Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vivir y Amar por JennVilla

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Harry contempló con tristeza el pequeño trozo de tela negro que descansaba en sus manos. La vida en verdad era injusta; Harry estaba seguro de que era el chico más desafortunado en esos momentos.

Levantó la mirada y observó su reflejo en el espejo con cierta incomodidad. El traje le hacía ver muy extraño, ciertamente. Y no ayudaba nada que él no supiese cómo anudar un moño correctamente o cómo controlar su propio cabello.

Unos pasos apresurados se dejaron escuchar y Harry se preparó para hacer frente a una nueva oportunidad.

— ¿Mamá?

Lily detuvo su recorrido y asomó la cabeza por la puerta. Unos pequeños rizos escaparon de su peinado.

—Dime.

—Estás hermosa. —alabó Harry con una sonrisa.

Lily le correspondió la sonrisa e ingresó a la habitación. Luego giró en su lugar para presumir su vestido.

— ¿Ah sí? —preguntó— Seguro que cuando tu padre me vea con más detalle, querrá casarse de nuevo conmigo, ¿no crees?

— ¡Por supuesto que sí! —Harry sonrió, anticipando la victoria— También quería decirte algo...

—Dime. Ah, antes que nada, ¿por qué no te has acomodado el moño?

—No sé cómo hacerlo, mamá. Puedes ayudarme en eso luego, ¿no? Pero lo que quería preguntarte ahora era si ya habías considerado sobre... tú sabes.

Lily frunció el ceño con confusión. Pero sólo duró un segundo. La pelirroja captó enseguida la intención de Harry y su expresión cambió totalmente.

—No, Harry Potter. He dicho que no, y no es no. ¿Me entiendes?

— ¡Mamá! —Harry gimió queriendo patalear en su sitio por la injusticia de todo— ¡Me he portado muy bien! ¡Puedes ponerme otro castigo, de verdad!

— ¿Qué creías? —rio Lily sin misericordia— ¿Que iba a olvidar tan fácil tu pequeña travesura? ¡Jamás!

— ¡Pero no puedes hacerme esto! —Harry lloriqueó— ¡Debo ir al mundial de Quidditch!

—No irás. Tienes que aprender a ser más prudente —Lily se acomodó la hebilla de uno de sus tacones y emprendió la salida—. Lo hago todo por tu bien, Harry.

—Mami —Harry quiso arrodillarse y detenerla por las piernas pero Lily lo evitó, tratando de no reírse—. Mamita querida, no me hagas esto. ¡Voy a morir si no voy!

—Estás exagerando, Harry. Sólo es un juego de Quidditch.

— ¡Es el mundial! ¡Debo ir!

—Debes hacerme caso, Harry. Eso es lo único.

—Mamá...

—Organízate en este mismo instante, Harry. No quiero que se nos haga tarde.

Unos ladridos resonaron fuertemente por el pasillo y Lily bufó exasperada.

— ¿Es en serio, Sirius? ¿Cómo te atreves a venir en forma de perro? ¿Es que no eres consciente de que hay una boda?

—Tranquila mujer —James se asomó a la puerta y contempló sorprendido la cara afligida de Harry—. ¿Qué pasa, cachorro?

— ¡Mamá sigue insistiendo en no dejarme ir al mundial! —gritó Harry saltando con furia en su lugar.

— ¿Cuántos años tienes? ¿Cinco? —Lily estaba sorprendida por su arrebato— Ni con esos berrinches cambiaré de opinión, Harry. Y tú mucho cuidado con lo que haces, James. Ahora ven y ayuda a tu hijo con el moño.

—Ni yo mismo he sido capaz con el mío —James se quejó—. Ayúdame tú.

—Yo me encargaré de Sirius. ¿Sabes si se ha bañado?

— ¿Y yo por qué tengo que saber eso? Además, no creo que vayas a bañarlo tú, ¿o sí?

—Pues si hace falta, lo haré. ¿En qué estaban pensando ustedes dos? ¡La boda es dentro de dos horas! ¿Sirius es consciente de que se va a casar?

—Lo es. Él sólo quería desestresarse un poco, así que le acompañé a un paseo.

Lily negó con exasperación y salió del cuarto.

