Cubre sus ojos rápidamente, temblando, apretando sus labios, abrazando con fuerza al doncel tan delgado que tiene, es su único soporto por el momento, claramente no se dejara caer, pero necesita sacar las lágrimas de confusión, dolor, miedo y alegría por este instante.
El momento en que esas tres personas allí presentes, mirándolo…
Asmita dándose cuenta de su estado, quiso preguntarle si estaba bien, pero entendió que en esos momentos el peli azul no podría contestarle de forma correcta, corresponde el abrazo, dejando que saque todo el dolor posible, que use su hombro como el mejor lugar para secarlas, no le importa sentir esa humedad en su ropa, total estaba feliz de saber que el moreno está a salvo.
Su sonrisa se proyecta en su rostro, con las mejillas sonrojadas no por el frio, si no por esa hermosa cercanía con quien está amando cada día un poco más y es su secreto amor por ahora.
Dohko por su parte, solo asiente, su mirada es comprensiva entiende que su amigo sufre por cada daño que ha recibido a su persona, pues uno es peor que el anterior, no le agrada verlo así de triste, pero entiende que esas lágrimas significan más. Después de todo, de los tres él lo conoce bien, sabe que al final sonreirá y les contara lo ocurrido.
Además que está demasiado agradecido con cualquiera Dios, por regalarle esta oportunidad de estar pasando una parte de la noche más significativa de las últimas semanas del año, a lado del peliverde que ha robado su corazón por completo.
Shion no dice mucho, mira serio todo, cruzado de brazos, lanzando un suspiro, pero asiente tranquilo, entendiendo perfectamente que las cosas serán un tanto mejor, pero… Igualmente está atento, esta situación es muy compleja, y teme que se metan en problemas, tan solo ya han allanado un lugar privado, pero bien pueden alegar que solo fue porque alguien perteneciente de la familia los invito, y no es del todo mentira.
El rubor de Shion se ve a cada instante que ve de reojo al Chino, que sin duda lo hace sentir algo a salvo, cosa rara… Solo es feliz de tenerlo cerca y con el corazón acelerado a cada instante. Agradece traer su bufanda roja, para cubrir sus mejillas cuando lo necesité, como ahora.
Unos minutos pasaron, el peli azul se comenzó a tranquilizar, en silencio siguió su llanto, solo dejando escapar cada lagrima que debió soportar por mucho tiempo… Al fin podía decir que está en compañía de personas que de verdad lo deben apreciar algo, de una forma sincera.
Jamás ha dejado de abrazar al rubio, y esa es su única fortaleza ahora, tal vez está aprovechando demasiado bien este hecho, pero no es un atrevido para tocar más allá de la cintura del doncel, estrechándolo a su cuerpo.
Por unos instantes logrando incluso aspirar el dulce olor que despide el rubio, una combinación de vainilla y miel, no sabe si es el olor del perfumé que usa, del shampoo o es natural, cual sea la situación, ama todo lo que venga de su amor.
-¿Cómo te sientes?- Pregunta suave, acariciando los largos cabellos azules, aunque le es difícil maniobrar, ya que el cuerpo del moreno es un tanto más alto y aunque no caiga todo su peso sobre su hombro, puede dificultársele. Aún mantiene esas mejillas sonrojadas, y una sonrisa comprensiva en sus labios.
-Mejor…- Susurra esto, respirando agitado, con los ojos cerrados y su cara hundida en ese delicado hombro que teme lastimar.
-Me alegro…- Asiente el rubio, sonriente sin dejar de abrazar al peli azul a cómo puede, podía sentir el corazón de ese hombre contra su pecho, era suave y dulce el sentir como vibra, que late como el suyo por él.
Con cuidado, se aparta del doncel… No porque de verdad quiera hacerlo, sino porque su necesidad de verlo a la cara es mayor que cualquier cosa. Deseaba admirar esa dulce carita de ángel que posee, con eso podría soportar la maldita tortura que le fuera dada por desobedecer.
