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Desde el principio por Tabuko

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Notas del fanfic:

Esta historia fue originalmente publicada en el proyecto "Baby Shinji! [06/06/20]" organizado por "KawoShin Love Paradise" en otras plataformas.

Notas del capitulo: Historia apta para todo público. No hay interacciones románticas entre los personajes.

-¿Quién eres tú? -preguntó el niño algo sorprendido al sentir que estaba volando mientras el joven lo sujetaba y volvía hacia el balcón desde donde había caído- Eres un superhéroe, ¿verdad?

-¿Crees que lo soy, Shinji?

-No lo sé. Puedes volar pero no tienes un traje.

Kaworu dejó al niño en el balcón y le pidió que entrara a su casa con sus padres. Shinji asintió, todavía emocionado y un tanto confundido.

-Adiós, señor superhéroe.

-Hasta luego, Shinji. Ten cuidado.

---

Tres años después, él volvió a a ese lugar.

Una extraña sensación se apoderó de Yui Ikari en cuanto vio a aquel joven albino de amable sonrisa en la puerta de su casa. No era como si el muchacho le hubiera infundido desconfianza o algo negativo, simplemente le pareció que ya lo había visto antes pero no era capaz de recordar dónde o en qué circunstancias.

El chico que se presentó como Kaworu Nagisa, dijo tener dieciséis años de edad y comentó que quiso aprovechar sus vacaciones de verano trabajando medio tiempo como cuidador de niños para poder hacer algo de dinero.

Yui lo invitó a pasar a la sala para poder conversar con él. A los pocos minutos, la señora Ikari pudo notar que el joven tenía excelentes modales y comprendió la razón por la que su amiga Kyoko Sōryū, quien le recomendó a Kaworu, se encontraba tan encantada con él.

-¿Entonces puedes comenzar mañana? -preguntó la mujer- Necesitaría que estés aquí a las siete.

-Desde luego, señora Ikari. Estaré aquí incluso antes.

-Es una lástima que Shinji no se encuentre aquí ahora para poder presentarlos. Fue a pasar unas semanas en casa de sus tíos pero regresará hoy en la tarde.

-Será un placer conocer a ese pequeño y compartir lo que resta de las vacaciones con él. La señora Sōryū me habló muy bien de Shinji, dijo que es un niño adorable.

-Lo es y no lo digo solo porque sea mi hijo. Sé que podrás llevarte bien con él; es decir, si pudiste llevarte bien con la pequeña Asuka, con Shinji será una tarea sencilla.

-Ni lo mencione -Kaworu sonrió y encogió los hombros- Esa niña es un terremoto andante, me costó bastante lidiar con ella pero contra todo pronóstico, acabamos llevándonos de maravillas.

En cuanto Yui despidió a su visita, quedó pensativa. Conocer a ese joven le provocó una especie de déjà vu y aunque se esforzó por recordar algo, simplemente le fue imposible.

Kaworu dejó aquel edificio, levantó la mirada y observó hacia el balcón del décimo tercer piso, el cual pertenecía a la vivienda de los Ikari. Nadie nunca lo supo pero ya pasaron unos años desde que él salvó al pequeño Shinji de una muerte segura. El niño había salido al balcón cuando sus padres lo dejaron sin vigilancia por unos instantes.

Ni Yui ni Gendo Ikari se habían dado cuenta de que uno de los barrotes de seguridad del balcón se había aflojado y caído al vacío. Sin dimensionar la magnitud del peligro que aquello representaba, Shinji pasó fácilmente en ese espacio y al acercarse al borde, tuvo una sensación de vértigo y perdió el equilibrio.

Preso del susto, el niño ni siquiera pudo gritar y se precipitó desde esa altura. Nadie, ningún habitante del edificio, ningún transeúnte se percató de lo que había sucedido. Fue un suceso que ciertamente pudo acabar en tragedia y terribles lamentos tardíos.

Pero Shinji Ikari era un niño muy afortunado, desde el principio de su existencia en esta nueva vida humana, tuvo a su lado a un ser muy especial. Su ángel de la guarda. El mismo que lo cargó en sus brazos y lo libró de una temprana y horrible muerte. En ese entonces, Shinji tenía tres años y ese ángel que adquirió forma humana y adoptó el nombre de Kaworu lo había salvado.

-Me alegra verte de nuevo, Shinji. Esta vez las cosas serán muy diferentes pero estaré a tu lado.

---

Aunque Yui Ikari no lograra recordar nada, ella y Kaworu Nagisa sí se habían visto antes. Fue un día después del nacimiento de Shinji. Tanto ella como su esposo estaban muy preocupados; el bebé nació prematuro y todo parecía indicar que tenía una cardiopatía congénita. Su estado de salud era delicado y se encontraba en cuidados intensivos.

Yui se encontraba desesperada, el panorama para su bebé no era nada alentador. Fue entonces que un médico ingresó a la sala donde se encontraba ella recuperándose luego del parto. Se la podía ver llorosa y también angustiada. El doctor se acercó a ella y le ofreció un pañuelo para secar sus lágrimas.