—Los quiero listos y guapos a los dos. —gritó mientras se alejaba.

James se encogió de hombros con diversión y Harry volvió a hacer la pataleta

— ¡Harry! —James amonestó.

—Tienes que convencer a mamá de que me deje ir al mundial. ¿Eres capaz de dejarme aquí, mientras tú estás allá viendo jugar a las súper estrellas?

—Cachorro, yo-

—Si no lo haces, le contaré que tú fuiste el que convirtió el carro del tío Vernon en una patineta.

—No lo harás.

—Pruébame.

James alzó ambos brazos con exasperación.

— ¡Está bien! Trataré de convencerla. Ahora presta ese moño; tenemos que ingeniarnos cómo anudarlo.

—Tú no sabes. —Harry se burló.

—Tú menos.

James casi arrebató la tela de las manos de Harry.

—Eres un traidor.

Harry sonrió con inocencia

—Te quiero, papá.

James sonrió muy a su pesar y besó la cabeza de Harry.

—Y yo a ti. Pero piensa muy bien las cosas antes de hacerlas en una nueva ocasión, ¿me oyes? No siempre estaré ahí intercediendo por ti. Además, ¡ni yo en mis tiempos de Merodeador pensé en subirme a un Hipogrifo!

—Está bien, está bien. Ya lo entendí, papá. La próxima vez, me subiré en un dragón y problema resuelto.

James le miró como si tuviera tres cabezas y Harry no pudo evitar romper en carcajadas.

—No pareces hijo mío. Te desconozco. —sonrió James.

—Te puedo asegurar que si en el colegio hubieras tenido la oportunidad de subir a un dragón o a un hipogrifo, lo hubieras hecho. Y con Sirius.

—Hice cosas mejores, Harry. Algún día te contaré de todas mis aventuras, para mayores de dieciocho, con los Merodeadores.

—No, muchas gracias, papá —Harry hizo un gesto de asco.

— ¡Sirius Black! —el grito de Lily hizo sobresaltar a ambos Potter— ¡Te juro que si no te comportas, me aseguraré de que Remus no te dé el sí!

— ¡Remus me ama! —canturreó Sirius con voz desafinada y alta.

—Si quieres tener una oportunidad de ir al mundial, es mejor que nos apresuremos con esto, Harry —James dijo con urgencia, echando un vistazo a la puerta de la habitación—. Ahora alza el mentón y miremos qué podemos hacer.

— ¿No podemos ir sin moño?

— ¿Y que Lily nos mate? No. Además, no quiero que Malfoy esté por ahí burlándose de nosotros.

Harry rio y esperó pacientemente a que su padre le anudara el moño.

— ¿Estás feliz por Sirius y Remus? —preguntó.

—Sí —James sonrió—. Ya era hora de que se casaran. Me pregunto cómo lo estará llevando Remus. Sirius está hecho un desastre.

—Mamá dijo anoche que la señora Malfoy se encargaría de él, que no tendríamos de qué preocuparnos pues, según ella, sería el novio más bonito del mundo mágico.

—No quiero pensar en Lunático como el novio más bonito del mundo. Y ahora, ¡que Merlín lo libre en compañía de Malfoy!

Un pequeño plop se escuchó en la planta baja de la casa y en un instante, James tenía la varita en ristre.

— ¡Papá! No debe ser nadie extraño.

—Lo siento, es que estoy nervioso también. Si uno es padrino de una boda, ¿qué se debe hacer?

—No lo sé —Harry rio—. Seguramente, en este caso, asegurarse de que Sirius no se desmaye.

James palideció.

—No me veo capaz de lidiar con ello.

Nuevos pasos resonaron en el pasillo y un momento después, Lucius entraba en la habitación de Harry como si estuviera en su propia casa. Draco entró tras él, seguido por el profesor Tom.

— ¡Hola, hola! —saludó Tom inspeccionado la habitación y luego todo el cuerpo de James— ¡Qué guapo estás, James!

—No molestes, Tom. Lily está de los nervios y de seguro te manda a volar.

—Además, no veo qué le ves de guapo a Potter, Tom. —dijo Lucius tomando asiento en la pequeña silla al lado de la cama de Harry. Quedaba ridículamente grande en ella.