¿Podría lucir más hermoso el doncel de cabellos como oro?
¿Es un ángel?
¿Mi ángel?
Son preguntas que se hace el peli azul, cuando más perdido se ha sentido… Primero un amigo y su familia le ayudaron, y ahora… Al fin, había llegado alguien más que esta iluminando su vida, dándole una fortaleza que jamás creyó tener.
Deseos enormes de proteger a ese precioso ser que está delante y no deja de sujetar los delgados brazos, que ahora son cubiertos por un abrigo blanco, que hace lucir más angelical.
Por esa motivación hizo algo terrible, dejarles de hablar, aunque no fueran ni veinticuatro horas, lo sintió como una eternidad, y un martirió que jamás querría volver a sentir por nada del mundo.
-De… Verdad… Usted son…- Las palabras aún son difíciles para pronunciar, esta con la emoción a flor de piel, sin dejar de ver esos zafiros preciosos -No entienden un “No” por respuesta ¿Cierto?- Entre algunas lágrimas, sonríe, es muy feliz ahora.
-Jamás lo haríamos, si tú estás en problemas- Asmita le responde, mirándolo directamente a su cielo nocturno, sonriéndole, tan cerca para poder actuar de otra forma, pero tan timados que solo el sonrojo se presenta, para mejor una sonrisa darse nuevamente.
Es más que obvio para sus mejores amigos, que ambos están sumamente enamorados uno del otro, las esmeraldas los ven, claramente como los cuarzos, y a su forma festejan esto, pero admitiendo que sus amigos son tan tímidos y torpes, que de seguro se necesitaran de varios milagros para que entre los dos se den cuenta y sean valientes en confesarse.
Lamentablemente la atmosfera romántica se debe romper, pues el tiempo es corto para estar allí, y alguien lo tiene que hacer saber, aunque no le gustaría hacer algo así.
-Mmh… Asmita, recuerda que tenemos menos de media hora para estar aquí- Shion habla con algo de pena, pero siendo severo de igual forma en su hablar.
Un suspiro triste sale de esos rosados labios delgados, cerrando sus ojos, para bajar la mirada –Cierto, lo se…- Asiente decaído, pero intenta recobrar la sonrisa.
El peli azul también cierra sus ojos por unos segundos, algunas lágrimas más caen por sus mejillas, pero corresponde la sonrisa, comprende perfectamente que debía ser de una forma que no siempre puede ser favorecida para todos.
-Está bien…- Asiente, claro que le molesta que deban irse pronto, pero… Mínimo, los está viendo aquí…
Incluso no se ha dado cuenta que sigue sosteniendo al rubio por los brazos con un agarre suave, para no dejar impresos sus dedos en esa delicada piel.
-Pero, no nos iremos aun, hasta que nos digas que paso- Serio se pone cerca el castaño, cruzado de brazos, mirando con el ceño fruncido al peli azul, una pose que hace recodar mucho al pelirrojo quien le dio vida.
Con esto sabe que no tiene escapatoria alguna, deberá hablar sea cual sea la situación, si no… Y conociendo a Dohko sería capaz de amenazar con algo para confesar.
Podría ser bueno o malo esta práctica, pero… Lo haría para salvar a su mejor amigo.
-Lo siento Deu, pero queremos saber que paso… Entendemos que Aspros debió estar involucrado en esto, pero…- El rubio con su comprensión y cierta molestia se enfrenta al moreno, para conocer aquella verdad, sin saber que sus pequeñas suplicas tendrán una respuesta a su favor.
-No fue solo Aspros… Sino que mis padres también…- Menciona esto, baja la cabeza como el agarre que tiene sobre el rubio para soltarlo, e intentar mirar para otro punto.
-¿Qué te dijeron?- Confundido y bastante preocupado, mirando atento y tan cerca con sus lentes, que al fin puede ver con mayor detenimiento que por las lágrimas algo en la mejilla del moreno se puede ver –Pero, ¿Qué te paso?- Sus ojos se ensanchan más, mirando atento la mejilla derecha, que quiere tocar para verificar.
