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EXPLÍCAMELO CON PERAS Y FILETES por Fooldownc

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Notas del fanfic:

Enteramente mío, escribir cosas absurdas es lo mío. 

Notas del capitulo:

Espero que os guste. 

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—Profe, eso solo va a hacer que su ego aumente. Yo sé que él es lindo. Todos en el instituto lo saben... 
 
—Nos pidió que abrazaramos a la persona que nos parece más atractiva. Él en ningún momento dijo mi nombre. 
 
Andrés dió un vistazo rápido a todas las personas en el aula antes de decir: "Olivo, tú eres la persona más atractiva que conozco". 
 
El borrador de Olivo golpeó contra la cabeza hueca de Andrés. 
 
2do "F". Clase que en un principio ni siquiera debería existir. Un espacio en donde se reúnen 10 de los peores alumnos de 2do de la ESO pero solo en algunas asignaturas. 
 
Dos de esos muchachos eran Olivo y Andrés. Ellos compartían muchas cosas, entre ellas; su descendencia latina, la letra "M" al inicio de su apellido y su mal carácter. 
 
—Al parecer hay 6 hermosas damitas en el aula que se vuelven invisibles a los ojos de Andrés si tú estás cerca, Olivo —bromeó el profesor de Matemáticas. 
 
Olivo se encogió en su asiento preguntándose si el ser llamado constantemente "hermoso" era algún tipo de nuevo bullying.
 
La clase terminó con Andrés resolviendo mal un problema de 6to de primaria en la pizarra. En frente de todos. En frente de Olivo. 
 
—Idiota —susurró Olivo al pasar cerca de Andrés para corregir el ejercicio. 
 
Andrés le sonrió de oreja a oreja. 
 
"Los idiotas son más felices" pensó Olivo. 
 
Olivo y Andrés se sentaban juntos en muchas clases. Olivo jamás odio tanto su apellido. Para mayor desgracia, en todas y cada un de esas clases Olivo podía sentir la intensa mirada de Andrés sobre él. 
 
A Andrés le fascinaban sus ojos. 
 
Olivo lo sabía, Andrés se lo había dicho. 
 
—"Es como ver el mar chocar contra las rocas, así es como me siento al mirarte" —repitió Olivo de camino casa. 
 
 
||
 
 
—No me gusta que uses tanto maquillaje. Apestas a sudor y tu rostro se ve grasoso.
 
Tras decir eso, Olivo recibió una bofetada, de manos de su cuarta novia. 
 
Se sentó en su silla apartada intentando ignorar las miradas de desaprobación que le daban sus compañeros. 
 
—Jamás pensé en ver tu preciosa carita tan roja... —dijo Andrés mientras acariciaba la marca del manotazo. —Tu piel es demasiado blanca, puedo casi puedo diferenciar hasta la huella dactilar que dejo en tu bonito rostro. 
 
Olivo apartó la mano de Andrés, y hundió la cara en su mochila. 
 
—Las personas que son guapas no necesitan nada de maquillaje. —se quejo en voz baja. 
 
—No lo sé. Yo no soy lo que se considera "una persona guapa". 
 
Olivo se mordió el labio cuando quiso decir: "Si lo eres". 
 
Esa mañana, Andrés recibió las quejas de sus profesores por cambiarse de sitio y "obligar" a Olivo a seguirle el juego. 
 
—Idiota —murmuró Olivo. 
 
 
|||
 
 
—Andrés es gay. 
 
—Yo oí que está enamorado de Olivo. 
 
Olivo pensó que los rumores de ese tipo habían tardado demasiado en propagarse. 
 
Se sentó en su nuevo asiento, uno justo detrás de la silla de Andrés. 
 
Desde que le asignaron ese puesto había aprendido dos cosas. 
 
—Buenos días. 
 
—¡Hey, buenos días! ¿¡Qué desayunaste hoy!? A mi no me dió tiempo porque... 
 
Bueno, quizás tres. 
 
Andrés habla demasiado incluso a primera hora de la mañana. 
 
Antes se había limitado a ignorarle pero ahora, por algún extraño motivo, se limitaba a contestar  al menos con monosílabos a las tontas preguntas que le hacía Andrés. 
 
Olivo preparó el cebo para la gigantesca rata de laboratorio parlanchina. 
 
