Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Vivir y Amar por JennVilla

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

No hizo falta que el despertador cumpliera su función para que Harry despertara por sí mismo y se levantara rápidamente en busca de sus gafas y sus padres.

— ¡Hoy es el Mundial! —gritó emocionado— ¡Todo el mundo a despertar!

Harry, ignorando el zumbido proveniente de la habitación de sus padres, abrió con estrepito la puerta y entró como tromba, para seguir gritando:

— ¡No hay tiempo que perder! Debemos apresurarnos para llegar temprano y poder tener nuestra tienda de campaña en el mejor- —Harry se detuvo abruptamente al ver la íntima posición de sus padres en la cama. Sin perder tiempo, Harry hizo su retirada, gritando: — ¡Les juro que no vi nada!

— ¡Harry James Potter, me haces el favor de no volver a entrar aquí sin tocar a la puerta antes! —gritó Lily tras él.

Harry bajó corriendo las escaleras y se dirigió a la chimenea con la emoción bullendo por sus venas. Se arrodilló y lanzó un poco de polvos Flú.

—¡La Hilandera! —llamó, esperando impaciente.

Después de un momento, la cara de Severus Snape apareció en las llamas verdes.

— ¿Te das cuenta de la hora que es, mocoso? —saludó el mayor.

—Profesor —Harry sonrió—. ¡Hoy es el día! ¿Se acuerda de la quaffle de la que me habló? Puede dármela ya; yo mism0 haré que Elliot Turpin se la firme.

La cara de Severus brilló con interés y luego desapareció. En su sitio, apareció la cara sonriente de Tom Ryddle.

— ¡Hola, Harry!

— ¡Profesor! ¿Qué hace usted allá?

—Oh, no preguntes. ¿Puedo pasar a desayunar con ustedes? He hablado con Albus y me ha dicho que podré ir al Mundial sin ningún problema.

— ¡Fantástico! Puede traer la quaffle del profesor con usted. —Harry abrió la entrada de la Red Flú y sin mirar atrás, se puso de pie y subió nuevamente a su habitación para darse un baño.


—Estoy seguro de que este era el Traslador que teníamos listo desde la semana pasada. —Arthur Weasley frunció el ceño y Ron gimió con desespero.

— ¡Papá! ¿Ahora qué vamos a hacer?

—No seas grosero con papá —regañó Ginny para luego girar hacia Harry y sonreírle—. Harry, ¿has traído todo lo que querías que te firmaran?

Harry, al igual que Ron, estaba desesperado por irse de una vez. El señor Weasley era el encargado de obtener el único Traslador de Gran Expansión que disponía el Ministerio, y ahora, al parecer, dicho Traslador no estaba con ellos.

—Harry. —insistió Ginny.

—Te están hablando, Harry —dijo Lily. Harry se sobresaltó y miró a Ginny con culpabilidad.

—Lo siento, Ginny. ¿Decías?

—No te preocupes. ¿Has traído las cosas que querías que te firmaran? —repitió la chica.

—Oh, sí —sonrió Harry— Las tengo todas en un bolso expansible. Ahí empaqué las de Ron también.

—Genial —dijo ella— ¿Podrías llevar mi bludger? Me la obsequió el tío Gideon la Navidad pasada.

—Está bien —aceptó Harry, no sin antes echar una mirada al pesado objeto que le tendía la pelirroja—. Mamá —Harry miró a Lily— ¿Sabes si los Malfoy tardarán en llegar?

—No te preocupes por ellos, Harry. Cissa dijo que no tardarían mucho. Oye, Remus —Lily soltó una risita y Remus, a su lado, la miró con curiosidad— ¿Sabías que Lucius no ha querido ni oír hablar de salir de la mansión sin sus pavos reales?

Remus rio a carcajadas siendo acompañado por Harry y Ginny.

—Cómo pretende que vamos a llevar esos bichos? —dijo Sirius desde su sitio— ¡Por Merlín! Somos cerca de veinte personas y ni siquiera tenemos el Traslador adecuado. ¿Se imaginan ahora cargar con esos pajarracos?

—Pues los Malfoy fácilmente pueden irse en un Traslador ellos solos —dijo James—. No hay necesidad de tanta multitud.

—Lo mejor es que vayamos juntos —recomendó Amos Diggory—. Cedric, mi muchacho, ¿qué fue lo que te enseño Minerva sobre los Trasladores?

