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Lágrimas de Sangre por Nami Nkz

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A mitad de la noche notó que Zoro serpenteó hacía él , rodeó su cintura con su brazo y acarició su estómago con la yema de sus dedos. Se sintió un tanto extrañado y pensó que el marimo seguía despierto. “¿Estás despierto?” preguntó pero no recibió más que una ronca respiración en su oído, como un quejido adormilado como respuesta. Sonrió y sostuvo el brazo en su abdomen, su otra mano acomodó la almohada bajo su cabeza y entonces miró hacía la ventana. Dejó salir un largo suspiro y cerró sus ojos para intentar regresar a dormir. 

 

Juraría que no había pasado mucho tiempo, en su cabeza sólo habían sido unos pocos minutos pero la luz del sol que entraba por la ventana y acariciaba su rostro le dijo que era hora de levantarse ya. Zoro seguía abrazado a su cintura y él tanteó con su brazo la cama para encontrar su teléfono celular y encender la pantalla. Suspiró con pesadez cuando vió “9:11 am" en la pantalla y se preguntó si su celular se habría adaptado por su cuenta a la ubicación geográfica.

 

—Zoro... — Talló sus ojos e intentó quitarse el peso del Roronoa de encima. El moreno apenas se quejó y él pudo por fin levantarse de la cama. Su pijama y su cabello eran un total desastre y aún sentía los ojos arenosos, pues si no recordaba mal sólo habían dormido unas pocas horas, quizá sólo cuatro. Entendía que Zoro se sintiese con total libertad en aquella casa, es de su padre y hermana después de todo y en ella vivió los primeros años de su vida, pero él en cambio no estaba cómodo del todo aún.

 

Se incorporó y acomodó el pantalón de su pijama. Caminó descalzo hacía el espejo para peinar su desordenado cabello como él acostumbraba, cubriendo uno de sus ojos. No prestó atención a la casi ya desvanecida mancha en una de sus mejillas, ni tampoco en lo que su camiseta blanca dejaba enseñar en su cuello. Deslizó la puerta y salió de la habitación con sus pies descalzos. Escuchó algunos golpecitos cerca de ahí y comenzó a seguir ese sonido hasta la cocina. 

 

Algunas horas más tarde Zoro descubrió el vacío en la cama y se incorporó rápidamente. Faltó con mirar un poco a su alrededor para darse cuenta que el móvil de Sanji aún estaba ahí. Dejó la cama tal como estaba y caminó fuera de la habitación, no por qué le algo le preocupase, sino por qué tenía curiosidad sobre lo que Sanji hizo al levantarse. No le hizo falta recorrer demasiado los pasillos y se quedó atónito cuando escuchó a Sanji y su hermana reír. Los tres sentados en la mesa, arrodillados en los cojines.

 

—Nací en Francia, pero viví unos cuántos años en Japón antes de ir a Estados unidos. — Escuchó a Sanji, aparentemente ninguno se dió cuenta de su presencia antes de que él deslizara la puerta. —Buenos días Zoro. — Sanji le miró y sonrió con una taza de té acercándose a sus labios. Él aún vestía su pijama, a diferencia de su hermana que al parecer estaba lista para salir y su padre, vestido con el yukata negro tradicional sentado en el piso, frente a Sanji.

 

—Buenos días. — Observó a su alrededor un momento, cuando pensó en presentar a Sanji como su pareja frente a su padre y hermana, jamás imaginó tal escena. Sanji se veía feliz, quizá un poco más de lo usual.

 

—Ven, siéntate aquí.— Escuchó su vocesita y le miró desde arriba, Sanji estaba señalando a su lado el zabuton* para indicarle que debía sentarse ahí.—¿Dormiste bien? — El ambiente era tan ligero y transcurría con extraña naturalidad. Cómo si todo lo demás se hubiera detenido, pudo ver la sonrisa enorme de Kuina mientras le narraba algo interesante a su padre y la de Sanji mientras esperaba una respuesta.  

 

—Así que~ uhm...— La voz de Kuina le sacó repentinamente de sus pensamientos. — Creí que escogerías a una chica omega. No me malinterpretes, Sanji es un chico adorable. — Dijo ella antes de darle un trago a su té. 

 

—¿Eso crees? — Movió su taza un par de veces antes de darle un sorbo. 

 

— Por supuesto. Es obvio que a papá también le agradó. Es cuestión de tiempo para que esté pidiéndote nietos. — 

 

—No hemos hablado de eso. No creo que lo haya contemplado siquiera. — El día había transcurrido con completa normalidad. Poco después del encuentro en el comedor, se sorprendió al ver a Sanji cocinando. Obviamente no era la primera vez, él era cocinero después de todo y aún así no había tocado un cuchillo desde que salió del hospital hasta ese momento. Su padre y hermana llenaron de elogios a Sanji después de probar su comida y contrario a lo que él creía, parecía que esta vez el blondo no era feliz con ello. 

 

Kuina le ofreció tomar té con ella después de la cena. Eran aproximadamente las 8pm y él ya estaba dispuesto a responder cada una de las preguntas de su hermana por más vergonzosas que estas fueran. 

