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Inesperado por iscristin

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Notas del capitulo:

Hola! Estoy feliz de poder actualizr nuevamente. En este capítulo vamos a ver las cosas avanzar un poco mas rápido. Las emociones de estos dos caballeros avanzan de manera vertiginosa, ¿será que se dan cuenta?

Muchas gracias por leer, lo aprecio mucho

-Te veo más animado amigo- le dijo Shun a Seiya, ambos estaban caminando en dirección al coliseo hacia una reunión con el patriarca en la que todos los caballeros habían sido llamados. En aquel momento se estaban realizando acuerdos muy importantes para la tierra entre Athena y Hades. Ambos dioses buscando una resolución que dejara a ambas partes contentas en lo posible, y por un buen tiempo se iba a tener la presencia de algunos espectros en el santurario que acompañaban a su Dios en sus visitas. Se realizaban varias reuniones en las que se ponían de acuerdo sobre las cosas que se tenían que hacer, las obligaciones de cada uno, y se pedía a los caballeros mantenerse alertas por cualquier situación.

Si, estaban llegando a acuerdos pero uno nunca sabe. Hace muy poco se estaban matando entre ellos.

El de Andrómeda y el Pegaso estaban caminando juntos hacia la reunión de ese día. Estaban platicando amenamente, y el peliverde no pudo evitar demostrar lo que tenía varios días pensando. Su amigo estaba feliz, sí, pero... raro.

Y era cierto. Habían pasado ya algunos días desde el primer encuentro entre el caballero de Pegaso y el Dorado de Cáncer, y esos encuentros habían continuado. Al principio fue extraño convivir el uno con el otro ya que entre ellos representaban un terreno desconocido e inexplorado. Con el tiempo, pasar tiempo juntos se volvió casi una rutina; terminaban sus respectivas actividades como caballeros, y cuando era tarde en la noche, Seiya se escabullía lo más sigilosamente posible de su templo para encontrarse con el dorado. Se veían con bastante frecuencia y pasaban el rato hablando de todo y nada; sin darse cuenta habían desarrollado una atípica amistad. Esta amistad había traído una paz enorme en el corazón de Seiya, quien se estaba portando distinto, pero no lo percibía.

Su tristeza se iba evaporando poco a poco, se sentía más emocionado con sus obligaciones como caballero. Aun así no podía explicar el porqué estaba tan animado.


Seiya veía en Deathmask a un confidente. Le gustaba que el dorado no lo trataba como a un niño, su maestro tampoco lo hacía pero había una relación paternal de por medio que marcaba bastante esa diferencia de edad. Mientras que el italiano era alguien a quien no veía como un padre o hermano mayor, era su amigo; lo escuchaba y de vez en cuando le daba consejos. El mayor no era un experto en ese ámbito, no acostumbraba a decirle a otros como resolver sus problemas (tampoco es que le importara), pero hacia el esfuerzo por el menor, y aunque eran recomendaciones escuetas, Seiya las seguía al pie de la letra. Tener una relación así había traído a su vida algo nuevo y refrescante, que aliviaba su tristeza.

Sus amigos habían notado que Seiya estaba más alegre de costumbre. El castaño siempre intentaba estar feliz por lo demás pero ahora su felicidad parecía estar en su punto más alto. El menor no les daba una razón en específico, y todos estaban intrigados. En esta ocasión fue Shun quien se animó a indagar un poco más en los sentimientos del Pegaso, pero Seiya realmente no se sentía muy diferente. Su amistad con Deathmask le había aliviado enormemente a nivel emocional pero, ¿era para tanto?

-No sé de qué hablas Shun, estoy como siempre- dijo con su típica actitud despreocupada.

-En serio, todos estamos intrigados por ti, estas muy misterioso últimamente… ¿estas saliendo con alguien acaso?

-que va, si ahora mismo Aioros me está sacando el aire, no tengo tiempo para pensar en esas cosas, ninguno de nosotros, menos con esos espectros aquí rondando el santuario.

-Bueno, tienes razón, pero es que de verdad que veo algo distinto en ti, y me da curiosidad, no quisiera que me dejes de tener confianza o algo así…- al fin pudo ponerle palabras a lo que sentía, Seiya era su mejor amigo y sentía que lo estaba desplazando, y no quería eso, quería mucho a su moreno amigo.

El moreno lo miró y se sintió culpable. Era verdad que no había hablado con nadie sobre su nueva amistad con Deathmask, y Shun siendo su mejor amigo era quien conocía todo sobre él, se merecía saberlo; pero en este momento de su vida no sentía el valor para hablar con Shun como lo hacía con Death, con quien sentía que podía ser más abierto en muchos sentidos. El mayor era un hombre bastante liberal y no juzgaba en lo absoluto ningún sentimiento o idea. Le daba miedo que Shun sí, ya que el peliverde era un alma demasiado noble y temía que no entendiera lo que estaba sintiendo. Aun así se armó de valor y le soltó un poco

-No te pongas así amigo, tu sabes que eres mi cómplice del crimen, eres más hermano mío que de ikki, pero no le vayas a decir que se pone celoso- le dijo guiñándole el ojo, a lo que el otro le sonrió, era la verdad, el castaño era como su hermano- Solo que han habido algunos cambios en mi vida, y me estoy adaptando a ellos, eso es todo.