—Que también tenían peligro de escindimiento —dijo el chico con voz suave. Hermione, Ginny y Harry se sonrojaron y alejaron la mirada del apuesto Hufflepuff—. El espacio entre las personas que ocupan un Traslador puede provocarlo.

—Exactamente —dijo Arthur—. Un Traslador normal se utiliza normalmente con diez personas. Menos de diez, es un riesgo que no hay que tomar a la ligera.

—En el departamento hemos utilizado Trasladores sólo dos Aurores —dijo Sirius—. Y míranos, estamos bien.

—Pero no hay necesidad de arriesgarnos ahora, Sirius —dijo Tom, sonriendo ante la mirada aprobadora de Remus—. Y en todo caso, vamos con menores de edad que nunca han utilizado-

De repente, el artefacto que el señor Weasley tenía en sus manos, explotó.

— ¡Fred y George! —gritó el pelirrojo.

— ¡No fuimos nosotros! —se defendieron los gemelos al unísono.

— ¡Y ni siquiera nos mires a nosotros! —dijeron también Gideon y Fabián.

Otro estallido, pero esta vez más fuerte, hizo sobresaltar a todos en la colina. Los Malfoy aparecieron con más compañía.

Bellatrix y Regulus cargaban con dos enormes jaulas con pavos albinos dentro. Adrianne y Blaise, junto a Pansy, vestían haciendo alusión al equipo de Bulgaria.

—Pero, ¿cómo se supone que vamos a llevar a tanta gente? —gimió Sirius— ¡No alcanzaremos a llegar a tiempo!

—No molestes, Sirius. —regañó Remus.

—Hazle caso a tu amo, perro. —dijo Bellatrix con voz petulante mientras dejaba su jaula en el suelo.

—No vamos a llevar a las gallinas. —gritó James.

La discusión siguió entre todos los adultos mientras Draco se acercaba a Harry, siendo seguido por Tom.

—Hola, Ha-

—Draco —llamó Tom—, ¿pudiste conseguir lo que necesitamos?

—Sí —Draco sonrió al profesor—. Fue un poco difícil, pero lo logré. Papá y mamá se dieron cuenta, pero a cambio de que todo el mérito sea para nosotros, no me dirán nada.

—Muy bien—dijo Tom, recibiendo de mano de Draco dos carritos muggles de juguetes—, iré a hablar con los demás. Es hora de irnos.

—¿Qué era eso? —preguntó Harry.

—Son Trasladores de Gran Expansión. Justo lo que necesitamos —Draco sonrió y se acercó más a Harry para abrazarlo—. He tenido que despertar muy temprano hoy —se quejó, escondiendo la cabeza entre el cuello y el hombro de Harry—. Mamá también lo ha hecho, pero papá se pasó toda la mañana remoloneando en la cama.

— ¿Por qué se ha traído los pavos? —preguntó Harry riendo

—Son sus mascotas. No creerás que los dejaría con los elfos.


Lily suspiró satisfecha al comprobar que su tienda de campaña estaba totalmente terminada. Desplazó su mirada por todo su entorno y observó complacida cómo los catres y demás muebles estaban acomodados de la manera más prolija y ordenada.

—Mamá, ¿por qué no trajiste nuestras propias camas y el sofá grande? —se quejó Harry al entrar en la tienda— Acabo de venir de la de los Malfoy y allí todo es inmenso y lujoso.

— ¿Qué necesidad hay de traer todo de casa cuando sólo vamos a quedarnos por unos días? —Lily miró a su hijo con censura— Y, además, bien sabes que el hecho de que estemos aquí, es mucho más de lo que mereces, jovencito.

— ¡Pero yo ya te pedí perdón por eso, mamá! —Harry exclamó— ¡Pasó hace mucho!

—Harry Potter —dijo ella levantando un dedo amenazadoramente—. ¿Quieres que te recuerde a cierto muchachito ingrato con la vida que se la pasa bomba encima de un hipogrifo en mitad de la noche?

— ¡Pero no nos pasó nada!

— ¿Y si no hubiera sido así, Harry? ¡Tienes que entender que no solamente fuiste tú el que cometió semejante barbaridad! ¡Pusiste en riesgo a todos tus amigos!

— ¡Lo teníamos controlado!

En ese momento, James asomó la cabeza por la entrada de la tienda y sin percibir la tensión en el ambiente, dijo:

—Lily, amor, ¿te parece bien si compartimos tienda con Amos y su hijo? Puedo encargarme yo de ampliarlo todo, si quieres.

