Pretexto
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Kaminari parpadeó un par de veces y sus ojos dorados estaban llenos de asombro, quizás algo de confusión.
Kirishima tragó con fuerza al verlo tan sorprendido y que no estuviese con su tan propio vómito verbal lo estaba poniendo de los nervios. Sus manos sudaban y su estómago se negaba a soltar el nudo en que se había convertido, pero no era alguien que se arrepentía de sus decisiones, mucho menos cuando ya estaba en ello.
—Kirishima, no bromees con eso —dijo Denki riendo de forma forzada, tratando de parecer relajado. Movió su mano de arriba abajo para restar importancia.
—¡Por supuesto que no bromearía con algo así! —exclamó el pelirrojo sintiéndose ofendido. Jugar con los sentimientos de los demás no era nada masculino—. Me gustas.
Kaminari dio un respingo y lo observó, para luego llevarse una mano al cuello con incomodidad. Apenas lo miraba.
—¿Cómo sabes que es ése gustar? —preguntó Kaminari.
—Porque quiero hacer contigo cosas que no haces con tus amigos, ya sabes, tomarte de la mano, abrazarte, besarte… —intentó explicar con los nervios a flor de piel al imaginarse todas esas cosas.
Era la primera vez que se declaraba y aunque Eijirou había estado preparándose para ello por una semana, hacerlo no había sido fácil. Se decidió más que nada porque finalmente no se vio capaz de esconder sus sentimientos.
Muchas veces se sorprendía a si mismo mirando encandilado sus ojos dorados, la sonrisa juguetona que adornaba esos labios y el gesto se le contagiaba como un bobo.
Le gustaba esa parte infantil de Kaminari, que no se avergonzara por mostrar sus debilidades y miedos y que aun así siguiera adelante de forma valiente. Era optimista y aunque los demás no lo notaran debido a sus constantes bromas, Denki también era observador y un buen apoyo.
—Yo no soy una chica.
—Eso es obvio, Kaminari —respondió Kirishima frunciendo el ceño con algo de frustración. Sabía que no era el más brillante, pero tampoco era un idiota.
También estaba muy consciente de que su declaración no era de lo más común, pero Kaminari siempre se había mostrado de mente abierta, no creyó que aquello lo tomaría tan por sorpresa porque, además, él creía que sus sentimientos se habían hecho obvios con su actuar y que quizás su amigo se lo esperaba.
Kirishima estaba muy consciente de que sus miradas y gestos lo habían delatado hace bastante tiempo, eso también era un motivo para al fin tomar la decisión de hablar sobre sus sentimientos.
—Ambos somos chicos, hay cosas que serán más complicadas que con una mujer.
—Eso también lo sé —dijo dando un paso adelante, viendo como el rubio tragaba saliva y daba un paso hacia atrás. Estaba claramente nervioso y Kirishima muy frustrado—. ¿Crees que no he pensado en todo eso antes de confesarme?
El rubor atacó el rostro de Denki y Kirishima sintió su corazón latir con fuerza contra sus costillas ante tan adorable expresión.
—¿Y si esto termina mal? Kirishima, perderíamos nuestra amistad por avanzar con algo que no sabremos si funcionará.
—Eso tendremos que descubrirlo porque, de todos modos, nuestra amistad ya no podremos recuperarla. Mis sentimientos hacia ti ya no son de amigos.
Kirishima avanzó otro tramo y Kaminari esta vez no retrocedió, simplemente alzó las manos a la altura de su mentón, como para cubrirse, el rubor seguía aumentando en su rostro.
Ante ello, Kirishima sólo podía sentirse más ansioso. Quería besarlo de una vez por todas y su boca cosquilleaba pero no quería abrumar más al chico.
—Sal conmigo, Kaminari —susurró con la voz ronca, sus ojos suplicantes hicieron que el otro tragara con fuerza—. Prometo que me esforzaré.
—Kirishima…
—No más excusas —lo interrumpió negando con la cabeza—. Si es porque no te gusto, entonces lo aceptaré, pero todos los motivos que me has dado son meros pretextos. Entonces, ¿es así? ¿No te gusto también?
Kirishima tenía su mirada clavada en él, el rojo refulgía ante el sonrojo que adornaba sus pómulos y Kaminari se relamió los labios con nerviosismo. Por supuesto que le gustaba, ¿quién podría resistirse a semejante encanto? Y además de encantador, Kirishima era varonil. Muy apuesto.
Denki era bisexual pero creía que fijarse de esa forma en Kirishima no era correcto porque eran amigos. Él no quería perder aquel lazo solo por caer ante su encantadora personalidad.
Estaba asustado porque todo podía salir muy mal, pero si era sincero, se sentía muy feliz por la confesión. Halagado.
—Sí, me gustas —respondió casi en un susurro, sin atreverse a mirarlo de vuelta.
Kirishima no pudo con los nervios y se inclinó sujetándolo de los hombros para besarlo. Fue sólo un toque de labios, suave, no quería abrumarlo y el sonido al separarse lo hizo sonreír, tenía esos orbes amarillos clavados en él. Le devolvió la sonrisa.
Kaminari era alguien realista, lo más probable es que él fuera el que metiera la pata en el asunto. Estaba bastante seguro de ello, pero esa sonrisa dulce a pesar de los dientes afilados, removió algo en su pecho. Iba a hacerlo, iba a arriesgarse por ello. A la mierda todo, él quería descubrir todo lo que podía nacer entre ellos desde ese momento. Sin más excusas.