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Encrucijada. por NNK

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Capitulo XIII: Los Aihara,

 

Alejandro suspiro aburrido mientras escuchaba el programa que daban por televisión, estaba tan acostumbrado a estar en casa de Maximiliano, que llevar dos días en su casa le resultaba extraño y fuera de lugar. Extrañaba a Felipe y Renato, pero estos habían ido con Maximiliano al torneo de Karate de Renato, teniendo como consecuencia dos días libres, que había gastado, sentándose en el sillón frente a la televisión para ver las series que había dejado pendiente.

Y realmente se había entretenido las primeras cinco horas, pero luego de ese tiempo extraño las preguntas incómodas de Felipe, las bromas pesadas de Renato a Maximiliano y el cambio de humor de este ante ellas. Sonrió, deteniendo la reproducción de video cuando escucho que le llegaba un mensaje a su teléfono, su rostro se alegró al ver que era un mensaje de Renato, mostrando una foto con una medalla del torneó.

Giró su cabeza cuando escucho que se abría la puerta, viendo aparecer a su hermano Esteban junto a uno de sus compañeros.

—Todavía estás sentada en el sillón viendo series ¿Es que aún echas de menos a los Aihara?—preguntó, dejando las bolsas del mercado en la mesa.

—Sí, porque quiero disfrutar las series que deje pendiente y bien poco te debe importar si los extraño o no—dijo a la defensiva, sonrojándose al ver que el compañero de su hermano se reía.

—No hace falta que me lo digas, se nota en la cara que los extrañas mucho—comentó con un tono burlón.

— ¿Los Aihara? Hace unos años conocí a una familia con ese apellido, pero no creo que sean los mismos—habló con duda, mientras mostraba un semblante pensativo.

—Creo que tengo una foto de ellos, algo me dice que son los mismos—anunció Alejandro con una sonrisa, mientras buscaba una foto en su celular—Mira son ellos, es una foto que sacamos en los recreativos.

Alejandro mostró su celular al compañero de su hermano, Demian. Este observo en silencio y sonrió al reconocer a los tres hermanos. Habían pasado cuatro años desde la última vez que había visto a un miembro de esa familia, pero reconocería a Renato donde sea.

—Son los mismos, nunca olvidaría al trabajólico de Maximiliano, ni a Renato era adicto a entrenar Karate para entrar en los torneos y las preguntas incómodas de Felipe, pero el más extraño era su padre. En realidad, todos en esa familia son bastante peligrosos—comentó Demian con una sonrisa orgullosa que ocasionó en Alejandro una molestia que le dieron ganas de matar a Demian.

—Es mejor que expliques ese comentario—dijo Alejandro con un tono molesto, mientras miraba a Demian con desconfianza.

Esteban miró de mala manera a su compañero, ante el rostro enojado de su hermano. Sabía que debía ayudar, pero esta era de armas tomar y no quería arriesgarse a ser comido, por el carácter medio agresivo de este. Así que por esta vez y en esta jugada estaba completamente solo.

—Conocí a Renato cuando estaba de entrenador en un hogar de menores, hace unos diez o nueve años. Su padre según recuerdo se llama Guillermo Aihara, es un agente del FBI, los dejaba en el hogar cada vez que viajaba fuera de la ciudad. Me llamaron la atención los tres porque eran los únicos niños que estaban en exámenes libres—comentó con una sonrisa—Cada uno era especial y misterioso, había un rumor que decía que ese no era su verdadero nombre y que Guillermo no era su padre. Pero ellos nunca hablaron sobre ese tema y tampoco sobre su pasado.

— ¿Y la madre de ellos?—preguntó intrigado Alejandro.

—No lo sé, la última vez que vi a Maximiliano fue una semana antes de que viajará a esta ciudad, al mismo tiempo Renato comenzo a viajar a los torneos de Karate y Felipe empezó a quedarse más seguido en el hogar. Lo último que se rumoreaba era que su padre había sido transferido y que por esa razón, Felipe se quedó en el hogar de menores—terminó de contar Demian, un poco nervioso ante la mirada molesta de su compañero.

— ¿Utilizaste solo rumores sin fundamentos para hablar mal de un adulto y dos niños?—comentó Esteban molesto.

—No quise hablar mal de ellos, solo les dije lo que se escuchaba de ellos en la otra ciudad—contestó a su defensa.

— ¿Podrías conseguir el número telefónico de ese Guillermo Aihara?—preguntó Alejandro, sorprendiendo a su hermano y amigo.

—Alejandro, por favor. No creas en las mentiras de este otro—pidió Esteban, incrédulo.

—No estoy creyendo nada, pero me gustaría tener el número por si acaso—comentó, mirando a Demian—¿Podrías conseguírmelo?—insistió.

Demian observo a Esteban y luego a su hermano, un poco sorprendido de la petición de Alejandro, sonrió un poco incómodo.

—Sí, claro, trataré—contestó con preocupación—Una vez tenga la información te la enviaré con Esteban.

Alejandro sonrió y se fue a su cuarto, le resultaba un poco incómodo y sentía un poco de pena, al conocer parte del pasado de Maximiliano de boca ajena, hubiera deseado mil veces enterarse por él mismo. Pero, era imposible para ella hacer hablar a Maximiliano, Renato y Felipe y siendo sincera, aún no podía recuperarse del hecho de que Maximiliano tenía dos primos menores que necesitaban ayuda inmediata. Él no se hubiera negado a prestar su ayuda.

—Alejandro ¿Estás bien?—preguntó Esteban golpeando la puerta, luego de un par de horas— ¿Puedo pasar?

—Si…murmuró, viendo a su hermano menor entrar y sentarse a su lado.

—No te escondas en el cuarto, se que lo que dijo Demian te afectó un poco—comentó Esteban, preocupado.

—Lo sigo queriendo de alguna manera, es solo que desde la llegada de los chicos, se me hace tan conocido y desconocido, que me confunde—se sinceró con una sonrisa apenada.

—Eso es normal, viste a un Maximiliano trabajador y que siempre se preocupaba solo de ti, pero ahora estás viendo al mismo trabajador, pero que también está luchando por mantener a dos niños cómodos y felices. Solo es un cambio de faceta—hizo entender Esteban—Se que te preocupa su pasado, pero créeme, si Maximiliano no quiso decirlo, sus razones tuvo y no puedes forzarlo a que te cuente algo que tal vez para él sea delicado.

—Siempre pienso que es un tema delicado de tratar, por ello, no intentó presionarlo. Pero, se siente feo enterarse por terceros de la vida de esa familia—se sinceró con una sonrisa.

—Eso puede ser muy cierto, pero no dejes que los comentarios de Demian te afecten, en el trato de esa familia—advirtió Esteban con una sonrisa—Felipe y Renato son chicos buenos con un pasado misterioso, pero que día a día luchan por salir adelante, que no se te olvide.

—Lo sé, esa es la característica general de los tres y me gusta mucho, porque todos los días me demuestran que pueden llegar más lejos de lo que pueden proponerse—habló con orgullo.

Porque me importaba cuanto tiempo llevara trabajando en esa casa, esos tres poco a poco y día con día le demostraban que no interesaba el problema que tuviera, si estaban los tres juntos, nada podría derribarlos, tal vez si lastimarlos, pero jamás rendirse. Porque sabía que esos tres eran sobrevivientes de un misterio que tal vez, nunca sepa.

Notas finales:

Gracias a todos por llegar hasta aqui. Nos vemos en la siguiente publicación


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