—Tú cállate, teñido. Y a todas estas, ¿qué están haciendo ustedes aquí?

—Narcissa nos ha echado de la casa —comentó Tom con tranquilidad—. Dice que ella se encargará de todo con Bella, Andy y Severus. Aunque no sé qué puede hacer Severus allí.

—Mucho más que nosotros, eso es cierto —dijo Lucius—. Y nadie estaba aguantando tus coqueteos hacia Remus.

Tom le miró ofendido.

—Sólo estaba comentando alguna interesante celebración en la noche de bodas que podría incluir a un tercero.

— ¡Cállate Tom! —exclamó James— Aquí están los niños.

—Yo ya no soy un niño —Draco avanzó hacia los Potter—. ¿Puedo ayudarle con el moño de Harry, señor Potter? Papá puede hacerle el suyo.

— ¿Quién te dijo que pondré mis manos en Potter, mocoso? —dijo Lucius.

—Lo haré yo entonces. —Tom sonrió y James por poco se abalanzó sobre Lucius.

—Hazlo tú, Malfoy. O Lily se enfadará contigo.

Mientras los adultos empezaban una nueva discusión, Draco se acercó a Harry lentamente. Su sonrisa y su mirada eran ilegibles.

—Hola Harry.

Harry tragó seco y trató de no detallar mucho en la túnica de Draco. Pero fracasó.

Bajó su mirada y vio cómo el elegante atuendo gris le daba la apariencia que debería tener el novio más bonito del mundo mágico en su boda. Estaba guapísimo; ahora podía lamentar la decisión de Lily de que los Potter llevaran trajes muggles. De no ser así, podría estar a la par de Draco y ser apreciado por Draco.

—Hola Draco.

— ¿Qué tal estoy?

—Muy bueno. —Harry no vaciló.

Draco rio y Harry cayó en cuenta de su error.

—Me refiero a que te luce esa túnica. Sólo eso.

— ¿Ah sí? —Draco lanzó una rápida mirada hacia atrás. Lucius estaba casi ahorcando a James con el moño y Tom fingía alisar una arrugas en los pantalones del moreno— En cambio tú estás muy bueno... En todo el sentido de la palabra.

Harry se sonrojó furiosamente y esquivó la mirada del rubio. Últimamente, Draco venía haciendo unos comentarios muy... inquietantes. Sí, esa era la palabra. Harry se obligaba en no pensar mucho en eso y sacar conclusiones erróneas.

—Ven y ayúdame con el moño, Draco. Y deja de decir esas cosas.

Draco casi le acorraló contra el espejo y Harry miró con nerviosismo hacia los otros. Todo seguía igual. Excepto por la cara casi azul de su padre y que Tom trataba de alejar a Lucius del Auror.

—No hay nada qué temer, Harry —Draco susurró besándole rápidamente en la comisura de la boca—. ¿Podemos ir a otra habitación?

— ¿Y a qué? Además, estoy enojado contigo.

— ¿Por qué?

—Por tu culpa, no podré ir al mundial.

—No es solamente mi culpa, Harry. Además, yo tampoco iré —la expresión de Draco cambió—. A no ser que tía Bella me lleve de contrabando.

— ¿Puede llevarme a mí también? —Harry se ilusionó.

—Puedo hablar con ella, sólo si me das un beso.

— ¡Draco! ¡Nuestros padres están aquí!

—Podemos buscar otra habitación —Draco terminó de anudar el moño y miró con orgullo su trabajo—. Te ves muy bien.

—Gracias —Harry sonrió—. Tú también.

—Ya lo sé. —Draco se inclinó para besarle pero un fuerte taconeo le interrumpió.

— ¿Y ustedes qué hacen aquí? —Lily preguntó entrando con un Sirius muy arreglado y nervioso. Regulus también entró y al ver a Tom, huyó de allí. El profesor sonrió misteriosamente.

—Narcissa ya no nos quiere —Lucius dijo—. ¿Nos adoptas tú?

— ¡Lily, menos mal has llegado! ¡Lucius Malfoy quería matarme! —James jadeó.

