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Lágrimas de Sangre por Nami Nkz

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Notas del capitulo:

Qué tal, mis amores, cuánto tiempo :(.

Tengo que decirles un par de cosas, literalmente hace un mes que un hijo de su madre me robó mi celular, ahí era donde yo tenía muchísimas cosas ya adelantadas, las escribía ahí en mis tiempos libres y el día que me lo robaron perdí todas esas cosas. Por esta misma razón, es que ya no volveré a Wattpad. The Artists Hands ya tenía un capítulo publicado en esa plataforma pero ya no volveré a actualizar en ella. 

Cada vez tengo menos tiempo para actualizar T-T y más ahora que tengo que empezar muchas cosas desde cero :c me da muchísima pereza empezar nuevamente en esos fics pero también tengo mucha ilusión por publicarlos, así que comenzaré de nuevo.

Su cuerpo dócil reposó sobre el musculoso cuerpo del pelirrojo, se sentía ligero como una pluma pero no podía moverse, sus brazos no eran capaces de levantar su peso y sus piernas estaban débiles también. Aún entre la consciencia y la inconsciencia podía sentir las manos grandes recorriendo su espalda y sosteniendo inútilmente su cintura. Era el dolor el que le impedía caer en la inconsciencia, no le habían preparado adecuadamente y ardía como un infierno. 
 


Kidd le tomó el rostro con una mano e hizo que le mirara a los ojos, se burló de su mirada agotada  y le obligó a unir sus labios con los suyos. Tuvo el chance de observar lo que estaba sucediendo cuando Kidd se incorporó sobre sus codos. Se alarmó cuando vió al otro hombre extravagante masturbarse a sus espaldas, con la intención de unirse también.
 


De pronto, sólo pudo sentir un intenso dolor. Derramó muchas más lágrimas y empuñó la ropa del pelirrojo; fue incapaz de escuchar sus propios gritos y gemidos de dolor.
 


— Dime, bonito—. Comenzó Eustass a susurrar cosas desagradables a su oído. —¿Qué haría Roronoa si te viera así, eh? Con dos pollas dentro de ti. ¿Se uniría a nosotros? —. Gimoteó Kidd. 
 


—¿Por qué... me haces esto...?—.Eustass no fue capaz de escuchar su ronca voz. Sollozó, el hombre no paró de burlarse de él susurrándole al oído. — Zoro... —. Inesperadamente, Kidd comenzó a culparlo y el no sabía la razón. Le reprochó una y otra vez sobre cómo el le había engañado. — ...eso... no ... ¡ugh! —. 
 


—¿No lo recuerdas?... — Suspiró Kidd con un todo agresivo. Lo único que él recordaba era como el pelirrojo le hacía una escena de celos cada vez que él tenía cualquier interacción con otra persona que no fuera él, ya se tratara de un cliente o un amigo; como le había prohibido salir de casa y las palizas que le esperaban por no obedecerlo.
 


Eustass sí que le había puesto los cuernos más de una vez y él se las perdonó todas esas veces por qué realmente llegó a quererlo y no le gustaba estar solo; soportó todos aquellos maltratos y trató de hacer que la relación funcionara olvidando todos los golpes y las humillaciones. Fue irónicamente cuando tocó fondo que se armó de valor para echarlo de su casa, para que no estuviera ahí cuando él decidió acabar con su propia vida.
 


Después de llegar cansado del trabajo le esperaba seguir, haciendo de su sirvienta; y cuidado con que le negara a hacer algo. Al principio sí que podía ver aún que fuera un poco de arrepentimiento en su rostro luego de ver su sangre goteando de su nariz y por lo menos se disculpaba con un “lo siento" o decía “prometo que no volverá a suceder", sin embargo, con el tiempo sólo veía en él que aumentaban las ganas de hacerle daño de gravedad cada vez que se enfadaba.
 


Le tenía miedo a él y lo que pudiera hacer con su cuerpo al hallarlo sin vida en su bañera, por eso encontró el valor de sacarlo de su casa y poder así morir en total tranquilidad. Realmente le hizo sentir que él no era nada si ellos no estaban juntos, le hizo depender de su presencia y sus maltratos. 
  

— Ha sido divertido —. El hombre igualmente rubio le alzó en brazos mientras que Kidd se arreglaba para salir. — Yo me iré....y tú te quedarás aquí—.
 


Eso fue lo último que le escuchó decir, se había quedado dormido mientras lo acomodaban en esa cama. 
 
 


.............ZS..............
 
 


 Eran aproximadamente las once y cuarto de la noche, iba recién manejando de regreso, al acercarse a su propia casa pudo ver fuera de ella una patrulla de policía y supo que algo estaba pasando; se preocupó inmediatamente por el estado tanto de su pareja como de la chica de lo acompañó durante todo el día. Insertó la llave en la puerta y entró en su hogar.
 


—¿Qué está pasando aquí? — Vió  al oficial que estaba  de pie frente a la chica quién sostenía una bolsa azul en uno de los laterales de su cuello. En cuánto le miró, los ojos de la pelirroja se inundaron de lágrimas. —¿Dónde está Sanji? —. 
 


—¿Qué es usted del joven Vinsmoke? — Preguntó el agente de policía.— El señor Vinsmoke ha sido víctima de un secuestro—.  Respondió el uniformado después de él haberle dicho ser la pareja del blondo. —¿Podría hacerle unas preguntas?—.
 