—Martínez, cuántas veces te he dicho... 
 
—Profesor, aquí está el libro de Andrés. 
 
—Me salvaste —le agradeció Andrés. 
 
Primer cebo, listo. 
 
—¡Andrés, no cojas mi estuche sin permiso! 
 
—Necesito un lapiz. No te enfades tanto que a esa linda cara tuya le saldrán arrugas. 
 
Segundo cebo, hecho. 
 
Al finalizar la jornada a Andrés se veía más feliz que de costumbre. 
 
La experimento había sido un éxito. 
 
La primera cosa que había aprendido es que a Andrés le gustan las cosas lindas. 
 
Olivo había puesto una bonita etiqueta con el nombre de Andrés en el libro. Y le había comprado un lápiz con una linda figura en la punta que ponía "Andrés". 
 
(Olivo es idiota, es obvio que Andrés se pudo feliz por los detalles que tuvo con él) 
 
La segunda es que Andrés tiene un sedoso y ondulado pelo rubio. 
 
IV
 
Olivo sabía que era guapo. Pero pretendía no saberlo. 
 
A decir verdad, ni siquiera le importaba. Hasta ahora su buena apariencia no le había traído más que bofetadas, burlas infantiles de un pseudo acosador, que era demasiado ingenuo como para darse cuenta de que esa "ansiedad e irritación" que sentía al ver a Olivo con otras personas eran sencillamente celos. 
 
Olivo observaba impresionado a Andrés. Aún sin creer lo que ese memo le había dicho. 
 
—Repítelo, por favor. 
 
—Sí necesitas a alguien con falda yo empezaré a usarlas. 
 
Andrés ni siquiera se veía avergonzado. ¿Por qué Olivo sentía como sí se estuviera cociendo a fuego lento? 
 
—¿De verdad eres tan idiota? 
 
—Solo... 
 
—No. Esto ya fue muy lejos. Y es culpa mía, debí de saber que no podrías entenderlo tú solo. 
 
—¿De qué hablas? 
 
Olivo estampó sus labios contra los de Andrés. No fue un beso, pero sí duro lo suficiente como para hacer que el cerebro de Andrés volviera a funcionar. 
 
—No soy gay —dijo Andrés después de empujarlo. 
 
Olivo quiso darle una paliza. 
 
—¿Por qué un hombre querría llevar falda? ¿Eres escocés? ¿Estás en una secta y ese es uno de los requisito para ser un miembro oficial? 
 
—Tú solo... Deja de andar con cualquier chica que se te ponga delante. Eres demasiado lindo para... 
 
—¿Para qué? ¿Para contraer una ETS? ¿Para ser un joven y atractivo padre adolescente? 
 
—Escucha... 
 
—¡No! ¡Escucha tú, Maldito Andrés Martínez! 
¡Eres G-A-Y! Y hasta que no te aclares con tus putos sentimientos por mí, un hombre. No tienes derecho a interferir en mi vida, menos en mi vida sexual. 
 
 V
 
Andrés sentía que su pecho era aplastado con tanta fuerza que tenía miedo de abrir la boca y vomitar sus órganos internos. 
 
Las negras y largas pestañas de Olivo ni aleteaban cerca de Andrés. 
 
Andrés quería llorar. Y suplicar su amistad. Al menos que le dejará oler su champú. 
 
"Es de avellana y miel, comprártelo. Y déjame en paz, pervertido" imaginó que eso le diría Olivo. 
 
Andrés tiró de uno de sus rizos. A lo mejor debía de raparse el pelo en señal de disculpa, como hacían en una escena de esos cómics de gays que leía a escondidas. 
 
No. A Olivo le gustaba acariciar su pelo. 
 
"Tienes el cabello de ricitos de oro y el cuerpo de los osos". Le había dicho Olivo. 
 
—Olivo. 
 
Vl
 
El rey de los imbéciles se había dormido en clase de matemáticas. Nada nuevo, salvo que está vez murmuraba "Olivo" mientras dejaba un charco de babas sobre el pupitre. 
 
Olivo quería matarlo. A lo mejor así dejaba de penar alrededor suyo. 
 
En estas semanas, Olivo había llegado a una conclusión. 
 