—Eres un flojo, Potter —desestimó el rubio con un gesto desdeñoso—. Ah, por fin el Chucho se ha bañado. —Lucius contempló a Sirius con condescendencia.

—No me molestes, Malfoy —gruñó Sirius—. Hoy no tengo ganas de matar a nadie.

Luego, sin agregar más, Sirius arrastró de un brazo a James con prisas, para sacarlo de la habitación, alegando que necesitaba calmar los nervios. Lily amenazó con hacer que se cancelara la boda si es que Sirius no regresaba impoluto, al igual que James.

—Draco, nos vamos. —Lucius dijo saliendo de la habitación junto a Tom.

—Yo puedo ir con los Potter, papá.

—No.

—Sí.

—Draco, haz caso a tu padre —dijo Lily—. Hay puestos reservados para los Malfoy y se verá más bonito si entran todos juntos.

—Pero mamá no está.

—Nos reuniremos con ella más tarde —Lucius compartió una extraña mirada con Lily—. Vamos, no tengo tu tiempo.

Tom observó el intercambio y volvió a sonreír. Harry no entendía nada.

Después de unos minutos, sólo Lily y Harry estaban en la habitación.

— ¿Harry?

— ¿Sí?

— ¿Qué estaban haciendo Draco y tú?

— ¿Qué? —Harry se sobresaltó— ¿Draco? ¿Yo? ¡Qué cosas dices, mamá! Él sólo estaba ayudándome con el moño.

—Yo vi otra cosa.

—No estábamos haciendo nada, mamá.

Lily le miró con escepticismo y luego suspiró.

—No hay nada de malo en que quieras salir con Draco, Harry.

— ¡Mamá!

—Pero sí tienes que saber todo lo que implica una relación. Mañana mismo te daré la charla.

— ¿Qué? ¿Cuál charla?

—Tú ya sabes cuál. Estoy segura de que James no lo ha hecho y no sé qué se me pasó por la cabeza al confiar en ustedes dos. Así que lo haré yo.

—Mamá, no, por favor...

—Sí. También le diré a Narcissa que lo haga con Draco. Y si quieren ser novios, Draco tendrá que venir a hablar con nosotros.

— ¿Qué? ¡Mamá! ¡No soy una chica!

— ¿Y qué hay con eso? Eres de una familia respetable. Además, no es nada del otro mundo, sólo es decir: "Señores Potter, saldré con Harry porque lo amo. Les prometo que lo protegeré y cuidaré hasta el fin de mis días y que no seré irresponsable con nuestra relación".

Harry no pudo evitar la carcajada al comprender que Lily estaba bromeando. Lily guiñó un ojo y extendió los brazos, Harry no tardó en abrazarla.

—No veo la hora de estar arreglándote para tu boda. —comentó ella arrullándole en el abrazo.

— ¡No voy a casarme, mamá!

—Claro que lo harás, y espero que hagas bien tu elección. Obviamente también espero que sea con Draco. ¿Te he contado que Cissa y yo hemos planeado muchas cosas ya?

— ¡Mamá!

—Estoy bromeando, Harry. Obviamente no dejaré que Draco te atrape y te arranque de mí tan fácil, ¿eh? Tienen que cumplir diez años de noviazgo siquiera.

—De seguro que tú no esperaste tanto para casarte con papá.

Lily sonrió.

—Ya veremos qué haré contigo. Por el momento mucho cuidado, jovencito. Tú estás muy pequeño para eso. Los jóvenes de hoy en día sólo piensan en una cosa.

—No quiero seguir hablando de eso mamá. —Harry hundió la nariz en el cuello de su madre, sintiendo las orejas calientes.

—Está bien. Te dejaré en paz. Ahora ve y busca a tu padre y a Sirius para preparar todo.

Harry se separó de Lily y asintió. Ella sonrió y contemplándose en el espejo rápidamente, salió de allí.

— ¡Mamá! —Harry gritó

— ¿Qué? —gritó ella desde afuera.

— ¿Puedo ir al mundial de-?

— ¡Que no!

Si no fuera porque no podíaarrugar su traje, Harry se lanzaría a su cama por la frustración.


La ceremonia se celebraría en una bonita capilla para magos en la que se solía bautizar a los niños.

