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127. Cuidando a I.N. (35) por dayanstyle

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Notas del fanfic:

Mis nenessss....

 

SORRY por tardarme tantooooo... les cuento, una de las razones por la que no he subido mas fics es porque estoy oendiente de las actualizaciones de la autora Lynn hagen. Resuslta que tengo el blog donde suben todas las historias y una de las blogueras me tiene al tanto de la situacion con los libros.

 

Lynn Hagen ha ampliado el universo Brac (Kim) y hay muchos mas libros. Ya van por el 181... ES UNA VOLADA, osea que aun nos queda mucho por recorrer. Lo cierto es que hay nuevas series las cuales estoy adaptando por eso me he tardado, tengo que tener mucho cuidado con os nuevos personajes que vienen y para eso tengo que estar pendiente de los nuevos grupos de kpop que han salido que son unso bebes a mi parecer pero serviran de algo (jeje). 

En fin, estoy trabajando a toda maquina para hacerlo correctamente, sé que quieren sus fics, pero no puedo tener quiebres como las series anteriores que practicamente iba a ciegas, ahora tengo que tener en cuenta que todas las series estan entrelazadas y son muuuuchas y con demasiada gente. No pierdan de vista que los personajes principales siempre están rondando por las series asi que igual van a disfrutar.

 

Tenganme paciencia. Los quiero

Notas del capitulo:

Lulu modo Mamá

—Oh, Dios mío—Luhan gemía, mientras apoyaba la cabeza en la mesa de la cocina. —¿Puede alguien simplemente dispararme?

Desde hace un tiempo, su vida se había sentido como estancada y repetitiva, y no mejoraba. Si se aburría más, estaría muerto.

—¿Cuál es el problema? —Preguntó Rasa, mientras volteaba unos panqueques, el olor a mantequilla hacía que su estómago gruñera.

—Mi vida ha llegado a su fin.

—¿Podrías ser un poco más específico? Eso debería haber ocurrido más de mil veces, con todas las estupideces que has cometido a lo largo de los años.

Había un toque de humor, en el tono del vaquero. —¿Qué hiciste esta vez?

Levantando la cabeza, se frotó la cara con la mano y suspiró. 

—Todos los niños han crecido, cada cual anda por su lado, y estoy tan aburrido, que estoy listo para ahorcarme.

—Entonces hazlo en silencio —, dijo Rasa. —Tuve una noche ajetreada con E.Den y todavía no estoy completamente recuperado. Ve a gimotear a la  oficina de Jongin.

—Está en la ciudad.

—Entonces, ve a jugar un videojuego.

—He jugado a todos.

—Ve a ver una película.

—He visto todas.

—Ve a jugar en el tráfico.

—Las calles están desiertas, porque hace demasiado frío para estar afuera. —Apoyó la cabeza sobre la mesa, de nuevo. Lo que no daría por escuchar la risa de un niño en la casa, o un encantador chillido. Nunca pensó, que vería el día en que echaría de menos tener mocosos a su alrededor. Llegado a este punto, se conformaría con unos pañales sucios y llantos causados por los primeros dientes.

 

 

 

—Te entretendría, pero necesito preparar el desayuno—Rasa se movió por la cocina, como el profesional que era. Volteó los panqueques, removió la olla de sémola, batió tres docenas de huevos para hacer huevos revueltos, e introdujo el pan en la tostadora de gran tamaño, como si estuviera dirigiendo una orquesta.

Las habilidades culinarias del vaquero, estaban fuera de este mundo, pero no estaba de humor para comer, a pesar de que los aromas hicieran gruñir su estómago de nuevo.

Se levantó de la isla y simplemente se quedó allí de pie, inmóvil, con los brazos caídos a los costados, con la cabeza colgando. 

—Voy a dar un paseo por el bosque. Si no regreso en treinta minutos, probablemente haya caído en un banco de nieve. No vengas a rescatarme.

Rasa se rió, mientras lo apuntaba con la espátula. 

—No es tan malo. Sólo tienes nostalgia invernal.

Más bien nostalgia de vida. Aunque amaba a Jongin con todo su corazón, necesitaba algo... más. Su vida se había reducido a una  monótona rutina y vagar por la Guarida,sin propósito alguno,  absorbía toda su esencia. Ni siquiera trabajar en el ayuntamiento, le emocionaba en estos días. Tal vez Rasa tenía razón. Tal vez, estaba sintiendo la tristeza invernal, sólo que no sabía cómo alejar esa melancolía.

