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Una Venganza por ELi

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Notas del fanfic:

 

Le hice algunos cambios a los capitulos, para ordenar un poco la historia =P

Leanlo, espero que les guste ^^

Notas del capitulo:

Revisando mis fics encontré este que está sin terminar hace mucho tiempo. Lo he releído y re-escrito algunas cosas. Espero que alguna de mis antiguas lectoras aún quieran leer el desenlace de esta historia.

Les traigo nuevamente el Capitulo 1: Cosas extrañas.

-           ¡Al fin llegas! Necesito hablar contigo.- dijo su madre muy seria apenas entró por la puerta. Ukyo cerró la puerta detrás de ella y fue hacia donde estaba su madre esperándola, era muy tarde, cerca de las cuatro de la madrugada y la señora Tenjou la miraba sin mucha simpatía, sin duda algo había pasado.

-           Aquí estoy, madre- dijo Ukyo sentándose frente a su madre.-: ¿Qué sucede?, ¿Qué es eso que tienes que hablar conmigo que no puede esperar hasta mañana?

            Ukyo ya no estaba en edad de soportar esa clase de cosas, tenía 25 años, ya se valía por si misma en todo aspecto, lo único que le faltaba para concretar su independencia era salir de esa casa para vivir sola. Pero no lo hacía pues su padre estaba muy enfermo, y la joven temía que si se marchaba de casa al contarle a su padre podría empeorar su salud.

Ukyo suspiró con los ojos cerrados y luego levantó la vista hacia su madre que la miraba con severidad. Dejó pasar unos segundos de silencio antes de insistir.

-           Vamos, dime... ¿Qué es eso que tienes que hablar conmigo?

-           Hoy vino una jovencita a la casa, vino buscándote.

-           ¿Quién sería esa “jovencita”?- Preguntó Ukyo utilizando un tono sarcástico que sabía que no le gustaba nada a su madre.

-           Seguro que sabes de quien te estoy hablando, pobre chica... ella necesita hablarte.- dijo la madre sin compasión.

-           No se de que me hablas- respondió Ukyo reprimiendo un bostezo.

-           Lo sabes perfectamente.- replicó su madre comenzando a perder la paciencia.-: ¿Por qué tienes que comportarte de esa forma?, ¿No puedes ser como todas las chicas de tu edad?

-           Madre... – interrumpió Ukyo molesta-: No se de que estas hablando y no me interesa, tengo mucho sueño, así que me retiro a dormir.

-           No... Ukyo- Dijo su madre en tono de reproche cuando la chica se levantó de su asiento para subir las escaleras a su cuarto.-: No me dejes hablando sola, ¡Ukyo!

            Ukyo terminó de subir las escaleras y se encerró en su cuarto cerrando la puerta con suavidad, a pesar de la rabia que sentía con su madre, no podía darse el lujo de golpear la puerta pues su padre enfermo como estaba, de seguro ya dormía y un portazo interrumpiría su sueño.

            Ya a solas, Ukyo soltó un suspiro. Esa chica se había atrevido a venir a su casa a hablar con su madre, si que estaba loca... o bien, era demasiado inteligente.

Se acostó en su cama sin cambiarse de ropa, mirando el techo de su habitación a oscuras, pensando en la chica y en lo que había sucedido con ella. Ya había pasado mucho tiempo desde que ella, Tenjou Ukyo, había dejado a aquella chica.

 

            La historia había sucedido por lo menos un año atrás. La chica se llamaba Aome, era su compañera de trabajo cuando trabajaba de mesera en un pequeño restaurante de la ciudad. Desde el primer día en que comenzó a trabajar en ese local, Aome se le hizo simpática, se llevaron muy bien, podría decirse que demasiado bien. Aome y ella viajaban juntas de regreso a sus casas pues vivían muy cerca la una de la otra, tomaban el tren hacia el sur de la ciudad y aprovecharon ese tiempo para conocerse mutuamente. Al mes de conocerse ambas ya eran muy amigas y salían juntas los fines de semana con los amigos de Ukyo.

            En una de esas fiestas Ukyo bebió un par de copas de más y Aome como buena amiga se dispuso a cuidar de ella, para que no hiciera nada tonto ni le sucediera nada malo.

