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Inesperado por iscristin

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Notas del capitulo:

¡Hola! No puedo creer que estoy aquí, finalmente para publicar el final. Estoy tan feliz de estar aquí y poder compartir el último capítulo de esta historia con ustedes. Ha sido todo un viaje el crear este fanfic y me siento realmente agradecida y feliz de haberlo hecho. Hace mucho tiempo que quería animarme a plasmar las cosas que estaban en mi cabeza y corazón, y haber dado el paso después de tantos años es maravilloso

Estoy sorprendida al punto de la risa que se me llegó a ocurrir que ESTE capítulo podría estar junto al pasado. ¡Ambos están súper largos! No dimensioné en lo absoluto lo que iba a llegar a ser; ya tenía escrito un tipo  borrador lo que conformaba este y el capítulo pasado y en mi mente era posible abarcar todo en un solo capitulo, y terminé haciendo dos capítulos completos y extensos xD. Por eso no me gusta hacer ese tipo de aclaraciones en notas finales, porque la escritura es una magia misteriosa a la cual yo solo le presto mis manos para hacerse presente, pero bueno, en la medida de lo posible lo logre xD, esta es la segunda parte del final, y he de decirlo, me siento muy feliz con ella, ojalá ustedes se sientas igual.

Sin más que decirr, solo quiero dejarles aquí, el capítulo. Al final de la primera parte del final vimos como Seiya fue capaz de soltar algo que era tan difícil para él, y ahora avanzaremos en el tiempo para ver que trae eso a su vida. Ojalá lo disfruten.

¡Besos!

El tiempo había pasado, casi imperceptiblemente y de manera fluida como pasan las aguas de un río; testigo silencioso de los pasos pequeños que daban los dos trágicos enamorados hacia la vida que tanto habían esperado. El tiempo fue amigo silencioso que había aligerado la carga emocional en el corazón del joven pegaso, quien en aquel preciso instante se encontraba en el mismo lugar donde había conocido a Deathmask, y se encontraba mirando el cielo nocturno que vió nacer su amor, acompañado de las estrellas.

Aquel momento de su vida se sentía como si pudiera gritar a todo pulmón que era una persona feliz, que estaba saliendo adelante gracias a todo el apoyo y cariño que había recibido; a pesar de que el dolor, compañero traicionero, que seguía presente como una bala clavada sobre su pecho, se mantenía fuerte; hay cosas en esta vida que no son tan fáciles de superar, pero con las que se puede aprender a vivir y seguir caminando. La trágica situación que le tocó vivir no fue, ni de lejos, algo a lo que estuviera acostumbrado.

Una agresión sexual no era una pelea de cosmos poderosos entre dos caballeros, no era un santo de Athena portando una armadura divina. Era una situación dura, una lucha demasiado humana, demasiado potente que hizo eco en su corazón. Definitivamente era algo que podía pasarle a cualquier persona en el planeta, y muchas personas seguramente lo estaban sufriendo en ese momento; ese pensamiento lo hizo replantearse muchas cosas.

Nunca en su vida se había sentido tan frágil, tan vulnerable. Estaba acostumbrado a encarar a la vida ante cualquier adversidad, pero esta había sido una prueba muy dura. Las cosas que antes le preocupaban le parecían lejanas e infantiles. Pero eso lejos de hacerlo sentir mal, ponía frente a su rostro la verdad aplastante de que todavía le quedaba una vida por vivir, y ese hueco que se quedó en su alma después de lo que pasó en la guerra con Hades parecía tomar una nueva forma.

Su vida había sido una lucha constante que nunca pudo parar, pero ahora veía con nuevos ojos su existencia y se daba cuenta que aunque fue un enorme sacrificio ser un caballero, era más valioso e importante de lo que jamás había imaginado. Se había convertido en una pieza de algo más grande que él, de una manera que nunca se detuvo a pensar; casi por accidente había participado en una lucha contra la maldad que azotaba el mundo; le traía una paz que no había sentido antes saber que tal vez con sus acciones alguna vez fue la diferencia en la vida de una persona. Ese pensamiento inundaba su mente y le hacía replantearse que era lo que quería hacer con su vida a partir de ahora.

- Daría lo que fuera por saber lo que pasa por esa cabecita tuya ahora mismo mi amor ¿Acaso estas planeando por fin derrocar a Shion?

Seiya volteó y sonrió al ver a su novio acercarse a él y sentarse a su lado, ya casi pasaba un año desde la primera vez que estuvo en este lugar por primera vez con el hombre que amaba; mientras recargaba su cabeza en el hombro el otro, sonreía al pensar en lo maravilloso que había sido tener a Deathmask en su vida desde ese momento. No hubo día que el mayor no pasara tiempo a su lado y buscara hacerlo sentir seguro y querido (mientras el arquero lo permitiera, claro está), lo amaba con locura y sabía que era un sentimiento correspondido en la misma medida; a pesar de todas las dificultades que tuvo no se arrepentía de nada de lo que había pasado, y esperaba seguir a su lado por el resto de su vida.

-Naa... todavía no estoy listo, todavía no me vuelvo loco y mi cabello no se ha puesto de color blanco… así no se puede conquistar al mundo apropiadamente– le respondió con una sonrisa. Solo su novio sabía ponerlo de buen humor como nadie en el mundo, ese era su poder, solo él podía sacarle sonrisas en el momento más duro, irónicamente, aquel que era conocido por ser el más huraño era su fuente de felicidad; mientras que para Cáncer esa sonrisa era su criptonita, tan solo verla le hacía sentir que era el hombre más afortunado del mundo y lucharía contra la humanidad misma si fuera necesario solo por verla

-yo estoy loco por ti, ¿eso cuenta?- le susurró sensualmente el mayor en el oído para luego tomar por la barbilla y depositar un suave beso en sus labios, Seiya correspondió el beso profundizándolo y abrazándose de él con desesperación; sentirlo así cerca de él le hacía perder la razón y se aferraba a su cercanía como al agua en el desierto; el mayor lo abrazaba posesivamente como si quisiera fundirse en uno solo junto a él, quería consumirse en su amor hasta que solo quedaran cenizas.

