Miércoles por la mañana, específicamente 6:57 de la mañana, Camus realmente se encontraba mejor, las palabras de Saga lo hicieron ver que era alguien con una responsabilidad muy grande, cuidar a un niño no era cualquier cosa ni mucho menos una tarea que podía encomendar a alguien más siendo que le incumbía específicamente a él como padre, la decisión de Milo no cambiaba ese aspecto, así que el mismo lunes después de hablar con Saga se arregló lo mejor que pudo aún acarreando algo de depresión en su corazón y se apresuró a preparar algo delicioso para su hijo pues se había propuesto ir a recogerlo a la guardería, ese día fue algo complicado, tuvo que explicarle a su pequeño la situación, claro de forma simple para que comprendiera y omitiendo algunos detalles para evitar que sea un golpe peor para él, por el momento su explicación pareció bastarle al pequeño pero sabía que en algún momento las dudas crecerían en él y preguntaría más, hasta que ese momento llegue, Camus hará lo imposible por verlo bien.
Ese mismo deseo fue lo que lo llevó a verse ahora mismo sentado en la pequeña sala de espera, aguardando la llegada de Saga, llevaba sentado ahí media hora pero es que si pasaba un segundo más en su casa lo pensaría bien y se acobardaría así que mejor decidió salir de una vez, aún que ahora que lo pensaba mejor, tal parece que si había exagerado un poco pues ni siquiera Degel había llegado.
No terminó de comprender lo que sus nervios provocaron cuando escuchó que alguien entraba corriendo, sonrió al ver que se trataba de Degel, quien traía su portafolios en una mano y el café para su jefe en la otra, tan apurado estaba por llegar a su puesto y preparar todo para el arribo de su jefe que ni siquiera se percató de quien estaba esperando ahí.
-Buenos días, viene a entrevista me imagino, aguarde unos minutos más enseguida llega el presidente.
Camus no podía soportar más su risa por ver lo que la presión del tiempo provocaba en su cuñado, pero trató de responderle con la mayor serenidad que tuvo.
-Es usted muy amable, con gusto esperaré al presidente.
-Gracias por su comprensión…. Espera… - al reconocer esa voz soltó los papeles que estaba acomodando y se acercó corriendo a donde estaba Camus sentado-Camieeee, que bueno que estas aquí, en serio pensé que mandarías a Saga por un rábano después de que fue a tu casa a regañarte, pero en verdad, que bueno que estas aquí.
-Es cierto, me alegra mucho verte aquí Camus.
Saga acababa de salir del elevador y se topó con una escena que a decir verdad se esperaba totalmente.
-Señor Degel, espero que lo que alcanzo a percibir en el suelo no sean las nóminas que hice el día de ayer y por las cuales salí tarde…
Degel palideció al caer en cuenta de que literalmente había dejado todo botado, así que antes de que a su jefe se le ocurriera acercarse más se apresuró a poner en orden lo que faltaba.
-Buenos días Saga
-Buenos días, ven conmigo, te haré la entrevista de rutina.
Camus lo acompañó hasta el interior de la oficina donde Degel los dejó para dedicarse a sus asuntos mientras su jefe le aplicaba los estudios correspondientes antes de contratarlo formalmente.
Al final de todo Saga quedó muy sorprendido, los resultados obtenidos por Camus eran muy buenos, sin duda sería un excelente elemento para la empresa.
-Camus a decir verdad, yo no me esperaba mucho de ti…
-¿Por qué no me sorprende?...
-No me interrumpas por favor, no lo esperaba en el sentido de que tienes toda la pinta de ser alguien dedicado enteramente a su hogar, sin embargo me has sorprendido gratamente, planeaba darte un puesto básico pero creo que bien puedes hacer de intermediario, pondré a tu cargo a los tres nuevos reclutas que he contratado en lo que va de la semana, solo para empezar, conforme vea tu desarrollo te asignare más, ¿estas de acuerdo?
-Me siento muy alargado Saga, en serio, pero dudo que alguien quiera seguir mis órdenes…
-Lo harán ya lo verás, simplemente no titubees y verás que todo marchará bien.
-Te agradezco lo que haces por mi, a pesar de que ni siquiera me conoces.
-Trabajaremos juntos a partir de ahora así que ya habrá tiempo de sobra para conocernos, ahora ve con Degel, el te mostrará la que será tu oficina de ahora en adelante-se puso de pie y le ofreció su mano a Camus.
-Gracias de nuevo Saga-estaba tan conmovido por la generosidad que le mostraba que no dudó en abrazarlo por unos segundos – te aseguro que voy a trabajar más que nadie para no defraudarte.
-Lo sé Camus, no es necesario que lo prometas, mejor demuéstralo.
Sin nada más que decir, Camus le regaló una sonrisa y se fue junto a Degel quien terminó abrazándolo efusivamente por la buena noticia de su nuevo trabajo, Saga sólo se le quedó viendo hasta perderlos de vista, sin duda le gustaba más la presencia de Camus cuando esté se encontraba feliz.
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