Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Lágrimas de Sangre por Nami Nkz

[Reviews - 7]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

 
Después de que Corazón se fuera, él se fue a dormir y cuando despertó no sabía ni qué hora era. Llegó alguien para darle algo de comer y entonces, volvió a estar solo por varias horas. Confiando que sería su última noche ahí, tomó una ducha y se quedó en bata y ropa interior hasta que una vez que cayó el atardecer alguien llegó a tocar la puerta y le permitieron andar libremente por la casa. Le entregaron un conjunto de ropa que se suponía debía usar y en cuánto lo sacó de la bolsa hizo una cara de desagrado. La casa estaba casi completamente sola en ese momento, así que se podía vestir básicamente dónde quisiera. 
 
 
Se trataba de un conjunto de un top y una falda negra con una colita de diablito cosida en ella, una diadema de cuernos y unas medias negras altas. Al momento de colocarse la medias, no pudo evitar entristecerse, sus muslos eran más delgados que antes y por ello ahora había un huequito entre sus piernas que antes no estaba. Aseguró entonces lo enfermos que  estaban en ese lugar para ver en él algo atractivo y dulce cuando realmente estaba en condiciones deplorables. No era la primera vez que hacían que se vistiera con ropa pequeña y ridícula, pero definitivamente nadie se acostumbraría a eso.  
 
 
En cuánto Doflamingo llegó a la casa y le vió, sentado ahí en ese sillón que se había convertido en su favorito, técnicamente sin hacer nada, le llenó de halagos sobre lo bien que se veía, piropos desagradables con los que definitivamente no era nada feliz. En todo ese tiempo no había querido mirarse a ningún espejo o superficie reflectante  precisamente por miedo a lo que se tendría que enfrentar y por ello sabía que no lucía “bien”; se sentía exhausto, hambriento y deprimido y contrario a lo que pudieran decir esos idiotas, una persona enferma y en esas condiciones no podía ser una “atractiva”. 
 
 
Empezaba a oscurecer y con ello los invitados comenzaron a llegar rápidamente. Pronto se dió cuenta a lo que Corazón se refería, habían muchas más personas como él en su misma situación y los enfermos amigos de su captor que eran exactamente igual de depravados que él, presumían tener un “acompañante” junto a ellos, tanto hombres como mujeres, mayores e incluso más jóvenes que él; realmente estaba empezando a asustarse sobre lo que iba a suceder próximamente en ese lugar y aún más después de ponerse a pensar en que no había visto en mucho tiempo a Rosinante.
 
 
De acuerdo con Corazón, lo único que tenía que hacer era mantenerse en silencio y soportar solo un poco más, sin embargo se había vuelto imposible quedarse con los brazos cruzados. Sus muñecas estaban esposadas y sabía perfectamente cómo lidiar con eso gracias a su viejo, quién le había enseñado cosas básicas de supervivencia cuando él era un pequeño. Era desagradable ver cómo a los demás no se les permitía hablar y se les llevaba con arnés, a diferencia de él que, en primer lugar parecía estar en mejor estado de salud y en segundo, se le permitían más cosas al pertenecer al Joker y anfitrión del evento.
 
 
No había forma de salir ileso de ahí, tendría que arriesgarse un poco. Fue entonces que como un regalo del cielo, Doflamingo puso a alguien para que le cuidara y vigilara mientras él atendía a sus invitados. Sabía de primera mano que fingir un malestar no detendría de ninguna forma al “emplumado” (como solía llamarlo él), pero sí a sus hombres que eran un montón de imbéciles. No fue difícil hacerle creer que estaba por desmayarse y justo en el mejor momento fue que Corazón se apareció para llevarle él mismo a una habitación. No supo en el momento si es que ambos habían caído en su actuación o si Corazón le estaba ayudando a escapar solamente a él, como si supiera que algo más iba a pasar.
 
 
En el instante en que le dejaron una habitación, arrojó todas aquellas cosas que aborrecía en su atuendo. Deseó que en el armario de esa habitación hubiera ropa que le sirviera pero sólo encontró una sudadera grande y unos pantalones deportivos. Se lo colocó todo encima de las medias negras altas y el top negro de rejilla; estaba mucho más cómodo ahora. Su siguiente problema era como salir de ahí. Fue entonces que comprendió por qué Rosinante le había guiado a ese lugar en específico, Corazón había dejado una ventana abierta para él, en el punto más cercano a la salida principal.
 
 
Sabía que ese grandulón estaba ahí afuera custodiando la puerta, así que sólo tuvo que esperar el momento adecuado para saltar por esa ventana. Midió mentalmente el espacio y apiló cosas para llegar un poco más allá y sujetarse de la ventana deslizable, luego apoyó sus piernas en ella sin importarle las marcas que pudieran quedar; no podía aguantar mucho tiempo, estaba bastante afectado y pronto caería, logró soportar un poco más hasta conseguir voltearse y caer de una forma más segura. 
 
 
Eso no lo salvó de que la caída fuera dolorosa, le tomó tiempo recuperarse más no le impidió levantarse y correr a esconderse. Afortunadamente para él, todos se encontraban adentro, disfrutando de la reunión de depravados mentales y la oscuridad le permitió pasar al par de idiotas que protegían la entrada y compartían una gran botella de alcohol.
 