-           ¿Por qué estas tan seria mirándome así?- Le había preguntado Ukyo, sin siquiera tratar de disimular su embriaguez.

-           Estoy preocupada por ti, eso es todo- Respondió Aome con un dejo de ternura en su voz, como quien le habla a un niño pequeño.

            Estaban a solas en una habitación de la casa donde tenía lugar la fiesta, Ukyo tendida en la cama, a ratos estaba tan aturdida por la bebida que cerraba los ojos, mientras por su parte, Aome se encontraba sentada a los pies de la cama mirándola atentamente cuando parecía dormir.

            Pasado un rato en silencio, Aome le había dicho:

-           Ukyo, ¿prefieres que te lleve a tu casa ahora?- en su rostro no podía leerse más que preocupación.

-           ¡No!- respondió ella tratando de incorporarse torpemente en la cama.-: Vine a una fiesta para divertirme y eso es lo que voy a hacer.

            Ukyo trató de ponerse de pie, perdiendo el equilibrio en el intento cayendo bruscamente al piso. Aome se asomó desde la cama mirando a Ukyo y replicó con sarcasmo:

-           ¡Claro!, quédate, vamos a la fiesta a bailar- Ukyo la miró con su mejor cara de enojo, mientras luchaba contra el mareo para poder incorporarse y volver a la cama.-: Ukyo, déjame llevarte, en ese estado no puedes hacer nada más que dormir.

            La chica por toda respuesta había soltado un gruñido mientras se dejaba caer pesadamente sobre la cama. Aome se levantó de donde estaba y se acercó cautelosamente a su amiga, sabía que Ukyo se ponía de un humor terrible cuando bebía y era capaz de volverse bastante violenta. Con cariño posó una mano sobre el pelo de Ukyo y lo acarició apartándoselo de la cara, luego se arrodilló junto a ella y con cuidado hizo ademán de ayudarla a levantarse.

            Ukyo quiso resistirse, pero algo en la forma en que se estaba comportando Aome le indicaba, a pesar de su ebriedad, que su amiga estaba preocupada por su estado. Así que dócilmente se dejó levantar por Aome, que había pasado uno de sus brazos por detrás del cuello para ayudarla a caminar. Salieron de la habitación con lentitud y al llegar al auto de Ukyo, Aome quiso sentar a su amiga en el asiento del pasajero, pero ella obstinadamente quería ser quien condujera.

-           Ukyo, dame las llaves del coche- exigió Aome-: No puedo permitir que conduzcas en ese estado. Vamos, siéntate.

-           ¡Pero si estoy bien!- comenzó a reclamar Ukyo. Por toda respuesta, Aome le soltó el brazo y la cintura, dejándola sin apoyo alguno, acto seguido Ukyo cayó al piso estrepitosamente, sin hacer nada por evitar el impacto.

-           Demuéstrame que estás bien y te dejaré conducir.- dijo Aome, sabiendo que Ukyo no sería capaz de levantarse sin su ayuda. Sin embargo la chica no quiso rendirse tan fácilmente y de todas formas trato de levantarse sin conseguir nada.

-           ¡Está bien!- respondió Ukyo de mala gana-: Tú ganas, aquí tienes las llaves.

-           Gracias- Dijo Aome tomando las llaves y subiendo a Ukyo al asiento del pasajero con cuidado, luego corrió al asiento del conductor y subió para conducir a su amiga hasta su casa.

            Al llegar a la casa de Ukyo, Aome aparcó el auto en el estacionamiento de la casa y ayudó a Ukyo a bajar del auto. Luego caminaron juntas hasta la entrada de la casa, donde Aome le preguntó:

-           ¿Necesitas que te lleve a tu  habitación o puedes llegar tú sola?- Ukyo había levantado la vista hacia Aome y viéndola bastante borrosa, respondió:

-           Llévame, por favor.- En ese momento Ukyo se sentía muy mal y la lucidez comenzaba a reaparecer en su mente, y lo más sensato parecía dejar que su amiga la llevara hasta su habitación para hacer el menor ruido posible en casa, no quería despertar a su padre y menos aún a su madre.