Llamando la atención desde luego del castaño y del peliverde, aunque este último se dio cuenta de algo raro en la cara del contrario se presentaba desde casi al principio.
Suspira triste, señalándose a sí mismo esa zona –No es nada…-
-Tú maldito padre te volvió a dar un golpe ¿No es así?- El castaño enfureció, negando con la cabeza este hecho, dando a entender que esta no era la primera vez.
-¿Cómo?- Incluso la indiferencia de Shion parece haberse ido.
-¡¡¡¿QUÉ?!!! ¡¡¡¿CÓMO ES QUE TE HA HECHO ESTO?!!! ¡¡¡¿QUÉ PASO?!!!- Los ojos azul cielo del rubio se abren más, molesto y angustiado más por la clase de familia que tiene su amado, aunque se había dado una idea de cómo Aspros se comportaba, pero no creía que los padres del moreno fueran capaz de algo así.
-No es nada…- Responde calmado –Solo se molestaron por responderles… Y… Por lo del festival de invierno, bueno eso no importa…- Niega con su cabeza, para sonreír mejor –Me alegra mucho más que estén conmigo, de verdad… Esa fiesta es tan aburrida…- Quiere solo cambiar el tema, pero es difícil.
-Deu… ¿Siempre ocurre esto?- Por alguna razón, los ojos del rubio se han llenado de lágrimas, llevando su mano a esa mejilla para limpiarla del maquillaje usado para ocultarlo, apretando sus labios para no gimotear.
-Asmita, no te preocupes, no es culpa tuya- Le atormenta tanto ver ese rostro de dolor en su ángel.
-Tampoco es tuya…- Responde el rubio, negando con la cabeza y limpiando en automático las gotas saladas.
-Mi familia es así…- Solo responde esto con cierto dolor, pero todo para que los presentes ya no se angustien, preocupen y enojen, pues lo está viendo en sus rostros –Ellos, solo me prohibieron ir a tu casa Dohko, pero… Aspros, fue quien me dijo que si seguía viéndolos, hablándoles y conviviendo, les haría la vida imposible en la escuela… Y eso no lo voy a permitir-
-Ja, ¿Ese idiota cree que puede hacer algo contra nosotros?- Libriz solo se jacta de forma bastante furiosa de lo que ha escuchado -¿Sabes que haciendo eso de bloquearnos y dejarnos de hablar, te hará imposible deshacerte de nosotros?-
-Ahora lo se…- Responde con voz tenue, para acariciar los rubios cabellos del doncel delante, para que deje de derramar lágrimas que es lo más cruel que puede presenciar –Gracias, de verdad…-
-¿Por qué no te dejarían ir a casa de Dohko?- Curioso ahora el peliverde, aunque ya se imagina la razón.
-Mis padres… Son unas personas solo interesadas en el dinero y estatus social… Son sus estupideces, que quieren alejarme de buenas personas…-
-¿Amenazaron con algo en particular?-
-Acusarlos de secuestró por mantener a un menor de edad en su hogar- Responde el peli azul, con aquella información adicional que obtuvo de una segunda discusión, en donde solo fueron palabras.
-Pues, solo por unos cuantos meses, puede eso funcionar…- Pensativo el castaño –En el momento que tengas dieciocho años, eres libre y puedes ir a mi casa todo el tiempo que quieras- Dohko no le ve mayor problema a esto, aunque si le fastidia el hecho por él cual lo han dicho.
Todo por no ser de una familia de mucho dinero, porque sus padres trabajen y él tenga una beca, siempre lo han relegado mucho, aunque poco le importa al menos que eso dañe a los que quiere mucho.
-Tienes razón, pronto al cumplirlos podre ir, sin temer que amenace a tus padres…- Aguantara los deseos de que una lagrima caiga, pues le duele tener que alejarse de esa familia tan buena que lo ha apreciado más que la propia.
-Hablando de eso- Recuerda lo que lleva en sus manos, que ya había dejado en el suelo, para seguir la conversación.