 

— El kare rice* de Sanji era absolutamente delicioso... tienes mucha suerte. — Suspiró ella. —Qué maravilla es tener a alguien que cocine así para tí, ¿No lo crees? — 

 

—Supongo que sí. — Se abstuvo de contarle algo íntimo de su pareja a su hermana. Sabía lo impulsiva que era ella y no quería que Sanji pensara lo peor de él y perder su confianza a principios de la relación. Prefirió cambiar de tema, sabía también lo terrible que era Kuina para guardar secretos. — ¿De qué hablaban por la mañana?

 

—¿Tienes curiosidad?... Para cuándo Sanji llegó, padre y yo estábamos desayunando. — Hubo una pequeña pausa en la conversación, Kuina intentaba recordar mientras terminaba con su té. —Nos habló sobre una mujer. Al parecer nuestro padre se encontró con ella en algún viaje y eso hizo feliz a Sanji. Luego dijo algo sobre un restaurante y su abuelo. Oh, por cierto ¿Dónde está el?

 

— Está dándose un baño probablemente. — 

 

—Una cosa, Zoro.¿Sanji tiene mascotas? ¿Un gato quizá? — 

 

—No, ¿A qué viene eso tan de repente?

 

—Solo curiosidad. — Intentó excusarse. Zoro entendía que debía haber una razón más allá de mera curiosidad, pero no quiso continuar con esa conversación. Recordó aquél momento en el que Sanji le dió la espalda para acomodar las mangas de su camisa cuando no se había dado cuenta de su presencia. Sin hacer un sólo ruido, observó cada movimiento de ese muchacho rubio y se sorprendió por su gran destreza con los cuchillos, aún que por un segundo le pareció ver pequeñas líneas marrones en sus brazos. 

 

Aún cuando el Vinsmoke se dio cuenta de que lo observaba, no sé detuvo en ningún momento. Ni tampoco intentó cubrir los "rasguños" en sus muñecas y dorso de la mano. Él parecía feliz, ignorando completamente el mundo a su alrededor. Su padre llegó poco después y se maravilló de la misma forma que ella.

 

Su hermano se levantó de su sitio y dijo que volvería a dónde se encontrase Sanji. Rio para sí misma, jamás esperó encontrar a su hermano tan rendido ante los encantos de una chica, mucho menos de un chico omega y estaba feliz por él sabiendo que había decidido correctamente.

 

 ............ZS...........

 

 

— Aún es temprano para irse a dormir. — Deslizó la puerta, encontrándose con el blondo acomodado en la cama, con su teléfono celular entre las manos. —¿Qué estás haciendo? — 

 

— Chopper, Usopp y Luffy siguen preguntando cuando volveré al Baratie. — Respondió con una pequeña sonrisa en sus labios. —Cuando les dije que volvería la semana entrante tuve que quitar el altavoz o me habrían dejado sordo. Están muy emocionados. —

 

—Y con razón. Pensé que tendría que esperar hasta año nuevo para probar tu comida otra vez. — Sanji peinó su cabello hacia atrás, sintiéndose alabado.— Sigue siendo magnífica. — Notó que el rostro del blondo enrojeció. — Iré mañana al centro comercial. ¿Quieres acompañarme? —

 

—¿A qué irás? Mañana caerá mucha nieve. Quédate y prepararé chocolate caliente para tí. — Intentó parecer coqueto, incluso se acercó a él para recibir mimos y lo consiguió. Zoro acarició su cabello y él recibió gustoso esas caricias. 

 

—Se acerca navidad y no hemos preparado nada aún. —

 

—Lo había olvidado.— Se alejó de Zoro, encendiendo la pantalla de su teléfono que segundos antes se había apagado. Era cierto, el calendario le decía que faltaba poco para esa fecha especial y ahora que lo recordaba, durante el camino pudo ver todo tipo de adornos además del paisaje ligeramente nevado. Quizá estaba demasiado nervioso para notarlo, así que cuando esa nube de ansiedad se disipó de su cabeza pudo ver todo con mejor claridad.

 

— El clima está muy extraño últimamente. Hacía mucho tiempo que no veía caer nieve en éste lugar. — Zoro redirigió la mirada hacia su teléfono, lo encendió un momento y entonces lo apagó para prestarle más atención a Sanji. — ¿Vas a acompañarme?

 

—Si, por supuesto. — Vió dibujarse una sonrisa en el moreno. Su familia no solía festejar las navidades, así que no estaba muy seguro de lo que era celebrarlas en un país asiático, sobretodo por la diferencias de cultura pero se lo preguntaría más tarde a Zoro. 

 

Estaba tan perdido en sus pensamientos respecto a cómo era posible que pudiese olvidar algo tan importante que no notó cuando Zoro se acomodó en las sábanas y se acercó a él, su teléfono móvil era lo único que marcaba distancia entre los dos. Levantó un poco el rostro y miró a Roronoa, algo así como un “¿Qué quieres?”.

 

—Déjame darte un beso. —

 

—Oh, marimo. — Su forma de pedírselo fue un tanto infantil pero le causó mucha gracia. Zoro sonrió cuando le vió reír y le interrumpido con el beso que anhelaba. — Buenas noches Zoro.

 

Notas finales:

Kare Rice: significa el curry (KARE) con arroz (RAISU). Es uno de los platos más populares de Japón.


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