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Chismógrafo por Lenora Pentaghast

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Disclaimer: Esta es una obra de ficción sin ánimo de lucro, los personajes pertenecen a J.K. Rowling.


N. de la A. ¿Qué es un chismógrafo?


Los chismógrafos mezclan el concepto de un diario y la antigua práctica de pasarse notas en clase. Son libros que las personas generalmente circulan en la escuela o entre grupos de amigos para aprender más unos sobre otros mediante preguntas que van de cosas simples a más personales.


Capítulo 1 – La libreta


Harry sostuvo la libreta entre sus manos, aunque en circunstancias normales un cuaderno era un objeto por demás común, en Hogwarts resultaba toda una curiosidad ya que todo se escribía sobre pergaminos.


Pero, ¿cómo había llegado aquel peculiar objeto a sus cosas? miró alrededor  esperando que alguien le preguntase si había visto una desvencijada libreta muggle, pero en ese momento todos los estudiantes reunidos en la biblioteca parecían bastante ocupados con la tarea que Snape les había encargado, al parecer la experiencia cuasi-mortem del profesor había empeorado su carácter (si es que aquello era posible) y tras la guerra parecía empecinado en fastidiar la vida de sus alumnos.


- Hola Harry – saludó Ron mientras se dejaba caer en el asiento contiguo – vaya trabajo ¿no?


- Ni lo digas – respondió Harry pesadez, la visita a Hogsmeade sería el próximo fin de semana, pero ni poniendo todo su empeño conseguirían terminar las labores a tiempo.


- ¿Aún no han terminado? – terció Hermione que llevaba en brazos una torre de gruesos libros, los dejó en una acomodada pila y se sentó junto a su novio quien le dirigió una mirada lastimera – no Ron, ni lo sueñes, no pienso ayudarte de nuevo con tus deberes, así jamás aprenderás.


- ¡Pero Hermione! – lloriqueó el pelirrojo asiendo la manga de la túnica de la chica – si no terminamos esto permaneceremos encerrados en el castillo todo el fin de semana, ¡apiádate de nosotros!


-Lo más que puedo hacer por ustedes es encaminarlos en la dirección correcta – dijo dando una palmadita sobre la torre de libros – aquí encontraran todo lo que necesitan.


Resignado a no ver la luz del sol hasta el próximo lunes Harry se puso de pie para conseguir otro rollo de pergamino y buscar otra copia de “Compendio de plantas mágicas”, revisaba las estanterías, hasta que el sonido amortiguado de varios libros cayendo sobre la alfombra llamó su atención, se asomó discretamente por el espacio que quedaba entre los lomos de los libro y las baldas, casi se le caen las cosas de las manos cuando descubrió a dos estudiantes besándose como si el mundo fuese a acabarse.


No había nada de raro en ver a dos personas besándose, pero si en Hogwarts ya que las demostraciones de afecto y más tan apasionadas estaban prohibidas, trató de desviar la mirada mientras sentía como se le subía la sangre al rostro, ¿debía avisarles que en cualquier momento madame Pince podía descubrirlos? ¿o debía seguir buscando su libro y huir de la escena antes de terminar implicado?


- Deseaba tanto hacer esto…. – murmuró una voz entre jadeos.


Harry trató de ignorar los sonidos y concentrarse en la búsqueda de su libro.


- Silencio o Pince nos descubrirá – respondió la otra persona entre risas.


Esa voz sí que era conocida, Harry espió nuevamente sobre los libros, ¡eran Malfoy y otro chico! estrujó su mente tratando de recordar el nombre, ¿Warren? ¿Warrington? la sangre le llegó hasta las orejas, podía sentir su rostro como un radiador, así que tomó a toda velocidad su libro y salió de la zona de herbolaria de la biblioteca.


Regresó a la mesa con sus amigos prácticamente a trompicones, tratando de sacarse de la cabeza la escena.


- ¿Harry? ¿estás bien? – Hermione se levantó de inmediato, colocando una palma fría sobre la frente de Harry – estás muy rojo y caliente ¿te sientes enfermo?


Harry negó con vehemencia desplomándose en el asiento nuevamente.


- Creo que deberías descansar – secundó Ron mirando con preocupación a su amigo – ¿por qué no tomas una siesta? De todas formas, los deberes no se van a ir.


- Sí, creo que es una buena idea – recogió todo con rapidez, apilando los libros y emprendiendo la huida a la sala común.


Al llegar a la escalera la dama gorda le miró con una ceja enarcada.


- ¿Te sientes bien cariño?


- Si gracias, “galletas de limón”.


El retrato se apartó con un rechinido, la sala común de Gryffindor lucía extraña aquél día, varios estudiantes estaban sentados en parejas, lo cual era normal, pero el ambiente se sentía cargado de excitación, podía sentir algunas miradas acompañándolo mientras subía la escalinata hasta su cama.