Lo había dicho y era verdad; estaba loco por él, cada uno de sus besos lo hacían perder la cabeza, pero de igual manera sentía que si no lo tenía a su lado perdería la cordura por completo.

-¿Me acompañas a mi templo? Te tengo una sorpresa – El mayor se separó lentamente del beso y lo miró emocionado a los ojos al decirle aquello

- ¿Ahora? Tal vez tu estés dispuesto a morir en manos de mi maestro ahora mismo pero si te mata yo me muero sin ti – Le dijo entre broma y verdad, divertido, Aioros contaba los minutos que pasaban juntos y si osaba llegar tarde era capaz de ir a buscarlo y llevarlo a rastras de vuelta al templo Sagitario.

-Tranquilo amor, yo fui un niño bueno esta semana (meses más bien) y papá Aioros me autorizó invitarte hoy a mi templo, hablamos como hombres civilizados y no habrá ningún problema – La realidad era que estuvo insistiendo en ello durante muchísimo tiempo, días que se transformaron en semanas y luego a meses, en los que casi le rogaba al arquero quien no se sentía tranquilo con la propuesta del de Cancer. El peliazul quería llevarlo a su templo a tener una cena romántica, algo bastante simple e inocente ante sus ojos. Deathmask le insistió sin cesar en que era importante ayudarlo a recuperar su vida normal y que saliera más de su rutina, pero Aioros sencillamente no quería ceder del todo; se preocupaba mucho por el castaño y no se sentía listo para dejarlo estar a solas con su “yerno” indeseable.

Despues de tanto tiempo, más por cansancio que por otra cosa, termino cediendo. Muy en el fondo supo que el de Cáncer había ayudado mucho a Seiya a levantarse de lo que pasó; después de tenerlo una tarde entera amenazándolo y describiéndole todas y cada una de las torturas que iba a hacerle pasar si lastimaba a Seiya, le permitió hacer aquello, con la condición de devolverlo temprano y en una pieza.

- ¿Hablas en serio? ¿Qué clase de embrujo usaste en Aioros? – Dijo entre sorprendido y divertido el menor; su maestro había aceptado su relación, pero eso no evitaba que los tuviera vigilados a cada movimiento, mirada y respiro que tuvieran ellos dos; no terminaba de confiar en Deathmask, y aunque le fastidiaba en su medida esa falta de aprobación hacia el hombre que amaba, muy en el fondo agradecía saber que lo cuidaba y estaba al pendiente que nadie lo lastimara.

-Ninguna, te digo que hablamos civilizadamente y al menos el día de hoy tienes permiso de venir a mi templo a pasar el rato juntos, sin su obsesiva supervisión sobre nuestra (mi) persona. Mira que lo he limpiado hasta el último rincón para la ocasión – Le dijo sonriendo, estaba contento de poder compartir su vida con ese muchacho atolondrado, era su fuente de felicidad y tenerlo en su templo para él era muy simbólico, ya que era lo más cercano a un hogar que había tenido en toda su vida, y quería tener más seguido a su Pegaso en ese lugar, iluminándolo con su mera existencia.

Había pensado incluso en proponerle a Aioros que le dejara llevárselo a vivir con él, pero sabía que eso solo significaría adelantar el día de su muerte en manos del arquero, así que se conformó con ese primer paso con la esperanza de lograr aquello algún día.

-Vaya, aun no me lo creo – dijo bastante sorprendido- pero desde el fondo de mi corazón, y aunque adoro a Aioros, me siento muy feliz ¡Vamos! – dijo realmente emocionado, sintiéndose feliz de poder estar más tiempo con el peliazul. El otro sonrió, sintiendo una revolución dentro de su alma por la dicha que le causaba ver al otro tan feliz; lo abrazó tiernamente para luego dirigirse caminando tomados de la mano hacia su destino hablando de todo y nada.

Cuando llegaron al templo de Cáncer, antes de entrar el mayor le pidió a Seiya que cerrara sus ojos y le dejara guiarlo, quien acepto curioso pero extasiado ¿Qué se traería entre manos?

Al entrar, el italiano los guio a ambos cautelosamente ya que el camino estaba oscuro, se encontraba todo en penumbra hasta que llegaron a una parte más iluminada, o al menos eso pudor notar seiya, y cuando abrió los ojos sonrió con el corazón rebosando al ver el lugar ambientado románticamente; había velas por todo el lugar que rodeaban la mesa del comedor, el cual estaba ordenada como si fuera una cita romántica de película. Aquello era lo mas tierno que nadie había hecho por Seiya, nunca nadie había tenido esos detalles hacia su persona y aquellas cosas lo hacían sentirse amado por completo. El pegaso estaba seguro que nadie se imaginaba que aquel hombre agresivo y huraño en apariencia era tan cariñoso y detallista. Se volteó para mirarlo a los ojos con amor y depositar un apasionado beso en sus labios. Cuando el beso terminó le dijo con el rostro iluminado, completamente emocionado y con una brillante sonrisa:

-Me encanta amor, esto es precioso… yo no sé qué decir... me encanta muchísimo. Gracias Deathmask- le beso nuevamente -¿A qué se debe este detalle tan precioso?- El mayor sonrió complacido hasta los huesos por verlo tan feliz, había valido por mucho más de lo que imaginó la pena. Tomó las manos del otro entre las suyas, y le beso la mejilla

-Absolutamente todo y nada a la vez. Que eres lo más importante de mi vida, que te amo con locura, que eres mi felicidad y que el día que entraste a mi vida la llenaste de luz, solo eso amor- El otro lo beso apasionadamente una vez más

- te amo

-yo también te amo

- si sigues así voy a desenmascararte y le demostrare a todos que eres un romántico incurable y tu reputación quedará arruinada para siempre, me consientes demasiado - dijo el castaño entre besos, su novio era el hombre más dulce de la tierra y estaba seguro que nadie se lo imaginaba ni en sueños. Era la persona más afortunada del mundo por tenerlo a su lado.

