Era la conversación privada que la princesa debía de mantener con el rey.
A pesar de que Quatre era hombre, pudo ver a la perfección a la mujer que representaba: una persona llena de terror hacia aquel que la lastimaba, el rey, que representaba Heero.
Finalmente llegó su turno. Era la escena en la que la mujer estaba desolada hablando con su guardaespaldas. Sintió una gran necesidad de abrazarlo y recordó que, en el guion, ella buscaba su consuelo, así que solo esperó el momento. Después de eso recordó que el guarda la besaba. ¿Cómo lo haría?
Heero representaba al público.
WuFei le dio la espalda lentamente y se inclinó sobre Quatre, simulando un beso.
Heero lo vio como uno de esos besos de películas antiguas, mientras que entre Quatre y WuFei, ocurría algo extraño.
Ambos tenían sus mejillas unidas, Quatre ocultando su rostro en el cuello de WuFei.
La suave y cálida respiración de Quatre le ponía la piel de gallina… aun así era muy agradable…
Al separarse Quatre se dirigió a Heero.
-¿Se vio bien?
-Se vio como de película antigua… si queremos ganar tal vez deberían hacerlo de verdad…
-No depende de mí…- dijo Quatre mientras WuFei se sonrojaba y se preparaba para reclamar, cosa que no le permitió “la princesa” – Ahora ensayaremos nuestra discusión y eso será todo por hoy…
WuFei hizo de público y vio como Heero y Quatre discutían. Parecía tan real, que comenzó a sentir miedo de lo que Heero le pudiese hacer al rubio.
Al llegar a la parte del golpe, Heero no midió la distancia y pasó a golpearlo de verdad, lanzándolo al suelo.
Quatre se quedó muy quieto, mientras Heero lo observaba estupefacto.
WuFei se acercó al castaño y lo zarandeó lo más fuerte que pudo.
-¡¡¿QUE MIERDA HICISTE?!!
-¡No fue apropósito!
-¡¡Ten más cuidado!!... ¡¡LO GOLPEASTE DE VERDAD!!
Airado, WuFei lo soltó y se acercó inmediatamente a Quatre para ayudarlo, pero vio que el joven lo observaba extraño. Parecía divertido ante aquella extraña escena de… algo…
-¡¿Qué?! – Preguntó un avergonzado Chang - ¿Estas bien?
-Sí… no estaba preparado… - Quatre se puso de pie y se acercó a Heero – Si en la obra me llegas a golpear de verdad… ¡sigue con el guion!, no te quedes en blanco… no esperaba que esto fuera a pasar, pero como ya pasó, hay que prepararse para todo ¿no?
-D-De acuerdo…
Se marcharon a ver el otro ensayo y después de eso se marcharon a sus habitaciones.
Había sido un largo día, y aún más largo para el grupo de escenarios. Tenían que hacer muchas cosas, y por suerte contaban con todo el material.
Esa noche WuFei no pudo conciliar el sueño pensando en lo que había sucedido en el ensayo, mientras que, por otro lado, Winner dormía plácidamente, soñando que Chang lo protegía, exagerando un poco el acontecimiento de esa tarde.
Ya había llegado el día de la obra. Los ensayos habían transcurrido de forma “normal”. Todos esperaban ver el beso de Chang y Winner, pero jamás lo ensayaron frente al resto por decisión del segundo.
Chang se lo agradecía en lo más profundo de su ser.
Durante los últimos días de ensayos, no hubo más imprevistos que los de siempre. Una pared mal pintada, un arbusto con forma de oveja (que por cierto pasaría por oveja si no fuera verde) y uno que otro arreglo a los trajes.
Para Yuy una gran capa negra con hombreras grises, que cubría todo su cuerpo, sobre una túnica, todo de color negro, una gran corona plateada y una espada cubierta por la capa.
Para Chang una capa que solo cubría su espalda, una armadura negra con hombreras y pechera, una camiseta de color azul oscuro, pantalones negros algo ajustados, botas y muñequeras, y una espada. Para su desgracia se decidió que tendría que utilizar el cabello suelto.
Para Winner… un vestido con corsé en tonos verdes, adornado con cintas y una peluca del mismo color de su cabello, adornada con una corona dorada. No parecía un hombre en lo absoluto, y a muchos los tomó desprevenidos incluyendo a Chang, quién se sonrojó al verlo… y al darse cuenta de los pensamientos que le provocaba verlo así…
El escenario ya estaba listo, el público comenzaba a llegar y los nervios se comían a los actores.
El trenzado estaba encargado del vestuario junto a otros chicos y revisaba el traje de Yuy. Este se mostraba algo nervioso.
-Heero… ¿estás bien?
-S-sí… sí, estoy bien…
Maxwell dio un suspiro, y en cuanto se retiraron los demás para revisar otros trajes, le dio un rápido beso en los labios.
-¡¡Duo!!... ¿Qué haces? –Heero estaba sonrojado, con una mueca de leve enfado.
-Tranquilo, nadie nos vio… tranquilízate…
Yuy lo observó y se sonrojó aún más, para luego apartarse de él y acercarse más al escenario.
Barton había observado todo. El trenzado tenía un semblante triste. Tal vez esperaba otro tipo de respuesta.
Yuy lo había lastimado otra vez.
Las luces se apagaron y el escenario se iluminó.
La obra comenzaba.