Lily y Sirius habían insistido en que se celebrara en un lugar más concurrido y especial; algo así como una catedral muggle o la enorme caverna donde se creía que Godric Gryffindor había fundido su famosa espada.

Remus había agradecido la buena intención antes de decir que él prefería algo más íntimo y sencillo. Sorprendentemente, Sirius aceptó sin quejarse.

Ahora Harry se estaba muriendo del calor con el traje. El recinto era pequeño y asfixiante; el sol se alzaba en la pequeña colina en la que estaba ubicada la capilla, y, obviamente, Harry no era inmune a este.

En el altar, Sirius estaba tironeando de la parte superior de su túnica con desesperación y James, detrás de él, trataba de calmarlo. Severus estaba del otro lado con el rostro impasible. Al parecer el calor no le afectaba.

El músico que habían contratado, levantó su mirada y sonrió. Acomodó su violín y empezó a tocar la marcha nupcial muggle.

Todos los presentes se pusieron de pie y dieron media vuelta. Remus y Anne, su madre, venían caminando despacio con sus brazos enlazados y amplias sonrisas en sus rostros. Los aplausos se hicieron sentir junto con algunos silbidos que hicieron a Lucius fruncir el ceño. Los Malfoy estaban en las sillas de la nave izquierda y aplaudían educadamente al novio. Draco miraba fijamente a Harry haciéndole sonrojar.

Remus y su madre se detuvieron en la mitad de su recorrido. El oficiante levantó su varita y se hizo el silencio.

— ¿Quién viene a presentarse en la unión de dos almas por la bendición de Merlín y la Divinidad?

—Remus John Lupin —respondió Remus en voz alta. Harry pudo escuchar a Lily soltar un sollozo—. Vengo a unirme al alma de Sirius Orión Black y a implorar la bendición de Merlín en nuestro futuro matrimonio.

—Y yo —dijo Sirius desde su lugar—. Yo, Sirius Orión Black me sumo a su petición pues es mi deseo unirme a él como esposo.

— ¿Quién atiende e intercede por esta unión?

—Yo, James Charles Potter.

—Y yo, Severus Snape.

Severus dejó su lugar y se dirigió hacia Remus para proseguir el camino hacia el altar. Antes de que los hombres se apartaran, Anne levantó su cabeza para besar la mejilla de Remus.

Cuando Remus estuvo junto a Sirius, cruzó una mano sobre la otra y su pareja imitó el movimiento. El oficiante puso su varita sobre sus manos y un haz de luz dorada salió de ella.

—La Divinidad y Merlín, en toda su bondad, han querido que sus descendientes busquen a su alma gemela y enlacen sus vidas para que la alegría y la paz se impongan y alejen la oscuridad.

«El amor es una de las bases fundamentales en la construcción de una relación; pero es importante tener en cuenta que el respeto y la confianza son dos de las cualidades que hacen que el amor, sea en verdad amor y no solamente deseo carnal, deseo de compañía o de estabilidad económica y social.

«Siendo así, ¿están ustedes dispuestos a compartir sus vidas y ser parte el uno del otro?

—Sí, estoy dispuesto. —dijeron Remus y Sirius al unísono. Lily se inclinó sobre Harry y suspiró temblorosamente.

El oficiante sonrió y en voz amable dijo:

— ¿Es de su deseo pronunciar sus propios votos, o seguimos con los tradicionales?

Remus asintió suavemente y sonrió. En cambio Sirius empezó a temblar y querer apartar su mano.

—Sirius.

—Lo siento, Remus. Se me han olvidado los votos. Necesito sacar la servilleta dónde los he escrito.

Severus puso los ojos en blanco y Lucius bufó con burla desde su puesto.

— ¿La saco por ti, amigo? —preguntó James solícito.

—No, maldición. No puedo olvidar mis votos.

Remus sonrió de nuevo.

—No te preocupes, Sirius. Yo empezaré y de seguro que tú recordarás el resto.

Sirius asintió y miró con adoración a su pareja mientras este empezaba a hablar:

—El amor que siento por ti...

Sirius pareció recordar todo y carraspeó para pedir la palabra.