-¿Qué clase de cambios? – le preguntó intrigado

-bueno…Aioros cada vez me está exigiendo más, mis amistades están florenciendo… supongo que la vida avanza hacia adelante y me estoy adaptando a ello, no te preocupes por mi amigo- era todo lo que le nació decir, lo cual no era realmente una mentira. En algún momento tendría más confianza para hablar ciertas cosas con Shun. Aún no estaba listo.

El de Andrómeda no se quedó del todo conforme, era una respuesta muy ambigua a su punto de vista, pero le tomó la palabra y confió en su amigo. Seguramente tenía razón y el Pegaso estaba dándole más orden a su vida; los cambios son necesarios y él estaría ahí para su amigo en todo momento.

Ya más tranquilo con esa respuesta siguieron hablando sobre la situación del santuario, sobre los otros chicos de bronce, los de oro, sus nuevas obligaciones con sus maestros, en fin, de todo un poco. Se apuraron porque ya iban un poco tarde y no querían ser reprendidos.

Ambos llegaron antes de que iniciara; ya estaban todos reunidos y se acomodaron cada uno cerca de sus maestros. Shun se acercó y saludo amablemente a Shaka, quien le respondió de igual manera. Ambos tenían personalidades tranquilas y tenían una relación cercana.

Seiya fue con su maestro corriendo como un niño y se le abrazo colgándosele como un mono. Aiorios lo reprendió con toda la fuerza que pudo (prácticamente ninguna), era uno de los encargados de organizar a los caballeros y tenía que ser una imagen de rectitud y fuerza para ellos. Seiya se lo hacía difícil siempre que podía con esas escenas, pero en el fondo adoraba que le mostrara cariño de esa manera, era el hijo que siempre quiso.

-Seiya… estamos en una reunión –le dijo quedo

-¿y qué?- estaba colgado de él mirándolo con todo el cariño que le tenía al que se había vuelto como un padre para él.

-Intenta comportarte como el caballero que eres y ayúdame a ser un ejemplo para los otros- intentó quitárselo sin éxito. Tampoco puso mucho entusiasmo, además le hablaba con firmeza pero le sonreía divertido. Seiya se limitó a hacerle una mueca de tristeza infinita con los ojos brillantes como gatito

-¿Qué otro ejemplo necesitan? Soy el caballero de la esperanza, ¿no?.... –dijo con un tono lastimero-  buah… está bien, que sepan que para mí es un esfuerzo muy grande hacer esto, pero lo hare por la humanidad y por la tierra… - dijo mientras se separaba de él y hacía una pose de soldado, haciendo un saludo militar, su cara era de seriedad infinita. Aioros no pudo evitar reírse. Era un mocoso impertinente; pero como lo quería.

La mayoría le miraba enternecidos; la mayoría menos uno. Deathmask presenció toda esa escena. Claro que era algo bonito ver esa relación paternal. Claro que sí. Era una cosa muy tierna, muy bonita, preciosa, maravillosa, empalagosa, desagradable, innecesaria, molesta, muy fuera de lugar en ese momento, innecesaria ¿Ya lo había dicho?. Es que el caballero iba conociendo a Seiya y tenían una atípica amistad; le agradaba mucho el caballero de pegaso y le gustaba hablar con él. Había encontrado en Seiya más de lo que había imaginado. Era verdad que era menor que él, pero aun así se sentía relajado a su alrededor, y valoraba ser importante en su vida. Aunque el Pegaso escondiera gran parte de sus emociones al resto del mundo, con él era un libro abierto; si estaba triste, enojado, frustrado o invadido por cualquier emoción negativa, la dejaba salir como un huracán con él, le compartía muchos secretos e incluso se permitía ser vulnerable a su alrededor, algo que aún no sabía cómo manejar correctamente, pero se esforzaba por estar para él a su manera.

Seiya era impulsivo, terco e infantil cuando se lo proponía, pero si era tan querido por todos era por su personalidad tan alegre y enérgica. Tenía una sonrisa contagiosa y una risa sincera, lo trataba como a su igual y eso lo hacía sentir especial. El menor buscaba hacerlo reír todo el tiempo con éxito, algo que no cualquiera podía lograr en su persona, pero Seiya se las arreglaba para arrancarle una que otra risa a pesar de su carácter serio, por lo cual le agradecía infinitamente. Intentaba siempre que podía devolverle las risas, las cuales eran fáciles de obtener en un chico como él.

Así fue como Death cayó rendido en sus encantos, le agarró un enorme cariño, y le gustaba pasar el mayor tiempo posible con el menor; le gustaba el respeto que le mostraba y lo mucho que se esforzaba por ganarse su atención; aunque no se atrevía a decirlo en voz alta, se sentía muy complacido por ser él quien tuviera esas atenciones por parte del Pegaso. Estaba un poco incómodo por esas muestras de cariño tan directas en un momento como ese con Aioros, pero era por la reunión. Era solo eso. Aun así su estómago tenía un nudo fuerte y deseaba retirarse en el momento

Cuando la reunión empezó el pegaso se comportó a la altura. Estaba serio y poniendo atención a lo que estaban diciendo tanto el patriarca como la diosa Athena. El italiano no dejaba de mirar a Seiya, quien estaba realmente concentrado, pero en un momento donde nadie le prestaba atención empezó a hacer caras extrañas y graciosas para alguien, eso lo hizo sentir algo molesto, ¿a quién le estaba prestando tanta atención?, por lo que volteó a ver a la dirección que miraba.