—¿A qué se debe la cara agria? —Preguntó Heechul, cuando entró en la cocina.

Agarró a su mejor amigo del brazo, tirando de él. —¡Gracias a Dios! Sálvame del aburrimiento o podría tomar un camión y empotrarlo en uno de los edificios de la ciudad.

Un ceño apareció entre los ojos pardos anaranjados de Heechul, mientras le apartaba la mano de su brazo. —No puede ser tan malo.

—Ha amenazado con suicidarse, en un banco de nieve—dijo Rasa, con una sonrisa. —Encuéntrale algo que hacer, para que deje de molestarme.

Con un suspiro, Heechul le agarró la mano de Luhan. —Ven. Vamos a salir fuera, a meternos en problemas.

 

 

—Sabía que éramos mejores amigos por una razón. —Siguió a Heechul al armario de los abrigos. Una vez que los dos estaban vestidos para el clima, se dirigieron a la cocina, y usaron la puerta de atrás para salir. El gélido viento casi hizo que diera la vuelta. Si no fuera porque no había nada que hacer adentro, podría haberlo hecho.

—¿Cómo vamos a meternos en problemas, en el patio trasero?— Miró hacia el cielo cargado de espesas nubes. La nieve había dejado de caer, pero se había apilado. Tenía que haber al menos medio metro ahora, con acumulaciones más profundas junto a la casa y los árboles. Y esto no había terminado todavía. El hombre del tiempo, en la televisión, había dicho que una tormenta se dirigía hacia ellos.

Simplemente genial. Eso significaba que realmente estaría atrapado dentro. Se frotó las manos. —Tengo frío.

—Deja de quejarte. Fuiste tú quien dijo que estabas aburrido—Heechul se puso a andar. Gruñendo, lo siguió. Se le estaban congelando los dedos de los pies, por no mencionar su nariz y mejillas.

Alcanzó a Heechul. —¿No podemos buscar un lugar cálido, para causar problemas?

 —Quéjate una vez más y te buscaré ese banco de nieve del que hablabas —, Heechul amenazó. —Me estoy congelando las bolas tratando de entretenerte. Demuestra algo de aprecio o te ataré a un árbol y te dejaré aquí fuera.

Con el ceño fruncido, caminó a través de la nieve que le cubría la pantorrilla. Vio uno o dos lobos patrullando y los reconoció como Minho y Jonghyun. Los que bajaron sus cabezas saludando y continuaron su camino.

Se volvió para buscar a Heechul cuando una bola de nieve lo golpeó en la cara.

—No he salido aquí, para que me fastidies—Agarró un pegote de nieve y persiguió a Heechul adentrándose en el bosque. El bastardo era rápido. Estaba sin aliento cuando lo alcanzó. Comenzó a arrojar la bola de nieve, cuando notó a Heechul parado allí, mirando a un montón de nieve.

—¿Estás pensando en escribir tu nombre con tinta amarilla?— Bromeó. —Adelante, congélate el pajarito.

Heechul tomó un palo y dio golpecitos en el bulto. —Creo que es un animal muerto.

—¡Qué asco! —Se acercó para ver mejor. Cuando Heechul volvió a hundir el palo, algo de nieve cayó a un lado y reveló una cabeza con rubio cabello. Se arrodilló y apartó más nieve, para encontrar una cabeza pequeña. —¡Oh, mierda!

Cavó más profundo, descubriendo un pequeño cuerpo. 

—Rápido, tenemos que llevarlo dentro. Está frío como el hielo.

Era un niño pequeño, de no más de seis o siete años. Iba vestido con un abrigo grueso y unos pantalones de piel. Llevaba unos guantes enormes, pero no gorro. Tomó al niño en sus brazos, antes de que Heechul y él salieran corriendo.

—¡Jonghyun! ¡Minho! —Gritó Heechul, mientras los dos corrían hacia la casa. No estaba seguro de si era demasiado tarde o si el niño tenía una oportunidad. El niño en sus brazos era tan pequeño, que hizo que su corazón doliera.

Minho y Jonghyun corrieron hacia ellos, en sus formas de lobo.

—¡Ve a buscar un doctor! —Heechul agitó la mano violentamente señalándole los brazos. —Es un niño. Creo que está congelado.

 Hacía décadas que el Dr. Jaejoong era el médico de sobrenaturales y de humanos. Durante mucho tiempo, había sido sólo él. Pero ahora, también estaba el Dr. Alex –aunque todos se referían a él, a sus espaldas, como el Dr. Sexy.