—Oh, claro. ¿Por qué no? —Lily olvidó su discusión y mostró una actitud curiosa— ¿No han traído tienda?

—Según Amos, sí, sí trajeron. Pero ya sabes cómo es el hombre… Si no tiene con quién hablar sobre su trabajo en el Wizengamot, no puede vivir en paz.

—Oh, déjalo James.

—Papá —Harry levantó la voz—, ¿puedes ampliar todo de manera que sea más cómodo? Mira que mamá ha traído catres y son horriblemente duros y feos. Además, no quiero que Cedric vea que estamos durmiendo en eso.

— ¿Y que tienen mis catres, Harry? —reclamó Lily— Si es que no confías en mi capacidad como bruja, me siento muy ofendida. ¡Claro que les he puesto un encantamiento para que sean suavecitas!

—Y no nos vamos a quedar mucho tiempo aquí, Harry —intervino James—. No hay necesidad.

Harry torció el gesto y se cruzó de brazos, enfurruñado.

—No hagas berrinches, Harry. —advirtió la pelirroja.

— ¡Pero es que yo no quiero dormir en catres! ¡Los Malfoy tienen sus propias camas en la tienda!

— ¡Pues fíjate que somos los Potter y no los Malfoy! —gritó Lily.

— ¡No quiero que cuando venga Cedric y su padre vean esto! —gritó Harry también— Peor aún, ¿y si viene Draco a visitarnos?

—Harry, compórtate —regañó James— No hay nada de malo con nuestra tienda. Y para tu información, los Malfoy tienen sus comodidades por la terrible fanfarronería de Lucius. Haz el favor de disculparte con tu madre.

—Pero… pero es que-

—Suficiente —dijo Lily en voz baja—. Haz lo que él quiera, James. Yo dormiré con Adrianne y Blaise.

—Lily, espera —James la retuvo por un brazo suavemente antes de que saliera de la tienda—. Nadie saldrá de aquí —dijo, para luego mirar a su hijo fijamente. Harry nunca le había visto tan enojado—. Harry James, discúlpate con tu madre ahora mismo.

—Déjalo, James —pidió Lily reteniendo las lágrimas—. Podemos conjurar algunas-

—No. Harry, haz lo que te dije y aguanta las cosas como están.

Harry miraba asombrado cómo los pequeños hombros de su madre temblaban ligeramente. Nunca pensó que podría haberle hecho daño con algo como eso; Lily Potter era la mujer más fuerte que él conocía.

Con el arrepentimiento bullendo en su sangre, Harry corrió hasta sus padres y se lanzó sobre ellos pidiendo perdón en repetidas ocasiones.

—No creí… —dijo después, cuando pudo abrazar a Lily con propiedad— no creí que… oh, lo siento, mami. Fui un tonto. Te juro que no lo vuelvo a hacer.

—No pasa nada, cariño —Lily dijo entre balbuceos mientras se aferraba al menor—. Es solo que son muchas cosas y… no quiero que-

—No mamá —Harry se alejó un poco y miró la cara sonrojada por las lágrimas de su madre—. Me comporté peor que un mocoso, y lo siento mucho de verdad. No quise en ningún momento hacerte sentir mal —Harry entrecerró los ojos para evitar que las lágrimas salieran—. No quiero que llores por mis tonterías, mamá. Perdóname.

—Oh, mi niño precioso —arrulló ella, volviendo a abrazarlo con fuerza y besándole la cabeza—. Esta bien, te perdono. Sé que eres un chico muy bueno.

—Lo siento, mamá. —Harry moqueó ya, no pudiendo creer haber sido tan pesado con una tontería como los muebles de una tienda que se desmontaría dentro de poco.

James, mientras tanto, observaba a su pequeña familia, o manada, como al le gustaba llamarles, con orgullo y un poco de preocupación.

Sí, Harry se había comportado muy mal con Lily, pero, aunque antes no hubiera pasado eso, Lily siempre había sabido lidiar con las quejas de Harry con una férrea determinación; misma que se imponía ante él mismo cuando él quería salirse con una de las suyas o como cuando había querido invitarla a salir en el colegio.

Algo raro pasaba con su esposa, como para que se derrumbara de esa manera, y James tenía que averiguarlo.


— ¡Hola, cornamenta! —le recibió un agitado Sirius en la entrada de una muy singular tienda negra— ¿Ya se han acomodado?