Su mirada apuntaba hacia Athena, quien luchaba con todas su fuerzas por no largarse a reír. En estos días la diosa había tenido momentos muy pesados con el Dios del inframundo. Todos esperaban mucho de ella y quería hacer lo mejor posible por su querida tierra, pero aun así su parte humana estaba agotada mental y físicamente, y en momentos así era su ángel, su salvador Seiya quien siempre le sacaba una sonrisa. Claro que el castaño no se medía y estaba haciéndolo en el peor momento, pero la diosa no se enojaba con él, siempre la sacaba incluso del hoyo más profundo y por eso era su mejor amigo y caballero más cercano.

Cuando la diosa sintió que no podía aguantar más se dio la vuelta y fingió acomodar un poco su vestido, pero se permitió sonreír un poco, volteó a ver a su caballero y le pidió con la mirada que le diera un respiro. Seiya le sacó la lengua para luego poner nuevamente atención.

¿Qué acaso Seiya no se cansaba de estar siempre de bromista? Incluso aunque le había confesado toda su tristeza y cansancio, el Pegaso no dejaba de mostrar su mejor cara a sus seres queridos. Aquel niño buscaba siempre animar a los demás y hacerlos reír. Eso era algo que no cualquiera tenía la fuerza para hacer, no era sencillo esconder una cara larga para darle animo a quien amas. Por eso el de Cáncer, admiraba a ese chiquillo. Nunca se lo dijo en voz alta pero él admiraba esa fuerza. No le molestaba que hiciera esas cosas, pero… debía admitir que le causaba cierto recelo que alguien que no fuera él quien tuviera la atención de Seiya.

El dorado no se dio cuenta que tenía DEMASIADO viendo a Seiya, y este sintió la penetrante mirada en su persona y volteo a verlo. Deathmask fingió demencia y se volteó a la velocidad de la luz hacia ningún lado en particular, pero luego de un momento volteó a verlo y, ahí estaba esa sonrisa, solo para él.  Sintió un pequeño latido en su corazón, pero lo ignoro, fue muy pequeño de todos modos.

El pegaso le hizo una cara de fastidio y señalo hacia el patriarca, tratando de comunicarle lo “poco divertido” que era está ahí en ese momento, mientras él le respondió con gestos que “se sentía igual”. Tampoco estaba muy contento con tanta cosa. Que esto no era tan difícil; si un espectro se pasaba de listo lo molían a golpes y ya está. No había mucha ciencia en aquello.

Siguieron haciéndose gestos de manera discreta, nadie les ponía atención y podían darse el lujo de comunicarse pero con discreción, para que no los regañaran. En algún punto Seiya le hizo señas para indicarle que quería hablar con él más tarde, el peliazuk asintió inmediatamente, y ahí quedó su conversación.  El mayor de pronto se sentía muy animado y se movía ansioso, seguramente era porque estaba la reunión por acabar. Pobre, él no se daba cuenta de lo mucho que le afectaba las acciones del otro.

Por su parte Seiya estaba igual de feliz, estaba realmente cansado de todo aquello y la idea de tener un momento para platicar con su amigo Death lo ponía de muy buen humor. Estaba sonriendo radiantemente y jugaba con su cabello, mientras estaba pensando seriamente en lo que le diría al italiano más tarde. ¿Debería contarle su plática con Shun?, o tal vez le podría contar sobre su día entrenando. Le había ido muy bien en el entrenamiento, aún tenía muchas dudas sobre si debería hablar con su maestro sobre cómo se sentía últimamente, quería pedirle un consejo al mayor.

Descubrió que el de Cancer era alguien especial con mucha madurez, la cual parecía haber obtenido de una vida llena de duras pruebas que habían dejado marcas profundas en su alma, pero que todavía no se atrevía a mostrarle. Estas marcas se escondían muy bien detrás de su carácter tosco y malos modos, alejando a la mayoría de personas que intentaban ver más allá de ello (si es que lo intentaban).  Seiya era alguien curioso, era alguien que no se rendía ante las adversidades ni ante nada por lo que no se dejaba amedrentar por ello, y terco como era, buscaba ver a través de sus barreras. Poco a poco fue descubriendo que el dorado escondía una personalidad fresca y relajada, que no era el temible ogro que luchaba por ser, y muy por el contrario su toscos modos hacía con él escondían un dejo de dulzura y una preocupación que ni el mismo Cáncer era consiente que sentía. Con mucho esfuerzo Seiya supo hacer sentir a Cáncer con la confianza para ser él mismo con más frecuencia, un logro que hacía sentir al menor más que complacido, incluso orgulloso.

No lo veía de la misma manera en la que veía a Sagitario. Arioros tenía su lugar irremplazable en su corazón, pero le había hecho un hueco especial a su nuevo amigo Deathmask; se esforzaba por pasar más tiempo con él, sacarle más risas, traer más alegría a su vida y como no, buscaba ganarse su aprobación a todo momento, algo que solo le había ocurrido con Aioros, hasta ahora.