 
 
..........ZS............
 
 
 
—¡La fiesta se acabó, quedan todos detenidos! —. En el momento en el que Doflamingo notó la ausencia de Sanji, era demasiado tarde. Varias unidades de policía tenía rodeadas el lugar por completo y con ellos, varios médicos que comenzaron a atender a los rehenes, pero Sanji no estaba entre ellos. 
 
 
—Sanji acaba de escapar de aquí, no debió haber ido muy lejos —. Le dijo un rubio acercándose a Shanks. El pelirrojo miró por inercia a Zoro, quién aún estaba buscando a su enamorado entre todas las víctimas. 
 
 
—Parece que hemos llegado un poco temprano. Te ayudaré a buscarlo. Toma mi auto y apresúrate, enviaré una unidad de rescate a investigar el área —No tuvo que contarle demasiados detalles al hombre para hacer que éste fuera inmediatamente a subirse a su auto. — Esperamos por tu propio bien que esté sano y salvo.
 
 
El rubio que mantenía su amenazante sonrisa aún que estuviera siendo esposado soltó una enorme carcajada.
 
 
—¡Es como un ángel caído del cielo! Yo espero que Roronoa sepa darle un buen uso a su cuerpo—. Gritó Doflamingo claramente intoxicado. Shanks frunció el ceño al escuchar sus comentarios y cayendo ante sus provocaciones, empujó él mismo al hombre dentro del automóvil de policía.
 
 
Eso último ya no alcanzó a ser escuchando por aquel que mencionó en su arrebato de euforia, este ya se encontraba recorriendo las calles de los alrededores, manteniendo esperanza en su corazón, esperando encontrar una melena rubia entre la oscuridad y la luz de las farolas, ayudándose de lo que recordaba en es momento del físico de su amado.
 
 
Con algo de duda, se detuvo junto a un joven que deambulaba por las calles. Abrió la puerta del auto y se bajó de él lo más rápido que pudo.
 
 
—... ro...—. Susurró aquél chico en un hilo de voz.
 
 
 
..........ZS............
 
 
 
Caminó por mucho tiempo, procuró dar muchas vueltas alrededor de las calles con tal de descubrir si alguien lo estaba siguiendo. Se detuvo en un callejón a descansar, el suéter plus size que tomó le permitió introducir sus piernas también, pero no debía quedarse en el mismo lugar, se levantó de su sitio y continuó con su camino.
 
 
El suéter no le cubría muy bien del frío, se tomó las mejillas con sus manos metidas en las mangas de su suéter, luego metió ambas manos en una sola manga y las frotó una contra otra cerca de su pecho. Realmente no importaba cuánto él se esforzara para calentarse, sus piernas sólo estaban cubiertas por unas delgadas e incómodas medias largas y ese pantalón que no servía para nada.
 
 
No sabía ni para dónde caminaba, eran altas horas de la madrugada, no llevaba nada de dinero y con esas pintas juraría que la gente lo echaría de cualquier lugar que fuera capaz de encontrar. Todo apuntaba que iba a pasar por lo menos esa noche en la calle. Entró en pánico cuando un auto se detuvo a su lado, quiso correr pero logró reconocer rápidamente al hombre que bajó del automóvil.
 
 
— ...ro...—. Su voz ronca sólo le permitió pronunciar una sílaba; al instante se vió rodeado por los brazos cálidos y fuertes del moreno, frotó sus mejillas heladas y sonrojadas en su ropa e intentó introducir por instinto sus dedos fríos entre la cazadora de Roronoa, buscando desesperadamente algo de calor. 
 
 
— ¡Oh, Sanji! —. Roronoa ni siquiera intentó suprimir sus sentimientos, estaba realmente muy feliz de volverlo a ver y dejó que sus lágrimas fluyeran libremente. En cambio Sanji, se aferró con fuerza a su ropa, ésta quedó empapada con sus lágrimas de un momento a otro, así que se separó de él; quería ver su rostro helado y lloroso. — Que delgadito estás—. Tomó sus mejillas frías entre sus manos para darle algo de calor mientras Sanji le abrazaba. — Vamos a llevarte a casa—.
 
 
Se separó un segundo de él de mala gana para darle su chaqueta. Le ayudó a meterse en el auto y Sanji usó su cazadora como una manta. En cuánto él entró también al auto, quiso unir labios con el blondo pero éste le rechazó; y él comprendió sus razones, se limitó a sostener su mano tibia. 
 
 
Comenzó a manejar de regreso hacia donde estaba Shanks. No pasó mucho tiempo cuando se dió cuenta de que el blondo se había quedado profundamente dormido ahí en su asiento, sentado en mas o menos noventa grados; se tomó un momento para inclinar un poco el asiento de Sanji para que esté pudiera descansar un poco mejor y no tuviera dolor de cuello al despertar. 
 
 
—Colóquelo aquí, no se ve nada bien —. Le dijo el paramédico al verlo sacar al rubio entre sus brazos del auto. Le ayudaron a recostar a Sanji sobre la camilla y a subirlo a la ambulancia, pronto partieron con rumbo al hospital más cercano.
 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).