Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El chico de al lado por Midori Yaoi Grey

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Un saludito a Nikolaus. 

En punto de las ocho de la noche y yo aquí en tu puerta con la indecisión de si tocar o no... Pero no lo pensé demasiado al dejarse ver una silueta que ahora bien conozco, sale a recibirme.

-          ¿El cómo lo supe? - inicias la plática con tu elegante, pero juguetona sonrisa insinuando mi duda que debí delatar por mi expresión - nuestras puertas están cerca, así que es natural poder escuchar cuando esta se abre - y vaya que tiene razón... - eso lo he aprendido bien desde que nos hemos mantenido encerrados y más si eres mi único vecino de al lado.

-          Tienes buen oído - te sonrío de lado.

-          Otro de mis talentos - alzas tus hombros como si eso fuera una nimiedad - y en esta velada te mostraré el otro aspecto que puede tener lo que cocino. Pasa - abres totalmente la puerta y con una mano extiendes la invitación.

-          Gracias - me adentro en tu hogar que se encuentra levemente iluminado.

Es como lo imaginaba: ordenado y elegante.

-          Espero y tengas apetito. Hice varios platillos que sé que podrían gustarte.

"sé que podrían gustarte...". El simple hecho de que te tomaras la molestia era suficiente para mi pero... El que te asegures de saber mis gustos... Abre considerablemente mi vulnerabilidad ante ti. Ante esa radiante galantería envuelta en una camisa de algodón negra qué se en talla perfectamente a tu silueta qué desde cerca denoto como se marcan tus músculos tan varoniles.

-          ¿Ciel? - doy un respingo a tu llamado.

-          ¿Ah? ¿Qué?

-          ¿A qué planeta te fuiste esta vez? - sonríes de lado con un toque de humor.

-          Am, no, a ninguno. Perdona ¿me decías algo? - sacudes la cabeza divertido.

-          Sé que no puedo presumir de conocerte a la perfección si no tiene mucho tiempo en que nos conocemos, pero... - pausas unos segundos - creo que puedo asegurar ciertas cosas, y entre ellas está en saber cuando desaparece tu mente de este plano - ahora tu sonrisa se volvió a una pequeña, pero con un significado sincero, de que hablas en serio. Y eso... Sacudió mi interior.

-          Tienes razón. Creo que me conoces bien en poco tiempo - te devuelvo la sonrisa - ¿otro de tus talentos? - ahora te sonrío con picardía, tomándote por sorpresa.

-          En efecto. Otro de mis talentos y que espero poder mostrarte todos conforme a la ocasión - trago con dificultad al imaginar las posibilidades de tus... Habilidades... - y hace unos minutos te pregunté si ya tenías hambre o nos esperábamos un poco más.

-          Toda la agitación de las juntas me abrió mucho el apetito.

-          Entonces - pasas tu brazo derecho posándola en mi espalda para dejar tu mano en mi hombro y con la izquierda señalas de manera diplomática hacia la mesa - cenemos en honor a ti.

Me diriges aún en este caballeroso "agarre" hacia el destino y mientras tanto temo qué en tu cercanía embriagante, te des cuenta de mis latidos errantes. De esos que escuchas hasta la cabeza.

-          Gracias - te agradezco al otorgarme tu gesto educado con la silla para que pueda sentarme.

-          Espero que tu estómago tenga gran espacio - sentado doy la vuelta para seguirte en tu caminar mientras me hablas - porque hice mucha comida. La entrada, el platillo fuerte y por supuesto el postre - siento mis ojos iluminar por la última revelación - y apostaría millones de dólares en que acierto a saber que te gustará - yo también lo apostaría...

-          Huele de maravilla - y no sólo lo digo por la comida...

Te detienes a mi lado colocando los platos con los alimentos, los utensilios y dos copas que vas llenando de un vino que conoces bien que me gusta.

-          Un brindis por el cumpleañero. Por tener ya veintisiete y verse de dieciséis.

-          Ja. Ja. Ja - digo con sarcasmo - muy gracioso. Me lo pensaré en contarte algo de nuevo - alzó mi copa imitando tu acción para hacer chocar ambas dejándose escuchar el "clinck" de los cristales.

-          Para nada. Ha sido todo un cumplido - te defiendes sin borrar esa sonrisa burlona qué intenta falsamente verse ofendida.

-          Si, claro...

Ambos bebemos de nuestras copas complacidos por la sustancia que baña el paladar de cada uno. Y que mi sistema agradece al sentir los efectos estimulantes erizando cada poro de mi piel.

. . . . . . . . . . . . . . .

-          Creo sinceramente - coloco los utensilios sobre el plato como símbolo de haber terminado - que mañana veré unos kilos extras en la báscula. Aunque realmente ya lo he ganado desde el inicio del encierro. ¿Qué? - te pregunto al notar tu cara de incrédulo.

-          ¿Tú?, ¿subir de peso?, ¿de dónde? Qué sigues igual - descansas tu espalda en el respaldo de la silla observándome, o más bien, inspeccionándome. Casi como si pudieras ver debajo de mi ropa...

-          Tal vez no lo parece a simple vista, pero yo si lo noto. Lo siento en mi ropa y al verme en el espejo - me defiendo sin sentirme ofendido, lo contrario, me cohíbe un poco que estemos hablando de mi cuerpo...

-          Desde que nos conocemos es la primera vez que diré esto - te cruzas de brazos - no puedo creerte.

Abro y cierro la boca al quedarse atascado las palabras de quería utilizar para replicarte, pero pudo más el poder qué ejercen tus ojos al no saber exactamente lo que significan mas tienen un gran efecto en mi al grado de callarme cuando soy un maestro en defenderme, de salirme con la mía.