—Los Diggory dormirán con nosotros —dijo James, entrando sin invitación e ignorando el rápido movimiento de Remus detrás de una improvisada cortina—. Lily y Harry están ayudándoles a acomodarse.

—Oh, bueno. Eso está bien —Sirius sonrió incómodamente, rindiéndose ante la lentitud en la percepción de su amigo— Y… ¿necesitas algo?

—Lily está muy rara, Canuto —dijo James, sentándose en una silla cerca de él—. Está… triste.

— ¿Y te diste cuenta? —se burló Sirius.

—Sirius, no molestes —regañó Remus apareciendo a un lado suyo—. ¿Por qué dices eso, James?

—No lo sé. Pero me da por pensar que… tu madre tuvo algo que ver, Sirius.

— ¿Mi madre? ¡Pero si ella ni siquiera está aquí! ¡Y gracias a Merlín!

—Pues no lo sé muy bien aún, ¿sí? —James dijo con enojo— Pero te advierto que, si Walburga se atrevió a decirle algo a Lils, la mataré.

—Oye, oye, James ¡cálmate! No te niego que yo también deseo hacerlo-

— ¡Sirius!

— ¡Es cierto, Rems! Pero como te iba diciendo, James, tenemos que estar seguros, ¿no crees? ¿Qué te da por pensar que mi madre dijo algo de Evans?

—Es Lily Potter Evans, gracias —James fulminó al pelinegro con la mirada y este levantó las manos con una sonrisa—. Y mejor se lo digo a Remus —James hizo un mohín y giró hacia Remus—. Rem, lo que pasa es que vi a la esposa de Avery junto a la de Rourkin hablar sobre… bueno, creo que sobre Lily.

— ¿Qué oíste? —preguntó suavemente Remus.

—Que… ugh, es que odio decir eso...

— ¡Dilo, caray! —gritó Sirius.

—La Avery decía: "Qué desperdicio que esa familia tan importante acabe arruinada por una sangre sucia y luego un mestizo, querida. Se lo dije a Walburga ayer, y ella estuvo de acuerdo. Por su parte, ella no volverá a hablarle a Dorea" —James hizo una pausa y luego brincó en su asiento— ¡Sí estaban hablando de Lily! ¡Estoy seguro! Mira, Sirius, con tu perdón, pero tengo una diligencia que hacer.

James se levantó de su asiento, haciendo a un lado a un estupefacto Sirius, antes de ser detenido por la fastidiosa fuerza casi sobrehumana que siempre había tenido Remus.

— ¡Cálmate, James! —exclamó el castaño— No podemos hacer nada en este momento, salvo asegurarnos que eso sea lo que tiene a Lily así.

— ¡Es que estoy seguro! —dijo James con sus ojos oscuros refulgiendo por la ira— ¡Ellas estaban caminando en medio de otras tiendas y decían eso! Yo estaba cerca porque estaba hablando con Kingsley —James resopló—, ¡y Lily apareció poco después junto a mí, y su expresión… oh, mi dulce Merlín, ¡mi hermosa Lily seguramente escuchó todo eso!

—James, por favor.

— ¿Te acuerdas de la vez que Sirius contrajo un resfriado? ¿Te acuerdas que ella fue a Grimmauld Place para darle una sopa o algo así? ¿Qué crees que habrá dicho esa vieja zorra a Lily en ese entonces?

—James-

—No. Déjalo, Rem —dijo Sirius, hablando por primera vez y mirando a ambos hombres como si él hubiera destilado esas horribles palabras—. Lo siento mucho, James. Pero puedo asegurarte que eso no se quedará así —dijo con convicción—. ¡Nadie insulta a mis amigos y sigue de rositas! —terminó gritando.

Remus suspiró con exasperación, sabiendo que cuando una idea se les metía a James y a Sirius, nada les hacía cambiar de parecer. Tendría que hablar con Lily, y pronto.

—Está bien, está bien —concilió—. Pero por ahora, lo que tenemos que hacer es alejar a esas mujeres de Lily y mucho más de Harry, ¿entendido? —dijo con voz autoritaria y sonriendo internamente ante la mansedumbre de los otros dos— Por el momento, vamos a disfrutar de este mundial, vamos a hacer lo posible por que Lily y Harry disfruten de todo también y luego, yo mismo me encargaré de acompañarles para hacer una pequeña visita a Walburga Black.

—¡Sí! —gritó Sirius emocionado.