El Dr. Alex a veces ayudaba en la clínica de la ciudad, y había momentos en que el Dr. Jaejoong trabajaba desde casa.

Oraba porque esta fuera una de esas veces.

Minho cambió a su forma humana e intentó quitarle el niño, pero algo primitivo se reveló en su interior y  se negó a dejarlo ir. 

—Lo tengo. Ve a buscar a Jaejoong.

Heechul llegó primero a la casa y abrió la puerta de la cocina. Entró corriendo, los centinelas detrás de él.

—¿Qué rayos está sucediendo? —Preguntó Rasa desde la cocina. 

—Te escuché gritar, todo el camino hasta aquí.

—Mantas —le dijo a Heechul, haciendo caso omiso de la pregunta de Rasa. No había sentido tanto pánico, en mucho tiempo. —Consigue tantas como puedas y reúnete conmigo, en mi habitación.

Con un asentimiento, Heechul se fue.

—¿Es eso un niño pequeño? —Los ojos de Rasa se redondearon. —Tiene que ser una maldita broma. ¿Estaba allí afuera en este temporal?

No tenía idea de qué hacer. Minho estaba al teléfono, hablando muy rápido. Todo lo que se le ocurrió hacer, fue conseguir calentar al chico. Corrió fuera de la cocina, por el pasillo, y se precipitó por la puerta de su habitación, con los brazos fríos por llevar al pequeño Popsicle. Por favor, no estés muerto.

Tan suavemente como pudo, puso al niño en su cama y lo cubrió con la manta. El niño era pequeño, y tenía el cabello tan rubio que era casi blanco. Apartó los mechones a un lado, para ver la nariz de botón y un mentón fuerte.

—Por favor, no te mueras —dijo en voz alta, esta vez. Se sentó en el borde de la cama y frotó sus manos arriba y abajo por los brazos del niño, rezando para que no fuera demasiado tarde.

—¿Cómo está? —Preguntó Minho, mientras entraba a la habitación.

—No lo sé—Frotó aún más rápido. Era lo único que se le ocurría  hacer. —¿Has conseguido encontrar al doctor?

Minho asintió. —Jaejoong está en camino. Dijo que lo cubras con tantas mantas como puedas, hasta que llegue aquí.

Deslizó su mano sobre el cabello del chico. Sus ojos se ensancharon, cuando vio una punta al final de su oído. —Es un elfo. —No podría decir de qué tipo. Había unas cuantas especies diferentes, pero como la piel del niño no era azul, descartó que fuera un elfo de las sombras. ¿Elfo de los bosques? ¿Hada? No vio alas, pero eso no significaba que no estuvieran bajo la ropa.

Heechul y Jonghyun entraron corriendo a la habitación, con los brazos llenos de mantas que extendieron rápidamente sobre el niño. Este era tan pequeño y delicado, que prácticamente quedó oculto bajo las mantas. Una vez que terminaron, Jonghyun sacó su teléfono y marcó, pero él lo ignoró. Estaba demasiado preocupado por el niño.

—Necesita más calor. —Se quitó las botas, se deshizo del abrigo, y luego se metió en la cama, tirando del niño hacia él. Mierda. Era como abrazar un cubito de hielo.

 

—¿Cómo infiernos puede alguien dejar que un niño pequeño camine por ahí, en este clima? —Preguntó Minho, mientras paseaba junto a la cama.

Él se preguntaba lo mismo, y su sangre hervía ante tal irresponsabilidad. Quería llamar a Jongin, pero su teléfono estaba en el bolsillo de su abrigo y no iba a dejar al niño para conseguirlo.

—¿Puedes llamar a Jongin? —Le preguntó a Heechul, mientras frotaba las manos arriba y abajo en los brazos del niño, de nuevo. Si la sangre iba demasiado rápido al corazón de este, podría morir. No estaba seguro de qué tan cierto era, pero lo había escuchado en una película que había visto. Era mejor ser cauteloso.

Eso era si el chico no estaba muerto. Por lo que sabía, podría estar tratando de mantener un cadáver... Puso freno a ese pensamiento. No sólo era mórbido, sino desesperanzador. Ni siquiera él era tan funesto.

—Lo llamaré—dijo Heechul, mientras se dirigía a la puerta de la habitación. —También iré a ver si hay noticias del Dr. Jaejoong.

—Deberíamos haberlo llevado al hospital—discutió Minho. —Va a  necesitar tratamiento médico.

—Y Jaejoong tiene una clínica plenamente operativa en la parte de arriba —, le respondió. —No hay necesidad de que esté en el exterior, con ese frío más tiempo del que ya ha estado.