El mayor solo sonrió divertido, era cierto que la imagen que daba a todo mundo era muy diferente a quien realmente era muy en el fondo de su corazón, algo que en el pasado le causaba un conflicto muy grande, pero gracias al castaño simplemente aprendió a aceptar cada faceta de su personalidad y se sentía feliz en compartir su parte más real solo con la persona que amaba.

-Ya no sirve de nada, cada vez que estoy cerca de ti me delato a mí mismo, estoy expuesto hasta los huesos- El de Cáncer le dio un apasionado beso en los labios y lo abrazo con ternura, estuvieron un buen rato así y luego procedieron a preparar la mesa para cenar tranquilamente. Era la primera vez que ambos experimentaban ese tipo de situaciones que para otras personas eran algo cotidiano, así que era extraño a la vez que agradable, mientras se sentía flotar de amor por el otro; pusieron todo lo necesario, y entre copas de vino y velas disfrutaron de aquella noche de romance.

La cena había estado deliciosa y la charla fue muy agradable, el menor siempre sabía cómo sacarle una risa sincera al italiano y entre risas terminaron para luego proceder a limpiar todo. Seiya estaba pasando un momento maravilloso y sentía tristeza por que tuviera que finalizar en cualquier momento aquella cita tan hermosa, al menos sentía felicidad compartiendo esos pequeños momentos con el hombre que amaba. Cuando terminaron el menor empezó a sentir muchas cosas distintas mientras su novio se levantaba para limpiar y guardar las cosas.

Deathmask era un hombre muy atractivo, al punto de hacerlo sonrojar violentamente. Esa noche se veía de infarto ante la luz de las velas, y sus ojos azul profundo parecían dos mares en los que podía perderse por la eternidad;  lo hacían sentir perdido en el abismo de una manera reconfortante. Estaba simplemente feliz por todo, por estar a su lado y compartir el amor más intenso que era capaz de sentir. Ese amor tan fuerte le gritaba no solo en emoción sino en deseo y no sabía cómo darle rienda suelta sin freno.

Desde el primer encuentro sexual entre ellos no había sucedido nada más que besos. El mayor había sido amoroso y paciente con él. Jamás lo presionó a hacer nada, lo dejaba que el iniciara los besos, los abrazos y caricias; no había intentado abordar más que aquello; apagó sus inseguridades con su constancia y cariño, ayudándolo a salir adelante. 

Aquella noche tan especial, Seiya sentía que estaba complemente listo para entregarse a él en cuerpo y alma, pero no había encontrado la manera de acercarse, tal vez porque en el fondo aun sentía miedo, o porque temía ser rechazado, habían tantas emociones llenando su corazón;  tan transparente como era, su novio sabía leer esos sentimientos en su niño y había decidido dar el paso por él; había preparado esa cena para que pudiera quedarse esa noche en su templo si pasaba algo o si no, pero dormir a su lado, ya si eso causaba su muerte temprano en la mañana estaba dispuesto a recibir el flechazo sin arrepentimientos.

El castaño se levantó y comenzó a ayudar a lavar los trastos mientras que el mayor guardaba lo que estaba limpio; mantuvieron una conversación alegre en la que compartieron cualquier cosa que naciera de sus corazones, aquello era lo que  había creado la magia de su relación en primer lugar. Ya a punto de terminar, el castaño hablaba sin parar mientras el otro escuchaba atentamente, algo (bastante) nervioso.

Seiya estaba distraído en lo que estaba haciendo, por lo que le tomó por sorpresa un par de manos que le abrazaron por la cintura.

Ese roce había sido electricidad pura. Las manos del peliazul eran ásperas y muy masculinas, las yemas de sus dedos acariciaban cada centímetro de piel que estaba a su alcance con una pasión que lo hacía sentir que se ahogaba, se quedó estático mientras el otro acercaba su cuerpo; el italiano emanaba un calor agonizante, necesitaba sentir esa piel con desesperación.

El peliazul lo abrazó por la espalda besando tiernamente la nuca del menor, quien se estremeció y dejó lo que estaba haciendo cerrando fuertemente los ojos mientras intentaba calmar los latidos de su corazón; es verdad que estaba asustado pero tenía que ser fuerte, estaba listo y quería estar con el hombre que amaba.

El pegaso se dio media vuelta y beso al de Cáncer con una pasión desbordada mientras se colgaba de su cuello. Ambos se besaban perdidos el uno con el otro; En ese hermoso presente sentían con ferocidad el poder y la fuerza de sus emociones, y sabían a ciencia cierta que lo que estaba pasando en aquel preciso instante era más profundo e intenso que lo que habían compartido tiempo atrás en los baños aquel bar. Estaban deseosos de tocarse y sentirse pero la necesidad iba más allá del deseo carnal, se necesitaban con desesperación, querían demostrarse amor mutuamente, estaban en sintonía en cuerpo y alma, querían sentir su piel fundirse mutuamente hasta ser uno solo en el éxtasis del placer.

