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Corazón Valiente por Alejandra018PK

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Ahora se veía a sí mismo en la puerta de esa casa que a leguas se veía solitaria, era una construcción muy linda pero toda esa tristeza que emanaba de su interior le daba un aspecto sombrío. 
 
 
Decidido se acercó hasta el timbre y llamó aguardando contestación. 
 
 
Escuchó el sonido característico de los portones eléctricos cuando son abiertos, con algo de duda entró a la casa, subió las escaleras hasta verse frente a la puerta principal, la cual estaba sorprendentemente abierta, le bastó empujarla un poco para poder ver el interior de ese lugar, ahora molesto por semejante descuido por parte de ese muchacho se dedicó a buscarlo, entró al comedor, nada, la cocina, tampoco, el sonido de la televisión le dio el paradero de la persona que buscaba, la sala. 
 
 
Llegó hasta ese lugar y se topó con una escena por demás patética, un montón de envolturas, envases y platos sucios rodeaban un bulto del cual provenía toda la miseria que rodeaba la casa, la televisión estaba sintonizado en un canal de infomerciales y se percibía un olor peculiar en ese sitio. 
 
 
-Degel, se lo que vas a decir pero aún no me siento bien como para cuidar de Sam, por favor cuídalo una semana más, después te devolveré el favor- esa voz ronca y demacrada apenas y se entendió a través de esa pesada manta que lo cubría por completo. 
 
 
Saga algo fastidiado tomó una de las galletas que había aún en su envoltura y se sentó al filo del escalón para comenzar con su platica motivacional. 
 
 
-Dudo que Degel pueda ayudarte más... 
 
 
Enseguida que se percató de esa voz desconocida se descubrió y se levantó del sofá asustado por el invasor en su casa. 
 
 
-¿Quién es usted? 
 
 
-Aparte de tener voluntad débil, tienes memoria deficiente. 
 
 
-Ya me acordé de ti... - tomó su manta y se envolvió en ella de nuevo - déjame en paz no quiero pelear contigo otra vez 
 
 
Saga se terminó su golosina y tiró la envoltura en el cesto, se puso de pie, se acercó a Camus y jaló la manta con la fuerza suficiente para descubrirlo por completo, acto seguido tomó el control remoto y apagó el televisor. 
 
 
-Tu me sorprendes enserio, eres capaz de irrumpir en una casa ajena comerte los dulces de alguien más, molestar su sueño y encima apagar su televisor, acaso no tienes modales? 
 
 
-Claro que si, te sorprendería la calidad de modales que me inculcaron, pero este no es un entorno que amerite esa demostración. 
 
 
-¿Qué quieres? 
 
 
-Claro y el maleducado soy yo... En fin, te propongo trabajar para mi. 
 
 
-Eres muy generoso pero no tengo ganas ni tiempo así que declinaré tu oferta. 
 
 
-Lo de las ganas te lo creo, en verdad te ves terrible pero permíteme dudar respecto a tu cantidad de tiempo libre, a decir verdad presumo que tienes tiempo de sobra. 
 
 
-Eso no es de tu incumbencia 
 
 
-Lo es créeme, gracias a tu autocompasión de los últimos días mi secretario ha trabajado ineficientemente, así que mi meta del día de hoy es otorgarte una actividad que te mantenga lo suficientemente ocupado como para que no te sobre tiempo para sentirte miserable y si es que encuentras un poco de tiempo lo tengas que dedicar a tu hijo. 
 
 
-¿Y que si no quiero hacer eso? Tu no sabes lo que es la traición, no sabes lo que es gastar tu vida por tu gran amor y después ser apuñalado por la espalda. 
 
 
-Quién no sabe nada eres tu, ¿cómo te atreves a afirmar tan seriamente algo como eso sí no me conoces tampoco? Y aunque así fuera, ¿no es justo lo que haces ahora?, solo mírate, tu hijo necesita de ti y tu no eres capaz de cuidarte ni tu mismo, ¿acaso crees que en este estado podrás dar batalla para recuperar a tu marido?, justo ahora no me pareces más que alguien patético. 
 
 
-¿Y a ti que te importa?, solo mírame, aun si tuviera el valor, jamás podré recuperar a mi marido por que Afrodita es mil veces mejor que yo, el es lindo es joven y yo... En fin tu mismo lo dijiste solo soy patético... 
 
 
-Es verdad eres patético, pero eso se quita, y la estupidez de tu marido por abandonar a una familia sólida lo dudo, ahora mismo está en ti demostrar que el no es necesario para tu estabilidad emocional, debes entrar en razón y pensar en tu hijo también, si en el egoísmo de tu marido no hubo un espacio para el entonces lo encontrará en tu generosidad y tu cariño, busca esa fortaleza para cerrar bocas a diestra y siniestra, pero sobre todo para hacerle menos dolorosa esta etapa a tu hijo - buscó una de sus tarjetas de presentación y la dejó en la mesa frente a Camus - te dejo mi número, ya sabes donde puedes encontrarme, esperare tu respuesta en dos días ocupa el resto de este día en descargar tu miseria, mañana limpia tu casa ve por tu hijo y pasado mañana preséntate en la oficina para tu entrevista, no me obligues a visitarte de nuevo. 
 
 
Sin más que decir tomó una galleta más y se retiró de la casa. 
 
 
Camus meditó varias horas en lo que Saga dijo, tenía razón, si Milo quería tener su período de aventura pues que lo tenga, pero él tenía un pequeño de quien hacerse cargo así que no se podía dar el lujo de venirse abajo. 
 
 
Con determinación se levantó y comenzó la limpieza de su hogar, le haría caso a Saga, pero eso sí, en el orden que él mismo dispusiera, era su primer paso a ser independiente en sus decisiones. 
 
 
 
 
 
 
 
 

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