—Gracias, Rem —James sonrió—. Y gracias, Sirius. Sé que es difícil para ti. Lo digo porque-

—Oh, ni lo pienses, Cornamenta —Sirius palmeó fuertemente la espalda de James—. Hace mucho que quiero darle un escarmiento a esa mujer.

—Muy bien —Remus sonrió—. Ahora, vamos a dormir para que mañana podamos dar un paseo antes de conocer a algunos jugadores.

—No, espera, Rem. Le diré a Regulus para que él nos ayude —dijo Sirius—. Seremos todos contra una.

James asintió frenéticamente y Remus se encogió de hombros.

—Y también podemos decirles a los otros —dijo James—. Ya sabes, aunque no nos caigan muy bien, Lucius y Snape tienen debilidad por Lily, así que la defenderán también.

— ¡Excelente!

—Les advierto que no haremos de esto un campo de batalla. —dijo Remus.

—Oh, qué va. También he visto que Ryddle tiene muy buen arsenal en maldiciones.

—No lo había visto desde ese punto —dijo James ante la sugerencia de Sirius—. Tendré que hablar con él.

—Oh, cómo me gustaría ver a mi querida madre al frente de Ryddle, Malfoy y Snape. ¿Te imaginas, Cornamenta? Y luego, llegaremos nosotros, los Aurores malos —James dejó salir una risita y Sirius continuó— También iremos con el profesor malo de Hogwarts, Remus Lupin Black. ¡Oh, mi querido amigo! Con sólo que Remus se presente con su nombre completo, mamá se ira de espaldas.

Las estruendosas carcajadas de ambos amigos acompañaron a Remus en su camino hasta la cama. Luego terminaron y Remus quiso pensar que todo había acabado, pero no. Nada era así de fácil con Sirius y James.

—Ya que estamos, de seguro no hace daño una pequeña broma a Lucius, ¿no crees, James? —susurró Sirius.

—Oh, sí. Luego podemos pasar a la tienda de Bellatrix y Ryddle. ¿Sabes que ambos están juntos? ¡Son el uno para el otro! —rio— Pero no por eso se librarán de nuestras bromas, ¿eh?

—Claro que no.

Remus puso los ojos en blanco y se dejó llevar por el sueño.


—Y así, lograras un mejor efecto en la fogata que quieras hacer —explicó Cedric con una sonrisa a un muy interesado Harry—. Eso te lo enseñarán este año, Harry. Estoy seguro.

—Bueno, pues mucho mejor que tú me lo hayas enseñado antes —Harry se removió inquieto en su asiento, intentando que el chico no viera su estúpido sonrojo—. Pues, quiero decir, que aprecio mucho que me hayas enseñado. De verdad, gracias, Cedric.

—No hay de que —Cedric sonrió y miró entretenido cómo Harry inclinaba la cabeza y se mordía un labio. Luego levantó la mirada y se encontró con los brillantes ojos verdes de Lily Potter fijos en él y decidió que era más sano alejarse un poco de Harry—. Creo que es mejor que me vaya a dormir. Mañana debemos salir temprano para ver a los jugadores de Bulgaria entrenar.

—Oh, es cierto. ¡No me lo quiero perder! —Harry sonrió abiertamente y Cedric se sintió otra vez atraído por esa sonrisa— Si veo que no despiertas, te golpearé con las almohadas —Harry rio. Cedric levantó las cejas con sorpresa y Harry quiso morirse—. Quiero decir, si… bueno, no haría eso, obviamente. No somos… eh…

—No te preocupes, Harry —Cedric se arriesgó a guiñarle un ojo y Harry tuvo suerte de no sufrir un latigazo cervical por girar la cabeza para mirar afanosamente a su madre. Cedric sonrió—. Me alegraré si me despiertas… Tengo un sueño muy ligero y suelo demorar en despertar.

—Sí, eh… claro —Harry se despidió con incomodidad y casi corrió hasta su madre, quien estaba sentada frente a un muy dormido Amos Diggory.

— ¿Qué tal tu nuevo amigo, Harry? —Lily le miró con maldad y Harry quiso cubrirle la boca para que no dijera más cosas que Cedric pudiera escuchar.

—Mamá… no pasa nada, lo sabes, ¿eh? —Harry susurró furiosamente— Cedric es mi amigo. Nada más.

—No estoy diciendo que sea algo más —Lily se encogió de hombros con inocencia.