Con el corazón en la garganta, presionó sus dedos sobre el pequeño cuello, rezando para encontrar pulso. Su mundo se enderezó, cuando encontró uno. Era débil, pero estaba allí. 

—¿Dónde infiernos está Jaejoong?

—Viene de camino —dijo Jonghyun. —Llamé al rancho y le dije a Hyesung lo que estaba pasando. Con este siendo un elfo del bosque, quizás sepa a quién pertenece este niño.

Se quedó impactado cuando la palabra —mío— tronó en su cabeza. Sabía que el niño tenía que pertenecer a alguien, pero el pensamiento de entregárselo a unos padres negligentes, hizo que le rechinaran los dientes. —Eso si es un elfo del bosque —le dijo a Jonghyun. —No sabemos qué es todavía.

Se sentía como si hubiera pasado una eternidad, antes de que el doctor apareciera, Jongin justo detrás de él. 

 

—¿Lo encontraste en el bosque?—Su compañero preguntó, mostrando preocupación en sus ojos grises, cuando se acercó a la cama.

—Estaba cubierto de nieve y Heechul pensó que era un animal muerto—No pudo evitar que le temblara la voz. Si no hubiera estado aburrido... no quería pensar qué habría pasado. Si el niño lo lograba, le debía a Heechul un gran abrazo.

—Déjame echarle un vistazo. —El Dr. Jaejoong se acercó a la cama. Miró a Jongin.

—Déjalo revisar al cachorro —dijo Jongin, como si supiera que no quería dejar ir al chico.

A regañadientes, se bajó de la cama y vio cómo Jaejoong lo examinaba. —Necesito llevarlo arriba.

Jongin alzó la pila de mantas en sus brazos y se llevó al niño. Lo siguió, pero Jaejoong lo detuvo, una vez que llegaron a la sala de examen. —Sé que estás preocupado, pero necesito espacio para trabajar. Prometo mantenerte informado.

—No veo por qué no puedo entrar ahí —, discutió. El niño era tan  pequeño y tan indefenso, ¿y si se despertaba y entraba en pánico? No es que lo conociera, pero aún así. Quería ser el que confortara al niño, no Jaejoong. Entrecerró los ojos al doctor, pero si había aprendido algo sobre Jaejoong, era que el tipo no se dejaba intimidar por nadie.

—Podemos ir abajo y esperar a Hyesung —dijo Jonghyun. —Necesitamos respuestas y con suerte, él nos las puede dar.

—Yo–yo no quiero dejarlo—Miró a Jongin. —No me hagas esperar aquí afuera. —Trató de pasar junto a su compañero, pero Jongin bloqueó la puerta. Estaba a segundos de patearle las nueces. —Lo siento—Jongin lo atrajo y lo estrechó entre sus brazos. 

—Deja que el doctor haga su trabajo. Volveremos dentro de un poco a ver como está.

Ésas no eran las palabras que quería oír, pero parecía que no iba a entrar en la sala por ahora. Y eso francamente, lo enfureció.

—Bien, no me permitan entrar —espetó, alejándose furioso por el pasillo. —Pero será mejor que me mantengan informado o los haré pagar.

 

Bajó las escaleras y esperó en el estudio a que Hyesung apareciera. Se sentó en el sofá de gamuza, pero volvió a levantarse y comenzó a caminar, rodeando la mesa de billar, pasó junto a la barra de jugos, y echó un vistazo a la consola de juegos, pero sabía que ningún videojuego en el mundo, llamaría su atención ahora mismo.

—Chico, cuando decides encontrar algo con lo que entretenerte, no te andas con juegos.

Miró por encima del hombro y vio a Rasa entrar en la sala. —Al menos, no prendí fuego a nada, ni terminé secuestrado en otro reino.

—Ahí tienes toda la razón—Rasa se rió. —Sólo trato de aligerar el ambiente.

—Lo hará, cuando sepa que va a estar bien. —Se mordía la uña del pulgar, mientras continuaba paseando de un lado a otro, mirando hacia el reloj. Gruñó, cuando vio que sólo habían pasado tres minutos, desde que había entrado en el estudio.

—El chico tuvo un gran impacto en ti, ¿no es así?—Rasa se inclinó contra la mesa de billar y se cruzó de brazos. —Nunca vi a nadie abrirse camino en el corazón de alguien, tan rápido.  }

También estaba sorprendido. Se sentía como una mamá osa protegiendo a su cachorro, y no podía entender por qué. Cierto, cualquier persona se sentiría protector hacia un niño pequeño, pero era mucho más fuerte que eso. Era como si se hubiera vinculado al pequeño, mientras sostenía al Popsicle en sus brazos.