La ropa empezó a desaparecer poco a poco, las caricias eran cada vez más demandantes y profundas, el mayor los condujo torpemente a los dos entre besos a su cuarto y cayeron en la cama abrazados. Fue entonces que rompieron el beso y se miraron a los ojos; ambos tenían el torso desnudo, y estaban muy agitados.

Deathmask estaba encima de él pero no recargaba su peso sobre el otro; le miró con todo el amor y deseo que le quemaba por dentro, y sin decir una palabra le preguntó con la mirada si estaba seguro, si estaba listo, que todavía podían marcha atrás y esperar, aunque su cuerpo le pidiera a gritos lo contrario, quería estar seguro de que su novio deseara y quisiera con fervor lo que estaba a punto de pasar.

Por su parte Seiya, sentía que su corazón le iba a explotar en cualquier momento, sentía tantas cosas que era difícil poner en palabras, solo pudo asentir y mirar al otro lleno de amor y determinación; estaba ansioso, vulnerable, excitado, feliz y aterrado al mismo tiempo. Aún tenía miedo de dar el paso pero sabía que siempre iba a tenerlo y que tenía que intentarlo, porque merecía ser feliz, merecía ser amado y merecía seguir adelante con su vida; no iba a dejar que el miedo lo dominara nunca más.

Volvieron a besarse con devoción y procedieron a desvestirse por completo; el de Cáncer ya había tenido relaciones antes en su vida pero el Pegaso nunca había compartido un momento tan íntimo con nadie antes, jamás. Era la primera vez que se encontraba desnudo en cuerpo y alma frente a otro, se sentía como estar en la cima de una montaña rusa, un vaivén entre la adrenalina ante lo que está a punto de pasar y un terror inmenso ante lo desconocido; se vio abrumado ante lo inexperto que era y sus nuevas emociones, por lo que empezó a temblar encogiéndose un poco.

Deathmask se separó y lo miró a los ojos con infinita ternura mientras le acariciaba suavemente el cabello; sabía que estaba nervioso pero aquella inocencia lo hizo sentir enternecido. Su castaño novio era dulce y adorable, algo que le encantaba, pero no podía evitar sonreír al recordar lo apasionado y desinhibido que fue Seiya en el bar aquella noche tiempo atrás. Era un delicioso contraste entre su lado más inocente y su lado más sexual, llevando su amor hasta el punto más profundo de su corazón; acarició su mejilla lentamente con el dedo y se permitió disfrutar de la vista del cuerpo del otro; a pesar de ser aun un adolescente el Pegaso tenía un cuerpo muy sensual, se moría por probar esa piel, marcarla y proclamarla suya, no pudo sino ponerse aún más duro.

Seiya por su parte miraba embelesado el cuerpo de su varonil amante; era un hombre con todas las letras, su cuerpo era un monumento y pedía a gritos ser acariciado, mordido, lamido, entre otras cosas. La atracción era mutua, y era igual de fuerte.

Con caricias suaves y palabras dulces al oído el mayor logro relajar a su amante, quien se retorcía lentamente de placer con los ojos cerrados; estaba sintiendo demasiadas cosas, no solo a nivel físico, su alma y su corazón gritaban con la fuerza de un volcán en erupción, quería cada vez más mientras se deleitaba acariciando cada centímetro de piel que tenía al alcance, su respiración estaba muy agitada y decía muy quedo el nombre del otro, a quien aquello lo ponía al mil, y hacía todo lo posible por calmarse y no perder la cordura.

Empezaron a masturbarse mutuamente, algo que ya conocían y les hacía sentir cómodos; el Pegaso se retorció ante el tacto y empezó a gemir con más fuerza, ya que aquello se sentía demasiado bien y quería cada vez más. Las manos del italiano eran mágicas, había extrañado casi con desesperación sentir esas manos en su cuerpo una vez más, que aumentaba su temperatura casi al punto de ebullición, como si su piel le quemara, y fuera a explotar en cualquier momento; miraba a los ojos al mayor, quien le devolvía la mirada con amor y deseo.

Deathmask estaba ansioso, emocionado, incluso aterrado de estar nuevamente tocando esa piel que lo enloquecía; tener a su merced al Pegaso, quien se derretía como mantequilla en sus manos, era un placer inigualable. Estaban muy cerca del éxtasis pero sabían que  se necesitaban aún más, por lo que pararon entre besos demandantes y caricias casi desesperadas, recorrían la piel del otro  con sed y necesidad, no alcanzaban los actos o palabras para demostrar el profundo amor y deseo que sentían en ese momento tan especial.

El mayor, posicionándose sobre su amante, empezó a bajar lentamente en una cascada de besos, empezando por las mejillas rosadas, lamiendo las gotas de sudor que las recorrían, para bajar al cuello y deleitarse con el suave aroma que desprendía el Pegaso, una fragancia embriagadora y masculina que lo ponía aún más caliente, bebiendo a besos de aquel perfume sexual con avidez, pasando su lengua con lascivia, lamiendo y succionando mientras sus manos rozaban y apretaban con fuerza demandante la piel morena que pasada por ellas; quería marcar y reclamar como suya su piel, para luego seguir bajando dejando un rastro de saliva caliente por donde su lengua pasara.

Seiya se sentía como lava hirviente, se movía cada vez con más ímpetu y se retorcía mientras se aferraba a las sabanas al punto de la desesperación, como si aquel acto fuera a salvarlo del delirio en el que se encontraba, sus piernas estaban abiertas al punto máximo mientras sus caderas se movían frenéticas, desesperadas por atención; su pene duro escurría impaciente en la tortura de la espera; ya no podía aguantar más, sus gemidos eran estrepitosos, poco menos que gritos desaforados mientras cerraba con fuerza los ojos y lanzaba la cabeza hacia atrás.