Por lo cual toma aquello entre sus manos, figuraban a dos cosas sobre puesta, dentro de una bolsa plástica, para entregarla al peli azul en sus manos –Mis padres te han mandado algo de la cena de esta noche, además del postre que tanto te gusta, ese puding- Sonríe, queriendo de esta forma alejar los malos momentos atrás y solo pensar en lo bueno que deparara el año que viene.
Esto lo toma demasiado desprevenido, sujetando aquel hermoso y singular presenté entre sus toscas manos, recordando por breves momentos lo que los señores Libriz le dijeron que harían para este día, lamenta de igual forma que no pudo ayudarlos a decorar como creyó, y ni pasar tiempo con su amigo… Muchas cosas se arruinaron, pero no quiere expresarlo con tanto dolor ahora.
-Dohko… No sé qué decir…- Sonríe, solo al ver esto –Diles que muchas gracias…- Su voz aparentemente se comienza a quebrar, pero respira hondo para calmarse.
-Claro que sí, sabemos que te gusta mucho nuestra forma de cocinar, más que algo delicioso sin duda tendrás- Guiña un ojo, con sus brazos cruzados sobre su pecho –De seguro la comida desabrida de esa fiesta no le llega ni a los talones a la nuestra- Triunfante pues reconoce y presume que los alimentos preparados con amor de forma casera, serán mil veces mejor que platillos finos.
-Eso es muy seguro- Asiente el moreno, limpiando una gota salada traicionera con su antebrazo, para sonreír.
Y sin más, el castaño le da un abrazo de lado, donde palmea su espalda, pues ahora tiene las manos ocupadas el otro, un símbolo de amistad genuina, y alegría por verlo ahora mejor, aunque igualmente preocupado por lo ocurrido.
-Pasa una buena noche…- Es una despedida, el tiempo acordado se está acabando –Y recuerda desbloquearnos- La amenaza señalándolo con el dedo índice, y una mirada de exigencia.
Un suspiro de derrota, pues no puede hacer nada ante esto –Lo hare…-
Sin más Dohko deja libre al peli azul, para alejarse un poco, pensando en que tanto él como el peliverde podrían darles algo de privacidad a los dos tortolos y ellos también tener algo para sí mismos, pero es difícil.
Asmita está a un lado, había pedido ser el último en despedirse por una razón, por lo cual Shion se acerca al moreno.
-No vuelvas a preocupar a Asmita, me despertó demasiado temprano esta mañana- Habla bastante serio y cortante, pero entregándole algo de igual forma, en una pequeña caja sin más arreglo que ser de un material térmico de color blanco.
-Prometo no volver a hacerlo- Por alguna razón se siente demasiado intimidado por el peliverde, sin duda el hecho de que sea un doncel, no le quita de proyectar mucho miedo ante cualquiera.
Para acto seguido, tomar aquel pequeño presente, como una muestra de que al menos lo acepta como alguien importante para el delgado doncel que está a un lado de él.
-Está bien…- Sin más, da media vuelta, no es muy comunicativo con quienes puede considerar alguien no tan bueno, pero… Con Deuteros mínimo el da más oportunidades de aceptarlo cerca de su mejor amigo –Asmita, te esperaremos en el auto, no tardes mucho Yuzuriha se desespera con facilidad- Advierte esto, mientras se acerca a Dohko, para salir de forma clandestina.
-Sí, está bien- Responde rápidamente el rubio, con las mejillas sonrojadas.
-Deu, ya te lo advertir, esta noche espero estar desbloqueado, si no vendré a molestarte y sabes que lo hare- Una amenaza dada por Dohko aunque su sonrisa puede significar mas que es broma, pero con él no se sabe.
-Te juro que lo hare- Nervioso por esto, riendo de forma algo sonora.
Y sin más que decir, ellos dos salen por aquella parte donde se encuentra una parte floja de aquellas rendijas y con mucho cuidado de no rasgar su ropa, pasan, claro que el castaño dando la prioridad al peliverde, sonriente y dejando escapar un suspiro, de solo verlo.