—Es un amor que no tiene límites.

—En tiempos de alegría y también de tristeza. —continuó Remus con ojos brillantes.

—En la enfermedad y en la salud.

—Te amaré como me amo a mí mismo.

Draco y Harry se observaban atentamente. Aunque eran conscientes de todo lo que pasaba a su alrededor, ambos podían sentir cómo un aura cálida e íntima les rodeaba a pesar de su distancia.

—Y te protegeré sobre todo.

—Compartiré mis verdaderos sentimientos contigo.

—Y cuando hables, te escucharé.

—Te levantaré cuando te caigas.

James y Severus se adelantaron para exponer los anillos. El lazo dorado de la varita del oficiante disminuyó su brillo, y ambos novios pudieron hacerse con los respectivos anillos.

—Cuando tengas éxito, te ayudaré a llegar a lugares más altos...

—Sirius Orión Black. —Remus deslizó lentamente un anillo plateado en el dedo tembloroso de su pareja.

—Remus John Lupin. —Sirius imitó el gesto.

—Soy y siempre seré, tu amado esposo. —terminaron ambos al unísono.

Los aplausos no se hicieron esperar. Harry se vio envuelto por los brazos de su madre mientras esta lloraba y gritaba "¡Que vivan los novios!". Harry apartó su mirada de Draco justo a tiempo, para ver cómo su padrino y Remus se besaban y se abrazaban.

Al fin sonrió y aplaudióconmovido por todo; Sirius y Remus se merecían toda la felicidad del mundo.


—Harry, no bebas tanto ponche —dijo Narcissa mientras se acercaba a la fuente que Molly había hechizado anteriormente para que el ponche nunca terminara—. No creas que porque Lily y James estén entretenidos, no tienes a alguien que te vigile.

Narcissa tenía un leve sonrojo pues recién había bailado con Lucius una alegre tonada. Lucía radiante en su vestido verde perla y un mechón de cabello se había escapado de su trenza.

—No quiero emborracharme, señora Malfoy. Es que estoy nervioso.

La mujer levantó una ceja y miró a su alrededor. Luego sonrió.

—Oh, ya veo.

No muy lejos de allí, Draco estaba bailando con Adrianne Zabini. La mujer al parecer bailaba mucho mejor que el rubio, pues el chico parecía estar perdido en varios pasos.

—No estás nervioso. Estás decepcionado por no bailar con Draco.

Harry escupió su ponche en la misma copa y se apresuró a sacudir la cabeza.

—No. En realidad él ha intentado invitarme, pero yo me he escapado. ¡No sé bailar, señora Malfoy! ¡Y se supone que Draco sabía eso! Ahora está enojado y ha bailado con cualquier persona que se le atraviese.

— ¿Yo soy cualquier persona? —inquirió ella con diversión.

— ¡No! Quiero decir... ¡Ah! Señora Malfoy, no pude bailar ni con mi madre y... de verdad que quiero bailar, pero no quiero arruinar la fiesta de Sirius y Remus.

Narcissa señaló con su barbilla hacia la izquierda.

—No creo que Ron Weasley sea mejor que tú para bailar, ¿eh?

Harry reparó en su amigo y se congratuló a sí mismo por tan siquiera saber lo esencial para un vals.

—Bueno...

—Te enseñaría a bailar ahora mismo, Harry. Pero alguien tiene que cuidar de la integridad de las personas en esta fiesta, ¿no crees? —ella le guiñó un ojo— Por ejemplo, Tom parece estar de cacería y tus padres creen que son ellos los recién casados.

Harry sonrió abochornado.

—Me iré de aquí, y posiblemente Draco regresará —continuó ella con tono inocente—. Si no me quieres ver enojada, bailarás con él y asunto arreglado.

Harry quiso protestar pero Narcissa levantó un dedo antes de que soltara palabra.

—Draco no es tan desalmado, mi niño. Él te guiará.

Luego ella se fue con la cabeza en alto y dicho y hecho, Draco apareció enseguida.

—Harry.

— ¿No estabas bailando con la señora Zabini? —preguntó Harry asombrado por su precisión.

—Ella se cansó de mí y yo de ella.

— ¡Draco!