Y no ayuda el qué sigas queriendo entrar en mi estabilidad al no quitar tu mirar sobre mi. O creo que eso es lo que realmente quieres.

-          Claro. No puedo comprobártelo - digo rendido. Antes de que esto tome otro giro - pero puedo asegurarte que así es. Lo juro -alzo las manos en defensa.

Tu silencio y tu expresión al mirarme seriamente con tu mano en el mentón, me provocan un escalofrío que está lejos de significar desconfianza o terror. No. Es lo opuesto.

-          De acuerdo - dices al fin - te creeré del momento - vuelves a tu postura habitual provocando que exhalara el aire que no sabía qué había contenido - ¿qué tal si seguimos con el postre? - te pones de pie para empezar a levantar los platos qué acabaron limpios de vacíos y los utensilios.

-          ¿Te puedo ayudar en algo?

-          Descuida - tomas un momento para verme - eres el invitado especial - me guiñas el ojo para llevarte todas las cosas al lavabo.

-          Gracias. De verdad estuvo delicioso todo.

-          Me alegra saberlo - aunque estás de espaldas hacia mi, creo que pude escucharte sonreír.

-          Por cierto ¿dónde está Blacky? - poso la vista en lo que alcanzo a ver al rededor del departamento - creí que estaría cenando con nosotros.

-          Así era, pero al parecer pudo más su visita al mundo de los sueños. Por eso no le seguí insistiendo para que despertara. Se quedó en mi habitación.

-          Ya veo. Me hubiera gustado verlo.

-          No te preocupes. Me pidió que te festejara por lo dos - tu cálida voz me hizo erizar al escucharte muy de cerca en mi oído - nuevamente: feliz cumpleaños.

He quedado sorprendido cuando dejas frente a mi una obra de arte en un pequeño pastel de chocolate perfectamente decorado con una velita en medio, siendo lo más llamativo un adorno en forma de sombrero de copa y una placa que tiene escrito mi nombre con una caligrafía de envidia.

-          ¿De verdad hiciste esto?, ¿acaso eres humano? Ya tengo mis dudas, esto es... - quedo sin habla - increíble. Muchas gracias - te miro con una gran sonrisa sincera.

-          Ahora yo tengo algo que agradecerte - cambio mi semblante a uno confundido - por regalarme una sonrisa tan radiante qué brilla más que el fuego de la vela - ante tus inesperadas palabras, en mi rostro se esparce un escozor que se acumula en mis mejillas.

-          Uh. Gra-gracias - evado la mirada hacia el pastel por esta inevitable pena.

-          No te apenes - te escucho una risilla a lo bajo -  es la verdad. Tienes una linda sonrisa - te separas de mi lado para sentarte en tu lugar - es momento de que pidas tu deseo.

-          ¿Qué?, ¿en serio?, ¿a esta edad?

-          A esta edad. Claro. Vamos, ¿qué tal si el poder de los deseos de cumpleaños hace realidad lo que quieres? - ahora yo te miro incrédulo - anda. No pierdes nada.

-          De acuerdo. Tu ganas - antes de pensar en ese dichoso deseo, me viene a la mente el poder recordar este momento - espera. Antes de eso - saco mi celular del bolsillo para poder tomar una foto de este precioso regalo qué deseo guardar para siempre una vez que esté pronto en mi estómago - sería un desperdicio no tener un recuerdo tan único.

Sin poder quitar de mi rostro una sonrisa, voy buscando el ángulo perfecto haciendo varias tomas hasta que el sonido de un "click" ajeno al de mi cámara me despierta de mi concentración.

Alzo la mirada buscando el artefacto que emitió aquel sonido, pero no encontré nada en tus manos que delatara tu acción para que pudiera haber reclamado.

-          ¿Conseguiste la toma? - me sonríes cálidamente haciendo que quite toda sospecha.

-          Si - guardo mi celular para volver a enfocarme en ti para expresar: - nuevamente: muchas gracias - te regalo la misma sonrisa que antes me expresaste que había sido de tu agrado - ha sido un cumpleaños increíble. La he pasado, y sigo pasando muy bien contigo. - no sé si fue mi imaginación, pero te noté entrar en nerviosismo.

-          Aunque no es mi cumpleaños, yo también siento lo mismo y te agradezco el que me permitieras celebrarlo contigo - un latido fuerte se hizo presente qué incluso apostaría qué pudiste haberlo escuchado - ya es momento de que pidas tu deseo, antes de que la llama consuma la vela y pierdas una buena oportunidad.

-          Claro. El hada de los cumpleaños. Bueno, veamos...

-          Pero debes cerrar los ojos. Si no, no tendrá efecto.

-          ¿En serio eres mayor que yo? - digo con burla.

-          Y por eso soy más sabio. Anda, hazlo. Pides tu deseo con los ojos cerrados, concentrado, y soplas la vela.

-          Al menos sé eso, gracias. Aquí vamos.

Cierro los ojos como lo dictado por ti. A pesar de que siento que esto es una tontería, me tomo la molestia en concentrarme en pedir un deseo. Un deseo que muy en el fondo de mi, me encantaría que de verdad se pueda hacer realidad. Y si eso sucede... Soy capaz de creer hasta en el hada de los dientes.

Ya con el deseo en mente, soplo hasta percibir el olor del humo de la vela y con ello, de nuevo aquel sonido de "click", pero más bajo haciendo qué abra los ojos tratando de ahora si dar con el responsable que emite el ruido. Nada.

-          ¿Qué deseo pediste? - preguntas curioso.

-          ¿No qué eres sabio? - me burlo un poco - si lo digo no se hará realidad.

-          Cierto. Como pude olvidarlo - me sigues el juego - espero que se cumpla.

-          Yo también.

Yo también...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).