Llegando a su destino el de Cancer le hizo sexo oral; primero se posiciono entre sus piernas, y comenzó acercando su rostro a la zona genital para aumentar la tortura inhalando el penetrante aroma del miembro viril como un adicto. En aquel punto el otro ya no podía más y se retorcía con mayor desesperación suplicando por aquel acto, si esperada un segundo más se arrancaría la piel con las manos de ser necesario. El mayor tomo entre sus manos el miembro duro del menor, acercó su lengua a la punta y la pasó suavemente para luego besarla, como si de una paleta de dulce se tratara, chupaba y succionaba la punta, hacía círculos sobre el orificio y volvía a besar la punta, repitiéndolo una y otra vez, paso su lengua desde el tronco hasta la punta, luego a los lados, le masturbaba los testículos con las manos, para luego volver a besarle y empezar a meter poco a poco más el falo caliente en su cavidad oral entre besos húmedos hasta donde le era humanamente posible, moviendo su cabeza arriba y hacia abajo, primero lentamente y después aumentando la velocidad, mientras movía una de sus manos alrededor del tronco. Se tomaba el tiempo necesario para darle el mayor placer al otro mientras lo miraba retorcerse de placer.

El castaño se sintió en el cielo al sentir por primera vez la lengua de su amante sobre su miembro duro, aquella sensación viscosa y caliente era algo completamente nuevo para él, y las infinitas sensaciones que despertaban en él hacían hervir su sangre y aumentar el palpitar de su corazón, un gemido ahogado se quedó sobre su garganta mientras contenía la respiración, intentando no desfallecer en aquel momento y dejándose llevar por el placer; entre lamidas y succiones, el Pegaso sintió llegar su cuerpo al punto máximo de placer, soltando una generosa cantidad de semen sobre la boca de su amante mientras su cuerpo y músculos se tensaba, y soltaba un grito sonoro de placer.

Al terminar, el pegaso luchaba consigo mismo por retener el aire en sus pulmones, se quedó hecho una gelatina sobre la cama con el corazón a punto de estallarle, mientras que el otro tragaba el contenido del otro y se limpiaba los restos de su boca; Deathmask se levantó y se acostó sobre el otro, mirándolo entre divertido y excitado, con la cara de “feliz cumpleaños”  sobre su rostro, completamente relajado y rojo.

No se dijeron nada, se miraron con amor para luego besarse; aquello había sido muy importante para ambos; después de tanto tiempo de no haberse tocado, habían recuperado aquello que sentían les habían robado y que, aunque intentaran no hacerlo evidente, era importante, era especial y único para ellos.

Entre besos y risas se daban mimos el uno al otro. No había poder en  la tierra que los hiciera separarse en aquel momento tan íntimo y especial. El mayor le dio oportunidad de descansar un momento mientras lo mimaba con caricias y palabras dulces, pero él también lo necesitaba, necesitaba entrar dentro de él como al aire que respiraba, y demostrarle lo importante que era en su vida, por lo que volvió a la acción para completar lo que había empezado.

Empezaron a tocarse nuevamente, el mayor estaba realmente duro en aquel punto, y Seiya lo notó, quería devolverle a su novio lo que le había dado y estaba a punto de acomodarse en las piernas del otro, pero el mayor lo detuvo con un beso demandante y lo recostó nuevamente debajo de él, empezaron a masturbarse nuevamente entre gemidos quedos diciendo lo mucho que se amaban el uno al otro.

El mayor volvió a acomodarse entre sus piernas, las cuales abrió y puso sobre sus hombros, para empezar a beso la entrada del Pegaso. Aquello era algo inesperado para el menor, quien al principio salto un poco sobre si mismo de la sorpresa, no se esperaba aquel acto que se sentía extraño y diferente para él. Era una zona muy privada de su persona y estar en aquella posición haciendo aquello lo hacía sentir infinitamente vulnerable, además de que por un segundo le recordó a aquel terrible episodio del pasado, empezando a temblar un poco. El de Cáncer notando la incomodidad del menor, empezó a masturbarlo mientras lo miraba con infinito amor, trasmitiéndole con los ojos todo el amor que le inspiraba, mientras tomaba su mano con la que tenía libre, haciéndole saber que podía confiar en él y que todo iba a estar bien.

El castaño lo sabía, sabía que podía confiar en aquel hombre y decidió seguir adelante y relajarse. Amaba a Deathmask y sabía que todo iba a estar bien.

Al principio era algo extraño y ajeno, pero conforme se iba relajando, aquello se sentía particularmente bien, el mayor pasaba su lengua por aquella cavidad caliente con avidez mientras que con una mano masturbaba el miembro que ya en este punto estaba nuevamente duro mientras se masturbaba con la otra el propio. El menor se retorcía y gemía, la lengua experimentada de su amante le estaba haciendo ver estrellas nuevamente, y no le era posible retener los gemidos que aquello causaba en su persona, dejándose llevar presa de las sensaciones carnales.

Deathmask se detuvo cuando vio que el otro estaba lo suficientemente dilatado, era el momento que estaba esperando; se colocó nuevamente encima de su niño quien seguía completamente sonrojado y manso ante aquel trato. Seiya se sorprendió al ver al otro parar pero sabía que venía a continuación. Estaba ansioso, feliz, excitado y aterrado al mismo tiempo. ¿Estaba realmente listo?

Se miraron un momento a los ojos, diciéndose sin palabras todo aquello que rebosaba sus corazones, era el momento y lo sabían.