Cuando la reunión finalizó le comentó a Aioros que quería ir a dar un paseo por el santuario, necesitaba despejarse y también quería estar al pendiente de si algo pasaba, los tres jueces del infierno iban a venir con Hades a hablar con su diosa. Su maestro le dijo que sí y le dijo que le esperaba en el templo para cenar, que no se tardara. El pegaso se fue un poco ansioso; tenía solo una hora para pasar el rato con el italiano, y eso lo ponía triste, por lo que se apuró para llegar al lugar de siempre.

Cuando llegó el mayor ya lo esperaba.

-¡Cielos Death! Eres más rápido que el rayo, no me di cuenta cuando te fuiste.

-Bueno- se pasó una mano por la nuca- no tengo tantas obligaciones así que me fui en cuanto dejaron de parlotear. Estaba más que harto. –terminó diciendo como si no importara.

-¿En serio? Yo tengo que estar con Aioros patrullando por la noche, van a venir los tres jueces aquí y se nos encargó vigilar unas zonas, no me enteré cuales, mientras que le pidieron a Saga, Shaka, y no se quien más vigilar otras- El menor se rascaba la nuca intentando recordar lo que se le dijo, no había puesto mucha atención.

-jajaja, si tu fueras el encargado de dar los recados estaríamos fritos- le dijo con burla.

-¡Oye!... bueno, talvez…. ¡Pero al menos mis reuniones durarían menos! Solo escuchar un minuto completo a Shion me  vuelve loco.

-Ya somos dos, mocoso-

-¿Entonces qué es lo que tienes que hacer tú?

-No se me pidió hacer nada… solo estar atento por si pasaba algo y avisar inmediatamente- Dijo como si no fuera importante, en realidad no era para tanto, pero aun así sentía cierto escozor en el alma al pensarlo. No confiaban en él.

Seiya por su parte no supo que decir; aunque se esforzó por esconderlo, el mayor tuvo un breve instante un dejo de dolor en su mirada. Seiya sabía que era difícil, que no todos confiaban en él. Había escuchado una o dos veces a algunos caballeros opinar desagradablemente del mayor; al parecer no era muy querido dentro de la orden y era muy duro imaginarlo, estar en sus zapatos. Seiya no se dejaba llevar por las opiniones ajenas, lo respetaba mucho, no juzgaba su pasado. No conocía la profundidad de sus culpas o el tamaño de sus equivocaciones, pero creía que había pagado lo suficiente por sus pecados y estaba haciendo el mayor esfuerzo por ser un caballero fiel a su diosa como todos los demás, ¿no merecía él también una segunda oportunidad?

-Bueno, al menos no vas a desvelarte vigilando a esos hombres aburridos amigo.. Míralo por el lado positivo – le dedico una sonrisa radiante.

Aquella sonrisa lo calmó un poco. Ninguno dijo nada más por un largo tiempo. Se quedaron en silencio, uno dándole otro el espacio para sus sentimientos y el otro intentando no dejarse llevar por la decepción. Eso era lo mágico de su amistad, podía haber silencio entre ellos sin ser incómodo.

-Algún día yo voy a ser el patriarca y te voy a volver mi segunda mano, Death. – le dijo con convicción. –Juntos vamos a conquistar el mundo.

-¿Vas a volverte loco como Saga y vas a intentar derrocar a Shion?.. Ese tipo de planes no terminan bien pegasito, yo no te lo recomiendo- le dijo con una sonrisa. En realidad no era tan mala idea, a pesar de que él había sido un seguidor de Saga y había terminado muy mal para él, estaba seguro que Seiya, siendo el mocoso noble que era, seguramente haría de este mundo un lugar de flores y ponys para todos… el de Cáncer lo seguiría hasta el fin del mundo, se dijo.

-¡Que va! No necesito volverme loco, algún día me ganaré ese puesto… no tengo pruebas pero tampoco dudas

-jajajaja ¿y cómo vas a lograrlo? Además, esa es una responsabilidad muy grande que traería más estrés a tu vida… ¿no crees que sería peor para ti?

El menor se quedó pensando un momento. Era verdad, él mismo le había dicho lo insatisfecho que estaba con su vida actualmente, pero tenía una poderosa razón y le dijo:

-Es verdad, estoy inseguro, me siento agobiado ante una vida con la cual todavía no me siento conforme, pero… no me desagrada la idea de ser un caballero, solo no me siento satisfecho, siento que algo me falta, pero no sé qué es todavía…. Y fuera de eso, me gusta dar lo mejor por las personas que amo, por eso le doy siempre lo máximo en el entrenamiento con Aioros… y si siendo patriarca puedo hacerle ver lo valioso que eres a todos…. Yo lucharía por ser el mejor patriarca del mundo, obtendría ese puesto por los dos.- Terminó mirándolo a los ojos y dedicándole una dulce sonrisa

Otro pequeño latido. Definitivamente seguiría a ese niño hasta el fin del mundo.