Shion por su parte sintiendo nervios por esas dulces miradas que las esmeraldas le dedican, sin querer verlo, aunque es difícil, y debía calmar su sonrojo rápido, pues si su hermana mayor lo viera, ya sabe que lo molestará todo el rato.
Al momento en que los dos quedaron a solas, un silencio se manifiesta algo incómodo y en cierta forma romántico.
En donde ambos rieron un tanto por los nervios, que no se pueden ver a la cara.
Sin embargo el peli azul intenta ser valiente aunque sea de una forma curiosa.
-¿La hermana mayor de Shion, los trajo?- No supo que más decir.
-Sí, Yuzuriha nos hizo este favor... Nuestros padres no nos permitirían venir solos, y bueno… Ella ya es una adulta responsable- Los nervios, por estar a solas en una noche un poco fría, pero hermosa y sabiendo que le deberá dar algo pronto.
-¿Sus padres los dejaron?- Sorprendido por esto, ya que no creía que eso sucediera, ir de noche a casa de alguien que apenas conocen para algo así.
-Si- Asiente –Mis padres y el padre de Shion, son muy comprensivos, les contamos lo que pasaba y nos dijeron que solo tuviéramos cuidado- Sonríe con bastante emoción –Les has agradado mucho a mi papá, así que no existe mucho conflicto con esto- No sabe por qué lo dijo, solo salió de sus pensamientos, para hablar repentinamente.
-¿Enserio?- Se sorprende por saberlo, pues… No se creía digno de ser aceptado por los padres de su ángel, aunque no fueran más que amigos, no pudo evitar sonreír.
-Sí, de verdad le has caído bien, y a mi padre igual, salvo que él es mucho más estricto- Nervioso por esto, cierra sus ojos, expresando que también para él es una hermosa noticia.
-Me alegra eso, creí que… No querrían que fuéramos amigos- Sale esto rápidamente, con sus tontos miedos, sin creer que ha hecho esto.
-Nada de eso, al contrario, les parece bien que seamos amigos- Sus nervios lo invaden pero la alegría se mantiene.
Aunque el tiempo apremia y no debería abusar de este pequeño lapso que tiene, desearía quedarse mucho tiempo con el peli azul, tanto como para ver los amaneceres juntos, tomados de las manos, sin importar el frio.
Se sintió tan cálido entre los brazos del moreno que quería permanecer allí toda la eternidad, pensamiento que algún día desearía cumplir, por ahora debía ir, escapar cual cenicienta al memento de dar las doce.
-Deu, por favor… Cuando algo pase… No nos alejes, nos importas demasiado, como para dejarte solo…- Mira ante ese rostro herido, llevando su mano a la mejilla contraria del daño, para acariciarlo –Tú, eres realmente importante para mí… Así que… No sufras solo, me tienes a mi ahora…- Una pequeña declaración que no dice sentimientos, pero demuestra mucho.
Dejando que el moreno se quede impresionado, sin saber que decir, como si estuviera helado en este momento, y no por el frio del clima, sino por la emoción y torpeza de que decir ahora…
Ver esto como una señal de que debe irse ya… Pero rápidamente saca de su abrigo blanco, un pequeño paquete, envuelto de manera torpe en papel de regalo de esas épocas, para entregarlo rápidamente sobre los regalos que ya tiene el peli azul.
-Espero que te guste…- Habla rápido, sonriente.
-Asmita… Yo… No tengo nada que darte y…- Piensa que este momento es preciso para poder decirle lo que siente, una palabra… Lo que fuera.
Quiere gritarle que lo ama, con esas mejillas rojas que proyecta, y los nervios que hacen temblar a su cuerpo, incluso creyendo que los presentes se caerían.
Pero en este momento, la audacia y valentía del rubio sin duda tomara un rumbo diferente, al instante que se acerca al Gemmin menor, para de forma fugaz depositar un tierno beso, con todo el cuidado del mundo en esa mejilla lastimada.