—Mira, yo-

—Harry —la voz de Draco casi le hizo pegar un brinco en su sitio—, ¿podemos salir a caminar un rato?

El rubio estaba medio asomado en la entrada y miraba a Cedric con cautela. Lily observó todo con atención y dejó salir una carcajada antes de ponerse en modo mamá gallina.

—No, si quieres hablar con Harry, te vienes para acá, Draco —dijo, invitándole con un gesto—. Estas no son horas de salir por ahí. Harry, siéntate por allí y atiende a Draco.

—Pero mamá…

—Señora Potter —Cedric intervino con voz suave y dulce—, ¿puede decirle a papá cuando despierte, que no se le olvide tomarse su poción para el dolor? Es que yo estoy que me caigo del sueño, y no veo a mi padre capaz de despertar en un buen rato.

—Oh, no te preocupes, mi niño. Ve a dormir y yo me encargaré de Amos —dijo Lily para luego mirar a Draco—. Anda Draco, entra. Mira que Cedric ya va a dormir y Harry se quedará solo.

— ¡Mamá!

—Lo digo porque no tienes a alguien de tu edad para que conversen de sus cosas.

Cedric rio alegremente y sonriendo una última vez, se alejó hasta el rincón, donde su catre estaba acomodado. Draco siguió su camino con una mirada fulminante.

—Draco, entra —insistió Lily sonriendo— Además, ¿por qué éstas aquí a estas horas? ¿Sabe Narcissa que estás aquí?

Draco entró a regañadientes e ignoró a Harry olímpicamente.

—Ella tuvo que ir a dormir con la mamá de Blaise, señora Potter. Yo estoy esperando a que mi padre saque el mal olor de nuestra tienda.

—Pero ¿qué paso entonces? —preguntó Lily preocupada— ¿Por qué hay mal olor?

Draco titubeó un poco.

—Bueno… es que al parecer el señor Black y el señor Potter quisieron hacer una broma. Aunque en parte les salió bien, si no tenemos en cuenta que mi padre estaba preparado y… y ahora los tiene colgando de sus pies. Junto a la tienda.

Harry rio a carcajadas y Draco le acompañó, ambos sin tener en cuenta que los Diggory dormían.

Lily, en cambio, se levantó hecha una furia de su asiento y salió de la tienda. Los chicos le escucharon decir algo como: "Se lo tienen merecido. Ahora iré yo a ponerles escorpiones por todo el cuerpo". Draco y Harry rieron de nuevo hasta que por fin pudieron controlarse. Luego, Draco cambió completamente de humor y se cruzó de brazos mirando a Harry con sospecha.

— ¿Que hacías con Diggory? —dijo en voz baja.

Harry lanzó una mirada hacia los catres del fondo, comprobando que la espalda de Cedric se movía con respiraciones acompasadas. Cerca de ellos, el señor Diggory parecía muy dormido también.

—Sólo estábamos charlando, Draco —dijo Harry—. Él me enseñó a controlar completamente una fogata producida por un Incendio y hablamos sobre el juego de Quidditch próximo.

Draco entrecerró los ojos una vez más antes de dejarlo pasar y abalanzarse sobre Harry. Este lo recibió a tiempo, con los brazos abiertos, y ambos cayeron al suelo en medio de risitas.

— ¿Puedo quedarme aquí mientras mi padre soluciona todo? —dijo Draco acariciando con la nariz el pelo de Harry.

—Si por mi fuera, podrías quedarte a dormir conmigo, en mi catre. Todas las noches que nos quedan —Draco sonrió, todo dientes, y Harry le golpeó juguetonamente en la espalda—. No quiero decir eso, pervertido.

—Ambos sabemos que no es cierto. —rio Draco aferrándose más a él en ese apretado abrazo.

Harry también rio y besó ligeramente la coronilla pálida del otro chico. Draco levantó la cabeza al instante y miró a Harry fijamente.

— ¿Qué? —Harry preguntó con nerviosismo.

—Nada —dijo Draco después de un momento, sin apartar la vista. Luego bostezó de la manera más elegante posible e hizo un ruidito feliz en el fondo de su garganta—. Buenas noches, Harry. —dijo sonriendo para luego besarle fugazmente en los labios. Sus ojos se cerraron de inmediato y momentos después, su respiración indicó a Harry que ya estaba fuera de combate.

—Buenas noches. —murmuró Harry antes de atreverse a devolver el gesto que tan felices sueños le asegurarían esa noche.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).