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Los Drabbles de Diciembre- 20 por Arince Bezariune

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[Moke x Lui]

El ruido de su celular lo despertó.

Se removió entre sus cobertores, la temperatura había descendido los últimos días, por lo que las abrigadoras ropas y sobrecamas habían hecho su aparición.

Se talló un poco los ojos con una mano mientras con el otro buscaba su teléfono, reconociendo el tono de llamada de la persona.

Miró rápidamente la hora, observando que eran casi las seis y media de la mañana.

¿Su pareja estaba despierta a estas horas? ¿Había pasado algo malo?

Desconectó el cargador y contestó.

—¿Lui?

—¡Esta nevando, Moke! ¡Esta nevando! —La emocionada voz de su novio no se hizo esperar, casi podía verlo saltar por ello—. ¡Mira tu ventana!

—Lui, ¿siquiera dormiste algo?

—¡Oye! ¡Me levanté al baño cuando vi que empezó a nevar!

—¿A que hora te fuiste a dormir? —Lui se quedó unos momentos callado.

—A las tres de la mañana... ¡Pero el punto no es ese! —exclamó antes de que fuera reprochado—. ¡Esta nevando!

Moke corrió la cortina de su ventana, apenas estaba comenzando a aclararse un poco el cielo.

—Aquí en mi casa no esta nevando —dijo al mirar el panorama.

—¿De verdad? Ow, quizás en un rato comienza a hacerlo.

—Probablemente... ¡Oh! Ya empezó —comentó al ver el primer copo de nieve caer junto a su ventana.

—¡Yey! No te levanté en vano entonces —rio suavemente—. Lamento eso, me emocioné de más.

—No te disculpes —dijo Moke viendo el paisaje blanco que se comenzaba a formar poco a poco—. Eres muy emocional, y es algo que me gusta de ti, así que no te disculpes, no es como si nevara todos los días.

—Supongo —Se quedaron en silencio un momento mirando los copos antes de que Lui volviese a hablar—. Te extraño.

Una sonrisa triste apareció en el rostro del de cabello azul.

—Yo también te extraño.

La cuarentena más larga de la historia les había afectado a ellos. Moke, siempre tan analítico, sabía que esto iba a escalar tan pronto vio las noticias, y desde marzo sabía que, como mínimo, estarían así hasta septiembre si las personas hacían caso, cosa que no fue del todo, por lo que fue arrastrado hasta diciembre y probablemente sea hasta el verano del año que estaba a la vuelta de la esquina.

A él no le había sido muy conflictivo, siempre siendo organizado con la escuela y de poco salir, poco contacto con la gente.

Cosa diferente de Lui, una persona que amaba salir aunque sea solo a caminar al parque, de abrazos y besos con la gente que amaba, y que las clases en línea le fueron un martirio ya que se le dificulta concentrarse en el mismo espacio que el asociaba a su lugar de relajación.

Por supuesto que Moke puso todo de su parte para que la cuarentena le fuera más amena a Lui, pero sabía que incluso las pequeñas visitas que le hacía en la puerta de su casa para darle algunos de los bocadillos que tanto amaba junto a una pequeña charla no le eran suficientes al rubio. Él necesitaba contacto físico, pero no podía dárselo. Después de todo, los padres de Moke son médicos, y aunque no estén en la primera línea no significa que no tengan un mayor riesgo de contagio que una persona promedio.

—Este año ha sido un año horrible, cerebro —contestó Lui con el apodo que le puso a su novio. Después de todo Moke era el cerebro de la relación, la persona analítica, Lui era el corazón, la persona sentimental.

—Lo sé, corazón, pero ya hay un luz al final del túnel. Así que ya estaremos juntos otra vez.

—Espero que me lleves a comer algo en el parque una vez que esto acabe. —dijo el rubio, haciendo reír suavemente al contrario.

—Con gusto, la verdad es que incluso yo ya estoy un poco cansado de solo ver mi casa y la calle de enfrente. Hasta disfruto el camino cuando voy a tu casa para variar las vistas.

—El señor ermitaño ya no es tan ermitaño —rio antes de bostezar—. En fin, creo que ya me iré a seguir durmiendo.

—Yo no sé si pueda regresar a dormir, pero lo intentaré.

—Seguro puedes. Descansa, te amo.

—Yo también te amo, descansa. —Y con ello finalizó la llamada.

Moke miró los copos de nieve unos minutos antes de acostarse nuevamente.

Sabía que no mucho iba a cambiar de un año para el otro, pero quería aferrarse a la esperanza de que todo iba ir perfectamente por primera vez en su vida.

 


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