—Sus padres tienen mucho por lo que responder —dijo. Echó un vistazo hacia la entrada delestudio, cada fibra de su ser lista para regresar arriba.

Baekhyun y Ren corrieron a la habitación. Los ojos de Baekhyun estaban muy abiertos, mientras apoyaba las manos sobre sus caderas. 

—¿Cómo es que encuentras todas las cosas guays y lo único que yo encuentro afuera, es un maldito resfriado?

Cuando Baekhyun estornudó, Ren le tendió un pañuelo.

—Quiero encontrar un niño —dijo Baekhyun, mientras se sonaba la nariz.

—No te vas encontrando niños por ahí —dijo. —Esto ha sido un caso inusual.

Las cejas castañas de Baekhyun se arrugaron, en un ceño. 

—Entonces, ¿de dónde saca la gente los niños?

Tanto Ren como él, se quedaron pasmados mirando a Baekhyun, mientras que Rasa estallaba en carcajadas.  Baekhyun los miró a todos. —¿Qué?

Palmeó su rostro. —Por favor, dime que sabes de dónde vienen los niños.

—¡Por supuesto que lo sé! —Baekhyun parecía molesto. —Mi mamá me dijo de dónde vienen, pero no tengo ni idea de dónde encontrar un repollo, para poder conseguir uno.

—Aparentemente, en el patio trasero —, murmuró Ren.

—Pero has visto hombres embarazados —, le recordó a Baekhyun.

Este rió. —Sólo te estaba tomando el pelo.

No estaba completamente convencido de eso, pero dejó ir el tema. Con Baekhyun, uno nunca sabía.

—¿Cómo está el niño? —Preguntó Heechul, cuando entró al estudio. 

—¿Despertó?

—Todavía está con el doctor—Se detuvo junto a la barra jugos y miró el reloj. Esto era una tortura. Sólo había pasado otro minuto. ¿Por qué demonios no había venido Jaejoong abajo todavía? ¿Cuánto tiempo se tardaba en descongelar a alguien?

—Le encontraste  el pulso. —Heechul le pasó el brazo sobre los hombros. —Esa es una buena señal.

Incapaz de soportarlo más, le apartó el brazo y subió las escaleras, su mejor amigo justo detrás de él. Los dos esperaron en el pasillo, mientras miraba constantemente su reloj.

—Por mucho que mires la olla, no hervirá antes—Heechul dijo, mientras Key se dirigía hacia ellos. —Enfatizando la parte de mirar.

—Oí que encontraste un elfo helado, en el patio trasero—El hermano de Heechul se apoyó contra la pared. —Solo tú podrías encontrar un niño, en un montículo de nieve.

Abrió la boca para responder, cuando escuchó una conmoción en la parte de abajo. Corrió a lo alto de la escalera, para ver a Hyesung y Pa Moon de pie en el vestíbulo.

Pa– cuyo verdadero nombre era Eric– era un shifter oso. Hyesung era un elfo. A veces seguía asombrado por la diferencia de tamaño. 

Por otra parte, su compañero medía más de dos metros de alto, mientras que él era un enano. Le gustaban los Moons. Eran hombres buenos y honestos, que dirigían un rancho en las afueras de la ciudad.

—¡Ningún elfo permitiría que sus hijos, simplemente se alejaran de ellos! —Hyesung discutía con Jongin. —Debe haber una explicación razonable.

—Sólo necesitamos que le eches un vistazo —dijo Jongin. —Tal vez, puedas reconocer al pequeño.

Hyesung levantó las manos. —Han pasado años desde que estuve en el pueblo. Por lo que he escuchado, es caótico. Hay un nuevo líder que tiene un férreo control sobre la tribu. No permite la entrada a los forasteros, y se me considera uno, desde que me fui con mi hijo y me apareé con un oso.

Se sentó en el escalón superior, mirándolos. Sonaba como si el nuevo líder fuera un auténtico cretino, pero ¿qué tenía eso que ver con el pequeñín perdido en la nieve? ¿El nuevo líder tenía algo que ver con eso, o había alguna otra razón?

En cualquier caso, no iba a dejarlo ir hasta que tuviera la certeza de que el niño estaría a salvo.

Y si eso tomaba mucho tiempo, que así sea.

 

 

 continuará....

Notas finales:

dejen rw


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