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Corazón Valiente por Alejandra018PK

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Después de que Milo se retirara Camus regresó a la sala, le gustaba mucho ver a su pequeño hijito feliz, jugaba junto a Saga sin preocupaciones, justo lo que él siempre quiso para la vida de su pequeño. 
 
Al percatarse de la buena interacción entre Saga y Sam decidió que tal vez debería darle la oportunidad de tener más cabida en su familia, tenía el presentimiento de que Saga sería un excelente amigo y podría brindarle a Sam un modelo a seguir digno de imitación para la construcción de su futuro. 
 
Decidido entonces, a ser más accesible con él no se le ocurrió mejor idea que permitir que empiece a tener más presencia en las actividades familiares partiendo desde ese mismo instante. 
 
-Sam ¿podrían pausar su juego por un momento?, necesito que me acompañen al supermercado- 
 
Sam atendió enseguida que oyó la voz de Camus llamándolo y luego de escuchar su petición se levantó entusiasmado. 
 
-¡¿Puede venir el tío Saga con nosotros?!, por favor… 
 
-Bueno si el tío Saga gusta acompañarnos no veo por qué no… - Camus se le quedó viendo con un gesto anhelante que fue percibido de inmediato por Saga. 
 
-Claro que voy Sam, sirve que aprovecho para comprar la despensa de la semana. 
 
-¡Siiii, esto es genial! – con toda la energía que su pequeña existencia puede externar sujetó con firmeza el pantalón de Saga y tiró de él apurándolo a que suba junto a él al auto, eran seguidos por Camus quien observaba atento las expresiones de su pequeño y se convencía aún más de que fue la mejor decisión que pudo haber tomado – quiero mostrarte cuáles son mis galletas preferidas para que tu también las compres y las pruebes, en verdad son las mejores del mundo, ¿verdad papi? 
 
Camus solo los miró a través del retrovisor y asintió ante lo dicho por su hijo. 
 
-Jajaja si tu lo dices entonces lo creeré Sam, dudo que alguien con tan buenos gustos como tu me mienta sobre unas deliciosas galletas. 
 
Saga se había sentado en el asiento trasero junto con Sam mientras Camus estaba al volante con una pequeña sonrisa tranquila dibujada en su rostro por el ambiente tan pacifico que se percibía dentro del auto. 
 
Pero por desgracia esa clase de paz no es algo de lo que pueda disfrutar todo el mundo y eso lo sabía Milo mejor que nadie. 
 
Justo ahora se encontraba batallando con el mal genio de su amante. 
 
Apenas llegó fue bien recibido por un Afrodita en pijamas y con la cara algo sonrojada por el resfriado que tenía, todo bien hasta que mencionó el acuerdo al que llegó con Camus, todo se fue al caño. 
 
-Tenía que haberlo imaginado, después de todo a la mínima oportunidad que tuviste me dejaste de lado… 
 
-Amor entiéndeme por favor… Ahora estamos atravesando una mala racha, en verdad necesito hacer esto por el bien de nuestra estabilidad económica a futuro, no te estoy dejando de lado solo te pido que me esperes aquí hasta que todo recupere su estabilidad inicial… 
 
-Sabes… No tienes por qué preocuparte por mi – le dio la espalda y se retiró a sentarse de forma poco estética al sofá, Milo sabía lo que significaba esa actitud, era una rabieta dramática en su máximo esplendor – La verdad ya debería estar acostumbrado, toda mi vida he sido dejado de lado por todos, incluso por mis padres, si ellos fueron capaces de echarme de la casa por que tu no me abandonarías si ni siquiera eres de mi familia… 
 
Más sin embargo el aspecto lastimoso que adoptó al pronunciar esas palabras fueron capaces de doblegar la postura de Milo, quien enseguida se sintió culpable por regresar a su memoria esos malos episodios de su vida. 
 
-Cariño, perdóname por hacerte pensar que te dejaría de lado, pero quiero que me creas, ahora te amo a ti, con todo mi corazón, esas personas que te abandonaron lo hicieron porque seguramente no supieron valorarte pero te aseguro que yo no lo haré, seré tu familia a partir de ahora pero necesito que me ayudes por el momento, ¿está bien? 
 
Afrodita lo miró con expresión neutra, analizó sus gestos y cuando se percató por completo de la sinceridad  en las palabras de Milo finalmente le dio una respuesta afirmativa e inclusive le ayudó a empacar sus pertenencias. 
 
Con sus maletas en el auto ya listo para regresar al que fue su hogar se despidió de Afrodita con un beso y un abrazo, prometiéndole que cada día después del trabajo pasaría a visitarlo para cenar a su lado. 
 
Emprendió el camino hasta la casa, al llegar estacionó donde acostumbraba y comenzó a bajar sus maletas, con algo de esfuerzo logró llevarlas hasta la entrada de la casa, llamó a la puerta y fue atendido por Saga. 
 
-¿Por qué sigues aquí? 
 
Saga se controló para no soltar un comentario mordaz respecto a la poca educación que esa pregunta había demostrado y sólo se limitó a responder. 
 
-Sam me invitó a quedarme a comer. 
 
Saga sabía que Milo justo ahora atravesaba un período de confusión respecto a su vida amorosa así que terminó por darle el golpe de gracia ese día  con su comentario, sabia los celos que ver su buena interacción con el pequeño le habían provocado y ahora que se entera que disfrutará de la comida casera preparada por Camus y mejor aún por petición de su propio hijo, debería de bastar para que la semilla de los celos y la cólera sea sembrada en un terreno adecuado, con el paso de los días y el regreso de Milo a esa casa ya tendría la oportunidad de regar esa semillita y ver en primera fila como florece majestuosa. 
 

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