"A Andrés no le gusto, solo me ve como un objeto bonito con el cual adornar su vida".
 
—Hey, chalado. Deja de suspirar por mí. 
 
Andrés abrió los ojos aún adormilado, al ver a Olivo sonrió, llevaba semanas sin hacerlo. 
 
Olivo le dió un tortazo, para que se espabilara. 
 
Andrés se envolvió a él como un pulpo. Haciendo que Olivo pierda el equilibrio, cayendo ambos al suelo. Con Olivo encima de Andrés. 
 
—Olivo. 
 
—Él mismo. 
 
—Olivo. 
 
—Qué sí, pesado. Ya sueltame. 
 
Andrés se aferraba al cuerpo de Olivo, impidiendo que este se moviera. 
Olivo se sentía muy incómodo, la nariz de Andrés no paraba de acariar el cuello de él mientras Andrés susurraba su nombre. 
 
—Desde luego esto es muy hetero. 
 
Andrés se rió. 
 
—¿Quién podría no querer abrazarte? 
 
—Abrazos bien, besos no.
 
Olivo se asustó cuando notó la forma en la que Andrés le había mirado. 
 
—¡Maldito masoquista de mierda! ¡Te digo que me sueltes! 
 
 
Vll
 
Era deseo. Olivo estaba seguro de que Andrés le había mirado con deseo. 
 
Andrés por un momento, había perdido el juicio.
 
Estaba claro que ese estúpido de Andrés era homosexual. ¿Qué debía de hacer? ¿Buscar alguien parecido a él y presentárselo a Andrés? 
 
¿Estaba en peligro ahora? ¿Él era la cebra y Olivo el león hambriento? 
 
A este paso, Olivo se quedaría calvo antes de llegar a la mayoría de edad por culpa del idiota gay de Andrés. 
 
 
 
Vlll
 
 
—¿Yo? ¿Contigo? —Olivo seguía sorprendiendose de las ideas tan geniales que tenía su amigo. 
 
—Sí. El sábado, ya compré las entradas. 
 
—¿Por qué? 
 
—No entiendo, ¿por qué qué? 
 
—¿Por qué iría contigo al cine contigo un sábado por la noche? ¿Es una cita gay o algo parecido? —Andrés lo miraba sin entender, Olivo quería abrir esa cabeza hueca de Andrés y poner una ardilla en vez del diminuto cerebro que allí había, a ver si así empezaba a espabilarse. 
 
—No, pero será divertido. Ya sabes, pasar el rato. 
 
—Los dos. En la noche del sábado. 
 
—Sí. 
 
—De sí nada, joder. Eso es muy gay. Invita a alguna de tus amigas y yo llevaré a mi novia. 
 
—¿Desde cuándo tienes novia? 
 
—Eso no importa, tú solo... Nos vemos allí. 
 
El día sábado Olivo no fue. Ni contesto las llamadas de Andrés. 
 
 
IX
 
Olivo llevaba una semana ignorando a Andrés. 
 
Andrés ni siquiera se preguntó el porqué, estaba demasiado dolido aún por la noche en la que Olivo lo dejo plantado. 
 
El tiempo pasó, la pelea llevaba más de un mes. Hasta que Andrés abrazo a Olivo en mitad de la clase de matemáticas. 
 
Olivo trato de mantener la calma, incluso cuando el profesor los echo de la clase por "hacer el payaso". 
 
Delante de la directora, Olivo se sentía tan enfadado y sorprendido que ni siquiera supo que decir. 
 
Olivo suspiró resignado. 
 
Él no había hecho nada para merecer el continuo acoso de su sexualmente desviado compañero de clase. Ni tampoco era cruel con el muchacho pese a las constantes muestras de afecto que Andrés le mostraba y que Olivo tanto odiaba. 
 
Entonces porque se sentía como el villano de la película. 
 
Olivo era consciente de que Andrés era un tonto demasiado grande y torpe que apenas comprendía lo que sentía. Andrés se sentía confundido y avergonzado por sentir celos, dolido por no ser correspondido, y sobre todo, enfadado por no "ser como el resto". 
 
Olivo lo sabía. Pero no por ello iba a dejar de tener novias, ni a dejar de lado sus planes para contentar al muchacho. 
 

Notas finales:

Gracias por leer. 


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