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Lágrimas de Sangre por Nami Nkz

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Notas del capitulo:

He vuelto mis amores, casi dos meses después lo siento tanto T-T. Si no actualizo ahora no podré hacerlo después por los benditos exámenes, pero aquí les tengo otro capítulo <3

—No has dormido en toda la noche. Deberías irte a descansar, Zoro-ya —. Una voz conocida le habló desde el marco de la puerta y confirmó sus sospechas cuando se dió la vuelta. Era Law, el amigo de Sanji que se presentó en la fiesta de año nuevo; este le interrumpió antes de que pudiera decir algo —. ¿Te encuentras bien? —. Se llevó las manos a la cara, la verdad era que si Law hubiera llegado un poco más tarde lo habría encontrado quizá durmiendo en la silla. No sabía que Trafalgar estaba trabajando justamente en ese hospital y que era él quien estaba a cargo de los cuidados que el blondo necesitara.
 
— Estoy muy cansado, pero quiero estar aquí cuando despierte —. Devolvió su mirada al muchacho que seguía durmiendo en la cama y luego siguió a Water con la vista hasta donde el primero estaba. No se perdió de ningún detalle pero no sabía lo que el médico estaba haciendo con los delgados tubos que estaban suministrándole al rubio nutrientes y electrolitos directamente al torrente sanguíneo, ya que Law estaba dándole la espalda. —¿Cómo está?—. Preguntó cuando el médico se apartó un poco de Sanji.
 
—Todo está bien. Estaré trabajando en los supresores que serán adecuados para él. — Le respondió sin mirarlo aún, con un tono neutro que después de transformó en uno afligido, decaído, como el de alguien que recién se enteraba de todo lo que su amigo había estado sufriendo durante mucho tiempo. — Ha estado lejos mucho tiempo. Podría sentirse inseguro—. Aseguró, alejándose un poco más de él. 
 
No le respondió, sólo peinó su cabello grasoso hacia atrás y se inclinó hacia adelante para apoyar sus codos en sus rodillas, se puso a recordar nuevamente esa imagen del blondo de hace un año atrás andando por la casa con inseguridad, tembloroso y adolorido. No sabía si ya estaba volviéndose paranoico por la falta de descanso, quería meterse en esa cama junto a Sanji, abrazarlo con fuerza hasta el hartazgo y protegerlo de cualquier cosa que pudiera hacerle daño. 
 
Sólo escuchó el sonido de la puerta cerrandose, Law se había despedido pero él no respondió, ni siquiera le había puesto atención a lo que dijo antes. Miró por la ventana, era casi mediodía y Sanji seguía durmiendo tan plácidamente entre sus sábanas. Estaba seguro que lo que había pasado había sido horrible, él merecía un momento de absoluta paz y comodidad. 
 
Tomó un cojín de a su lado y lo colocó en la hendidura de su cuello para tomar un descanso y relajó su cuerpo. Quedándose poco a poco dormido.
 
... ... ...
 
Despertó con la luz del día acariciándole el rostro, abrió sus ojos lentamente y se llevó las manos a la cara para tallarse los ojos. Parpadeó varias veces, las figuras gente él empezaban a ser cada vez más nítidas y rápidamente se acostumbró a la luz. Junto a su cama había un pequeño sillón azul rey en el que reposaba un pequeño cojín del mismo color.
 
Si no fuera por los tubos no se habría dado cuenta de la aguja que estaba en su brazo. Pensó en quitársela y entonces se dió cuenta de que estaba en una cama de hospital, recordó que no había podido pronunciar ninguna palabra cuando Zoro apareció de la nada detrás de él y le abrazó como si su vida dependiera de ello, se sintió un poco angustiado por eso. Se incorporó cómo pudo de la cama, tenía un terrible dolor en la espalda baja pero no fue imposible. Aguantando sus ganas de levantarse, empezó a frotar sus manos entre ellas y a jugar con sus uñas. 
 
—¿Cuánto tiempo llevas despierto? — Saltó del susto al escuchar la puerta abrirse, estaba muy concentrado en ver cómo el viento agitaba las cortinas. — Me he ido en el peor momento. Quería verte al despertar —. Sus ojos se iluminaron cuando él entró en la habitación y se acercó a él con los brazos abiertos.
 