La mujer alzó la mirada hacia el profesional y agradeció el gesto de amabilidad. Antes de que ella pudiera decir o preguntar cosa alguna, el otro le enseñó una sonrisa y con total seguridad hizo unas afirmaciones.

-Shinji estará bien. Solo confíe en él.

-Pero sus colegas le dijeron a mi esposo que la situación es bastante crítica y...--

-Conozco a Shinji mucho mejor que todos ellos -aseveró el médico dejando a Yui confundida con esas palabras tan extrañas, no entendía a qué se refería el hombre-

-¿Conoce a mi hijo?

-Así es. Y le aseguro que él quiere vivir. De hecho, él va a vivir. En un par de semanas, estarán en su casa y todo esto no habrá sido más que un momento difícil. No llore, señora Ikari.

-Disculpe, doctor...-- -calló aguardando que el otro le dijera su nombre, ya que ella no recordaba que ese hombre fuera parte de los que la atendieron antes-

-Nagisa.

-Disculpe, doctor Nagisa. ¿Es usted pediatra?

El médico asintió y sonrió antes de desearle a Yui un buen día y marcharse de la sala. Ella no volvió a ver a ese doctor pero sus palabras la llenaron de esperanza, por fin tenía la certeza de que su niño se pondría bien muy pronto.

---

-¡¡¡Feliz cumpleaños, Shinji!!!

Los aplausos vinieron justo después de que el pequeño Shinji soplara las velas que decoraban el hermoso pastel de chocolate y fresas que su niñero Kaworu preparó para él. El niño cumplía seis años y sus padres decidieron organizar un festejo en la casa, invitaron a algunos de sus amigos y celebraron en un ambiente festivo y alegre.

Kaworu se ofreció a ayudar a Yui con la decoración y se lució preparando un exquisito pastel, el cual fue muy halagado por los invitados ya que se veía delicioso. Todo estaba saliendo muy bien; el joven albino veía a Shinji feliz y sonriente, correteando y jugando por la casa con sus amiguitos.

-¡Kaworu! -gritó el pequeño y se acercó a abrazarlo- ¡Cárgame! No dejes que me atrapen los policías.

El muchacho sonrió y levantó a Shinji, lo alzó sobre sus hombros y antes de que pudiera moverse ya tenía a otros tres niños que le impedían caminar y le exigían que bajara a Shinji, asegurando que este era un ladrón y estaba escapando de ellos que eran policías.

-¡Baja de ahí, Shinji idiota! -gritó la pequeña y escandalosa pelirroja llamada Asuka-

-Asuka, las niñas bonitas no deben decir malas palabras -refirió Kaworu al escucharla-

-Pero ella es fea -replicó Shinji y se puso a reír, provocando que su niñero también sonriera al ver lo enojada que quedó la niña-

-¿Qué dijiste? ¡Voy a darte tu merecido ni bien estés abajo!

-Baja Shinji, no seas cobarde -añadió el travieso Touji enseñándole unas esposas de juguete-

-Todo está aquí grabado y tenemos pruebas para que vayas a la cárcel -inquirió el pequeño Kensuke, quien estaba filmando todo con el celular de su padre-

Toda el alboroto y la algarabía se disipó en cuando Gendo Ikari se acercó a ellos. Sin dudas, el hombre era intimidante y los niños no se atrevían a decir una palabra en su presencia. Todos quedaron viéndolos en silencio.

-Shinji, es hora de cortar el pastel -anunció su padre-

Entonces Kaworu lo bajó y Shinji corrió hacia la mesa, subió a una silla para poder alcanzar mejor y con la ayuda de su madre, se dispusieron a cortar el pastel. Claro que antes se hicieron algunas fotos.

-¡Espera, mamá! -dijo el niño antes de que Yui empezara-

-¿Qué pasa, Shinji?

-Antes de cortar el pastel, quiero hacerme una foto con Kaworu.

-Ah sí, desde luego.

Yui se volvió hacia el joven Nagisa y lo invitó a tomar su lugar para poder fotografiarlo en compañía de Shinji, posando frente al pastel en esa mesa perfectamente ornamentada y llena de golosinas.

Kaworu abrazó a Shinji y tanto Yui como Gendo les tomaron unas fotos juntos. Los demás niños se acoplaron después para un par de instantáneas aunque ya parecían impacientes por comerse el pastel de cumpleaños.

Aquel había sido el mejor cumpleaños que Shinji Ikari tuvo en su vida. O al menos, era el que mejor rememoraba como uno de sus más claros recuerdos de infancia. Ni él ni Yui supieron qué ocurrió con Kaworu pero ya no consiguieron ubicarlo en las siguientes vacaciones de verano, según Kyoko Sōryū, el chico viajó al exterior luego de haber obtenido una beca para estudiar música.

Años después, Shinji Ikari todavía recordaba con cariño a aquel chico que una vez fue su niñero, tanto así que guardaba celosamente las fotografías en las que salieron juntos disfrutando momentos de felicidad.

Al ver aquellas tomas, Shinji supo que en verdad fue un niño muy afortunado. Quizás algún día se volvería a reencontrar con ese joven albino de sonrisa amable llamado Kaworu. Ese había sido el deseo que pidió al apagar las velas en su siguiente cumpleaños y en todos los que vinieron después.

FIN


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