Se besaron con pasión mientras que se acomodaban, Deathmask abrió sus piernas, las cuales puso sobre sus hombros una vez más, se recargo sobre la cama y sin dejar de mirar a los ojos a su novio por un segundo, sacudió su miembro, lo acercó a la cavidad del otro, y comenzó a introducirlo lentamente.

Al principio Seiya sintió ardor en su entrada, el miembro de su pareja era de un buen tamaño y la invasión se sintió extraña en un primer momento, su cara se contrajo de dolor; el peliazul, notando la incomodidad le dio tiempo para acostumbrarse al tamaño de su pene, estaba totalmente excitado y se moría por penetrarlo hasta la saciedad, pero lo amaba y sabía que necesitaba ser paciente con él, era su primera vez y quería que fuera un momento memorable para él. Tomó nuevamente entre sus manos el falo del otro para masturbarlo, haciendo así relajar más al menor.

El castaño se dejó hacer mientras el placer volvía a su cuerpo lentamente;  el dolor de tener al otro dentro de él no cedía y le era difícil acostumbrarse al tamaño de su pareja. La mano masculina de su novio abrazaba por completo su virilidad, y lo masturbaba con maestría hasta que aquello empezó nuevamente a hacer magia sobre su persona, y cuando su rostro se relajó un poco, el de Cáncer empezó a moverse lentamente en su interior.

Paso poco tiempo para que el rostro del pegaso pasara de dolor e incomodidad a infinito placer, con los ojos entrecerrados comenzó a gemir nuevamente mientras empezaba a mover su propia cadera al ritmo del mayor. Deathmask se sentía en el cielo, había esperado mucho tiempo por hacer suyo a su niño, y ahora que estaba en su interior se sentía completamente dichoso; su cavidad era estrecha y lo apretaba deliciosamente. Logró identificar el punto sensible del pegaso y con la cabeza de su miembro comenzó a golear esa zona tan erógena mientras seguía masturbándolo desenfrenadamente. Quería hacerlo desmayar de placer, y por lo que veía en su rostro, lo estaba logrando.

El pegaso estaba sintiendo algo que no había sentido antes, su cuerpo ardía en fuego y se movía por voluntad propia, su novio había tocado una parte sensible en sí mismo que no conocía y que lo estaba haciendo perder la cabeza, en este punto había perdido la cordura y gritaba de placer, su manos se movían frenéticas sobre el cuerpo de su novio al punto de enterrar sus uñas sobre la piel hasta hacerlo sangrar. El placer era inigualable y sabían que pronto terminarían sobre el otro.

Deathmask, como pudo, tomo una de las manos del Pegaso sobre la suya y la apretó con fuerza mientras se acercaba a él para mirarle a los ojos; tomo de nuevo el miembro del menor y siguió masturbándolo, estaba a punto de acabar y quería que terminaran juntos, Se miraban con amor e infinita termina mezclada en contraste con morbo y lujuria desmedida, sus cuerpos empezaron a tensarse, y entre gritos masculinos descargaron con fuerza su semilla, el peliazul llenando el interior el otro, mientras Seiya se descargaba copiosamente sobre su pecho.

El mayor salió del interior de Seiya, quien sintió el vacío que dejaba aquel miembro sobre su intimidad, que chorreaba todo su contenido entre sus piernas y las sábanas, mientras su novio se desplomaba sobre él completamente agotado. Cuando recuperó la fuerza y la cordura, el peliazul se acomodó de mejor manera mientras volteaba y acomodaba sobre su pecho al castaño en completa agitación. Estuvieron abrazados en esa posición mientras recuperaban el aliento; estaban completamente satisfechos pero muy agotados y necesitaban llenar de aire sus pulmones. Aquello era infinitamente agradable; el castaño se desplomo en el pecho fuerte y varonil mientras sentía el latido del corazón del otro retumbar en su oído; se sentía amado, querido, y protegido en ese momento; no pudo evitar derramar algunas lágrimas, de amor, de emoción, de alegría, no lo sabía, talvez por todo al mismo tiempo. Deathmask sintió la humedad en su pecho y preocupado tomo el rostro del hombre al que amaba entre sus manos, antes de poder preguntar qué pasaba, se miraron a los ojos y el castaño saltó sobre él para besarlo apasionadamente.

Se dijeron lo mucho que se amaban entre besos y caricias, se mimaron hasta quedarse dormidos abrazados, ese había sido uno de los momentos más especiales en su relación, incluso tal vez, el mejor momento de sus vidas.

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En otro templo, específicamente en el templo de sagitario, se encontraba el dueño del mismo con su hermano menor. Ambos dorados habían estado hablando a lo largo de la noche animadamente mientras compartían una taza de café, recordando los buenos momentos que pasaron juntos antes de que el mayor muriera; reían y disfrutaban de la compañía del otro, ya que como caballeros tenían muy poco tiempo para compartir juntos y el poco que les quedaba lo aprovechaban en su totalidad. El cariño que se tenían ambos hermanos era innegable.

A pesar de todo, Aioros no dejaba de mirar el reloj que tenía en la muñeca de vez en cuando, mientras daba un sorbo a su café. El arquero sabía que Seiya estaba en buenas manos aunque le costara admitirlo (y jamás lo haría en voz alta). Sabía que tenía que confiar en él y las decisiones que tomara; no podía controlarlo como a un niño o simplemente lo perdería. Claro, por la mente no se le quitaba la idea de que podía simplemente marchar con armadura puesta hasta el templo de Cáncer y sacarlo de ahí, pero sabía perfectamente que su hermano no estaba haciendo solo una visita social esa noche, y tuvo que contenerse.