- Me he vuelto loco – susurró mientras dejaba las cosas sobre la colcha color vino, al hacerlo la libreta volvió a aparecer, con el shock de la biblioteca ni siquiera le había podido preguntar a sus amigos si era de ellos.


Acomodó las almohadas para usarlas de respaldo y subió las piernas en la cama para inspeccionar la libreta, era más pequeña que un libro promedio, con tapas de piel desgastadas, hojas amarillentas rayadas y un ligero olor a humedad o a cosas que han estado guardadas por largo tiempo, nada inusual aunque la última vez que había visto un cuaderno había resultado ser el diario de Tom Riddle y casi habían muerto personas, así que mejor andarse con cuidado.


Sacó su varita, golpeó el lomo, en el interior de las hojas, murmuró todos los hechizos reveladores que conocía, incluso la apuñaló en una esquina con un abrecartas, nada.


- Ok – suspiró – solo eres una libreta.


Sacó un frasco de tinta y la pluma de águila que Hermione le había regalado, con cierta duda comenzó a escribir.


“Hola, soy Harry Potter”


Como deja vú la tinta desapareció en las hojas, Harry lanzó la libreta lo más lejos que pudo, aquello era simplemente imposible, al ver que no era absorbido por una luz mágica se acercó con la varita en alto, aquella cosa ardería en un parpadeo si pasaba algo más, con la punta de la varita la hizo girar, en una caligrafía que le resultó ligeramente familiar se leía.


“Hola Harry Potter,


Los señores Lunático, Colagusano, Canuto y Cornamenta, los proveedores de entretenimiento y distracción para los traviesos se enorgullecen en presentar el Chismógrafo de Hogwarts”


Recogió la libreta con desconfianza y volvió a la cama, tomando un poco del jugo de calabaza que los elfos domésticos llevaban de la cocina cada cierto tiempo, palabras seguían apareciendo tras unos segundos finalmente se detuvieron.


“Si estas harto de los deberes, o de estar enjaulado en tu sala común, contesta las siguientes preguntas.


En éstas páginas encontraras información de otros estudiantes que como tú, se han unido a nuestro juego, podrás saber desde cosas básicas como el color o la comida favorita, hasta cosas más privadas y excitantes.


No se recomienda usar el nombre real, pero si un apodo que te caracterice en caso de quieras ser reconocido.


Sin más por el momento, comienza, aseguramos satisfacción total al concluir.


Pd. Responde honestamente, a nadie le gustan los mentirosos”


Al leer los apodos de los merodeadores Harry se sintió más tranquilo, aquél artículo era como el Mapa del Merodeador, la nostalgia le invadió al pensar en su padre, Sirius y Remus.


Harry recorrió algunas páginas, literalmente había todo tipo de preguntas.


1. ¿Cómo quieres que te llamemos?


Revisó los incontables números, los primeros cuatro pertenecían a los merodeadores, “Cornamenta”, buscó las respuestas de su padre, su color favorito era el “verde Lily”, su comida el estofado de cordero, vaca y cerveza de El Caldero Chorreante, su clase favorita Defensa contra las artes oscuras…


Harry sonrió, leyendo aquellas páginas se sentía cercano a aquellos que había perdido, supo que el mayor miedo de Sirius era toparse con un basilisco, que le gustaban las novelas muggle de vampiros, y que cuando niño había tenido un enorme perro negro de mascota, quizá por ello había escogido dicho animal para su forma como animago.


Aparte de todas las respuestas de sus padres también reconoció entre los apodos a sus compañeros y amigos, se sorprendió al ver la letra de Hermione, siempre le había parecido muy bonita, aunque claro comparada con la suya cualquier cosa era bonita, su apodo era Nutria, supuso que por su patronus.


Ron también ya lo había respondido escogiendo Terrier como apodo, tampoco tenía que ser detective para reconocer la horrenda letra de su amigo, y la única tinta plateada en todo el cuaderno que se apodaba Ridgeback, desde luego tenía que ser Malfoy.


Como apodo escogió Fawkes, avanzó más las páginas, respondiendo y divirtiéndose con lo que otros habían contestado, hasta que sobre el filo de las hojas apareció un contorno rojo, palabras comenzaron a escribirse nuevamente.


“Precaución, desde aquí las cosas comienzan a ponerse más interesantes, solo responde si estás de acuerdo en aceptar las posibles consecuencias.


No diremos cuales, pero será genial cuando lo descubras, las preguntas nuevas solo aparecerán hasta que respondas la anterior.”


Su corazón latió más aprisa, ¿qué podía haber más adelante?


51. ¿Qué prefieres, hombres, mujeres, ambos?