Ambos se quedaron en silencio después de eso; estaban tranquilos disfrutando la compañía mutua; pronto el pegaso se iría a su templo, y claro que le agradaba al idea de pasar tiempo con su querido maestro, pero también le gustaría tener más tiempo para convivir con Deathmask, quien se volvía cada vez más importante para él.

Lo que ninguno se percató fue que un par de ojos dorados miraba desde lejos a Seiya, y lo miraban con todo el odio y resentimiento del mundo. Uno de los tres jueces del infierno, Radamanthys, había llegado antes de lo planeado al santuario, y no era para menos que vigilar a aquel insignificante caballero que la había causado tantos problemas en el pasado. Seiya no se dio cuenta de nada, ya que el espectro escondió al máximo su cosmos para no ser detectado; era consciente de que eran momentos de paz y que cualquier cosa que hiciera le costaría caro incluso con su Dios, pero no podía evitarlo. Tenía que encontrar  la manera de vengarse del Pegaso, fuera ahora o en cien años, iba a pagar caro.

El rubio había sido siempre un guerrero orgulloso de su fuerza, pero desde que se cruzó con aquel chico no volvió a tener la misma seguridad ante sí mismo, incluso se sentía impotente ante la idea de que un niño tan poca cosa hubiera podido igualar su poder aunque hubiera sido por un instante. Estaba humillado, se sentía débil, y quería a toda costa desquitarse como diera lugar.

Después de las guerras las cosas habían cambiado. Se estaban buscando acuerdos de paz con la tierra, y eso le había vuelto muy difícil buscar venganza, pero estaba segura que encontraría la oportunidad de hacerlo. Miró por última vez al menor antes de irse, tenía que estar con los otros jueces para acompañar a Hades en estas reuniones ridícula, ya luego seguiría espiándolo.

Pasó un tiempo hasta que Seiya sintió que era el momento de volver a su templo, ambos se despidieron con la sensación de que, no querían hacerlo, pero con la convicción de verse nuevamente en los días próximos.

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Seiya había estado muy tenso por varios días con el asunto de la vigilancia; los espectros estuvieron en el santuario un largo tiempo mientras se llegaban a acuerdos importantes, y cuando por fin se habían retirado al inframundo se pudo respirar nuevamente en el santuario. Los caballeros de todos los rangos estuvieron bastante ocupados vigilando “disimuladamente” a los espectros de Hades; Seiya junto con su maestro, fueron los más atentos a cada movimiento, se les había confiado una responsabilidad grande y estuvieron listos para lo que sucediera, pero para Seiya las cosas parecían ser más densas que para sus colegas.

Todos parecían bastante tranquilos ante la presencia de los espectros, ninguno había mostrado un comportamiento hostil y todos los asuntos entre deidades estaban saliendo de manera positiva, por lo que estaban bastante esperanzados; el problema era que Seiya se sentía muy incómodo, y no sabía cómo expresarlo con palabras a los otros.

Se sentía observado.

Desde los primeros días había sentido una incomodidad muy fuerte en su persona, pero no sabía muy bien de qué manera explicarlo, ni siquiera a sí mismo. Sentía como si hubiera algo o alguien rondándolo en casi cada momento del día; incluso cuando dormía sentía que no se encontraba solo. Eso lo hacía sentir molesto, pero al mismo tiempo muy solo y vulnerable. Una noche en la que estaban cenando bastante tarde después de haber estado de vigilia en varias partes del santuario, el menor intentó hablarlo con Aioros, pero era tan difícil expresar para él que no pudo ser del todo sincero con el de Sagitario.

-Maestro, ¿Cómo se siente con la presencia de Hades y sus espectros en el santuario?... no se siente…¿Extraño? – dijo con un poco de esperanza de que el mayor tuviera los mismos sentimientos que él y fuera más fácil hablarlo.

-Si te soy sincero no me agrada que estén aquí; fueron una amenaza para el bienestar de la tierra y de Athena, no es algo fácil de perdonar… pero las cosas están bastante tranquilas, y Athena está bastante positiva con lo que está logrando… supongo que no puede ser tan malo- el mayor estuvo pensativo al principio para luego terminar con una sonrisa.

-yo… no estoy muy seguro de todo esto… me siento… raro.

-¿Cómo raro? – preguntó el mayor curioso

-No se… tal vez, un poco preocupado… o inquieto, no sé cómo explicarle.

-Lo entiendo… tu viviste esta situación y la sufriste más que nadie Seiya…- le dijo mirándolo a los ojos con comprensión, poniendo una mano sobre su hombro- Pero tenemos que confiar en Athena y las decisiones que toma. Si algo llegara a pasar estamos más que listos para pelear y dar la vida si es necesario.. Además ya los has vencido una vez, y esta vez no será la excepción… - el mayor le habló con toda la honestidad del mundo,  realmente quería calmar su corazón, intuía que para el menor no fue fácil olvidar muchas cosa que vivió en aquella ocasión tan dura, y quería hacerle saber que todo iba a estar bien.- Además estoy seguro que más de uno retrocederá al ver el caballero en el que se está volviendo mi discípulo favorito… y si no, ellos van a tener que vérselas conmigo muchacho, yo voy a estar contigo y juntos nadie va poder contra nosotros.- terminó guiñándole el ojo.