— ¿Podemos bailar ya?

Harry encontró en ese momento, muy interesantes sus relucientes zapatos negros.

—Bueno... La verdad es que-

— ¿No quieres bailar conmigo? Tom ya bailó con Remus y con Sirius y... bueno con todo el mundo. Blaise también lo hizo con Ron y con los gemelos.

—Bueno sí, pero-

—Mira, si quieres podemos ir a otro lugar a bailar. Algo más privado, ¿no? Si es que no quieres que te vean.

— ¡No es eso, Draco!

— ¿Entonces qué es? —demandó Draco desesperado— No seguirás enojado conmigo por lo de tu castigo, ¿o sí?

—Mira Draco, no es nada de eso. Es sólo que no sé bailar y no quiero avergonzarte, ¿sí? Podemos hacer otras cosas... beber ponche, o sentarnos y hablar, o simplemente no hacer nada. ¿Qué dices?

Draco pareció pensarlo un momento.

—Quiero bailar. Así que te enseñaré.

—Draco, no, por favor. —rogó Harry.

—No te preocupes, Harry —Draco se acercó a él. Sólo unos pocos centímetros separaban sus narices—. Déjate llevar por mí.

El rubio besó suavemente una mejilla de Harry y sonrió amablemente.

—Está bien —Harry aceptó—. Pero no quiero que me grites si me paro en uno de tus pies.

—Puedo besarte como castigo —Draco seguía sonriendo mientras lentamente deslizaba su brazo derecho por la cintura de Harry—. Así me encargaría de hacerte equivocar las veces suficientes.

Harry sonrió también y entrelazó los dedos de su mano derecha con los de Draco. Luego posó levemente la otra mano en el hombro ajeno. Ahora mismo no se acordaba si su ponche había caído o qué.

—Entonces, si es así, me esforzaré en bailar bien.

— ¿No quieres que te bese? —Draco se acercó más y empezó a mecerse al compás de la canción, guiando a Harry con su propio cuerpo.

—Mamá me ha dicho esta mañana que tú tenías que pedirle mi mano si es que querías tener algo conmigo.

—Lo haría con gusto.

Harry levantó la mirada de sus pies y observó a Draco. Si lo pensaba mejor, era el rubio quien parecía ebrio por ponche, aunque no le hubiese visto beber de él.

— ¿Draco?

—He visto que estás muy reticente, Harry. ¿Hice algo mal?

—Para nada —Harry tragó seco al ver la mirada ansiosa de Draco—. Es sólo que las cosas no están muy claras desde el año pasado.

—Creí que con lo de los Hipogrifos-

—Bueno, sí. Pero meses antes habíamos dejado de hablarnos por lo mismo. Dijiste que lo de antes eran comportamientos infantiles y-

—Harry —le interrumpió—. Después de eso, me parece que aclaramos las cosas, ¿no?

Harry lo recordaba muy bien. Y sabía que era un tonto por pensar demasiado, pero era tanta la felicidad que sentía con Draco, que a veces creía que no todo duraría de esa manera. Y prefería tener a Draco de amigo, que verlo alejado irremediablemente.

—Harry. —volvió a hablar Draco.

Harry concentró su visión nuevamente en Draco y se dio cuenta de que hasta ahora, el baile iba muy bien.

—No quiero alejarme de ti, Draco. Es lo único que no quiero. Y sé que en este momento estoy sonando igual de empalagoso que Sirius, pero bueno... Aquí me tienes.

Draco sonrió.

—Bueno, pues yo tampoco quiero alejarme de ti. Podemos intentar cualquier cosa juntos, Harry. Y si tu madre dio el visto bueno, no veo cuál es el problema.

Harry rio y golpeó cariñosamente el hombro de Draco.

— ¿Y qué dicen tus padres? ¿Ya están planeando nuestra boda y el nombre de nuestros hijos?

—Supongo que lo de la boda es algo previamente planeado por tu madre y la mía. Desde mucho tiempo atrás —bromeó Draco—. Tendría que preguntarles sobre nuestros hijos, aunque creo que mi padre me apretaría el pescuezo.

— ¡Estaba bromeando sobre los hijos, Draco! —Harry rio nuevamente.

