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Lágrimas de Sangre por Nami Nkz

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Había olvidado cuánto tiempo llevaba en ese lugar, tenía hambre y sed; su cuerpo aún está herido y resentido. Le han castigado por todas aquellas veces que le han descubierto intentando escapar y ahora simplemente está cansado, perdió la cuenta de los días que lleva atrapado ahí con poca comida. Ahora mismo sólo está acostado en la cama sin hacer absolutamente nada, con la mente en blanco.
 
 
Doflamingo le visita cada cierto tiempo y le trae comida o regalos para hacerlo sentir “mejor"; almenos ahora tiene un armario con un poco de ropa. Mientras el rubio de lentes saciaba su hambre con su cuerpo una vez más, él recordó cómo cuando aún en su relación tóxica Kidd se metía en la cama para tocarle y molestarle cuando dormía y le hacía pensar que no tenía ningún derecho de quejarse, pues solo existía para satisfacerlo a él. 
 
 
Un día él intentó hacer lo mismo y no salió como esperaba. Eustass bajó su calentura a base de maltratos y cuando preguntó el por qué él no podía sacrificarse para satisfacerlo un momento, la respuesta que recibió le dejó temblando. —“Tú sólo harás lo que yo te diga cuando y donde te lo permita... por qué tú me perteneces"—. 
 
 
La persona que él deseó no lo correspondía y la que su rubio amaba sinceramente había dejado ese plano de la existencia hacía un tiempo atrás. Lo que había empezado para sanar las heridas de ambos se transformó en un juego extremadamente cruel a partir de un malentendido. Sanji realmente había sentido algo de cariño por él y Kidd se aprovechó de eso, ¿La razón? A ninguno de ellos les gusta estar sin compañía.
 
 
En el momento en que el mayor se levantó de la cama, le miró con lágrimas en los ojos y le preguntó.
 
 
—¿Por qué?—. No comprendía. Kidd nunca le demostró amor, ni al principio ni al final. ¿Por qué se tomaría la molestia? Eustass jamás lo amó y lo veía como un juguete después de haberle permitido jugar con su alma y corazón; se creía aún su dueño, para venderlo a un hombre que sólo buscaba saciar sus necesidades con alguien e impedirle ser feliz hasta que quién lo había comprado decidiera si quería asesinarlo. 
 
 
Conforme pasaban los días, renunció  lentamente a sus preocupaciones y se doblegó ante su captor, en quién no vió intenciones de hacerle verdadero daño, sino solamente de satisfacer sus deseos carnales con alguien.  Así fue durante un par de semanas, creyó que no tenían intenciones de asesinarlo o hacerle algún daño de gravedad, sin embargo, supo que ésto no era verdad; si él no moría de hambre y agotamiento lo más probable era que acabarían con él una vez que encontrase a alguien o algo que le sustituyera.
 
 
Ese final era demasiado cruel para él,sin embargo , iba desapareciendo su esperanza poco a poco, la poca comida y el hambre le dejaban por fin estragos en su mente y cuerpo. Llegó a rogar y suplicar entre lágrimas por que el trato comenzó a ser más brusco de lo que su delgado cuerpo soportaba. Por lo menos ese hombre comprendía aún que fuera un poco que él necesitaba tiempo para recuperarse; quizá en esa casa habían más personas en la misma situación que él. El caso era que Donquixote tenía algunas consideraciones con él y lo agradecía inmensamente.
 
 
El verdadero infierno comenzó después, ya que ahora no sólo era uno quien se encargaba de abusar de su cuerpo. Se le dió a entender que Doflamingo estaba vendiendo los espacios en su cama cada noche y casi como un consuelo, empezó a dejarle andar libremente por la casa. Pronto se dió cuenta de que ya no era capaz ni de levantar el vidrio de las ventanas, no sabía si era por debilidad o por algún seguro que se le haya puesto a éstas; sus piernas y brazos lucían delgados y en su torso se lograban ver sus costillas y alrededor de sus ojos se había marcado un anillo oscuro.
 
