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Vidas ajenas, vidas unidas. por RLangdon

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Removió el líquido frío con la cuchara por octava vez antes de que los pasos a su espalda le alertaran sobre la presencia del recién llegado.
 
—Seth— saludó, procurando llamar la atención del susodicho, quién, en su distracción, había pasado de largo la barra desayunadora para ir a la sala de estar.
 
A Ryan le parecía un hecho de lo más insólito que el amante de los videojuegos ni siquiera se tomara la molestia de mirarlo. 
 
Las cosas entre ellos habían estado tensas los últimos días, pero Ryan esperaba que antes de finalizar la semana, la situación mejoraría, y la ofensa que le había hecho a Seth Cohen (Cualquiera que está fuera), quedaría en el olvido. Porque si, no estaba enterado de cuál de todas sus acciones pasadas había afectado a Seth hasta ese punto. No consideraba que pedirle a Seth que no infiera en sus asuntos, fuera el principal detonante de todo. Seth ya venía comportándose extraño desde antes de aquella improvisada fiesta en el muelle. 
 
Ryan se detuvo cerca del sofá, presenciando a su mejor amigo tomar su mochila de la alfombra. Fue hasta ese momento que Seth se giró a verlo.
 
—Ah. Hola, Ryan...se me hizo tarde ¿Te veo en clases? 
 
Ryan se rascó la nuca, debatiéndose mentalmente entre preguntarle o simplemente seguir esperando. No tuvo que pensarlo mucho. Seth salió sin mayores contratiempos de por medio. 
 
No despedida. No comentario sarcástico. No broma tonta. 
 
Llevaban días así. Y a Ryan no le agradaba en lo más mínimo saberse repelido. Era como si de pronto, se hubiera levantado un muro invisible entre ellos. Vamos, que Seth ahora ni siquiera quería asistir en su compañía al instituto.
 
¿Qué había hecho Ryan que fuera tan malo como para que Seth Cohen se sintiera tan indignado?
 
Resignado, fue a buscar su mochila. Las respuestas no iban a llegar por sí solas.
 
**
 
Había actuado sin pensar, haciendo caso únicamente a los vestigios de irritación que venía soportando día con día. 
 
Cuando Seth subió la escalinata metálica de caracol, experimentó por vez primera un leve remordimiento acaecido por su mentira. 
 
Dejó la mochila botada junto a la puerta y empujó la manija para entrar. Una silueta femenina de talle delgado y mechas rubias apareció del otro lado de la puerta. 
 
—Identificación. 
 
La broma de Alex consiguió arrebatarle una sonrisa espontánea. Siguiendo la corriente del juego, Seth comenzó a hurgar entre los bolsillos de su ropa y fingió honda decepción en su semblante. 
 
—¿Quién iba a decirlo? Parece que la olvidé en mi otra camisa.
 
Alex pretendió meditarlo antes de cederle el paso
 
—Haré una excepción. Solamente porque ya has trabajado aquí antes.
 
Seth agradeció el gesto y atravesó el salón hasta llegar a la barra de bebidas. Había pensado en saltarse las primeras clases solamente, pero cuando vio a Ryan esa mañana, decidió que era mejor no presentarse ese día al instituto. 
 
Realmente daba lo mismo. Tenía buenas notas y pocas inasistencias. Así que dudaba que aquello fuera a repercutir de manera honda en la evaluación. 
 
Oh sí. Su lado rebelde había regresado. Si nadie más lo valoraba (Y en especial, Ryan), entonces quizá era hora de hacer un cambio en su persona. 
 
Tal vez el chico de Chino tenía razón en cuanto a espetarle por entrometerse tanto en su vida. No era como si fueran pareja o algo así. 
 
Con una sonrisa boba ante semejante disparate, Seth tomó asiento en el taburete y aguardó a que Alex ocupara su lugar en la improvisada cantina. Ese era su refugio cuando las cosas se ponían demasiado desastrosas como para lidiar con ellas. Alex era como una confidente para él. Ella no lo juzgaría ni haría de voz de la razón, aunque ocasionalmente le daba consejos cuando le veía en pésimo estado.
 
—¿Tus padres intentando controlar tu vida de nuevo?
 
Ante la pregunta de la rubia, Seth detuvo su movimiento negativo de cabeza. No pretendía decirle a Alex lo que ocurría. Por más confianza que existiera entre ellos, no podía simplemente sincerarse, pues cabía la posibilidad de que se sintiera aún más confundido de lo que ya estaba. 
 