Seiya realmente quería creerle a su maestro. Sus palabras fueron un bálsamo para su atormentada alma, no solo por el cumplido escondido entre sus palabras, las cuales llenaban de dicha esos huecos en su corazón cavados desde la inseguridad, sino por la idea de saber que su maestro iba a estar con él pasara lo que pasara. Pero su corazón no dejaba de sentir esa incertidumbre, y no tuvo el valor de compartirlo sin sentir que se vería débil ante los ojos del mayor.

Primero muerto.

Puso la mejor cara que pudo, y le dijo -tiene razón maestro… debo estar exagerando un poco, todo va a estar bien mientras luchemos juntos – dijo con una sonrisa radiante, lo último sí que era una verdad.

El dorado le devolvió la sonrisa, y ambos continuaron cenando. Poco después llegó Aioria a su templo y los tres estuvieron platicando un buen rato. Al parecer el de Leo había tenido una tarde bastante agotadora por que el fénix era un necio y no lo obedecía en lo absoluto, asi que, resignado decidió ir a desahogarse con su hermano y el pegaso. Le caía muy bien ikki pero a veces era insufrible. Seiya en algún punto decidió aprovechar la situación y le comentó a su maestro que iba a dar un paseo rápido para despejarse y que volvería pronto. Los hermanos le dijeron que si y que tomara el tiempo que necesitar.

Seiya salió tranquilamente del templo y cuando estuvo fuera apresuró su paso hacia aquel lugar donde veía siempre a Deathmask. Hace varios días que no podía verlo, y se sentía tan agobiado por ello que creía que en cualquier momento iba a estallar; hablar con el italiano se había vuelto una parte muy importante de su vida como ninguna otra cosa; además ahora mismo volvía a sentirse observado  y lo hacía sentir como si estuviera huyendo de algo, o de alguien. Necesitaba hablar con el peliazul y expresar sus miedos o terminaría loco.

Seiya se había topado al de cáncer una o dos veces en sus vigilias, y con la mirada intentaba comunicarle que lo sentía, a lo que el otro le daba una mirada de comprensión; sabía que estaba atorado hasta el cuello de obligaciones y no quería agregar más presión. No había ningún problema. Aun así el Pegaso temía que eso los alejara y ya no quisiera pasar su tiempo con él, y ese sentimiento generaba un hoyo en su estómago tan grande que lo aterraba. Le pedía a los dioses que por favor estuviera ahí, o si no correría a su templo a buscarlo, pero tenía que verlo.

Por su parte, el italiano estaba más que ansioso, desde que dejó de pasar tiempo con el Pegaso se sentía… ¿triste?. Era raro pensarlo; alguien como él siempre había sido un lobo solitario pero ahora tenía una conexión muy fuerte con ese niño y quería pasar todo el tiempo que pudiera a su lado… Y esos pensamientos lo confundían de manera desesperada. ¿Es así como se siente uno con un amigo? Con Afrodita no sentía tal desesperación, se dijo. Había salido a mirar el cielo en aquel lugar donde siempre hablaban, tal vez así podría sentir su presencia de alguna manera.

Cuando Seiya estuvo cerca, distinguió a una figura que estaba recargada en un árbol. Era él. Ambos voltearon a verse al mismo tiempo y el sentimiento de alivio fue tan grande que parecía que el mundo se detuvo ante ellos.

Seiya salió del trance y corrió tan fuerte como pudo hacia Deathmask. Se abrazó a él con necesidad escondiendo su rostro en el pecho del otro. Lo necesitaba más que nunca.

El otro se quedó un momento en shock; Seiya nunca había reaccionado de tal manera. Se empezó a preocupar mucho.

-Seiya.. Que sucede- lo hizo mirarlo a los ojos y lo abrazo de vuelta

El menor, quien había guardado sus emociones por tanto, simplemente soltó el aire que estaba conteniendo en los pulmones, y se recargo sobre el pecho del mayor, con sus ojos cerrados, dejando que la fragancia que desprendía le inundara los sentidos. Después de un momento, ninguno se pregunto, ni siquiera les paso por la cabeza si aquella era demasiada familiaridad para un par de amigos, simplemente el castaño le respondió

-Siento que algo no está bien…. Siento que algo malo va a pasar, no estoy cómodo con la presencia de los espectros aquí; hace días que me siento observado… como si alguien me siguiera a donde voy pero todos parecen estar tan bien y no sé si es que me estoy volviendo loco… y el no saber que sucede me hace sentir…miedo.. Sé que es una tontería- intentó hacer de menos la situación, le estaba costando mucho verse tan vulnerable con él-pero estoy asustado, y tengo miedo de expresarlo sin verme débil.- terminó. Nunca se había mostrado tan vulnerable ante nadie.

El otro lo abrazó con toda la fuerza que pudo. No hubo necesidad de palabras; él lo entendía, había luchado toda su vida por mostrarse como un hombre temible y poderoso, cuando había pasado gran parte de su tiempo asustado. Era tan difícil mostrar esa parte de uno mismo ante otros, y aquí estaba Seiya abriendo una vez más una puerta de par en par, solo para él. El nivel de preocupación que sentía por él lo superaba, quería borrar esos miedos, quería desaparecer esas lágrimas y poner en vez esa hermosa sonrisa que tenía y lo deslumbraba… No se detuvo a analizar en todo lo que significaban esos pensamientos, solo podía pensar en el otro. Le puso una mano en la mejilla y lo hizo mirarlo a los ojos.