No sabía cómo reaccionar ante esa información, había quedado completamente en shock. Se llevó las manos a la cabeza y se repitió varias veces que eso que había escuchado no era posible. Tomó asiento al lado de Akane y le pidió que le contara lo que había sucedido mientras el no estaba. La chica que al igual que él estaba hecha un mar de lágrimas, no podía responderle frases muy largas, sólo decía frases cortas y aleatorias sin mucho sentido.
 


Aceptó responder todas las preguntas que el hombre tenía para el y tiempo después tuvo que hallar algo de fuerza para consolarse a sí mismo y a la chica; calmar en ambos aún que fuera un poco de la impotencia que sentían y poder descansar por lo menos unas cuantas horas.
 


Al salir de la oficina esa noche quería llegar a casa y llenar de mimos hasta el hartazgo a su chico y por el contrario, sólo recibió una trágica noticia; se quedaría en él la duda si volvería a ver a su amado con vida otra vez y la preocupación por lo que el blondo debía estar pasando estando tan lejos el uno del otro.
 


Horas después de meterse en la cama y de haber dado miles de vueltas en ella para poder descansar, despertó enmedio de la madrugada, con un terrible dolor de cabeza; se nubló su vista y le inundaron horribles ganas de vomitar. En él reinaba un agobio profundo y tristeza, que no era suya y que en unos instantes se transformó en ira. Recordó entonces que la marca que había dejado en Sanji tenía un par de meses restantes para estar completamente curada*. 
 


Él también podía sentir las emociones del blondo y se combinaban con las suyas, todo por medio del vínculo físico que los unía. Este vínculo desaparecería pronto y entonces sería incapaz de sentir algo de él o saber si seguía con vida; que la marca en su nuca que lo une a él desaparezca y que su piel sane les permitiría a los captores dejar una nueva marca en su piel y también, hacer lo que ellos quieran con él.
 


Luego de unos minutos, se comenzaron a escuchar ruidos fuera de su habitación, como el llanto desesperado de un animal, acompañado por los rasguños en la puerta; este último consiguió abrir la puerta antes de que él tuviera que levantarse. En el momento en que le permitió al perrito subir a su cama y hacerle compañía, alcanzó a distinguir una de las camisas de Sanji abandonada en el buró que estaba de su lado de la cama. El perro apoyó sus dos patitas delanteras en sus muslos mientras él tomaba la prenda en sus manos; derramó unas cuantas lágrimas más y volvió a acostarse.
 


Ésta vez le tomó mucho más tiempo consiliar el sueño, en cambio el pequeño animal debajo de las sábanas cayó rendido en un instante. 
 
 


 
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— Buenos días~ —. Dormía plácidamente hasta que alguien abrió la puerta de su habitación. Esta persona recorrió el cuarto hasta estar a los pies de su cama donde se quedó parado a observarlo. —¿Ya despertaste? —. El hombre continuó hasta donde Sanji pudiera mirarlo y ahí se detuvo. — Hoy tengo muchas cosas que hacer... ¿Sabes lo que es esto, cariño? —. Doflamingo sacó un teléfono celular de su bolsillo, ese era su teléfono, lo reconocía perfectamente por la funda blanca y la ubicación de la cámara. — No ha sonado desde que llegaste... ni una sola llamada o mensaje —.
 


—... estás mintiendo... — Susurró, con algunas lágrimas amenazando por salir y caer de sus ojos. El rubio sonrió y negó con la cabeza mientras dejaba el móvil en el pequeño mueble detrás de él. —“El marimo realmente está buscándome, ¿Cierto?” —.Se mordió el labio para impedir que se le escaparan unos sollozos y escuchó la risa de ese hombre, que luego de meter las manos a las bolsas de su pantalón, continuó:
 


—Ya que te quedarás aquí, deberás acatar algunas reglas —.
 


— No lo haré, no seguiré órdenes tuyas jamás, maldito—. Dijo al borde del llanto. Doflamingo se rió en su cara a la vez que tomaba el teléfono y lo guardaba nuevamente. 
 


— No te rompas tan pronto, pequeño. Me gustan difíciles—. Le dijo con una gran sonrisa malévola, luego miró alrededor un par de veces entre la oscuridad y se volteó hacia él de nuevo. — Si eres buen chico esta habitación no estará tan vacía. En esa puerta está el baño—. Dijo lo último después de una pausa. Encegida comenzó a enumerar las reglas que debía seguir.— Te quiero siempre tan limpio como sea posible, ¿De acuerdo?—.
 


Prefirió quedarse callado y asintió mientras se incorporaba lentamente de la cama; abrazó sus rodillas cuando escuchó al otro decir que sólo podrían ofrecerle un plato de comida al día y unos cuántos vasos de agua, seguido de burlas crueles hacia su físico, una vez que el hombre se cansó de decirle que estaba un poco subido de peso y hacerle sentir más enfadado que triste, salió aún riendo de la habitación que estaba casi a oscuras, dejándolo solo por algunas largas horas. 

 

Notas finales:

No recuerdo cuándo fue la última vez que actualize este fic y no tengo idea de cuándo vuelva a hacerlo. Estaré trabajando en lo que perdí, pero prometo que volveré jaja. 

 

En fin, hasta luego, mis amores.


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