—Zoro...— El peliverde acercó su rostro al suyo y no supo que hacer al imaginar que le estaba pidiendo un beso, pero realmente sólo quería rozar sus narices. No sé esperaba este gesto y sus mejillas se sonrojaron y sintió una cálida sensación en el pecho; entonces fue él a esconderse entre el huequito entre su cuello y su pecho. Zoro introdujo su mano entre los cabellos de su nuca e hizo un masaje con ella, esto le hizo estremecerse y se aferró con aún más fuerza a su cuerpo. 
 
—Perdóname por haber tardado tanto—. En ese instante, lágrimas empezaron a caer de nuevo por sus mejillas. Estaba temblando mucho por la posición tan incómoda pero no quería separarse de él, quería seguir sintiendo sus manos acariciando su espalda y su pecho contra el suyo. — Ya estás aquí...—. Lloriqueó el moreno, retirando su mano izquierda de su nuca y bajandola hasta masajear sus omóplatos. 
 
Abrazó su cuerpo con aún más fuerza mientras recorría su espalda y cuello con sus manos. Podía sentir cada una de sus vértebras y  costillas por encima de esa bata de hospital, imaginaba que debía ser muy doloroso. Liberó un poco su fuerza cuando lo sintió removerse entre sus brazos.
 
No sabía cuánto tiempo llevaban abrazados, pero todavía no era suficiente para él. No podía decir nada, tenía un nudo en su garganta, sólo podía decir pequeños monosílabos y gemidos. Sintió el estómago y el pecho entumecidos cuando Zoro se apartó un poco; él mantuvo sus manos en la misma posición, no quería apartarse de Zoro todavía, pero fue retirándolas poco a poco. Fue en ese momento en el que se miraron fijamente a los ojos; ambos estaban derramando lágrimas de felicidad y angustia al mismo tiempo.
 
— Eres una preciosidad —. Se le iluminaron los ojos una vez más de felicidad, Doflamingo lo había elogiado muchas veces, pero con ninguna de esas veces su corazón había vibrado con tanta alegría. Él mismo no se sentía bonito, su cuerpo estaba muy maltratado, por otro lado lo que veía en los ojos oscuros y bellos del moreno era sin duda algo auténtico. 
 
Notó que Sanji se mantenía en una posición bastante incomoda así que se distanció un poco, pero no soltó sus manos. Veía su rostro demacrado y pálido, con grandes círculos oscuros debajo de sus ojos, con pómulos muy marcados y aún con todo eso para él seguía siendo hermoso. Él estaba de vuelta en casa y eso era suficiente; el tiempo se encargará de arreglar lo demás.
 
 
............ZS..............
 
Unos cuántos días después, las heridas más graves de su cuerpo estaban recuperadas casi por completo. Sanji había preguntado por Akane muchas veces pero Zoro le evitaba y le cambiaba de tema; no quería que creyera que su renuncia tenía algo que ver con lo que había pasado, prefería no hablar de ella por ahora. Roronoa iba a visitarlo todas las mañanas y por la noche buscaba la manera de llegar a verlo antes de que se terminase el horario de visita.
 
Él y Law intercambiaban mensajes cuando Sanji necesitaba algo, ese día iban a darle de alta por fin e iba a llevarle ropa limpia. Se detuvo frente a la puerta de la habitación de su novio a escuchar una conversación que Sanji tenía con alguien, más no pudo con su curiosidad. Entró abruptamente a la habitación, el blondo y su acompañante pelirrojo voltearon a verlo instantáneamente, Sanji al principio con una mueca sorprendida que luego se tornó un sonrisa, en cambio él pelirrojo ni se inmutó ante su llegada.
 
— Ah, Zoro —. Suspiró su bello novio, se veía pálido y demacrado en esa cama.
 
—Sanji, ¿Quién es este? — Preguntó él y quién estaba junto a la cama del blondo al unísono; las miradas de ambos se transformaron en puñales, se examinaron mutuamente de arriba a abajo; aquél hombre estaba vestido de camisa y corbata, su cabello era rojo pero podían verse raíces rubias. 
 
— Soy su hermano mayor. Mi nombre es Ichiji Vinsmoke—. Fue el de mayor estatura quien rompió el silencio y la tensión aumentó rápidamente, debido a que el pelirrojo se levantó de su silla y dió varios pasos hacia delante y sobretodo, por qué pudieron darse cuenta de que el otro era también un alpha. —¿Es este hombre de quién nos has hablado antes, Sanji?—.
 
— Él es Zoro. Sé bueno con él, Ichiji—. Sanji se incorporó de la cama sólo para impedir que su hermano hiciera un escándalo y apaciguó al pelirrojo antes de que Zoro pudiera decir algo. Entendía que pudiera estar preocupado por lo que escuchó de la enfermera pero Zoro no tenía nada que ver con lo que le había pasado a él por haberse metido en una relación tóxica con el imbécil que lo vendió a una mafia.
 