—Mi padre piensa que Brown no es una buena universidad— jugueteó con el vaso de licor sobre la barra y, a punto de agregar algo más convincente, calló al oír su móvil. 
 
Por segundos, Seth albergó la esperanza de que se tratara de Ryan, pero al ver el nombre del contacto, la decepción se expandió por su rostro en una mueca contradictoria.
 
Detrás de la barra, y apoyada sobre sus codos, Alex lo observaba con inmensa curiosidad. 
 
—¿No piensas contestar?
 
Seth se encogió de hombros momentos antes de girarse para atender la llamada. 
 
—Hola, Summer. Lo sé— calló ante lo que pretendía ser un regaño. Retiró el celular de su oído y esperó unos segundos antes de volver a acercarlo. —No me sentía del todo bien— hizo una pausa ante el segundo regaño. —No, no estoy enfermo. Es solo...escucha, te llamo más tarde.
 
Y sin más, cortó la llamada. 
 
Los problemas comenzaban a acumularse. Minutos más tarde, su móvil reverberó por segunda ocasión. Esta vez, sin embargo, se trataba de un escueto pero claro mensaje de Summer. 
 
"Terminamos. Esta vez es definitivo"
 
Tras leer el mensaje, Seth se dispuso a beber el contenido de su vaso, ignorando la intrigante mirada de su acompañante. 
 
**
 
Atravesó el corredor, sintiéndose cada vez más molesto y confundido. No había visto a Seth en la hora del descanso. Lo había estado buscando por todo el campus para preguntarle el motivo de sus evidentes evasivas. Y todo en vano. 
 
A punto de llegar a la mesa destinada para el club de cómics, Ryan frenó su avance para mirar detenidamente la escena que se estaba llevando a cabo en el lugar. 
 
Se trataba de Zach. Aquel chico con pinta de modelo que se asemejaba tanto a Seth, con la diferencia de que Zach no recurría a un afilado uso del sarcasmo, además de que era más simpático que Seth. El problema no residía en su presencia dentro del club. Ryan sabía que formaba parte de él. Lo que le había detenido en su afán por acercarse, era la acompañante de Zach.
 
Summer estaba prácticamente abrazada a él en una actitud demasiado melosa para que cualquiera lo interpretara como simple y llano compañerismo. 
 
Sus dudas quedaron resueltas cuando Zach deslizó su brazo por la cintura de Summer para besarla. 
 
Aquella sería una razón más de peso para buscar a su mejor amigo. El asunto era que Ryan no gustaba de entrometerse en esas cuestiones. No quería volverse el portador de las malas noticias, y tampoco entendía el trasfondo de todo. 
 
¿Estaba Seth huyendo de él, o solo estaba huyendo de su propia vida? 
 
**
 
Terminado el quinto vaso, Seth se giró en el taburete y se alegró inmensamente al notar que la multitud de personas crecía a cada minuto. Alex le había dicho que esa noche se presentaría un grupo muy importante, y él definitivamente no quería perderselo. 
 
Además, el que el bar se encontrara lleno, le ayudaba a pasar desapercibido. De esa manera, si alguno de sus padres decidía ir en su búsqueda, no la tendrían tan fácil. Se había situado en un punto estratégico que le permitiera observar la puerta de entrada.
 
Cuando intentó ponerse de pie para ir al servicio, Seth notó que su resistencia al alcohol seguía siendo casi nula. Se sentía extremadamente mareado, y lo que era peor, sentía ganas de vomitar. Había sido terrible, pésima idea el haber revuelto las bebidas. Ahora entendía que el licor de café no se llevaba bien con el whisky en las rocas, y este tampoco lo hacía con el tequila sunrise. 
 
Torpemente logró abrirse paso entre la muchedumbre. Casi llegaba a su destino cuando distinguió la conocida y delgada silueta de Marissa junto a la puerta. Pensó si sería buena idea saludarla, quizá preguntarle cómo se encontraba, pero no hizo falta tal cosa. 
 
Seth se sostuvo de la pared y trató de enfocar mejor la mirada. No eran, sin embargo, los estragos del alcohol, los que lo habían desestabilizado. 
 
—¿Alex?
 
Lo que no entendía era el por qué Marissa Cooper se estaba besando con su ex novia. 
 
¿Lo sabría Ryan?
 
¿Debería decírselo acaso?
 
Las nuevas arcadas lo hicieron correr hacia el servicio. Quizá había sido mala idea después de todo faltar a clases. 
 

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