-No es una tontería, ¿entiendes?... Nada de lo que sientes es una tontería… yo también me he sentido observado algunas veces últimamente.- confesó

Seiya se sorprendió, pero sintió un enorme alivio de saber que alguien entendía como se sentía, y lo abrazó nuevamente. No estaba loco.

-¿en serio?

-Si… yo también me he sentido incómodo y molesto…-le confesó con algo de pena, pero el otro había sido vulnerable con él y quería ser reciproco- no le di importancia porque podía ser cualquier persona y no realmente mucho que observar- era cierto, era un tipo simple que si no estaba vagando solo entrenaba  ya ¿ que podía ser tan interesante?- auqnue no lo comenté con nadie por no parecer un paranoico (tampoco que hubiera alguien interesado en su vida, vaya)… no ha sido muchas veces e intento fingir que no me preocupa en lo absoluto, pero me da una mala espina…. Supongo que alguien nos tiene en la mira.. y no sé si me preocupa más que sea un espectro o uno de nuestros colegas

-¿Alguien de la orden?

-Claro… como pasamos tanto tiempo juntos, y bueno… yo no soy el caballero del mes, ni del año, ni del siglo… pues la gente puede verlo con malos ojos, ¿no lo crees? – volteó a mira hacia otro lado, se sintió un poco infantil con ese comentario.

Por su parte el menor por alguna razón sintió algo en su estómago, distinto al miedo y ansiedad de aquellos días, pero más fuerte, y sus mejillas se pusieron de un tinte rojo, el cual pudo disimular al tener su rostro en el pecho del otro. ¿Por qué se sentía así solo por aquel comentario?

-Bueno… sea lo que sea… o quien sea… estoy cansado de esto

-yo también estoy harto.. Pero si llego a toparme con quien sea que esté haciendo esto voy a hacerle pasar por su peor pesadilla- dijo lleno de odio, cerró con fuerza los puños conteniendo la ira. Una cosa es que le rompieran las pelotas a él que era un desgraciado... Pero que estuvieran intimidando a Seiya….

-está bien Death, lo importante es que sabemos que esto es real y estamos juntos en esto…hablarlo contigo me da tranquilidad… muchas gracias – le miró al ojos agradecido

El otro le miro y al percibir esa mirada tan brillante en los ojos chocolate del Pegaso… volteó nuevamente a un lado mientras se tocaba el cuello con una mano… quiso fingir demencia pero esos ojos le habían causado un nuevo latido, un poco más fuerte que los anteriores.

-No tienes que agradecerme… en verdad

Se separaron y se pusieron a hablar de cosas más tranquilas, tal vez era mejor despejarse de lo que pasaba mientras estaban juntos. Aquello hizo a Seiya sentirse bien nuevamente, con el de Cáncer todo estaba siempre bien, siempre sentía paz, y estaba contento, por lo cual sonreía ampliamente. Pasará lo que pasara lo tenía a él, tenía a Aioros, y él mismo era un guerrero que había luchado contra dioses por las personas que amaba. Tenía que tener más confianza.

Cuando se había hecho algo tarde, decidieron volver a sus respectivos templos, pero Deathmask insistió en acompañarlo. No es que estuviera preocupado por él, solo quería dar una vuelta por el santuario para cerciorarse que todo estuviera pacífico, se dijo.

-No es necesario Death, me siento más tranquilo después de hablar contigo – Sonrió el pegaso, ¿Era deathmask consciente de lo dulce que era?

-No es por eso Seiya… puedo aprovechar y visitar el templo de Piscis, hace tiempo que no visito a mi amigo y a su “adorado cabrito”- Lo último lo dijo imitando la pose enamorada y la voz chillona del de Piscis con un dejo de asco. Afrodita era empalagoso hasta lo insufrible cuando se trataba de su novio

-Vamos Death, es tarde y seguro están dormidos ya, no tienes que ponerme escusas… yo sé que-

-Ademaspodemospasarunpocomasdetiempojuntossituquieres- dijo tan rápido el mayor que apenas fue comprensible; miraba a otro lado completamente abochornado de lo que dijo y de sí mismo. ¿Por qué se comportaba como una adolescente hormonal? Se sentía patético en aquel punto. Era un adulto pidiéndole a un adolescente pasar más tiempo con él. Nadie se imaginaría algo así del “temible” Deathmask, se largarían a reír incrédulos si se los dijera.

Seiya se puso tan rojo como un tomate. No dijo nada, se quedó mirando al suelo, solo movió la cabeza en de manera afirmativa y ambos partieron al templo de Sagitario. Estaban los dos avergonzados y tensos, no sabían muy bien que decirse, ¿Qué había sido aquello? No lo sabían pero ambos en el fondo estaban felices. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

-Y bien… es una noche agradable…

-Sí que lo es, Death.

-Hace tiempo que no hablábamos… ya comenzaba a creer que me olvidabas pegasito…- le empujo con el codo juguetonamente, quería relajar un poco el ambiente.