—¿Qué estás haciendo aquí... “hermano mayor”? —. Le preguntó con una sonrisa socarrona; comprendiendo que había despertado el instinto celoso y protector de un hermano mayor, decidió quedarse parado justo frente a ellos simplemente mirándolos y no se acercó más hasta que su 'cuñado' se volviera a sentar en su silla.
 
— Busqué por mucho tiempo a Sanji para que pueda recibir la herencia que le corresponde, cuando por fin lo encuentro me doy con la sorpresa de que está muy delicado en el hospital—. Sanji rodó los ojos al escuchar las palabras de su hermano, realmente no se sentía tan mal, sabía que Ichiji sólo estaba dando a conocer su enorme molestia. Zoro sonrió ante las muecas del blondo. — Sanji —. Ichiji volteó a ver a su pequeño hermano — Si este hombre tiene algo que ver con lo que te ha sucedido, dímelo y me encargaré de- 
 
— Cálmate, Ichiji. ¿Podrías escucharme? —. Le causó mucha gracia y ternura la escena; Sanji trataba de tranquilizar el instinto protector de su hermano y éste, sucumbio ante la necesidad de proteger a su hermanito pequeño e indefenso omega de ese alpha que había interrumpido en la conversación. — Te lo contaré todo, ¿Está bien?—. Sanji se vió interrumpido por alguien que tocó la puerta; Zoro se hizo a un lado para dejar entrar al doctor que había llegado para hacerle un chequeo más — Law... —. Nunca pensó que esa sería la forma en la que su novio y su mejor amigo conocerían a su hermano mayor.
 
— Necesito que ambos salgan—Sanji se dió cuenta de que Water intentó mantenerse lo más neutral posible, pero que estaba en su rostro escrito “largo de aquí”.  Su novio y su hermano salieron de la habitación como niños regañados y a su doctor se acercó a él mientras se colocaba guantes de látex. — No te preocupes. Voy a checar esas heridas y luego me iré, avísame si duele—. Alzó una ceja ante el toque de las manos de Law sobre sus mejillas, gimió de dolor cuando Trafalgar intentó separar las esquinas de su boca con la punta de su pulgar y el dedo índice.
 
—...uele...—. Se quejó y tuvo el impulso inmediato de lamerse los labios. Cuando lo hizo notó un gran ardor en las esquinas de sus labios. Se sintió extraño cuando Law tanteó las costritas con sus guantes. 
 
— Son heridas infectadas por hongos, se curarán solas en menos de dos semanas. Debes evitar lamerlas, te daré algo para el ardor y la inflamación—. Law le dedicó una sonrisa amable y entonces empezó a quitarse los guantes. — No tienes por qué arreglar éstas cosas legales ahora. Les diré que no te molesten más. — Fue en ese momento en el que se dió cuenta de que eso sólo había sido una excusa para sacar a esos dos y que le dejaran tranquilo. Sonrió divertido y tomó la ropa que Zoro había dejado ahí para él. 
 
... ... ...
 
Los médicos y enfermeras se paseaban apresuradamente a su alrededor mientras él esperaba a que su adoración pudiera irse ya a casa. De un momento a otro se encontró completamente solo en esa sala a excepción de una mujer sentada a unos cuántos metros de distancia, su cuñado había desaparecido sin razón. Pasados varios minutos, llegó a acompañarle una segunda chica, pero ésta se quedó de pie junto a la salida.
 
Cuando Sanji estuvo listo para irse a casa, Law se ofreció para arreglar por su cuenta el papeleo y la mujer de cabello corto y rubio fue la primera a acercarse a él y lo rodeó con sus brazos. 
 
—Sanji, amor mío.— La mujer besó su frente y Sanji al verlo les dedicó una sonrisa nerviosa a ambos. — Cuánto tiempo sin verte. — No fue hasta ese momento en el que se dió cuenta, ella también tenía esas extrañas cejas en espiral. Law y él se miraron mutuamente muy confundidos. Sanji pudo leer en la mirada de Zoro “¿Quién diablos es ella?”.
 
—Reiju... ¿Que estás haciendo aquí?— Preguntó después de recibir y corresponder todos los mimos de su hermana. Ella le respondió aún abrazada a su pecho.
 
— Ichiji me contó todo y he venido por tí. Vámonos a casa, cariño.—
 
 


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