—Bueno, pues yo hablaba en serio sobre la boda. Pero no nos apresuremos, Harry. Te veo muy ansioso por eso, ¿eh? —Harry apartó la mirada avergonzado— Por ahora podemos seguir así y aprovechar que compartimos habitación en Hogwarts.

—La compartimos con Blaise.

—A él lo puedo embaucar con cualquier baratija.

Ambos chicos rieron y siguieron bailando.

—Lo de antes.

— ¿Qué? —preguntó Harry.

—Lo que dijiste antes sonó a votos matrimoniales.

Harry enrojeció y Draco se rio.

—Si hemos de tener votos matrimoniales, quiero que sean los de Sirius y Remus.

—Yo también —dijo Draco después de un rato—. Te ves muy bien hoy, Harry.

—Sí, noté que no dejabas de mirarme mientras mi padrino y Remus decían todo eso.

—Bueno, ya sabes que me gusta imaginarme cosas. ¿Recuerdas toda la historia que me inventé sobre las mandrágoras enloquecidas cuando teníamos nueve años? —Harry asintió sonriendo— Bueno, pues ahora me imaginaba un escenario mucho mejor.

— ¿Cuál?

—Tú, mucho más alto y fornido con una túnica ceremonial al lado mío. Y yo, increíblemente guapo y más alto que tú. Vistiendo igual.

— ¿Y eso? ¿Para qué nos vestiríamos así?

Draco puso los ojos en blanco y suspiró.

—Harry, ¿es enserio? Yo... Estoy hablando de nuestra boda.

Harry abrió mucho los ojos y perdió la concentración en el baile. Su pie izquierdo se enganchó con el derecho de Draco y por poco se cae.

Draco rio y besó rápidamente los labios de Harry.

—Un error, un beso.

Harry sonrió y se zafó del agarre de Draco para lanzar sus brazos por detrás del cuello del rubio.

—Bueno, pues ya he decidido cometer miles de errores más. —dijo mirándole fijamente. La felicidad burbujeando en su interior.

—Esa idea me gusta más.

Ambos siguieron meciéndose mientras intercambiaban comentarios sobre la fiesta y los invitados. Harry tenía que pellizcarle la espalda cada vez que Draco se burlaba del atuendo de alguien o hacía comentarios sobre lo acaramelados que estaban Sirius y Remus.

— ¡Ah, pero qué lindos! —canturreó Lily detrás de ellos— Siento interrumpir, Draco, pero, ¿puedes prestarme a mi hijo? No he bailado con él, y Tom me ha quitado a mi esposo.

Draco emitió un quejido de frustración y Harry le pellizcó ahora una oreja.

—Draco me ha enseñado a bailar. —anunció orgulloso.

—Muy bien. Me has ahorrado largas horas de trabajo, Draco. —Lily sonrió y haló de un brazo a Harry antes de lanzar un beso a Draco.

Harry se alejó con su madre, y antes de sujetarla por la cintura para empezar a bailar, miró hacia atrás. Bellatrix estaba riendo con Draco mientras él intentaba que el ostentoso vestido perla de su tía, no estorbara en sus pies al bailar.

Draco le devolvió la miradadesde su sitio y sonrió. A partir de ahí, Harry quiso bailar con todo el mundo sin descanso.


...


 

Notas finales:

¡Hola!

Regresamos aquí, a la serie de "Una Nueva Vida", con la segunda parte y con el matrimonio de Sirius y Remus. ¡Yo disfruté mucho escribiéndolo!

¿Qué les ha parecido?

Espero que les haya gustado, y que sigan aquí, para los próximos capítulos.

Como pequeña aclaración, este fic da inicio con el cuarto año de Harry en Hogwarts, y también conserva las demás aclaraciones que se hicieron con "Una Nueva Vida".

Como ya algunos saben, no me gusta estipular un día de actualización, puesto que la inspiración no la tendré siempre, y mucho menos el internet :') Así que espero encontrarnos aquí cada vez, y que disfrutemos juntos de lo maravillosa que es la vida de Harry cuando no tiene profecías, magos oscuros, o cicatrices que le atormenten.

¡Gracias por leer!

Namárië,
Jenn


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).