Aioria reía internamente mientras miraba a su hermano actuar con todas sus fuerzas y fingir que no le importaba en lo más mínimo que Seiya no hubiera vuelto a dormir y que no había visto por doceava vez su reloj en la ultima hora.  Conocía muy bien a ese hombre y sabía que siempre sería sobreprotector con el Pegaso mientras estuviera a su lado como lo había sido (y seguía siendo todavía cuando podía) con él. Siguió platicando con su hermano mayor mientras le hacía compañía y le daba fuerza moral para soportar ver como crecía su autoproclamado hijo. Debía ser muy duro sobrellevar la angustia mientras en otro lado, estaba el pegaso a merced del “cangrejo retorcido” al que tanto juraba odiar.

Consciente de que le esperaba una larga noche, el León se sirvió otra taza de café con una sonrisa sincera. Estaba feliz, al menos podría aprovechar para recuperar el tiempo perdido todos estos años.

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Seiya sorpresivamente se había despertado antes que su pareja, era muy temprano en la mañana pero se sentía con energía para estar despierto; había sido una noche muy especial y de solo recordarlo se le ponía la cara roja y la sangre de todo el cuerpo le hervía. Antes de levantarse miró a su novio dormir, su cara se veía tan tranquila y serena, nada que ver con el rostro que mostraba al mundo entero; se quedó un largo rato mirándolo con amor y devoción antes de depositar un pequeño beso sobre sus labios. Después de un largo rato por fin pudo espabilarse completamente y se dispuso a ponerse su ropa, la cual tuvo que localizar en partes al estar esparcida en diferentes lugares del templo, hasta llegar por fin a la cocina.

Empezó a preparar café para ambos, se sirvió un poco, el cual bebió tranquilamente, para luego salir del templo para recargarse sobre un pilar mirando hacia el horizonte; apenas estaba amaneciendo y la vista era hermosa.

En ese momento, el castaño comenzó a recorrer en su cabeza todo lo que había pasado en su vida desde que conoció al de Cáncer, y se dio cuenta que los cambios tanto en su vida como en su persona eran demasiado grandes; había crecido como ser humano, se había caído y levantado de manera intensa, y estaba seguro que se había vuelto más fuerte a la par que más frágil, de una manera que lo complacía y lo hacía sentir más auténtico, como hace mucho tiempo no se sentía. Aquella mañana fresca que lo vio despertar fue testigo de cómo expandía sus alas como un pegaso que está listo para tomar el vuelo y tomar decisiones que antes de todo ello, no pensó que tomaría.

Tan concentrado estaba en su plática interna que no se percató que Deathmask ya se había levantado, puesto con la ropa que había usado el día anterior completamente despeinado y desarreglado, pero con una sonrisa de oreja a oreja que no se le quitaba con nada; se quedó a una distancia prudente para mirarlo completamente enamorado mientras el castaño estaba concentrado en sus propios pensamientos. Era la imagen más hermosa que había visto.

Después de un rato, el mayor se acercó a él abrazándolo por la cintura, metiendo su cabeza en su cuello para aspirar de su aroma besando tiernamente la piel que tuviera al alcance; Seiya se dejó hacer manso estirando su cuello y cerrando sus ojos mientras que acariciaba con una mano el cabello de su pareja. Después de un momento de arrumacos, Seiya le comentó:

-¿Sabes en que estaba pensando?-

-mhh-

-En ti, en mí, en nosotros

-mhhhhh-

-yo…- se separó de él, para forzarlo de alguna manera a mirarlo, ya que estaba hipnotizado haciéndole cariños, y quedaron mirándose uno frente al otro. El castaño estaba nervioso, así que tomó las manos del otro para sentirse más fuerte y seguro, mientras este lo miraba fascinado, casi embelesado, ante la maravillosa imagen que la vida le otorgaba de su novio contra la luz del sol pegándole de espalda, resaltando sus alborotados mechones de cabello en un tono cobrizo, e iluminando esos hermosos ojos de chocolate que ya por sí mismo brillaban con luz propia. Estaba perdidamente enamorado de él, al punto de causarle dolor en el pecho y sentía que su amor no le cabía en el cuerpo. Quería estar para siempre a su lado.

-Bueno... las cosas han cambiado tanto desde el momento en el que nos conocimos; aún recuerdo cuando te conté sobre lo vacío que me sentía en aquel momento, y llegaste tú a llenar mi vida de tantas cosas, más de las que alguna vez imaginé…- lo miro lleno de emoción, con sus orbes cafés gritando amor - y ahora, yo... solo quiero decirte que eres lo mejor que me ha pasado en la vida; gracias a ti yo soy alguien nuevo, diferente, y ya no quiero huir a ningún lado, de nada ni de nadie… yo quiero quedarme aquí en el santuario contigo- apretó sus manos con fuerza- me siento más motivado que nunca a convertirme en el caballero de sagitario y proteger a la tierra que amo a tu lado…. Te amo Deathm- No pudo terminar lo que estaba diciendo, el mayor tomo su rostro entre sus manos y lo beso con pasión.

El italiano lo sabía, sabía que ese chiquillo atolondrado lo quería, porque se lo demostraba día con día, y aun así su corazón se derretía de infinita ternura cada vez que lo escuchaba de sus labios, mientras lo miraba con esas pupilas tan transparentes en las que podía ver sin restricciones la profundidad de sus emociones.

-Te amo Seiya, como nunca en mi vida pensé que sería capaz de amar, te amo con toda mi alma… quédate para siempre a mi lado- le decía entre besos, mientras se sostenían con demandante pasión.

-te amo, te amo, te amo, te amo, te amo…-Eran las palabras que se escuchaban, y que significaban promesas del uno hacia el otro; eran dos personas tan distintas que era difícil imaginarlos juntos, pero con sus diferencias se complementaban y habían encontrado en el otro aquello que tanta falta les había hecho por tanto tiempo. Dos almas, que, de manera inesperada, habían encontrado el amor.