Nutria: Hombres


Terrier: Mujeres


Ridgeback: Ambos


Harry sumergió la pluma en la tinta.


Fawkes: Mujeres


La hoja se tragó la tinta escribiendo de regreso


“¿Estás seguro? Pierde la diversión si no eres honesto”


Contempló por unos segundos el extraño mensaje hasta que desapareció, la pregunta apareció de nuevo, sin su respuesta.


- Pues claro que me gustan las mujeres – le replicó a la libreta – ¡estuve saliendo con Ginny!


Obviamente la libreta no iba a responder, así que Harry aparte de enfadado se sintió tonto, pelear con un objeto inanimado, aunque sea mágico no era buena idea.


Se recargó en las almohadas, recordando lo que había visto en la biblioteca, sintiendo que la sangre volvía a agolparse en sus mejillas, y en otros lugares…


Bueno no tenía sentido negarlo, Malfoy aunque tenía una personalidad horrible era por decir lo menos, atractivo, y Harry apostaba su bóveda en Gringotts a que más de media escuela quería acostarse con él. En algunas ocasiones lo había visto en las regaderas del estadio de quidditch y tenía todo lo correcto en los lugares correctos.


“Diablos…” pensó cuando algo en su cabeza pareció hacer clic, regresó sobre sus pasos mentales, la escena de la biblioteca, ¿excitante o repugnante? excitante; Malfoy desnudo bajo el chorro de agua de la regadera, ¿excitante o repugnante? su amigo al sur respondió con un tirón, ok ok MUY excitante.


A la línea de pensamiento agregó algo más, Cho, Ginny, pero se preocupó al no poder pensar “excitante” al momento, de hecho lo meditó por varios minutos, besar a las chicas, sentir sus cuerpos pegados al suyo, no se sentía mal, pero….había algo que faltaba.


Y fue en ese preciso instante que la realidad le golpeó….y una vocecilla en su interior susurró maliciosa.


“Si amigo, todo parece indicar que eres gay”


Harry se quedó pensando largo rato en aquella conclusión, y en lo raro que era que un artículo mágico lo hubiese sabido antes que él, tomó la libreta de nuevo.


51. ¿Qué prefieres, hombres, mujeres, ambos?


Fawkes: Hombres


Esta vez la libreta aceptó la respuesta.


52. ¿Eres virgen?


Nutria: No


Terrier: No


Ridgeback: ¿Es chiste verdad? Desde luego que no


Harry casi se ahoga con el jugo que estaba bebiendo, aquello era algo que definitivamente no quería saber, pensar que Ron y Hermione…. cerró los ojos con fuerza tratando de no pensar.


Aunque resultaba obvio, habían pasado varias vacaciones en la madriguera después de la guerra, así que era de esperarse que en algún momento sucediera algo más, aunque no por ser obvio dejaba de resultar raro.


Fawkes: Sí


Una sílaba, pero se sintió abrumado, revisando las respuestas de los demás, apenas un puñado declaraban ser vírgenes, claro, había tenido más de una oportunidad con Ginny, pero siempre había pasado algo que los interrumpía, la insidiosa vocecilla le molestó de nuevo


“Eres gaaaaaay, por eso nunca aprovechaste la ocasión”


Bueno, aquél cuaderno parecía estar siendo de lo más esclarecedor en lo que respectaba a su sexualidad.


53. ¿Con quién te gustaría acostarte?


Nutria: ¡Esto es muy vergonzoso! ¡No voy a responder! Bueno ya, Viktor Krum.


Terrier: ¿En serio Nutria? Uff seguro que me crucian después de esto, Fleur Delacour ¡antes de que se casara claro!


Ridgeback: Potter


Y ahí iba de nuevo el jugo, aunque esta vez salió como una dolorosa catarata por sus fosas nasales, ¿Draco quería acostarse con él? Siguió leyendo las respuestas, sorprendido porque su nombre aparecía varias veces, no era un playboy deseado universalmente como Malfoy pero aceptaba que era un poquito halagador.


Tras casi ahogarse con el jugo meditó en su respuesta, ¿con quién le gustaría acostarse? cerró los ojos para pensar, Malfoy, podría ser, era muy guapo, tenía un cuerpo de infarto y estaría de acuerdo por lo que leyó, pero no, para carácter retorcido mejor Snape.


Snape ¿por qué había pensado en él? su mente dibujó al hombre con sorprendente claridad y Harry sintió que se sonrojaba de nuevo, especialmente cuando rememoró el tiempo que habían pasado juntos durante las tortuosas clases de oclumancia.


Ante la luz de lo descubierto recientemente, Harry concluyó que quizá le había costado tanto trabajo concentrarse en las clases porque el hombre lo ponía malditamente nervioso, efecto que aun pese a los años no había desaparecido, solo bastaba que pronunciara su apellido con aquella aterciopelada voz para que una corriente eléctrica recorriera su columna.