            Aome le sonrió y buscó en los bolsillos de Ukyo las llaves de la casa, luego la condujo lentamente, a paso seguro por las escaleras camino a su habitación. La dejó tendida en la cama, con los ojos cerrados y estaba a punto de salir de la habitación, cuando Ukyo la llamó:

-           Aome, no te vayas aún, por favor.

-           Tengo que volver a mi casa Ukyo, no puedo quedarme.

-           Por favor, quédate sólo unos minutos- Aome la miró a los ojos desde la puerta y notó que la borrachera ya le había bajado, al menos recordaría lo que estaba pasando.

-           Sólo unos minutos más- respondió Aome volviendo sobre sus pasos para sentarse al borde de la cama, mientras Ukyo la miraba tratando de enfocar bien la imagen.

-           Lo... lo siento- musitó Ukyo de forma casi inaudible bajando la vista y cerrando los ojos, tratando de retener una lágrima solitaria que quería escapar de sus ojos.-: No debería beber tanto, no has disfrutado de la fiesta por mi culpa.

-           Cállate ya Ukyo, no tienes porque decir esas cosas.- respondió Aome sonriendo para si. Extendió una mano para tocar la de Ukyo, logrando que la chica levantara la vista.-: No es ningún sacrificio cuidar de ti, me he divertido bastante.

-           Yo... - intentó decir Ukyo, pero Aome la cortó:

-           No digas nada.- dijo tomando la mano de Ukyo con decisión para acariciarla. Ukyo se extrañó por el gesto de su amiga, pero se sentían muy bien las caricias de Aome, así que no dijo nada, tampoco fue capaz de retirar su mano. Cerró los ojos y se concentró en sentir esas caricias amables que alejaban el malestar que sentía.

            Pasada la primera impresión, luego de unos segundos en que Aome estuvo acariciando la mano de Ukyo, esta última reaccionó siguiendo el juego de su amiga, respondió a las caricias evitando pensar, porque sabía que si pensaba iba a detenerse y no quería dejar de sentir la calidez de la mano de Aome en la suya. Pero pronto no fue sólo la calidez de su mano la que estuvo a su alcance sino todo su cuerpo, Aome se recostó a un lado de Ukyo dejando que uno de sus brazos descansara inerte sobre el estómago de la otra.

Al ver que Ukyo no se oponía a lo que ella hacía, Aome supo que esa noche podía llegar muy lejos con su amiga, hacía mucho que estaba decidida a intentarlo, pero no se le había dado la oportunidad, hasta esa noche en que Ukyo se había pasado un poco de copas. Se pegó mucho más al cuerpo de Ukyo hasta que con su nariz llegó a tocar su cuello, causando un estremecimiento en Ukyo, pero sin causar más reacción. Ukyo estaba conciente, es más, sabía lo que estaba haciendo, porque desde hacía un rato que ya había dejado de hablar incoherencias y estaba comenzando a comportarse como usualmente lo hacía.

            Ukyo soltó un suspiro cuando Aome reemplazó su nariz con sus labios, estaba depositando suaves besos por todo el cuello de Ukyo, quien arqueó un poco la cabeza hacia atrás para facilitarle el acceso. Aome comprendió que lo que hacía estaba gustándole a su compañera y siguió besando por todos los rincones hasta que no quedaba ni siquiera un espacio de piel en donde no hubiera besado. Entonces lentamente, dándole tiempo a Ukyo para poder detenerla si quisiera, tomó posesión de la barbilla de su amiga, dándole un mordisco suave, sintiendo como la respiración de Ukyo se aceleraba a la par con la suya.

            Fue cuando Ukyo dejó la pasividad en la que estaba sumida para poder tomar el control de la situación. Envolvió a Aome con sus brazos y la atrajo más hacia ella, hasta que sus cuerpos estuvieron totalmente pegados, y condujo sus labios hasta los propios, deseando probar esos labios que la tentaran besando su cuello. Ambos labios se unieron con desesperación y pasión, se devoraron mutuamente en una batalla donde soltaban quejidos y suspiros agitados por lo candente de la situación. No pasó mucho tiempo antes que sus lenguas se unieran a la batalla, reconociéndose mutuamente por primera vez. Las manos fueron tomando vida poco a poco, primero las de Aome acariciando el estómago de Ukyo, luego las de Ukyo acariciando el pelo y la espalda de Aome.