Seiya sonrió -ja! Hasta crees… no te va a ser fácil deshacerte de mí Death… soy un terco y un grano en el trasero…- le dijo retándolo.

-Qué bueno que lo dijiste tú por mí…- Se aguantaba la risa en aquel punto, le gustaba hacer enojar a aquel chiquillo inquieto.

-¡Oye!

-¡Tú lo dijiste! ¡No te hagas el ofendido!

El menor solo se cruzó de brazos e hizo un mohín mientras Cáncer se reía de él, pero era una risa sincera cargada de mucha alegría. Atesoraba momentos como ese. La vida valía la maldita pena por cosas así.

-Ya basta de burlarte de mí- le dijo Seiya sosteniendo aun su gesto molesto, pero sin poder evitar sonreír un poco, le traía mucha dicha a su alma escuchar reír a alguien tan serio como el italiano

-Bueno bueno, pero no te enojes… solo estaba jugando contigo-

Sin darse cuenta estaban a nada del templo de Sagitario. Antes de la inminente despedida. Se miraron el uno al otro intensamente. No les importó nada más, que perderse en los ojos del otro. Pero todo tenía un fin.

-Debo irme… Aioros me cortará la cabeza si llego demasiado tarde- le froto el cuello con su mano mirando al suelo, mientras sonreía.

-Claro… aquí me quedaré hasta que te vea entrar.

-No es necesario- se puso rojo nuevamente, últimamente con el dorado era algo que le pasaba cada dos por tres.

-Anda ya… buenas noches, descansa bien.

-Buenas noches Death… Gracias por escucharme- Antes de irse corrió a él y le dio un abrazo cargado de sentimiento, para luego voltearse preparado para huir rápidamente. Lo hubiera logrado pero el mayor lo agarró del brazo

-Seiya… espera.

-¿Si?- Volteo pero no por completo, no lo veía directamente a los ojos, abochornado por su arrebato.

-Yo… no me importa que o quien esté haciendo esto… quien nos espíe… no me importa si se trata de un Dios invencible o lo que sea… yo te voy a proteger ante todo… si alguien intentara hacerte daño… lo mataría sin dudarlo.

Deathmask sabía que esas no eran palabras muy agradable de decir a otra persona. Los asesinatos que había cometido en el pasado lo atormentaban a cada minuto del día... pero esto era diferente. Esto no era un acto de maldad y egoísmo…e incluso si lo fuera, lo aceptaba. Por Seiya haría lo que fuera, cargaría con la culpa más grande y pagaría la penitencia más dolorosa, mataría, pero solo por protegerlo.

Seiya lo volteó a ver a los ojos. Tal vez a cualquier otra persona lo hubiera espantado, pero a él no. No tenía miedo de Death; sabía que era verdad lo que decía. Su corazón latía a mil por hora. Se abalanzo nuevamente a él y se unieron en un abrazo, más fuerte y más intenso. ¿Cómo pudieron haber vivido antes sin haberse conocido?

Seiya corrió hacia su templo mientras el italiano lo veía perderse en el interior. Se volteó en dirección a su propio templo. Su cara era de seriedad única, pero por dentro su mente y corazón era un desastre absoluto.  Los latidos de su corazón eran cada vez más fuertes, quería reír, gritar y llorar al mismo tiempo. ¿Qué era esto que estaba sintiendo? Tenía miedo de decir en voz alta aquella palabra de la que estuvo huyendo toda su vida con desesperación. Ninguna guerra, ningún enemigo ni adversidad había causado en él, el temor que estaba sintiendo de los sentimientos que aquel niño despertaba en su interior.

Estaba enamorado.

Quiso negarlo al principio, fingir demencia y asumir que estaba agradecido con el Pegaso por haber quitado en gran parte su soledad. Pero esto que sentía iba más allá de él, lo hacía sentir pequeño, impotente, humano... y al mismo tiempo le hacía sentir como el ser más poderoso, como si pudiera vencer al mundo entero.. Solo por él.

Se había enamorado de quien no debía, pero no se sentía con la fuerza necesaria para luchar contra esos sentimientos, ni quería hacerlo. Ese amor era la cosa más maravillosa que le había pasado en la vida, aunque no pudiera ser, aunque el otro no le correspondiera. Lo escondería del menor, del mundo entero, pero él guardaría sus sentimientos con recelo en su pecho y se iba a aferrar a ello con uñas y dientes. Ya no había marcha atrás

Se paró en seco por un momento. Ahí estaba esa sensación. Antes le había hecho sentir incomodo, pero ahora, simplemente volvió a caminar tranquilamente con paso decidido. Si esa persona o lo que fuera quería hacerle daño, ahí lo estaba esperando, que se acercara cuando quisiera. Iba a pelear hasta la muerte por proteger a Seiya.

 

 

 

 

Notas finales:

Espero que lo hayan disfrutado! Como podrán ver el capitulo me quedo bastante largo, estuve bastante tiempo viendo como podía dividir pero o quedaban dos fragmentos demasiado cortos o me sentía presionada a agregar algo nuevo y no salía tan natural.

Simplmente lo deje ser como lo cree, espero que no haya sido demasiado.

Muchas gracias por leer mi fanfic y otorgarme su tiempo, lo valoro muchísimo

Besos!


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