Snape no era guapo, pero si atractivo, siempre le había gustado la forma que tenía de caminar, con una aplastante seguridad y firmeza, y verlo batirse en duelo con Lockhart, aunque fuera un micro duelo, había sido una delicia.


A ese recuerdo le siguieron varios más, y con cada uno la respuesta para Harry fue más que clara, con seguridad escribió sobre la página.


Fawkes: Severus Snape


Después de esa pregunta Harry tuvo que saltar algunas porque su experiencia sexual era nula, finalmente llegó a una que le sacó los colores de nuevo.


60. Describe tu mayor fantasía sexual.


Harry prefirió pasar de largo las respuestas de Ron y Hermione, definitivamente era algo que no quería saber de dos personas que consideraba sus hermanos.


Draco, bueno, quedaba claro que tenía un fetiche con los uniformes de quidditch, y Harry no saldría bien parado, o más bien….seguro que no podría pararse en algunos días después de lo descrito por el rubio, saltó varias respuestas hasta encontrar un espacio en blanco.


Sumergió la punta de la pluma, dudando si debería escribir lo que estaba imaginando, aunque después de todo solo era un juego.


Pensó en Snape, rememorando su figura, su aroma, el poco tiempo que habían pasado cerca sin terminar con una guerra de frases hirientes, pensó en el hombre que había descubierto aquél día en la casa de los gritos, el hombre enamorado, y hasta cierto punto dulce…y comenzó a escribir con detalle cómo le gustaría que fuese su primera vez.


Al terminar releyó lo que había escrito, en realidad era algo muy íntimo y personal, y se arrepintió de haberlo hecho, pero al tratar de desprender la hoja se dio cuenta que era imposible, con un suspiro resignado dejó de intentarlo.


- ¿Harry? ¿estás aquí amigo?


Harry escuchó a Ron llamándole, absorto en la libreta había olvidado completamente que tenía labores y que el día aún no había terminado.


- ¿Te sientes mejor? – preguntó mirándolo fijamente - ¿quieres que vayamos a la enfermería? Aun te noto algo rojo.


- Estoy bien – respondió con una sonrisa.


- Será mejor que vayamos a las mazmorras de una vez, no quiero que el murciélago nos castigue de nuevo.


- De acuerdo – Harry se levantó de la cama lanzando un par de libros a su mochila antes de seguir a su amigo escaleras abajo.


En el aula de pociones Snape esperaba con los brazos cruzados a la próxima víctima para sus castigos, pero al parecer aquel día no iban  ser Ron y Harry quienes cruzaron el umbral de la puerta en el momento justo para salvarse.


- Sentados – ordenó mientras en el pizarrón la tiza mágica comenzaba a escribir las indicaciones – página 147, equipos de dos como siempre, Potter y Weasley si hacen explotar algo lavaran calderos lo que resta del año.


Harry se concentró al máximo aquel día, no podía arriesgarse a perder puntos para su casa, y tenía que mejorar en Pociones si quería hacer la prueba para auror el año siguiente, destacaba en la mayoría de las asignaturas que necesitaría pero en Pociones sus notas eran casi tan deficientes como cuando comenzó en Hogwarts.


Su único año bueno fue cuando tuvo aquella copia del libro Pociones Avanzadas que había pertenecido al Príncipe Mestizo, al pensar en ello miró discretamente hacia la mesa de Snape.


- Si revuelve una vez más esa poción Potter va a arruinarla.


Harry casi saltó al techo cuando escuchó la voz del profesor a sus espaldas.


- ¿O quizá quiere quedarse a lavar calderos después de clases hasta que termine el curso escolar?


- N-no – alcanzó a responder a media voz – pondré más atención, lo lamento.


Al parecer la dócil respuesta de Harry sorprendió al profesor, ya que con un leve asentimiento  regresó a su mesa para comenzar a revisar las tareas de los alumnos de primero.


Veinte minutos después la clase había terminado y el aula se encontraba vacía, Snape suspiró satisfecho, al menos aquél día nada había explotado, no había enviado a nadie a la enfermería y todo estaba sorprendentemente limpio.


Verificó por última vez que todos los calderos estuvieran en sitio, limpios y acomodados por material y tamaño, que el gabinete de ingredientes estuviera cerrado, el pizarrón y las mesas de trabajo limpias y que nadie hubiese olvidado nada.


Al pasar por el pasillo hacia la salida, Snape se percató de un artículo en el suelo debajo del banco, una libreta muggle, que por el estado desvencijado y maltrecho solo podía pertenecer a alguien, Harry Potter.


 

Notas finales:

Listo el primer capítulo de dos, espero les gustara :3


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