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EXPLÍCAMELO CON PERAS Y FILETES por Fooldownc

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Notas del capitulo:

Hola, espero que este gustando esta historia. 

X
 
El dúo llevaba meses siguiendo una pauta de comportamiento algo extraña. Más de lo habitual. 
 
No se hablaban pero hacían pareja en todas las actividades. 
 
No se hablaban pero iban juntos de camino a casa. 
 
No se hablaban pero Olivo le permitía un que otro abrazo a Andrés. 
 
No se hablaban pero Olivo por primera vez se metió en una pelea, todo por defender a Andrés de Susan, la madre de Andrés, y de su drogadicto novio nuevo. 
 
Olivo alejó a Andrés de esa escena. Ambos se refugiaron en el departamento de los abuelos de Olivo.
 
Llamaron a la policía y avisaron del conflicto en casa de los Martínez. 
 
Olivo revisó minuciosamente el rostro de Andrés, después su cuerpo. 
 
Andrés, el risueño e ingenuo gigante estaba cubierto de cicatrices. Olivo sentía su cuerpo arder de impotencia. 
 
Esa noche, no pudo dormir. Recordaba las heridas cubriendo casi por completo la piel de Andrés, a cada minuto tenía que levantarse y asegurarse de que el muchacho seguía a su lado. Que estaba bien, que no estaba sufriendo. 
 
Andrés lloró. Lloró aún más cuando Olivo lo consoló. 
 
Xl
 
Andrés volvió a su casa. Olivo no podía creer que nadie hiciera nada para impedirlo. 
 
Olivo se había quedado tanto tiempo mirando en la dirección en donde estaba Andrés, pensando en cómo ayudarlo que le tomó por sorpresa cuando una chica de otra clase lo llamó. 
 
Se sentía algo irritado, no estaba interesado en ella, solo quería que terminara de hablar para poder rechazarla e irse. 
 
—¿Qué? 
 
—Es que me gusta mucho, pero no sabía cómo acercarme a él y tú eres el más cercano a Andrés por eso... 
 
—¿Quieres que te ayude a salir con él? 
 
Olivo estaba enfadado, demasiado enfadado para pensar con claridad. 
 
—Lo haré. 
 
Olivo arreglo una cita doble para Andrés y él. 
 
Pero fue un desastre. Olivo sentía ganas de reírse de lo estúpido que Andrés podía llegar a ser. 
 
En toda la tarde del viernes, Andrés no había hecho otra cosa que aferrarse a Olivo. 
 
XII
 
En una excursión al monte más alto de aquel dimuto pueblito, Olivo había caído de bruces al río que atravesaba la mitad de la montaña. A decir verdad, no le molesta demasiado tener la ropa mojada, además gracias al calor sofocante que emanaba el radiante sol, su ropa estaría seca en cuestión de minutos. 
 
Lo que le molesta era la herida en el brazo de Andrés. El estúpido chico se había hecho daño intentando protegerlo de una afilada rama que había pretendido atravesarle la cabeza. 
 
Andrés era estúpido. Era estúpido porque el cariño que sentía por Olivo le hacía hacer estupideces como sonreír aliviado al ver que Olivo no se había hecho daño, sin percatarse de la cantidad de sangre que cubría su propio brazo. 
 
Olivo estaba furioso. No agradecido. Simplemente furioso. 
 
Olivo no entendía la amabilidad con la que Andrés lo trataba. Como si él fuera el rey de un reino invisible que solo ellos habitaban. No. Ni siquiera un súbdito lo trataría de esa forma. 
 
 
Xlll
 
 
—Te ves ridículo, Andrés. 
 
—No te he preguntado por mi apariencia, solo te he dicho que las pruebes. 
 
Por su brazo, Andrés no podría estar en el club deportivo, pero necesitaba estar en algún otro club para conservar su beca. 
 
Andrés decidió unirse al club de cocina. Era un locura verlo con el delantal que una de sus compañeras le había dejado. Él tan grande y fuerte, con ese delantal tan floreado y pequeño. 
 
Aún así, a los ojos de Olivo era demasiado tierno, es decir, ridículo. 
 
Olivo esperaba impaciente que Andrés sacará las galletas del horno. Había seguido sin pensar demasiado a ese idiota, pero ahora que estaba allí se arrepentía. 
 
En esa clase había al menos 2 de sus anteriores novias, con las cuales no había acabado muy bien. Y no dudarian en abligarle a probar galletas envenenadas con tal de vengarse. 
 
Sonrió incómodo a una de ellas cuando ésta se acercó a él. 
 
—Andrés te tiene totalmente dominado, ¿eh? ¿Tan bueno es en la cama? —le susurro al oído. 
 
Olivo casi se atraganta. Escupió todos los trozos de galleta que tenía en la boca. 
 
—¿Tan malas están? 
 
La pregunta de Andrés lo saco de su trance. 
 
Olivo miró a Andrés. 
 
Pensó que ser gay no era algo por lo cual sentirse avergonzado y él jamás tuvo la intención de tratar mal al chico por el claro enamoramiento que tenía hacia él. 
 
Pero hasta ahora no había pensado en que sentiría si los demás lo vieran a él como un homosexual. No era demasiado grave, sus padres seguramente lo felicitarian por tener la confianza de salir del closet. Excepto que él no lo era. 
 
Él no era gay. No miraba a Andrés como algo más allá que una mascota a la cual molestar, alguien que mueve su cola de felicidad cuando él le presta algo de atención. 
 
No quería ser tachado de gay. 
 
Sin decir nada, Olivo se marchó de ese lugar. 
 
XIV
 
 
Andrés, cuando miraba a Olivo le parecía estar viendo un holograma. Solo de esa forma podría explicar la belleza que Olivo tenía y el porqué estaba a solo centímetros de él, tan cerca. 
 
Cada gesto, su piel, sus ojos... Todo era tan bello. 
 
Jamás se cansaría de verlo. Era arte. Imaginaba a Olivo posar desnudo al lado de esas famosas esculturas y opacarlas.
 
No había nada ni nadie que llamase tanto su atención. 
 
Sentía que debía de cuidar de él. Se sentía como el guardián de aquella hermosa escultura. 
 
Por eso, algunas veces se enredaba en situaciones que incomodaban a Olivo. 
 
—¿Quién eres, mi madre? 
 
Andrés ignoró la pregunta y colocó sus propios guantes en las desnudas y rojas manos de Olivo. Quien no se molestaba en cuidar de sí mismo. 
 
—Está nevando y ni quiera tienes un abrigo, Olivo. 
 
—No es asunto tuyo. Y no me toques, maldito gay depravado. 
 
Puso el gorro que traía puesto en la pequeña cabeza de Olivo. Quien seguía quejándose. 
 
 
Notas finales:

Gracias por leer. 


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