            Entonces llegó el momento de dejar aquella encarnizada batalla de lenguas y labios, pues la falta de aire les impedía seguir. Juntaron sus frentes, ambas respirando agitadamente, deseando continuar con aquello que habían comenzado. Los ojos cerrados y sintiendo el calor del cuerpo de la otra, fueron recobrando el aire y con ello las ganas de continuar.

            Ukyo tomó a Aome por la cintura y la puso de espaldas sobre la cama, para luego colocarse sobre ella, afirmándose a la cama para no cargar todo su peso sobre su amante. Luego se lanzó por lo que quería, saborear el manjar de los labios que la habían atacado momentos antes. No encontró resistencia de parte de Aome, ambas deseaban aquello, pero en mayor medida Aome, que llevaba esperando algo así desde que conociera a Ukyo.

Las manos tomaban control de la situación otra vez, está vez más osadamente. Las de Ukyo bajaron poco a poco, tocando por los costados de Aome, pasando sus manos por los pechos pequeños de la otra, subiendo un poco más la temperatura entre ambas. Al llegar a los hombros de Aome, comenzó a desabrochar los botones de su blusa hacia abajo, lentamente procurando rozar la piel blanca que iba surgiendo por debajo de la tela.

            Aome a ojos cerrados disfrutaba de las caricias recibidas, sin poder controlar el ritmo de su respiración y los latidos delatores de su corazón, que daban cuenta de su excitación. Ukyo la miró y al ver su rostro de disfrute no pudo reprimir sus reacciones, sintiendo como su propia respiración se acompasaba con la de Aome.

Aome dejó la pasividad aprovechando el descuido de Ukyo, tomo posesión de sus labios, besándola apasionadamente mientras con sus manos desabrochaba los pantalones de su pareja, bajándolos con desesperación y apuro. Y mientras ella hacía eso, Ukyo terminó de quitarle la blusa y se quitó el top que llevaba deseando sentir la piel de Aome contra la suya, ya no bastaba con su calor a través de la ropa.

            Sus labios se unían una y otra vez mientras las manos hacían lo que más deseaban ambas, sentir la piel desnuda de la otra, así que no hubo vacilación en ellas al momento de quitar la ropa interior que las cubría.

            Sus cuerpos desnudos se juntaron por primera vez, Aome y Ukyo se miraron a los ojos, entonces por alguna razón la duda cruzó por los ojos de Ukyo. Había dejado ya la borrachera y comenzó a pensar en lo que estaba haciendo. Desvió la mirada hacia un lado, frunciendo el ceño, tratando de controlar su respiración. Entonces se levantó sin decir palabra y se fue desnuda al baño, para regresar algunos minutos después con una bata de baño puesta.

-           Ukyo... ¿qué...?- trató de preguntar Aome cuando la vio entrar a la habitación donde ella la esperaba aún desnuda y bastante desconcertada.

-           Vete por favor.- le dijo Ukyo con una voz baja y que apenas fue audible para Aome.

-           ¿Qué te pasa? Pensé que querías esto tanto como yo.-

-           ¡Estaba borracha y te aprovechaste de eso! Tú y yo somos amigas, no puedo verte como nada más.- replicó Ukyo evidentemente desconcertada con la situación.

-           Bien, me iré.- Aome buscó su ropa y se la puso lentamente mientras Ukyo se apoyaba contra la ventana de su habitación mirando a cualquier lugar menos a Aome. Cuando terminó de vestirse le dijo a Ukyo-: Nos veremos en el trabajo, pero su tono de voz no era amable como siempre, sino que era simplemente herido, decepcionado y frío.

            Entonces Aome salió de la habitación y de la casa, Ukyo la miró desde la ventana y cuando ya se hubo ido, se sentó en un pequeño sillón y lloró amargamente lo que había pasado, verdaderamente ¿había actuado por voluntad o simplemente todo era producto de la borrachera? No estaba segura de nada, ella no era así, ELLA era una mujer seductora que podría tener a cualquier chica que quisiera, que había tenido muchas antes. Nunca antes había rechazado a nadie que se le lanzara encima como Aome lo había hecho, menos aún con la pasión incontenible que había experimentado pocos minutos antes.

Notas finales:

Espero les haya gustado.

 

Como siempre, espero sus revis


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