-Me voy Deu, por favor cuídate y si se puede… Hablemos pronto por mensaje y… Veámonos luego…- Baja la mirada, sonrojado, su sonrisa nerviosa lo delata por lo que ha hecho, para acto seguido salir corriendo, y escapar por el mismo lugar que los dos anteriores.
No pudo decir nada, sus pies no racionan, su boca tampoco, su corazón palpita tan rápido que se le va a salir del hecho, y su cabeza se queda en blanco por completó.
El aire frio no le hace nada ahora, pues el solo hecho de tener un beso de su ángel, hace que se caliente su cuerpo, de una forma inocente y no vulgar.
---Unas Horas Después (Mansión Gemmin)---
La fiesta parece que ha terminado, pero poco le importa… Estando en su habitación es lo de menos… Coloco varias cosas para que nadie entre, ya que sabe que su puerta tiene poca probabilidad de ser respetada…
Esta admirando lo que le han entregado.
Claramente los platillos son diferentes a lo que en aquel país se hace, pero no por ello es menos importante.
Pescado y unos Dumpings, aparte de panes al vapor en miniatura, con el delicioso puding de vainilla, que era el postre favorito del peli azul.
No pudo evitar derramar algunas lágrimas de emoción, come aquel postré primero, y pensando que después disfrutara de los panes al vapor después, es feliz… Sumamente feliz por esto.
De parte de Shion, recibió un momo salado, algo que en el peliverde hace de forma individual uno por persona querida o apreciada por él… Si tienes uno significa que al menos te considera como un ser que puede hablar con confianza.
Curioso el detalle, pero se acepta con respeto.
Y el más esperado por él, lo guardo para el final, pues quiera disfrutar lo que sea que su ángel le ha dado y para que en algún momento le devuelva el detalle.
Abre aquella envoltura algo desarreglado notándose que no es el fuerte del rubio, pero lo intenta.
Descubre al llegar al interior, un peluche muy curioso, un delfín en sí, azul oscuro de la misma intensidad que su cabello y ojos.
-¿Eh?- Confuso el joven, no había más notas, nada que le diera una pista de que significa, pero eso no importa –Mi ángel… Te amo…- Susurra esas palabras con una sonrisa, para acto seguido abrazar al peluche…
Estando sobre su cama, se siente tan feliz, que sus ojos no pueden evitar derramar las gotas salinas, es feliz… Solo con sus amigos, con esa familia que siempre deseo tener y que el destino no le permitió.
-Gracias… Amigos… Mi amor… Mi ángel… Yo…- Es difícil para él no llorar, pues esta con sus emociones a flor de piel, que ni se da cuenta que por su ventana se aprecia un poco de nieve cayendo.
No creyó que fueran a verlo, que las familias de ellos los estuvieran apoyando para ir, permitirles que a pesar de todo los dejaran ser amigos, y… Es maravilloso esto sin duda…
Puede que su sufrimiento aun deba seguir, ya que… No podrá salir con facilidad para verlos en estas vacaciones, pero… Eso no significa que les hará caso del todo, y sabiendo que no puede evadir a sus amigos, y menos a quien ama con solo bloqueos y decidiendo solo dejarles de hablar para salvos.
Ya que los tres, han hecho muchas cosas para poder verlo, él sería un ingrato si no lo intentará.
En su soledad, sin dejar de sujetar ese peluche de delfín que tiene un significado importante, no posee las luces de su habitación encendidas, solamente en la oscuridad se siente cómodo, ya que… En este momento está en su celular, justamente haciendo lo que prometió.
-Lo siento, nunca debí bloquearlos… Solo tuve miedo… Pero ya no…- Habla bajo, por si alguien está detrás de la puerta, escuchando.
Al fin deja que sus amigos vuelvan a estar con él…
Es un camino duro el que les depara a los cuatro, pero mientras estén juntos y sus sentimientos salgan a flote de a poco, todo estará bien… De eso no deben dudarlo.