 
Un día, llegó Doflamingo a su habitación, enseñando los dientes con maldad evidente y locura en su mirada. Pensando que estaría buscando lo mismo de todos los días, acariciando las heridas en su piel, sólo se resignó, pero ésta vez sólo se acercó a él y le susurró tranquilamente al oído, entre mimos y caricias.
 
 
— La noche de mañana será muy especial... sé bueno con nuestros invitados.—
 
 
Eso fue todo lo que dijo y salió del sótano. Él por su parte, sabiendo a lo que Doflamingo se refería, sólo pudo quedarse en su cama, no tenía más ganas de llorar ni de pelear, pero entonces, un hombre entró en su habitación, al parecer era el hermano menor del hombre que lo tenía cautivo.
 
 
 
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—No, está bien, no pasa nada—. Se peinó hacía atrás, a la vez que le daba un sorbo a su té. Miró de reojo a la chica a su lado, que volvió a disculparse una vez más, apenada. 
 
 
— Siento tanto dejarte solo en una situación como esta—. Escuchó nuevamente los lloriqueos de Akane. — Estoy... estoy segura que regresará pronto a casa.
 
 
—Ya es hora—. Ambos se levantaron de los sillones y Zoro acompañó a la pelirroja hasta la entrada, dónde tomó el taxi que la llevaría al aeropuerto. Se despidieron con un abrazo y después cada quien tomó su camino; al volver a la comodidad de su sofá, apoyó sus codos en sus muslos y se llevó las manos a la cabeza, pensó en lo sólo que estaba en la oscuridad de su propia casa.
 
 
De pronto su teléfono empezó a sonar incesantemente y a la vez que hablaba y le respondía a la otra persona, salió corriendo de su casa.
 
 
—Te diré dónde está... pero no puede ser cadena perpetua, tiene que ser menos tiempo
 
 
— La sentencia máxima es de 114 años... de acuerdo, dime dónde está y te dejaré vivir unos cuántos años más —. Escuchó a Kidd negociar con el oficial a través de la pantalla y tuvo sentimientos encontrados; por una parte, estuvo aliviado y esperanzado de por fin encontrar una lista sobre el paradero de su amado y por otro lado, quiso echársele encima a ese desgraciado y hacerle sangrar tanto como pudiera. 
 
 
Desde un principio, cuando conoció al detective Shanks –quien sería el encargado de seguir su caso–, lo señaló a él como principal sospechoso y pasó mucho tiempo hasta que pudieran encontrarlo, tomó mucho más tiempo para hacer que este confesara absolutamente todo y entonces, se le descubrieron los muchos otros crímenes que cometió en el lapso a partir de haber dejado a su última pareja. Ahora mismo éste sería llevado a enfrentar la justicia, debido a que éste no era su único crimen, sería sentenciado a varios años de cárcel.
 
 
— Vámonos, no tenemos mucho tiempo—. A la vez que se llevaban a Kidd para ser trasladado a otro lugar, Shanks y el oficial cuyo nombre era Marco, le llamaron y salieron del edificio lo antes posible, acompañados de varios elementos.
 
 
 
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— Pero si es... Corazón—. El hermano menor de Doflamingo había entrado en su habitación y él no estaba realmente interesado en lo que quería, sabía lo que estaba a punto de pasar y sólo quería que terminara rápido, pero justo en el instante en que iba a volver a acostarse en su cama, 'Corazón' le enseñó una insignia.
 
 
— Donquixote Rosinante, un gusto conocerte —. Rosinante le enseñó una gran sonrisa extraña de oreja a oreja. Abrió los ojos de par en par, 'Corazón' realmente estaba enseñándole una insignia de oficial de policía, estaba encubierto y seguramente planeaba atrapar a su propio hermano y entregarlo a la justicia. — Vamos a ayudarte a salir de aquí —. Todas sus esperanzas volvieron a él en ese mismo instante, sus ojos se acuaron y comenzó a derramar lágrimas sin parar. El rubio le acarició de la cabeza y le dijo:— Ésto es lo que haremos mañana por la noche. Aquí hay algunas personas en la misma situación que tú ¿Puedo contar contigo? —.
 


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