-¡Que vivan los novios! ¿Será que pronto seremos testigos de una boda en el santuario? Si es así, tendremos que seguirle el paso a estos tórtolos ¿No crees, mi cielo? Incluso podríamos tener una boda doble– Dijo Afrodita llegando animadamente mirando con ternura a sus amigos amarse, para luego mirar a su querido Shura con amor infinito.

-Podemos casarnos ahora mismo si así lo deseas, mi dulce ángel- le dijo serio, pero intenso, así como era el de Capricornio, seguro de estar frente a su alma gemela. En menos de un segundo se besaban apaisadamente y con la intensidad que solo a ellos les caracterizaba, sin el más mínimo reparo en los testigos presentes.

Los otros se separaron para mirar divertidos a la intensa pareja. Ambos, el de capricornio y el de piscis habían estado tanto para Seiya como Deathmask en todo momento, apoyando con profunda lealtad a ambos de la manera cálida y cariñosa que les caracterizaba, y que el castaño jamás imaginó conocer. Desde que habían descubierto la relación prohibida entre él y el peliazul ambos se habían vuelto inmediatamente sus amigos, y lo trataron como a uno de ellos. Para Seiya había sido igual maravilloso e intenso, ya que, como bien le había dicho su novio, Afrodita era la personas más expresiva a nivel emocional que había conocido en toda su vida, y lo trataba con un cariño tan explosivo que cuando apenas comenzaba su amistad se sintió profundamente aterrado. Pero claro, eso fue en un principio y no le tomo prácticamente nada quererlo con la misma intensidad. Se habían vuelto amigos inseparables y se apoyaban mutuamente en todo momento.

-Vamos muchachos, cálmense un momento. No vayan a hacerme tío aquí frente al mundo entero, por favor.

-Maski que aguafiesta eres…- dijo el de piscis apenas y separándose del otro quien seguía besándolo extasiado - No quisimos interrumpir su amor pero habíamos planeado ver una película en mi templo para luego ir al pueblo a pasar el día, y pensamos en invitarlos a estar con nosotros… ¿qué les parece?

-Sí, nos encantaría pasar más tiempo con ambos, y no queríamos desaprovechar ahora que los vimos aquí juntos – dijo el pelinegro, separándose por fin de su novio para hablarles de corazón.

- me parece increíble, ¿tú qué opinas? – dijo Seiya bastante emocionado.

-Si no te importa pasar el día con este par de locos chiflados, por mí no hay ningún problema- dijo en un tono sarcástico, pero dichosamente feliz de compartir momentos así con las personas que más quería.

-¿locos chiflados? ¿Acaso estás hablándole a un espejo, querido Death?

-Claro que si Afrodita, si no estuviera igual de demente no sería amigo de un par de desequilibrados como ustedes dos.

-Eso quería escuchar…

Partieron juntos, hablando animadamente, riendo y compartiendo la vida que se les había permitido vivir, junto a quienes más amaban en el mundo.

Deathmask, por su parte, miraba la escena, infinitamente conmocionado; después de tantos años de estar rodeado por un mundo gris lleno de angustia y de tristezas, después de haber pasado por tantas pruebas, por fin había conseguido la felicidad absoluta que jamás imagino tener. Nunca pensó que podría merecer tener una vida tan brillante como esa, y no podía sino simplemente sentirse infinitamente agradecido con la vida por darle todo lo que tenía a su lado, que había sido para él algo infinitamente inesperado. Sin que los otros lo notaran empezó a derramar lágrimas, pero esta vez, de infinita felicidad. Estaba entusiasmado por lo que el destino les deparaba, juntos.

Ya luego tendrían que rendir cuentas a Aioros, claro está.

 

FIN

 

 

Notas finales:

¡Muchas gracias a todos!

Quiero agradecerles con toda mi alma y corazón a todos aquellos que se dieron la oportunidad de leerla, a quienes me otorgaron su tiempo y me dejaron reviews en cada capítulo que escribía, me dieron ánimos y la motivación para crear lo que hoy es esta historia. Me gustaría agradecer con mi corazón a:

PONYFLECHAESTELAR

Lady_Gaara

MINARI

crystalwall

Patamon1998

y todo aquel que deje un comentario en un futuro. Muchas gracias por todo, son todos maravillosos, me motivaron a seguir adelante con lo que estaba haciendo, me inspiraron mucho y nunca podré demostrar lo suficiente mi agradecimiento. Muchas gracias

Estoy muy feliz porque, aunque suena un poco extraño, para mí es como cerrar un capitulo y me llena de dicha y emoción. Muchas gracias de verdad, no me alcanzan las palabras.

He de admitir que llore un poco cuando escribí esto, para mí la escritura es algo mágico y aprendí muchas cosas en el proceso. Tengo muchos años leyendo historias y hasta que me senté y tuve el valor de hacer la mía, me di cuenta de lo valioso que es todo el trabajo y esmero que pone un autor en sus historias. Fui entendiendo aunque sea un poco, su proceso creativo, las decisiones que tomaban y el porqué de ellas, (o al menos como yo imagine que sería si estuviera en su lugar) el sacrificio que significa darle tu tiempo a algo que no te otorga ningún tipo de remuneración y seguir adelante con ello!! Solo quiero decirles que estoy muy agradecida con todos ustedes, lean esta nota o no, y que los admiro muchísimo.

¡Este es un adios temporal! Me emociona mucho hacer esto y espero mi musa interior se sienta con ánimos para traer una historia nueva pronto. Aunque ya lo he dicho demasiado, muchas gracias a todos. un beso enorme, ojalá hayan disfrutado esta historia. Los amo.

Angélica


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